Pajote en compañía
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
He estado mirando varios relatos… y me animo a poner el mío.
Lo que voy a contar es real, y ocurrió hace ya unos cuantos años, en verano, cuando estábamos recién acabado el colegio (en el mes de junio). Entonces tenía 15 años y era… bueno, era un pajero normalito, ni mucho ni poco… como cualquier adolescente. Me había hecho pajas en público con compañeros de clase, pero en el cine del cole a oscuras… no como otros compañeros que lo hacían en clase a la vista de cualquiera (jaja). Así que… un poco de pudor tengo, aunque si estoy caliente, lo puedo perder (ahora pienso que guarros éramos cuando echábamos la leche en el suelo del cine o directamente en el respaldo del asiento de delante, jeje. Me da morbo pensar en eso porque ahora no me pajearía en un cine ni de coña. Cosas de adolescentes)
Volviendo al relato, resulta que en el barrio hay grupitos de chicos que se agrupan por su edad… pero que nos conocemos todos. A mí y a un amigo mío ya nos pillaron unos chicos meando con la circunstancia de que mi amigo tenía la polla morcillona, y se dio un “par de masajes” (solo eso), pero que fue la comidilla del grupito de chicos más jóvenes que nos vieron y que se partían de risa (risa nerviosa, no porque la tuviera pequeña). Nos encaramos con ellos diciéndoles que si nos querían chupar la polla… y la cosa quedó ahí con risas y nada más.
Esa noche, mi hermano pequeño, de 10 años, que estaba en el grupito mirón, me preguntó “cosas” acerca de la polla de mi amigo, su tamaño… si mi polla también era así de gorda… Le vi con interés, jeje. “Ya os lo explico algún día”, jeje, le comenté, riéndome del interés que tomó mi hermano por “cosas de mayores”. Lo que pasa es que, varios días después, ya eran varios del grupito de chicos que decían que mi hermano les había dicho que yo les iba a enseñar la polla (yo pensé que menudo cotilla era…)… y, no me gustaba mucho la idea, de que mi hermano se hubiera ido de la boca y ahora varios chicos quisieran verme mis partes. En fin…, como varios días después insistían, me lancé, aproveché la ocasión y les dije que me verían la polla, pero que me tendrían que hacer una paja. “¡Vale!”, dijeron con muchas ganas (me imagino que esas ganas serían de ver cosas prohibidas, o cosas de mayores vedadas para ellos).
Ya les había dado mi palabra de enseñarles mi polla, y ellos me prometieron pajearme… pero yo elegiría el sitio… que, menudo panorama si nos pillaran. Ya está, en el descampado “tal”, a tal hora… y, a tal hora, allí nos fuimos, con la sorpresa de que había más gente que el pequeño grupo de chicos. Se había apuntado (alguien se habría chivado) también mi hermana de 12 años y dos de sus amigas y, entre estas y los otros más alguno más, serían unos 7 chicos y chicas que me seguían al descampado. Yo le eché una pequeña bronca a mi hermana diciéndola que quién se lo había dicho (lo de la paja en el descampado). De nada sirvió, así que allí estaban todos.
¿Y cómo empiezo, y qué hago yo? fue lo que pensé… pero veía a los chicos (de 10 años, como mi hermano) tan sonrientes y con tantas ganas (las chicas también, pero como más sabidillas), que le agarre la mano a uno y me la puse en la entrepierna (todavía sin bajar los pantalones). El se dejaba y yo me calentaba un poco frotándome con su mano. Entonces, ya empecé a desabrocharme el pantalón y empecé a bajar un poco la ropa interior para enseñar los pelos del pubis. Ahhh, Ohhh (jajaja). Salieron susurros de admiración en los pequeños al ver esa zona tan peluda. Nunca habían estado tan cerca de un vello púbico (seguro que lo habrían visto en fotos… pero en vivo era una novedad). La verdad es que tenía a un público bastante entregado, jeje. Me bajé los shorts y me quedé en gayumbos, con la polla no tiesa, pero sí morcillona, que iba creciendo por momentos. Pregunté si había alguien que quería tocarla primero… y como todos dijeron que sí, pues elegí al mismo de antes, que lo tenía más cerca. Zas, me bajé los gayumbos de golpe y ahora fueron muchos más las expresiones de admiración. Jajaja, parecía que no habían visto otra cosa en la vida. Dije la típica pregunta: “¿os gusta?”. Siiiiiii. “Agarrame la polla”, le dije al chico, que lo hizo, la agarro y se quedó quieto, como ilusionado y emocionado. “Está caliente”, dijo… Yo le expliqué como pajearme: agarré su mano y su mano a mi polla, y bajaba y subía su mano por mi polla. Así mi polla tuvo ya una erección completa, con el glande visible y brillante del que no quitaban ojo ninguno. A mí me gustaba que les gustase y eso hacía que la polla estuviese durísima y muy caliente. Después de un rato, le dejé al chico solo que siguiera haciéndome la paja como yo le había dicho. Zas, zas, zas… así un rato, hasta que el resto del grupo pedía su parte. Jajaja, todos estaban ahí esperando para pajearme!!!.
Cada uno fue pajeándome, primero el grupito de chicos de 10 años, entre los que estaba mi hermano, que, al igual que el resto, con cara de emoción, agarró mi polla y zas, zas, zas, siguió con la paja. El tenía más confianza conmigo (claro), y me decía “que grande y que dura” (obviedades, jaja), “tienes los huevos muy gordos”, etc… Lógico, porque el no tenía nada todavía, jaja. A mi me dio un poquito de reparo que me pillaran mi hermano y mi hermana…. pero, como ya me había lanzado y estaba muy caliente, pues …., no podía decir que no. A mi hermano le gustó mucho tocármela… así que, perfecto. Cuando acabaron los chicos, empezaron las chicas, que ponían gestitos de putita (morderse los labios. Bueno, era solo una, pero me excitaba verla) que no sé si lo hacían a propósito o es que les salía natural. Las otras dos (una de ellas, mi hermana), se reían de los nervios… pero pajeaban muy bien.
Tras un rato, mis huevos apretaban la leche….jeje, o sea, que ya iba a correrme. Hacía lo posible por aguantarme, pero, cuando llega la leche y en ese estado tan excitado, pues cuesta pararla. Les dije que iba a correrme y a salir la leche, y todos se acercaron todavía más. Elegí a una chica para que me pajeara mientras me corría y… zas, zas, zas, zas….. FLASH, primer corridón que pasó de largo, pero al segundo le dio a la chica en la ropa… el tercero me corté y me desvié un poco para no ducharla en semen, que le corría por la mano. Cuando acabé, con mi polla a 100, la limpié en la zona donde le había caído semen, y me limpié yo también tras un rato en que mi polla seguía vomitando leche a borbotones.
Me quedé muy a gusto, y mis espectadores estaban completamente excitados y encantados de ver el espectáculo “de mayores” . Me vestí y nos fuimos. Les dije que no dijeran nada… que no me gustaba nada la idea de que se enterara alguien de eso (en total creo que serían unos 7, entre chicos y chicas)
Ese día me dio vergüenza preguntar algo sobre el “evento” a mi hermano de 10 años y a mi hermana de 12, espectadores y participantes del pajote… pero al día siguiente les dije que qué les había parecido. Como les gustó, yo les propuse que, si querían, yo estaba dispuesto a otro pajote y mi polla sería suya si ellos querían. Y así pasó durante ese verano, que, unas veces mi hermano, y otras mi hermana, me hicieron algunas pajas que me hicieron levitar del gusto. Pero esa es otra historia que quizá cuente por aquí (mi hermano no, pero mi hermana un día me dio una chupadita a una sugerencia mía. A ver si cuento esa historia otro día).
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