Placer solitario
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por ragnarov.
Todas las ocasiones en las que estoy solo, aprovecho para darme el placer que mi pareja no puede darme, mi esposa no tiene deseos sexuales.
Soy un hombre de 45 años, casado, vivo con mi pareja, pero en cuestiones sexuales el tema esta mas frío que la nevera de mi refrigerador, por mucho tiempo me atormentaba pues no buscaba como satisfacer los deseos que todo hombre tiene, así que me refugie en la masturbación; aprovecho cada momento para darme placer, hay días que lo hago hasta cinco veces, para mi ya es algo común satisfacer mis deseos de este modo.
Me desnudo, enciendo mi computadora y visito todas las paginas porno que conozco, me gusta afeitarme los genitales, sentir la piel suave y tersa de mi escroto, el calor de éste, bajar y subir la piel de mi pene, sentirlo caliente, y jugar con las gotas de liquido pre seminal que poco a poco van saliendo de el, me gusta mucho leer los relatos que aquí publican, en ocasiones fantaseo con la idea de que soy el protagonista de algún relato erótico.
Me acaricio el pene, lento a un ritmo suave, en ocasiones también, me masturbo imaginando que mi esposa es la amante de algún desconocido, la imagino arrodillada haciéndole sexo oral a un hombre maduro, gordo, con una verga gruesa y velluda, imagino que este hombre que la rebasa en altura y edad, le va diciendo que hacer, imagino como la penetra, como la acuesta boca abajo y presiona con el peso de su cuerpo penetrándola por la vagina, mientras ella esta imposibilitada de moverse por el peso de este desconocido; yo estoy ahí, observo desde un rincón a oscuras mientras me masturbo, es excitante la sensación que experimento, ella es delgada de piel clara y cabello lacio y negro, el la toma del pelo suavemente y noto como introduce todo su pene en su estrecha y depilada vagina, están así por un buen rato, hasta que el hombre saca su verga, me llama y ambos nos masturbamos hasta dejar caer nuestro semen caliente en las nalgas de mi esposa, luego el con su miembro esparce todo el semen por sus blancas y redondas nalgas y así empapadas de semen la nalguea, al escuchar sus gemidos se le vuelve a poner la verga dura y ahora le unta lubricante y la penetra por el ano, ella suspira y gime de placer y dolor, el extraño esta trabajando en su ano, no mete mas que su morado glande pues no quiere lastimarla, desea un día poder penetrarla completamente pero por ahora, solo le mete la gorda cabeza de su pene.
En esta parte tengo un orgasmo tremendo y termino bañando mi estomago con mi caliente semen; ésta es una de tantas maneras que utilizo para masturbarme a diario, ya les compartiré otros secretos.
Muy bueno, tenéis una gran imaginación, continua asi