Regalo de navidad de mi novia

Mi novia Helen me da un buen regalo.

Los copos de nieve caían sobre el tejado llenando este de una capa blanca al igual que el resto del vecindario. Aquella navidad era de las más heladas que se recordaban. Yo estaba saliendo con una chica de mi misma edad de nombre Helen. Tenía un cabello largo, negro y sedoso que olía en muchas ocasiones a flores por el champú que usaba.

Esa navidad la celebraba con sus padres ya que me invitaron y así los mios podrían estar tranquilos por aquellas fechas. Tenía un cuerpo algo regordete, usaba ropa ancha y le encantaban las películas de superhéroes.

—Vamos a preparar la cena, vosotros mirad lo que queráis en la televisión—comentó su madre yendo a la cocina, la cual se asomaba detrás de nosotros.

—Si, que luego nos dan las uvas—dijo su padre.

Nos cubrimos con una manta en el extenso sofá mientras yo pasaba con el mando la película que podíamos ver. Habían tantas y todas las habíamos visto o eran tan malas que no queríamos verla. Ella me cubrió y luego me dio un pequeño beso en la mejilla y a continuación me abrazaba. Aquellos pequeños momentos me encantaban, sentir su calidez era genial.

Tras unos largos y eternos minutos mirando por categorías, decidimos poner una de acción y disparos, era algo mala pero tenía sus momentos.

—Gracias por venir este año—me dio un abrazo tan fuerte que me cortó la respiración.

—De nada, ya sabes que me gusta estar contigo—le plante un beso y nos tapamos más ya que tenía frío.

—Lamento que no funcione la calefacción—dijo triste.

—No importa, para algo están las mantas.

La película iba en la trama esperada y de vez en cuando di algún bostezo cuando sentí que su mano se aferraba entre mis piernas. Al mirarla, vi en ella una sonrisa pícara.

—Oye, ¿qué haces?—susurré mirando atrás cuando ella introdujo la mano dentro del pantalón y agarrando mi miembro.

—Shhh, no hagas ruido.

—¿Estás loca?, ¡nos pueden pillar!.

Ella negó con la cabeza y con toda la tranquilidad del mundo lo sacó del pantalón y comenzó a masturbarlo despacio, luego fue incrementando la velocidad hasta que se puso tieso del todo. Yo trataba de respirar y no hacer ruido. Sentía un placer inmenso, todo mi cuerpo se meneaba y tuve que usar mis manos para apretar el duro sofá en busca de algo que me ayudase. Por si fuera poco, Helena me dio unos besos en el cuello que erizaron toda mi piel y pusieron de punta los pelos.

A continuación me dio un bocado en la oreja y lamió mi cuello al mismo tiempo que aumentaba la velocidad. Tragué saliva, mi mente ya no estaba puesta en la película pues apenas podía pensar con claridad cuando ella continuó con más y más besos.

—¿Ya estás a punto?—preguntó en un susurro tan sensual que casi me corro ahí mismo—no tienes porque aguantar, deja que salga—me lamió desde la base del cuello hasta la oreja para darme un tierno bocado.

—Esto no es buena idea…no…—fue lo único que pudo salir de mis labios.

—A mi no me parece tan mala—puso una cara muy inocente, de esas de no haber roto nunca un plato cuando apreté los labios.

Finalmente no pude contenerme y dejé salir todo lo que tenía. Ella sonreía satisfecha, especialmente viendo mi cara cuando use mi mano para tapar mi gemido ahogado. Pude respirar sofocado segundos después, mi cuerpo aún temblaba, las piernas ni las sentía y ella me dio un beso en los labios.

—Feliz navidad cariño—se quitó de la manta para ir al baño a limpiarse la mano.

Yo no podía decir nada, aún me costaba hasta pensar. Cerré los ojos durante un poco hasta que sentí las pisadas de su padre.

—Voy a encender un rato la calefacción—dijo apretando el termostato.

Sonreí al ver que mi novia me había engañado y organizado todo aquello. Aunque la verdad no me molestó en absoluto, sino todo lo contrario, me encantó. Al volver la vi sacar la lengua como una niña que había obtenido lo que quería y se había salido con la suya.

Al sentarse apoyó su cabeza en mí.

—Parece que te ha gustado mi regalo, pero aún quedan algunos más—dijo.

—Los esperaré—respondí feliz.