Una siesta de agosto
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Duque55.
Es agosto y después de comer hace mucho calor. Mi cuerpo caliente ha calentado el colchón y eso me hace tener más y más calor; estar más y más caliente. No consigo dormir mi siesta diaria, no consigo dejar de pensar en ella.
Inconscientemente, casi sin darme cuenta, meto mi mano dentro de mi pantalón corto, no llevo nada más, y me pongo a recuperar; a recuperar, primero, imágenes. Tengo muchas imágenes para seleccionar, todas me gustan, todas de ella, imágenes de la cam, de muchas fotos. Y elijo, finalmente, una en la que está guapísima; no es una imagen sexualmente explícita, pero es una imagen tremendamente erótica. ¡Está tan guapa!. ¡Tiene una sonrisa tan natural, tan franca, tan maravillosa! Es una foto que le hicieron en un restaurante y lleva una camiseta que deja adivinar sus preciosas tetas. Esas tetas que me vuelven loco, con las que sueño tantas y tantas veces; tetas que deseo tocar y tocar, besar y besar, lamer, chupar, mordisquear, pasarme horas disfrutando de ellas.
Con esa imagen, mi mano se encuentra con mi polla. Está muy dura, recta, tiesa como un hierro. Ya no soy joven y la tengo como un veinteañero. Solo ella ha conseguido ponérmela así desde hace años. El tronco de mi polla se incrusta en la bolsa de mis huevos, y el músculo se pierde dentro de la bolsa; noto el músculo duro, hinchado bajo la piel de la bolsa. Se interpone entre mis huevos, separándolos, alejándolos el uno del otro. Me bajo el pantalón dejándolo justo por debajo de mis huevos, dejándolos al aire.
Mi mano rodea completamente mi polla, la acaricia suavemente, quiero que el momento dure y dure, que sea eterno, sin principio ni fin. Me bajo completamente la piel, dejando mi capullo totalmente fuera; está hinchado, rojo, cubierto de lubricante; preparado para eyacular, preparado para lanzar con fuerza mi leche…mejor dicho, su leche. Toda la leche que genero, desde hace mucho tiempo, es para ella, y solo la saco para ella. Es toda suya.
Cada vez estoy más caliente. Con mi mano derecha me masturbo despacio, muy despacio, y con la izquierda acaricio mis huevos, tratando de reunirlos para que se rocen el uno contra el otro. Noto venas de mi polla hinchadas, me recreo tocándomela, acariciándomela. Y llega el momento de recuperar algo más importante todavía que su imagen: su voz, sus frases, sus jadeos, que tan profundamente grabados tengo en mi mente, obtenidos de tantas y tantas conversaciones telefónicas; especialmente las de los viernes por la tarde, que duraban varias horas y en las que nos corríamos varias veces; algo que, también desde hace años, solo he conseguido con ella.
Y me pongo a recuperar las frases, también tengo muchas. Se me agolpan, me cuesta elegir…son tantas!. Y elijo algunas como “Mi Señor, soy su perra fiel y obediente…” “soy Su perrita.” “ Su sumisa está Su disposición ,para que lo desee, para cumplir sus deseos más perversos..” “ Me puedo correr? “..”me puedo correr??”.Pero también incluyo las que me resultan imprescindibles…”te quiero..” “ te amo..”.Las oigo casi igual que si estuviera tumbada a mi lado y susurrándomelas al oído. Lo que hubiera dado yo en ese momento por volverla a oír, por volver a oír su voz, por volverla a oír correrse..!Dios mío, que inmenso placer oírla correrse! Que inmenso placer saber que se corre conmigo, por mi…como se me dispara la autoestima de saber que esa maravillosa mujer me desea, se corre para mi, por mi..al igual que yo con ella. Nunca nadie antes me dio tanto placer, tanto morbo. Nos habíamos iniciado juntos en el BDSM y llevábamos un año de relación D/s. Un camino por el BDSM que habíamos iniciado juntos, descubierto juntos , construyendo, poco a poco, nuestro propio protocolo. Una relación que nos tuvo maravillosamente unidos. Tengo el convencimiento de que siempre seré y me sentiré su Amo, y ella siempre será mi sumisa…la autentica, la única que siento y sentiré como mía. Tengo el convencimiento de que si algún día siguiera practicando el BDSM con otras, no haría más que fingir el papel, decirles lo que esperan oír, pero no me sentiré su Amo, ni las consideraré como mis sumisas. Es como si el BDSM se me hubiera quedado indisolublemente unido a ella.
Sigo masturbándome; estoy cada vez más caliente. Noto que tengo los huevos llenos de leche, que mi leche está empezando a inundar el tronco de mi polla…Paro…quiero alargarlo…Empiezo a susurrar mis frases; me oigo a mi mismo diciéndole que la amo. Me oigo jadeando sin disimulo. Me está entrando muchísimo gusto…tengo la polla llena de gusto, gusto, muchísimo gusto…acelero mucho la masturbación, quiero que me salga mucha leche y que salga despedida con fuerza. Noto como me sube, y me muero de gusto!…me muero de gusto!. Las primeras gotas me caen en el abdomen, pasan por encima de mi ombligo, el resto cae encima de mis pelos, cubriéndolos. Me restriego con la mano toda la leche…la esparzo por mi abdomen, mis pelos, mis huevos, como si la mano que lo hace fuera la de ella. Normalizo mi respiración y giro mi cabeza apoyando mi mejilla en la almohada. Me invade una gran añoranza, un gran vacío, el vacío de su ausencia. Y en ese momento, pienso que, si El BDSM consiste, entre otras muchísimas cosas y simplificándolo mucho, en convertir el dolor en placer, yo estoy siguiendo ahora el camino inverso, estoy convirtiendo el placer en dolor. Me voy relajando y me quedo, como desde hace tanto tiempo, dormido con ella, pensando en ella.
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