Tiendas de campaña I
M: no ma wey, ya hace falta una jalada. Y: ya se! M: jajaja, tu cada cuánto te la jalas? Y: cada media hora M: jajajaja mamas vato, ya, la neta, estamos entre hombres! Y: la neta, la neta, una diaria we, estoy soltero M: te entiendo cabrón, jaj.
Tiendas de campaña I
El sonido de unos pasos afuera me despertó. Alguno de los muchachos va al baño, supongo. Es aún muy temprano, apenas hay luz. Cierro los ojos de nuevo, pero la verdad me cuesta dormir sobre el piso y sin poder moverme: apenas cabemos. Siento en mis piernas y brazos el roce tibio del cuerpo de mike, un poco más largo y definitivamente más ejercitado que el mío. Estamos tan cerca que también percibo el ritmo tranquilo de su respiración dormida. La tienda es calurosa, sudamos toda la noche, y eso que nos acostamos en ropa interior. Huele a hombre aquí. Necesito bañarme, pero es temprano para ir al río. No lo digo por el agua helada, sino porque prefiero ir con el resto del grupo y deleitarme viendo sus culos y vergas…
Las imágenes comienzan a caer en cascada por mi mente. Calzones, juegos en el agua, la timidez o la confianza de la desnudez, nalgadas, apretones de huevos, comparaciones de vergas, miradas disimuladas, semierecciones, nalgas redondas, diferentes presentaciones de vello púbico, pezones, pieles de todos los colores y texturas. Yo tenía reputación de serio, pero era solo discreción.
Por todo esto, mi verga, de por sí dura en las mañanas, comenzó a exigirme atención. Está acomodada hacia la izquierda y con mi dedo pulgar, por encima de mi trusa, empiezo a hacer círculos alrededor de la cabeza. Una semana de campamento, una semana sin pajearme y siento que podría reventar el slip.
Quisiera aventar la manta, sacarme la verga y jalarmela a gusto. Ya no me es suficiente rozarla por encima de la ahora humedecida tela de mi bikini brief. Suave y silenciosamente lo levantó para dejar salir mi pene, que da un brinco de resorte.Empiezo a subir y bajar el pellejo de mi cabecita, pensando en los cuerpos de algunos campistas. Podría tocarme de manera más intensa, pero no quiero despertar a Mike.
Una alarma empieza a sonar en la tienda de al lado. Siento un vacío en el pecho y en segundos alcanzó a subir mi truza, pero no puede doblegar la potencia de mi erección. El celular no detiene su escándalo y mike se está comenzando a mover. Sigo sin abrir los ojos. Trato de fingir que estoy dormido, pero una mezcla de terror y morbo me dificultan la tarea: seguro verá la montaña que mi verga produce en la manta.
Me quedo quieto, y escuchó como bosteza, se endereza y estira sus brazos, que rozan el techo de la tienda. Luego de un largo silencio, una risita fugaz. Oigo el clic con el que se abre y cierra el estuche de sus lentes, y un momento después suelta una amigable carcajada, lo que veía, al parecer, no le causaba incomodidad. Pudo tomárselo peor, pienso. Por alguna razón, mi verga se pone más tiesa con su reacción.
Siento su mano en mi hombro agitandome, y entonces escuchó una frase que me vuelve a provocar un infarto:
- No mames vato! Amanecimos igual! Jajajaja
Tuve que disimular mi urgencia. Abrí los ojos, finji desperezarme, y por fin lo vi: la manta tenía dos montañas, dos vergas erectas levantandola.
No sabía cómo reaccionar. Note algo interesante, y dije con toda la naturalidad que pude,
-Igual de duros e igual de largos! Jajaja
posó sus ojos en mi verga, luego los dirigió a la suya, lo repitió un par de veces y entonces elevó el pubis
-nel we, yo estoy más vergón!
Elevé mi pubis también. Así se podía notar más la forma de nuestras vergas, definitivamente nuestra erección había aumentado. Me moví como penetrando a alguien sentado sobre mi, y él lo imitó de manera exagerada. Nos reíamos. El pecho me estallaba y él no se daba cuenta de lo excitante que era todo para mí. Volvimos a quedar acostados. Entonces hizo algo que no olvidaré. Colocó su palma a la altura de la cabeza de su verga y acomodó el brazo de modo que su codo quedará a la altura de la mía. Su brazo estaba recto, mediamos iguales.
Perdí toda inhibición:
Y: así cualquiera wey! Tu brazo está torcido, la mía es más larga!
M: no mames lo puse bien, te estás queriendo pasar de verga, literal we!
Entonces yo imite su movimiento, mi codo rozando, solo por un instante, su pito. Quería más, pero no sabía si podía llevar más lejos el concurso sin perder mi falsa imagen de heterosexual.
No hizo falta. Tomó su chile por debajo de la manta moviéndolo de manera ostentosa:
M: pues estarán igual de largas, pero seguro la tienes como palillo we, y la mía está bien gruesota! Hasta les duele a las pinches viejas, pero bien que regresan por ella!
Esa actitud de macho dominante me mataba. antes de poder responder algo arrojó la manta. Me apresure a taparme con las manos, no quería que viera mi trusa humedecida de precum, aunque el olor ya indicaba algo.
Él tenía los músculos del abdomen ligeramente definidos, una piel blanca cubierta de vello muy fino y claro; un camino de tono más oscuro que partía de su ombligo y se perdía debajo de su holgado bóxer de cuadros. Seguía sosteniéndose la verga con la mano, y movía sus dedos un poco, como queriendo hacer algo con su erección.
Su risa me sacó de contemplarlo.
M: que pedo con tu calzón morro! Te mamas!
Voltee a ver. Si bien mi mano cubría la punta de mi verga y la mancha de precum, la erección me levantaba el slip como una carpa, tanto que mis huevos y la base de mi verga eran visibles entre mis vellos. Ahora sí estaba sonrojado. Con su celular apunto hacia mi
M: wey voy a mandar tu trusita al grupo! (Uno donde no estaban los profesores, solo los estudiantes del campamento) Jajajaja! ¡Tu pinche casita de campaña!
Comenzamos a forcejear por el teléfono. Nuestros cuerpos se rozaban, pero él reía. Sentía su verga clavada en el estómago o rosando la mía, su cuerpo tibio y sudado, el olor de sus axilas. Pensar que el también percibía todo eso de mi cuerpo, piel contra piel Me hacía temblar. En el proceso, mi verga se salió por el orificio para mi pierna izquierda, y la suya se asomo más de una vez por la cremallera para orinar de su bóxer. Era más fuerte que yo, entonces finji rendirme rendí. tome discretamente mi cámara y en un movimiento rápido, baje su boxer y tome una foto.
M: manda la que me tomaste y yo les mando esta, para que vean como te pone verme bien duro!
El forcejeo iba a recomenzar, pero el agotamiento determinó la tregua. No hicimos nada por cubrirnos la verga. Yo estaba boca arriba y el de costado viendo hacia mi. Sentía el calor de sus genitales a la altura de mi cintura. Hubo un silencio mientras nuestra respiración se calmaba. Mire de reojo, yo había visto sus bellos claros y recortados en el río, pero no su erección. Tenía la verga rosa, efectivamente más gruesa que la mía, y un poco curvada hacia arriba. Al contrario de mi, sus venas casi no se marcaban, su prepucio estaba completamente abajo y había una gotita diminuta de precum en su uretra.
M: no ma wey, ya hace falta una jalada.
Y: ya se!
M: jajaja, tu cada cuánto te la jalas?
Y: cada media hora
M: jajajaja mamas vato, ya, la neta, estamos entre hombres!
Y: la neta, la neta, una diaria we, estoy soltero
M: te entiendo cabrón, jajaja, yo también… hasta a veces dos… ahorita nomás una semana sin nada y ya no aguanto
Y: pinche chaqueto
M: todos los hombres somos pajeros, no me lo vas a negar…
Y: por lo menos tu y yo si jajaja
Consciente o inconscientemente, los dos nos acariciabamos. Ya no me importaba nada, termine de quitarme el bikini, lo hice bola y lo tiré. Mike no contuvo su curiosidad
M: lubricas un chingo
Y: ajá
M: y no se te baja el pellejo.
Y: solito no, tengo que hacerlo yo.
M: tampoco te rasuras, pinche cerdo.
Para ese momento ya nos estábamos pajeando y viendo sin disimular, con mucha atención, como lo hacía el otro. Mientras yo me concentraba en mi glande y los huevos, el formaba un anillo con dos dedos y lo bajaba y subía con firmeza y lentitud por todo su tronco.
Y: si la tienes más gruesa, pero la mía está venuda
M: se ve chida así, aparte es morena. Seguro si les gusta la morras. Neta que te babea un chingo!
Y: y a ti casi nada! Te presto lubricante! Jajajaja
Hizo ademán de alcanzar mi verga, yo ya no sabía si bromeaba, y pude notar que él tampoco. Me puse de costado viendo hacia él, pero aventando el culo para atrás, dejando así un mínimo espacio entre penes. El sonido y el olor a masturbación lo dominaban todo.
M: si están igual de largas jajajaja.
Ya no pude más. Las puse lado a lado, mi glande quedó sobre sus vellos recortados, el suyo se hundió en los míos. No dijo nada, solo apartó su mano, que quedó levantada. sentía nuestras vergas palpitar, una junto a la otra, como hechas para encajar así. Entonces tomé su mano, y la moví hacia mi chile, no hizo falta nada más, él mismo busco mi glande, bajo mi prepucio y llenó dos de sus dedos con precum. Los llevó al suyo y repitió dos veces más.
Yo tomé mi verga y empecé a embarrar con ella desde sus huevos hasta la punta. Él apartó mi mano, junto nuestras vergas encerradas en su puño y nos empezó a pajear a ambos. Nuestros rostros estaban tan cerca que mis suspiros le empañan los lentes. Afuera ya se oía bastante actividad, tratamos de hacer leves nuestros jadeos.
Yo ya no podía más y vacíe mis huevos cargados en varios trallazos. Me retorcía del placer, pero no me soltó. La leche escurrió por ambas vergas y por su mano. Tras el último chorrito, hice que me soltara y comencé a pajearlo yo a él. De pronto apuntó a mi verga. Se estiró y apretó los ojos, y eyaculo un esperma más líquido que el mío. La cantidad de leche era brutal, y el olor también. Se venció sobre mi, su cara en mi pecho. La erección permanecía en ambos. Tomé mi calzón y limpie sus genitales con familiaridad, luego los míos. Una especie de pacto se selló con nuestra leche en el cuerpo del otro.
Después me explico que no era la primera vez que hacia algo así. Nos mantuvimos «heteros», sin penetración ni besos, pero en la semana que quedaba del viaje de graduación, Espadeamos, hicimos frot, docking, mano amiga… el tiempo se nos fue en juntar nuestros chiles… por las mañanas, en las noches… sin que nos dieramos cuenta, alguien lo noto.
Pero eso es material de otro relato.
Soy fan de tus relatos!!
quisiera leer más. Esos de los militares están buenisimos!!!
Gracias. Pronto les daré una continuación.
Que buen relato!!! Me gusto muchp. Ya quiro leer el siguiente.
Por cierto estaria bien que dijeras la edad d los protagonistas
Son alumnos de último grado de preparatoria. Aquí en mx eso da entre 17-18 años. Saludos y gracias por leer.
Pufffff, que excitante enserio me corrí dos veces con tu relato, yo soy pajero de corazón ja ja que locura, me hubiera encantado así pagearme con algún ex compañero de la secu je je buscaré tu otro relato, saludos… 😁
Yo también 100% pajero
wow bro que buena historia! me encanta como escribes y tambien como detallas los olores jeje. por favor sigue con tus dos relatos que me ponen tan caliente jajaja!
Que buena historia, yo tuve una experiencia muy parecida en la secundaria, pero si me hubiera encantado hacer algo así en preparatoria, hubiera sido más excitante jeje