Recuerdos de mi primera masturbación
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esto ocurrió a mis 8 años, compañeros de la escuela hablaban de la paja, jalársela, pajearse entre otros términos vulgares o castizos de la experiencia sexual de la masturbación.
Mis padres fueron muy severos conmigo, me cuidaban mucho, no dejaban a mis hermanos ni a mí, juntarnos con chicos y chicas groseras o vulgares, nos castigaban por el mal léxico. Yo era un niño inocente y sano a esa edad.
Para mí fue normal ver hombres o mujeres orinando y nunca sentía malicia, pues tan poco me acercaba para fisgonear.
Los compañeros de estudio mas grandecitos, maltrataban (bullyng) a los chicos que manteníamos callados o que éramos inocentes y hasta nos hacían llorar diciéndonos que éramos unos pajizos, algo que ni siquiera pasaba por nuestra mente, puesto que tanto los padres y docentes cuidaban nuestra inocencia.
Un día tuve un sueño mojado como a los 8 o 9 años. Soñé que estaba jugando con una niña y un niño de mi edad. El juego consistía en hacernos cosquillas haber quien aguantaba más; entre los dos me hicieron tantas cosquillas que yo estuve a punto de desmayarme, pero igual los 3 nos hacíamos suficientes como para quedar cansados. Sin embargo, dentro del sueño nos tocamos las partes genitales y eso fue agradable. Entre cosquillas quizá, caricias y juego inocente, los tres tuvimos que ir orinar, al menos eso fue lo que sentí yo después de un rato de mucho juego; sin embargo aquellos deseos de orinar eran diferentes no supe a esa edad diferenciar si eran deseos de orinar o una sensación agradable e indescriptible para un niño que no sabía nada de las cosas de la vida.
Aún recuerdo que esa orinada nocturna fue diferente a las meadas que me pegaba en la cama. Yo de una desperté, mi padre prendió la luz para que yo fuera al baño, cosa que no hacia nunca por miedo a la oscuridad y a los bichos. Por tanto, él me preguntó que me pasaba y yo insinué ¡tengo ganas de ir al baño!
Fui al baño, oriné pero yo estaba un poco mojado de algo más que orina pero nunca en mi eso despertó malicia puesto que desde la cama ya iba mojado y rapidito mi padre dijo corra antes que se acabe de orinar y usted ya está muy grandecito.
El tiempo pasó y nunca más volvió a ocurrir un sueño mojado ni erecciones ni nada. Ese día no sabía que había pasado, así que mi inocencia no se daño por eso.
Los chicos en la escuela hablaban de mujeres de pajas etc. Un día un señor me mostro una revista de porno, aunque en aquella época eran escasas y costosas, además de prohibidas.
La verdad me dio sustico y me confundí, el señor me dijo: mírela porque tienes que aprender; Ud. toda la vida no se va a quedar así. Con nervios tome aquella revista, la hojeé, nunca hubo preguntas ni para el dueño de la revista ni para nadie.
Ver el pene de personas adultas me despertó curiosidad cuando por accidente me ocurrió me preguntaba: Será que yo lo llegaré a tener así de grande y de feo…?
Ya eran mis 10 años y un día jugando con un primo y un amigo ellos comenzaron a hablar del tema y yo ponía cuidado pero no entendía nada. Así que me atreví después de mucho rato y le pregunte a mi primo, que era eso y él como líder de la manada dijo ash, tan grande y no sabe!. La verdad me achantó con su asombro. Pero aconteció que el otro niño que estaba con nosotros tan poco sabía nada del tema. Mi primo solo dijo: A pues es un dolorcito rico que uno siente en el pene cuando se lo toca varias veces.
Bueno luego nos llamaron almorzar y se acabo el diálogo.
Un día me mandaron a llevarle refrigerio a otro primo que estaba de vacaciones en mi casa y lo habían enviado a cuidar unos cultivos. Yo me fui silencioso con el fin de asustarlo y nada que lo veía, pero tan poco lo llamaba.
Así que me dirigí hasta un rancho que había en medio del cultivo de tabaco y ciertamente mi primo estaba dentro con los pantalones bajados hasta la rodilla y sentado sobre unas pacas de tabaco jugando con su pene, pero yo en medio de mi inocencia no tenia malicia. Sin embargo al llegar y abrir la puerta con cuidado mi primo no me vio entrar y cuando estaba cerca de él se me ocurrió decir ¡lo pille primo!. Mi primo se puso pálido, casi no podía subirse el pantalón y su pene estaba erecto y húmedo, así que como pudo se los subió asustado mientras me decía: Primo por favor no le vaya a decir a mi tío que yo me estañaba pajeando porque le cuenta a mi papá y él me mata a palo.
Yo no sabía qué era lo que estaba diciendo mi primo. Solo le dije: ¡deja esas bobadas que está haciendo pues!.
Bueno eso quedo así, los 2 nos fuimos a casa, mi primo duró un poco de tiempo apenado conmigo sin yo saber por qué, casi no me hablaba hasta que se normalizo todo. Nunca supe lo que paso por eso nunca dije nada. Incluso cuando entramos en confianza tiempo después el me invitó para que nos masturbáramos pero yo salí corriendo porque mi primo según mis creencias, me estaba invitando a hacer groserías y eso era pecado.
Eran los 13 años y un día viajé al campo con mi padre, quien me dejó solo durante más de dos horas cuidando unos insumos para el cultivo de tabaco. Yo había tomado mucha gaseosa y naranjas así que me dieron deseos de orinar; en el lugar no había nadie más que pájaros y el ruido tranquilo de la naturaleza. Así que cuando terminé de orinar sentí una sensación agradable en mi pene y me acorde que frotándolo podría sentirse un dolorcito rico, le hice por mucho rato pero me aburrí al no sentir nada. Pasó media hora más y de nuevo sentí deseos de orinar y al terminar experimenté algo diferente que hacia contraer mi pene. Volví de nuevo al recuerdo del dolorcito y le hice más rápido hasta que hubo un momento en que sentí algo que no sabía si era dolor o emoción. Mi pene comenzó a agitarse y a tener contracciones, sentí algo rico pero no arroje nada. Lo guarde de nuevo y me acosté sobre los bultos de insumos.
La tentación seguía, de nuevo comencé a recordar todos los relatos de escuela y luego volví tocarme, por lo que me dieron deseos de orinar nuevamente y seguí frotándome con más cuidado hasta que por segunda vez sentí esa agradable sensación que me daba escalofrío cosquilleo por todo el cuerpo y un temblor en mis piernas.
Luego nos fuimos de regreso a la ciudad y por la noche mientras todos en casa dormían volví a repetir por 3 vez lo mismo sintiendo de nuevo algo agradable pero ya mi pene estaba muy irritado por falta de costumbre y por no saber manipularme, así que me olvide de eso por mucho tiempo a causa del dolor que me produjo esa vez.
Dejé un tiempo y luego cuando me reuní a jugar con un amigo de mi misma edad en el campo deportivo de mi barrio, le pregunte que era la paja, el intentó burlarse de mí, pero me dijo verdad no sabes? Y yo le dije que no. el me dijo: Ave maría y Ud. tan grande y no sabe qué es? ¡Vos lo que estas virgo! o cachucho, según la palabra usada en nuestra región para aquellos que no han tenido relaciones ni se han masturbado nunca.
En fin, viendo que yo estaba serio él asumió que era inocente y me dijo eso lo agarra con la mano cuando lo tenga parado o esté arrecho, se pone a pensar en viejas y le hace para arriba y para abajo al cuerito hasta que sienta algo rico y se vote.
La verdad no entendí ni pio. ¿Qué es votarse? dije yo, qué tal si me enseñas? Me respondió: ¡listo!, pero salgámonos de esta cancha de futbol porque aquí pueden vernos. Pensaba yo: Será que es tan malo que tenemos que escondernos para hacerlo?
Nos internamos en un cultivo de corpulentos arboles de café que quedaba cerca del polideportivo del barrio y allí él se bajó su pantalón y sacó su pene y me pidió se lo tocara para motivarse, yo sentía pena, pues era el primer pene que tocaba en mi vida. De inmediato se le puso erecto y en poco tiempo estaba lubricado con el liquido pre seminal. A mí no me pasaba igual mi pene estaba seco y flácido.
Comenzó a tocármelo y este se iba parando cada vez más, me pidió cogiera su pene y moviera su pellejito para arriba y para abajo, mientras el por su goce se mordía los labios, me pidió le hiciera más rápido, hasta que por fin comenzó a retorcerse, gemir y su temperatura era alta, casi sudaba, pero no dejaba de tocar mi pene. Hasta que de un momento a otro su pene comenzó a convulsionar y dar como unos saltos y eyaculó cantidades de semen que volaron lejos y luego entró en un letargo que casi se desmaya. Yo quedé estupefacto ante ese comportamiento de él y hasta me asusté porque nunca había visto a un hombre tener esa reacción y menos pensar que por su pene iba a salir un liquido blanco extraño que no olía a orina. Pues mi mano había quedado empapada de un liquido pegajoso y blanquecino.
Luego tomó mi pene le puso saliva y comenzó a jugar con mi pellejito hasta que de un momento a otro mi pene se agitó como el de él y yo comencé a sentir algo súper rico que me hizo estremecer gemir y casi gritar, pero para tristeza ni lubrique ni eyaculé, solo la saliva que él me colocó en mi glande fue la que hizo el trabajo de sentirme bien.
Luego de eso me envicié y me masturbaba varias veces e incluso llegue a masturbarme hasta 3 veces al día hasta que un día un amigo me pilló en el acto y le conto a otro y pues luego cuando estábamos en grupo él quiso sacar mi problema al aire para que todos los presentes se burlaran de mi por pajizo y entonces un amigo mucho mayor que nosotros estaba ahí y dijo: Dejen de ser bobos! Él no se hace la paja, él se masturba; aprendan a hablar, dejen de ser montañeros.
Sabe qué! Venga hablamos. Me senté a su lado muy nervioso y con mis ojos húmedos y platicamos mucho rato. Su confianza me permitió contarle todo e incluso mi obsesión por la paja.
La verdad ese señor me aconsejo y me dijo que no me fuera enviciar y me explicó los síntomas y los complejos de culpabilidad que eso acarreaba y que yo no necesitaba dedicarme a eso porque luego de que tuviera relaciones con mujeres, me iba a olvidar de ello.
Cierto, su charla me hizo cambiar de actitud. Me ajuicié y me olvide de ella,
Duré cerca de un año sin practicar, yo sentía unos impulsos y una erección brutal.
Entonces un día toda mi familia se fue de paseo durante 2 días oportunidad que yo aproveché en la primera noche para acariciar mi pene. Estaba durísimo, así que me levanté y me fui para el baño, saque una revista de porno donde había de todo, allí había un espejo grandote en el tocador del baño donde se veía uno de pies a cabeza, me desnudé porque nunca me había visto desnudo frente a un espejo por el pudor inculcado por mi familia, quienes decían que el cuerpo no se podía manosear, exhibir ni mostrar. Cogí el tarrito de la crema para manos que habían dejado allí, y le unté al pene comenzando de esa misma forma a fantasear, a verme en el espejo y a masturbarme. Duré un buen rato y estaba que hervía de pasión, mi pene estaba súper duro y mojado también con un liquido transparente mas no por la crema para manos; había empezado el acto mágico de lubricar por primera vez, por lo que lo seque bien y pude observan que salían grandes gotas de aquel liquido viscoso y transparente que no se parecía a la esperma de mis amigos. Yo seguía y en mi cuerpo se sentía cosquilleo, escalofrío y una emoción que me recorría de pies a cabeza.
Mi pene estaba rojo y como una braza y más grueso que de común. Me temblaban las piernas mis guevos se movían y me provocaba arrancarme el pene de la sensación que sentía por dentro y de pronto de un momento a otro plasss se vino un volcán de semen, con tanta fuerza que pego en el espejo muchas veces y yo por poco grito y me desmayo. Ufff, quedé un ratito como sin fuerzas, pero de nuevo me acordé de aquel dolorcito rico que en ese momento sentía, era la mejor emoción jamás vivida, incluso toqué, olí y probé mi semen por primera vez sintiéndome extraño.
Por eso recuerdo el momento cuando en el campo lo hice por primera vez fue placentero, pero nada comparado con el día sublime de mi primera eyaculación.
“Por eso digo que un adolescente nunca olvida el maravilloso momento de soledad, cuando alcanza el éxtasis y el goce de su primera masturbación.
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