Mi primera paja, a los 8 años
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Drakodian.
Desde pequeños, por lo menos en mi cultura, siempre nos enseñan que no debemos andar por ahí tocándonos los genitales a través de la ropa, aunque la experiencia sea gratificante, cuando uno es pequeño las mamás nos dicen:
-¡¡Niño deja de tocarte ahí!!
Pero los niños y niñas entre los 6 a 9 años más o menos están en lo mejor de explorar su cuerpo y experimentar las diversas sensaciones de tocar más allá del límite que la ropa proporciona. Recuerdo que a los 6 años mamá se acompaño con mi padrastro a quien quiero y respeto hasta hoy, el siempre fue atento y dedicado a mí y mis herman@s y cada año a finales del verano, que en esta latitud es entre marzo y abril, nos llevaba a la playa, disfrutaba mucho eso viajes pues era muy divertido.
En el verano del 98 yo tenía 8 años de edad, ese año que fuimos a la playa recuerdo que estaba muy llena puesto que fuimos los últimos días de la temporada habían muchos chicos por ahí en bañadores y ropa interior, pero era aun muy chico e inocente para mirarlos con morbo, mi afán en ese entonces era divertirme y jugar en la playa. El día transcurrió sin novedad, pero en la tarde cuando nos disponíamos a cambiarnos para regresar a la ciudad, yo no quería Salir de la piscina, por lo que todos se cambiaron y yo aun andaba por ahí mojado y lleno de arena. Mamá me obligo a cambiarme y me dijo:
-Ve a cambiarte, ya es tarde, sino te dejamos aquí…
Yo tome mi ropa seca y la toalla, y corrí hacia los desvestidores, cuando entre pensé que estaría lleno pero, pero no solo había otro chico de unos 13 años sentado secándose los pies, ya se había vestido y se disponía a ponerse sus calcetines. Yo camine hacia la banca vacía cerca de unos espejos y comencé a secarme, pero escuche risas que venían de uno de los cubículos cerrados, y curioseé con la mirada y vi salir a un par de chicos, altos morenos quizá de más de 20 años y wow para mi sorpresa estaban totalmente desnudos y tenían unas latas de cerveza en sus manos, para ese entonces nunca había visto a un hombre desnudo, la única verga que conocía era la mía. Los chicos caminaron hacia las duchas, pusieron las cervezas en la banca y se ducharon mientras hablaban, eran surfers y uno de ellos tenía un tatuaje en el brazo izquierdo, eran delgados y con los pelos parados. Yo no podía evitar verlos, su desnudes era algo que me abrumaba, estaba en shock jamás había visto la desnudes de alguien más en especial la de un hombre.
Cuando terminaron de ducharse se quedaron ahí y seguían hablando solo se sacudían el agua de sus cuerpos con las manos, cuando los recuerdo no dejo de sentir morbo, eran morenos con cuerpos muy delgados pero definidos, uno de ellos tenía bellos en el pecho muy cortitos y el otro lampiño de todos lados excepto de su entrepierna. El peludito tenía en la entrepierna una verga algo larga y delgada colgaba y se movía bastante cuando él hablaba o se reía por lo que le decía su compañero y estaba rodeada de una cantidad de vello que casi la tapaba, en cambio el lampiño se cargaba una verga corta pero más gruesa y no tenía mucho vello alrededor (a mi ambas me parecieron enormes en ese momento puesto que solo comparaba el tamaño con la mía que en ese entonces no media más de 10 cuando estaba erecta). Los chicos se tocaban sus vergas mientras se sacudían las gotas de agua que tenían en la piel, yo reaccione y me dije –debo dejar de verlos porque pensaran que los estoy viendo mucho- así que continúe secándome y cambiándome, pero no podía evitar verlos de reojo, me cambiaba lo más lento posible ya que por alguna razón me intrigaba mucho verlos desnudos, de repente caminaron hacia la banca donde estaba yo ya que frente a ella estaban los espejos y el lampiño se metió al cubículo donde estaban y saco la ropa y comenzó a vestirse, cuando vi por el espejo note que la verga del peludo se había hecho más grande y estaba como parada, y vi como él la tomo con su mano derecha y la levanto y dejo ver sus huevos que estaban cubiertos de mucho vello y le pregunto su amigo:
– ¿No está mal? Verdad
A lo que el lampiño le contesto: – Deja de joderte la pija, vístete hay que caminar mucho hasta la otra playa, apresúrate-
Ambos se vistieron con unos bermudas de surfer que les quedan bien pegadas, pero notaba que el peludo no dejaba de meterse la mano en su entrepierna, se sobaba y sacaba la mano de su ropa, hacia esto de tanto en tanto, hasta que salieron del desvestidor y jamás los volví a ver. Yo me termine de cambiar y salí. Todo el viaje de regreso a casa las imágenes de esos chicos no se me borraban de la mente, de hecho pase semanas pensando en eso.
Lo interesante de toda esta experiencia era que esa actitud del surfer peludo de meterse la mano al bulto y sobarse, me intrigaba, pero yo siempre he sido muy curioso e inquisitivo, las preguntas me rondaban la cabeza ¿Por qué la verga de ellos era tan grande? ¿Se me hará así de grande a mí cuando crezca? ¿De dónde les salió tanto pelo ahí? ¿Por qué parecía que le crecía?
Pasaron tres semanas o casi un mes, no recuerdo bien, pero pues decidí preguntarle a alguien que siempre que le preguntaba me contestaba y rara vez me dijo mentiras, mi padrastro. Recuerdo que esa tarde estábamos solos los dos, hacía calor así que ambos estábamos sin camisa solo con shorts, veíamos una película, y pues aproveché que estábamos solos, aunque no encontraba la forma de preguntarle, pues no quería decirle que vi a dos chicos más grandes desnudos. Pero luego decidí hacer pasar por curioso y le pregunte:
– Papá, y tu también tienes lo mismo que yo aquí- y señale a su bulto que sobre salía de su entrepierna.
Vacilo un momento en contestar y me dijo – Si porque ambos somos chicos, los dos tenemos pene ¿Tu mamá no te había dicho eso? Me pregunto.
-Mmm no, nunca se lo he preguntado- le conteste. Vi que podía preguntarle y el no se molestaría, así que le pregunte – ¿Y es igual que la mía? porque la mía es pequeña-
Mi padrastro se acomodo sentándose sobre la cama y me dijo:
-La mía es más grande porque soy más grande pero cuando tú crezcas también será grande la tuya.
Mi curiosidad de repente se lleno de una sensación de morbo, sentía un cosquilleo por mi cuerpo cuando mi padrastro, a quien yo le digo papá, me decía todo eso, quería saber más, que me dijera mas y si, también quería que me la mostrara. Por lo que le pregunte:
-¿Y se hace bien grande?
Mi padrastro se rio y note que se sonrojo y me dijo -¿Por qué tanta curiosidad sobre esto?- Cuando dijo eso me sentí avergonzado y agache la cabeza, el me puso la mano sobre mi hombro y me dijo:
– Ven vamos a ducharnos juntos.
Ambos fuimos a la ducha el trajo una toalla, y me dijo -a ver quítate el short- a lo que yo accedí y me quede desnudito, el también se quito la ropa y se quedo en slips, y se metió a la ducha conmigo. Nos mojamos y enjabonamos, me puso shampoo y me lavo el cabello y el hizo lo mismo. Creo que sentía él sentía extraño hacer eso por eso no se quito la ropa interior y se estaba duchando con ella puesta. Luego me dijo:
– Quiero ver ¿cómo te lavas ahí? – Yo le mostré me aplique jabón en mi pene, y luego lo lave. El se agacho y se puso en cuclillas, tomo mi pene con su mano y me dijo:
– Cuando te laves aquí debes hacer hacia atrás esto (refiriéndose al prepucio)- el se puso jabón en la mano y lo hizo luego me lavo. Eso que hizo se sintió bien, pensé.
Finalmente el se levanto y se quito su slip, el quedo de espaldas hacia mí, tomo el jabón y se aplico en la entrepierna, mi curiosidad llego a mil, me moví un poco y el dio un paso adelante para lavarse en la regadera. Luego retrocedió y se dio vuelta, al hacerlo expuso frente a mí su gran pene, estaba flácido, pero era grande, mucho más que el de los chicos surfers y también tenía vellos, me mostro como retraer el prepucio y asentí con la cabeza.
-Bien, salgamos hay que secarnos- dijo mientras cerraba el grifo de la regadera. Y no pude evitar preguntarle:
– Papá ¿porque tienes pelos en tu pene?
– Cuando crezcas también te saldrán a ti- me dijo.
Note que mientras se secaba el pasaba la toalla por su pene y sus huevos que también estaban peludos como los del surfista, y también note que su verga se paró un poco y se puso solo un poco más gruesa, quise preguntarle al respecto, pero sentí que ya era demasiado por un día.
Esa noche, nuevas preguntas rondaban mi mente, la principal era si a mí también me crecía un poquito a veces, cuando quería hacer pipi y me aguantaba, pensé –si me la toco cuando me este aguantando quizá crezca así de grande como la de papá y la de los surfistas- Es aquí cuando se pone lo bueno (sé que los hice esperar pero, quería que supieran las circunstancias por las cuales llegue a esto).
Cuando ya eran pasadas las 10:00pm de esa noche, me había quedado dormido, pero me desperté porque tenía deseos de ir al baño a hacer pipi, note que mi verga estaba algo paradita, y recordé la idea que había tenido. Con temor me baje la pijama hasta la rodilla y me quede en slips, despacio comencé a tocarme el bulto por encima del slip, no pasaba nada, la verga seguía del mismo tamaño y lo único que crecía eran mis ganas de orinar. Entonces recordé al surfista peludo que se metía la mano y se tocaba la verga, entonces me puse de pie y me dispuse a hacerlo.
Metí mi manita en mi slip y me toque la verga y mis huevitos, la experiencia fue magnífica y extraña a la vez, sentía algo raro, era algo que se sentía extraño porque podía poner todo mi paquete entre mi mano y la sensación helada de mi mano contrastaba con la de mi bulto que por estar siempre resguardado en la entrepierna estaba calientito. Entonces me comencé a sobar despacito el bulto, y la sensación fue aun más grata, a medida lo hacía, las ganas de orinar desaparecían, sentía también sobarme el bulto, estuve así por un rato largo sobándome, sentía un cosquilleo en mis huevitos y en el perineo (entre mi ano y mis testículos) en ese momento solo podía comparar esa sensación como una extraña picazón por dentro que se saciaba cuando me acariciaba el bulto, mi mente fue invadida por la imagen de aquellos chicos surfistas desnudos con sus vergas y pensaba quiero tenerla así de grande algún día. Note que mi verga estaba más durita como nunca antes la había sentido.
Hice eso por un rato, y comencé a sentir la necesidad de sobarme más rápido, el slip me incomodaba así que lo baje, hasta mis tobillos junto con mi pijama, y claro la tarea de sobar se hizo mas cómoda, aumente la velocidad y me pene se había puesto durito pero aun podía medio doblarlo para cubrirlo con mi mano, me frotaba más rápido, hasta que sentí la necesidad de ponerme en cuclillas, al hacerlo la sensación de cosquilleo se volvió más grata, se sentía tan bien, tenía mucho miedo pues jamás había hecho algo así, pero no podía detenerme la sensación era demasiado satisfactoria para hacerlo. De repente algo dentro de mi hizo que me arqueara un poco hacia atrás, mis talones se levantaron y me quede apoyado solo con las puntas de los pies y experimente una sensación como nunca la había sentido, era como un enorme chispazo de energía que recorría des de mis huevitos pasando por mi culito y subiendo por mi espalda, se me erizo la piel, pude sentir como el esfínter de mi ano se contrajo y abrí mi boca de la cual solo salió un ahogado gemido. Y así como todo eso llego un segundo más tarde, puf! Todo se había desvanecido pero no pude sostenerme y me tire al suelo. Sentía como si el cuerpo me pesara y me asuste mucho.
Un par de minutos luego de eso, volví en sí, me levante del piso preguntándome que había sucedido, quizá un sueño, o fue real. Aun tenía mi ropa interior y mi pijama en mis tobillos y me mire la verga, estaba como un poco hinchada y con la cabecita roja como tomate, me asuste, me subí el slip y la pijama y me tire en la cama.
Sin saberlo me había pajeado por primera vez, después de esa vez me volví loco, cada vez que tenía la oportunidad repetía la acción y me sentía tan bien, lo hacía muchas veces en la semana, y así lo hice hasta los 13 años cuando me pegue el susto de mi vida cuando en una de esas sesiones acompañado de la sensación de placer broto un chorro de leche blanca y espesa, pero esa será otra historia.
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