Recuerdos de la adolescencia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por vierno.
Después de leer varios relatos en esta web, me he decidido a registrarme y contar mis sucedidos.
Este relato que me pasó lo pongo en masturbación masculina, y es un sucedido que me ocurrió hace unos 20 años, cuando éramos adolescentes y empezábamos a tener al alcance pelis porno.
Era por los años 90 y yo y mis amigos teníamos en torno a 15 años (no me acuerdo el año, pero sería en torno al 95 o por ahí. O sea, hace unos 20 años, más o menos). En España, había un canal de televisión que emitía una peli porno las noches de los viernes (esta aclaración para los que no sean españoles y no lo sepan), el “canal +”, o canal plus, que sigue existiendo todavía. Pero entonces ese canal se podía sintonizar en todas las televisiones, y ciertas películas tenían que tener un descodificador de pago para que se pudieran ver. Sin ese descodificador, la película era una sucesión de rayas que se veía muy mal…, aunque algo se entreveía (los primeros planos de la peli porno, algo se vislumbraba, jeje). Pero el caso es que yo tenía un amigo que sus padres iban a contratar el canal + para ver pelis y partidos de fútbol de pago.
Le decíamos a este chico que “a ver que iba a hacer la noche de los viernes”, jeje, y nos reíamos porque todos sabíamos que era cuando emitían la peli porno en el canal +. Decir que a esa edad (en torno a los 15 años) habíamos visto fotos porno en alguna revista manoseada (todavía no era el tiempo de internet), pero pelis porno nunca las habíamos visto… Ya, tras varias semanas con el canal + contratado por los padres de este chico, y cuando nos comentaba éste las escenas guarras que había visto, el resto del grupo soltamos como lastimeros que a ver si nos podía grabar alguna peli de esas en vídeo. Hubo risitas…, pero el chico se lo tomó en serio y nos dijo que lo intentaría. La película la ponían de madrugada y bastaba con dejar programado el vídeo y recoger la cinta la mañana siguiente
Ilusionado, el lunes siguiente este chico nos dijo que tenía la cinta de vídeo con la peli porno del canal + grabada… Risas y emoción: nuestra cara (la del resto del grupito) se iluminó y empezamos a pedirle la cinta para verla en nuestras respectivas casas. Pero dijo este chico que la tarde del día siguiente estaba solo en casa, y que fuéramos a su casa a verla. Bueno…
Yo preferiría verla solo en mi casa…, pero el grupo es el grupo. Y ahí que el día que estaba la casa vacía fuimos los cuatro por la tarde a la casa. Yo estaba nerviosillo, jeje, y supongo que el resto del grupo también lo estaba. El chico anfitrión buscó la cinta en su habitación y la trajo al salón donde estaba el reproductor de vídeo y la televisión. La puso y… parecía que habíamos comido lengua porque no parábamos de hablar, cosa lógica porque estábamos un poco nerviosos. El chico dueño de la cinta, que ya la había visto, nos iba adelantando las escenas (“mira ahora que tía… que tetorras tiene”… Y a la tía de la peli la quitaban la ropa y aparecían dos tetazas que nos abrían la boca del pasmo). Ya ni me acuerdo de qué iba la peli…, porque las pelis porno, lo de menos es el argumento.
Después de un breve diálogo, empiezan a comerse a besos y a quitarse la ropa para follar… Casi todas las pelis porno son similares. El caso es que, era la primera vez que los 3 que no teníamos canal +, veíamos una peli porno, con sus coños, sus pollas, y sus folleteos. Como era de esperar, nuestra entrepierna se fue calentando y así lo advertíamos: (“joder, cómo se me ha puesto la polla” o “la tengo a reventar”). Después de un rato viendo folleteos con tías muy buenas, folladas por todos sus agujeros, ya uno del grupo dijo: – “yo no aguanto”…; y se empezó a sobar la polla encima del pantalón. Yo miraba y es cierto que tenía un bulto prominente en el pantalón. Se podría decir que estábamos todos igual. Y dijo: -“Nos hacemos unas pajas. Venga, ¿quién se atreve?”
Yo no me atrevía. No. Será que soy más tímido que ellos o más pudoroso. En los vestuarios del colegio nunca me han visto desnudo porque suelo ponerme la ropa interior antes de salir de la ducha. Pero otros no son tan pudorosos… Eso va según cada persona. Y, volviendo a la peli del canal +, la pregunta a quien se atrevía flotó durante unos segundos. Otro respondió: – “mmm, no sé. ¿Todos?”. – “Sí, venga, todos. Todos estamos calientes, ¿no?”.
Y, sí, todos estábamos calientes, pero a mí no me gusta pajearme en público… Así lo hice notar al grupito que ya estaba preparándose para bajarse la cremallera del pantalón que tanto apretaba. – “Pues quien no se pajee ahora, que nos pajee al resto”.
No contaba con eso, pero aun así prefería pajear al resto del grupo que sacarme la polla y pajearme con ellos. Estaba bastante nervioso, tanto por la película como por quedarme al margen del grupo como un mojigato. Y la salida que me dieron de pajear al resto, me la pensé durante unos segundos y no me planteó rechazo pues yo ya sabía pajear un pene ajeno. Ya le había pajeado a mi hermano mayor cuando yo era pequeño (ese relato lo contaré cuando vea publicado este) así que no era un novato en tocar pollas o chuparlas (a mi hermano se lo hice varios años antes). Así que, les dije que prefería pajearles… y el grupito se extrañó de mi timidez…, pero cambiaba un poco las cosas: una mano ajena (y una boca después) les iba a pajear mientras veían una peli porno. ¡Vale!
Una vez decidido que yo no me bajaba la cremallera del pantalón, empezaron los otros tres a hacerlo. Yo estaba nervioso cuando vi que empezaron a aflorar unos penes grandes, tiesos, llenos de venas y bastante anchos. Con 15 o 16 años el aparato reproductor ya no era infantil, sino adulto. Una vez que se hicieron varios comentarios sobre el tamaño de sus penes y lo tiesos que estaban, me dijeron: – “Ven pa acá. Agárrame la polla”. Y ahí que fui. Agarré una polla que no era la mía y que hacía muchos años que no tocaba polla ajena. La noté caliente y dura. Empecé a subir mi mano y bajar mientras mi amigo me miraba como lo hacía. Sube y baja, sube y baja…, y tras un rato, se empezaron a acercar los otros dos, que también querían su ración de paja. A dos manos fui pajeando a dos…, y luego cambiaba la mano y pajeaba al tercero. Yo tenía mi polla a tope, pero ahí seguía encerrada bajo el pantalón y la ropa interior. Tras unos minutos, me agacho y me dedico en exclusiva a un amigo a pajearle, mientras acerco mi cara a su glande. Slummm, le doy un lametón y me dice: – “muy bien, sigue, sigue”. Vaya, jeje, le gustó que le lamiese el glande. Ahora me metía la cabeza de su polla en mi boca y empezaba a chupársela.
Como dije antes, no era la primera vez que lo hacía, pues lo había hecho hacía varios años a mi hermano. Ya sabía a qué olían las pollas y a qué sabía el semen, así que no me importó chupar la polla del chico, cuyos compañeros, cuando vieron que yo empezaba a chupar su polla, también pidieron felación para ellos. Y así estaba yo, pajeando a dos mientras chupaba al tercero…, y cambiando de persona, cambiaba de polla en la boca. Los chicos estaban entusiasmados y yo ya les había advertido que no me echasen el semen en la cara como en la peli, que me avisaran que yo me lo bebía todo, pero nada de ducharme en semen.
Y así fue, tras chupar pollas y huevos (al final se habían quitado pantalones y gayumbos), y les empezaba a palpitar la polla como previa a la eyaculación, me iban avisando y yo empezaba a chupar su pollón…, hasta que empezaba la eyaculación y la leche espesa y caliente me entraba en la boca y me la tragaba acto seguido. No es un sabor bueno, pero tampoco es desagradable, y más si ya la había probado otras veces (incluso la leche mía propia). Empezó uno…, al rato, otro me trajo su polla a mi boca para echar la leche, y al final el tercero. Les chupaba la polla y se la dejaba limpita y sin rastro de leche. Ufff, acabaron exhaustos, mientras que yo seguía con la polla tiesa y bastante nerviosito. Luego comentamos lo sucedido entre risas, advirtiendo que yo me haría la paja en mi casa y solo solo, jeje.
Como fue un éxito la jornada peliculera, la repetimos varias veces. No todas las semanas, pues tenía que estar la casa vacía para que pudiéramos hacer lo mismo. Más o menos, una vez al mes o por ahí, el chico dueño de la cinta del canal + concertaba una sesión vespertina, y ahí que íbamos los cuatro: tres se quedaban desnudos de cintura para abajo, y yo les pajeaba, les chupaba y les sacaba la leche mientras veíamos una peli porno del canal +. ¿Cuántas eyaculaciones me habré comido de aquellos tres chicos?, jejeje, ni las sé, pero esas han sido las únicas pollas y las únicas corridas que me he tragado (además de la de mi hermano, que ya contaré en otro relato). Durante un par de años, no muchos más, quedábamos los cuatro a pajearse viendo el canal + y a beberme yo la leche de ellos. ¿Cuántos litros me habré bebido?. Jejeje. Me gusta recordar estos sucedidos.
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