SEGUNDA PARTE. SIN QUERER, RESULTÉ ENSEÑÁNDOLE A MI PRIMO HERMANO A MASTURBARSE.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Después de ese descubrimiento a la siguiente noche llegó y se acostó temprano, se despidió de mí, subió a su camarote y a dormir, yo en mi computador terminé mis trabajos y también me fui a dormir. Durante 13 días el ambiente siguió así ya poco hablábamos. Tan poco volvió ayudarme en el trabajo.
Al 14 día le pregunté que le había sucedido, que si estaba enojado conmigo por lo sucedido. Me dijo que no, solo que estaba muy cansado y que tenía muchas tareas. Por un momento me sentí culpable. Verifiqué si era cierto lo de las tareas y pude comprobar que era realidad, porque muchas veces madrugó a hacerlas o le vi temprano realizándolas antes de irse a dormir. Al día siguiente me vine temprano del trabajo porque tenía que hacer unas vueltas, era ya día viernes y además el lunes era festivo acá en nuestro país Colombia. Su padre me había pedido el favor de agilizar los trabajos para ver si a la semana siguiente los inauguraban porque tenía interventoría del banco que les había realizado el préstamo. Así que sin pensarlo mucho me dispuse a llevar un grupo numeroso de ayudantes y técnicos, para poder dar fin al trabajo. Mi primo ya había terminado sus tareas por lo que se ofreció a acompañarme a la ciudad. Listo, ambos fuimos al pueblo e hicimos las diligencias y el sábado a primera hora el grupo de personal estábamos haciendo todos los montajes y el domingo en horas de la tarde todo estaba listo para la inauguración. Su padre él y yo hicimos las últimas revisiones técnicas de prueba, el lunes festivo descansaríamos y el martes sería la gran inauguración. Mi primo Alejandro estaba bien, nada había cambiado, seguíamos siendo aquellos inseparables, llegamos del trabajo, su madre nos calentó agua para que nos bañáramos su padre él y yo, nos sirvieron una suculenta comida la cual compartimos en familia.
Luego de la comida Alejandro me propuso viéramos una película, y yo le acepté, sin embargo le hice la propuesta de que en vez de verla en un Dvd en casa, nos fuéramos a ver una de estreno en la sala de cine del pueblo, Idea que fue maravillosa y a la que nos fuimos junto con sus padres.
Salimos del cine y regresamos a casa como siempre, de ahí nos fuimos al cuarto para descansar hasta muy tarde.
Pero al llegar al cuarto esa noche todo cambió: Alejandro estaba más juguetón que de costumbre y eso de cierta forma me hacía sentir mal, éramos primos y yo debía conservar mi distancia, además ellos eran una familia muy recatada por sus creencias religiosas.
De otra parte en mí había una tentación que aunque trataba de no despertarla la sentía, y me cohibía esperando él tomara la iniciativa en caso de que quisiera volver a pedirme que volviera a repetir lo sucedido días antes. Igual que todas las noches, nos quitamos la ropa, nos pusimos la pantaloneta para dormir, el se acostó en mi cama mientras yo lavé mis dientes, luego me senté junto a él para aplicarme una crema en una raspadura que me había hecho en un brazo mientras trabajaba. Alejandro tomó el pote de la crema y se puso a aplicármela, lo hacía con tanta delicadeza que eso me fue produciendo una leve erección la cual no podía evitar. Quizá el estaba sintiendo lo mismo pero nos aguantábamos. Aplicada la crema me acosté boca arriba, puse mis manos sobre mi ombligo y recogí una de mis extremidades evitando se notara mi erección. Aparentemente todo estaba solucionado, igual él se giró y me puso dialogo sobre sexo haciéndome una serie de preguntas las cuales respondí con sinceridad como las otras veces.
No se aguantó y comenzó a jugar con uno de sus dedos, rozándome el tórax y el abdomen. Por ratos me hacia cosquillas y yo le hacía a él y eso anulaba en ambos la erección la cual comencé a notar en él varias veces. Ya nuestras pieles estaban muy calientes. Quería romper ese silencio y ese limitante de familia. Por orgullo ninguno de los dos lo hacía y no se me ocurría nada. El igual que yo tenía su pierna levantada y su rodilla estaba cerca de la mía. Ya el estaba en un momento de mucha tensión, sus antojos pedían a gritos ser saciados y al no sentir de mi parte reacción alguna, arrimó su pierna sobre la mía rozándola con una hermosa sutileza que disparó mis alarmas de pies a cabeza…
Yo no sabía qué hacer, ya sentía que mi precum se estaba saliendo de mi prepucio, mojando el tronco de mi pene que estaba como hierro en el fuego. Solo se me ocurrió aquella palabra tonta que uno dice cuando va romper el hielo y que hace reventar en risas o que deja un silencio por unos instantes. "Primo yo creo que con estos roces debe estar parolo". Nos volteamos a mirar y como dicho: Hubo un silencio; y como siempre, a una pregunta tonta, una respuesta tonta: y dijo: ¡Oigan a mi primo!…
En mí ya no había paso atrás, Alejandro ya me había retado con su respuesta. Seguro primo dije, dijo seguro!!.
Entonces sin dar mucho espacio me giré y toque su abdomen que humeaba de lo caliente, mientras acariciaba brevemente con mi mano su ombligo. Sentí entonces que su piel se erizó y mas empalmado me sentía, igual comencé a vibrar de emoción; ya estaba metido en un cuento que me tenía a mil. Llevé mis manos hasta su pantaloneta mientras le decía: Me dejas comprobarlo?, A lo que respondió riéndose: ¡Si es que puede!
Mis manos agitadas de la emoción llegaron hasta el cordón de su pantaloneta el cual tenía tan anudado que solo cortándolo o dañando toda la prenda de vestir podría quitársela. Alejandro comenzó a reírse y eso me dio cierto malestar y deseos de desistir. Entonces rompí con mi educación y sin perder segundo, introduje mi mano por una de las mangas de aquella pantaloneta y toqué bajo su bóxer aquel pene duro, cálido y mojado como jamás lo imaginé. Hubo un profundo silencio en ambos, y mientras mudos nos mirábamos, saqué mi mano con suavidad de nuevo. Solo dijo con tono entre cortado: Primo me lo tocaste! y surgió de mi la respuesta tonta acompañada de las risas de los dos ¡Y me decías que no estabas parolo!
Alejandro Ya estaba empalmado y metido en el cuento de otro instante de placer con su primo mayor. Procedió a abrir su pantaloneta pero estaba tan anudada que no era posible soltar aquel cordón. Así que opté por soltar aquellos nudos con mis dientes y eso nos puso con la temperatura tan alta como estufa. Mis respiros cerca de su ombligo lo desesperaron, Alejandro y yo tiritábamos y los segundos o minutos que demoré en soltar aquel aferrado cordón parecían eternos.
Luego del sacrificio llegó por fin la recompensa. Su pantaloneta que era un problema llegó hasta el colchón, su bóxer dejó notar UN PENE SUPER ERECTO y mojado y yo emocionado sin perder un momento, bajé también aquel bóxer el cual me permitió ver por segunda vez aquel pene erecto, húmedo y dispuesto a que le diera complacencia. Estábamos tan emocionados que se nos olvidó que éramos un par de heteros y además de la familia. Era un momento sublime donde no habían casi palabras, nos enfrentábamos a algo desconocido donde no sabíamos que podía pasar, pero algo dentro de nosotros nos decía que no podíamos desperdiciar un momento de gloria, cuando la curiosidad del hetero entra a la fase desconocida, donde no sabe con qué se va a encontrar y donde lo que es pecado para la humanidad, se convierte en la tentación más grande del paraíso.
Mi mano estaba en aquel pene que ya comenzaba a verlo tan hermoso como el mío, el sube y baja que yo hacía a su pellejito lo hacía vibrar cada vez más. Alejandro se aferró a mis manos y dijo primo pare que nos hemos sobre pasado hoy. A lo que yo insinué: Primo hay algo de malo? Respondió, no sé…
Yo continué y él se volvió a dejar llevar por aquel momento indescriptible que vivíamos los dos, lo que me llevó a que por mi emoción y excitación besara su ombligo y sus alrededores, lo que hizo que se olvidara que era hetero. Rápidamente me quitó la pantaloneta y el bóxer, subió y bajó mi pellejito y me besó el abdomen hasta muy cerca de mi pene, yo estaba como loco y me olvidé que éramos primos. A lo que le dije: Alejandro, tengo una tentación y quiero hacerla por primera vez contigo ya que inspiras confianza, no sé qué se siente, ¿me dejas?…
Alejandro: Desde que no sea mala o me vaya a violar hazlo primo.
Sus palabras rompieron mis tímpanos auditivos de la alegría, pues tenía una idea loca en mi mente. Hacerle sexo oral por primera vez y aunque lo pensé mucho porque el olor a pene no me era tan agradable, cerré mis ojos y me eché a la boca su pene.
Pronto Su pene estaba en mi boca y su olor y sabor que creí desagradable en milésimas de segundo me fueron familiares. Cuando su pene entro en mi boca Alejandro se retorció y vibró de la cabeza a los pies y de inmediato quiso retirarse porque sentía que le estaba haciendo algo pecaminoso. Tranquilo primo dije para calmarlo, intentémoslo de nuevo y si no te gusta pues dejamos así, pero dame la oportunidad nadie se va a enterar. No alcanzó a decir listo cuando yo estaba de nuevo con ese pene en mi boca el cual chupé como nunca lo había hecho en mi vida. La verdad quería devórarmelo y no sabía por qué. La verdad es que no supe si fueron muchas o pocas las chupadas que le pegué que no me dio tiempo de retirar mi boca, la cual me llenó de su abundante esperma, mientras convulsionaba y creía que mi primo se me iba a morir. Para ser sincero jamás en mí vida había visto a un hombre ponerse así de mal en un momento de éxtasis sexual, Más cuando él dijo: ¡Primo, me mataste!
Al ver esa sensación indescriptible en Alejandro, me puse tembloroso y me pregunté será que yo puedo sentir algo así…
Así que para no perder esa euforia, éxtasis y emoción le dije: PRIMO LE TOCO A USTED! Alejandro: Pero primo, es que yo nunca he llegado a hacer eso. Igual le dije: Yo tan poco lo había hecho, pero dale que estamos aprendiendo. Alejandro sin vacilar un momento se pegó a mi pene como un ternero recién nacido, quería devorárselo yendo hasta el fondo, mientras tocaba mis huevos y acariciaba mi abdomen. Yo me sentía en las nubes, mi goce era absoluto y jamás vivido. Mi tensión era tan grande y mi emoción tan extrema, que sin evitarlo mi pene explotó en su boca con una descarga de leche que no supe donde la tenía.
Noté que saboreó mi semen antes de escupirlo en el suelo. Ambos quedamos como desmayados en la cama lo que llevó a quedamos dormidos. Al despertar de ese lunes festivo eran las 10 de la mañana, nos llamaron a desayunar. Ante el llamado dos primos despertaron en su lecho desnudos y abrazados. Nos pedimos disculpas por lo ocurrido y prometimos no volver a hacerlo. Sin embargo a partir de esa noche, Muchas veces nos masturbamos juntos, tuvimos sexo oral y fuimos amigos y confidentes, pero nunca tuvimos sexo anal. Las dos últimas veces que tuvimos noches inolvidables fueron: El día de su grado de bachiller, y el día del grado de universidad. Después de esos 2 eventos prometimos no volver a tener ese tipo de relación sexual, lo cual siempre fue nuestro secreto de primos hermanos. Él se casó y en la actualidad tiene dos hijos. Igual yo también me casé Y en la actualidad tengo 3 hijos Y una familia bien constituida. Con mi primo somos muy buenos amigos y hasta el sol de hoy; jamás se volvió a dar ese tipo de situación y esa experiencia nunca nos dañó nuestra vida heterosexual. Nunca en mi vida tuve relaciones sexuales con personas de mí mismo sexo.
Quiero dar gracias a los seguidores de mis relatos por sus visitas lo mismo que por sus opiniones.
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