Xose es su nombre
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Louise.
Desde siempre he adorado la masturbación… y gracias a mi prodigiosa fantasía he tenido unas deliciosas sesiones de sexo yo solita en mi cama. Tuve un día una conversación con un ex novio sobre ello, que me han dado para innumerables deseos y fantasías, basadas en dos métodos que él usaba.
Como me encanta leer los relatos de vuestra página, voy a escribirlos de mi propia cosecha, con un poquito de mi… como mujer. Me excita un montón este tipo de cosas. Muchas veces en internet juego a ser un tío, y la verdad es que he aprendido un montón de los hombres con los que he estado… hasta hoy, que llevo un par de años reconvertida con parejas de mi mismo sexo…
Como gran masturbador que soy, cuenta Xose, me encanta experimentar todo lo que puedo leo y me cuentan. Al leer un relato de vuestra página he recordado alguna de las veces que he conseguido correrme masturbándome de las formas más originales.
Supongo que todo el mundo ha oído un par de métodos que circulan por ahí como el de la ducha, el cepillo eléctrico, el de la mosca… o el de sentarse encima de la mano para que se duerma y luego tocártela y que parezca que alguien te masturba: esta todavía no he conseguido probarla.
Como vivo solo en un ático, a menudo ando desnudo por la casa, sobre todo en verano, que me fascina tocarme y provocarme erecciones para estar todo el día excitado. Soy un poco salido. Lo más que he conseguido estar en erección han sido 8 horas en las que he estado en casa manteniéndome la erección de diferentes maneras: para quien no lo haya probado nunca, recomendároslo encarecidamente y advertiros que requiere una concentración total, porque la mínima distracción o tarea puede conllevar que se baje involuntariamente. Al final, ya agotado, tuve un orgasmo bestial que me dejó destrozado y empapado de semen.
Expulsé una cantidad enorme que me provocó un orgasmo fuertísimo que me hizo eyacular en 8 larguísimos borbotones de leche que sobrepasaron mis hombros y cayeron sobre mi pecho y vientre escurriendo mientras hecho polvo me recuperaba tirado en el sofá de mi salita (os juro que al día siguiente tenía agujetas en los brazos y en las muñecas).
Pues bien, fue viendo una peli (erótica) que me ocurrió algo que había oído alguna vez. Como sabéis en verano, con el calor, las moscas proliferan allá donde uno esté. Pues estaba yo con la peli a vueltas, agitándome la verga poco a poco (controlando para no pasarme) y un poco sudoroso, que una mosca comenzó a revolotearme. A veces se posaba en mi pecho, en los brazos… o se desaparecía y no volvía hasta el rato. Una de esas veces se me posó en la mano y en vez de espantarla la dejé hacer… tenía unas gotitas de sudor en el dorso de la mano, y por allí se entretuvo paseándose pensándome yo con la polla completamente erecta y el glande descubierto con la posibilidad que se me posara en ella. La primera vez no se movió de la mano chupando con su trompa la piel… pero quizás atraída por la piel o por el olor del glande la 2ª vez se encaminó hacia allí. No me moví ni un pelo y la dejé hacer.
Estuvo un rato caminando por la cabeza de la polla, pero por encima…sentía sólo unas cosquillitas que me hacía con las patitas, pero no había manera que se me fuera para la parte de abajo del glande. Como levantaba el vuelo y volvía ¡increíblemente! otra vez, estiré por completo la piel y apoyé mi miembro contra el vientre, por lo que ahora era la parte de abajo del glande, esa tan sensible la única donde podría posarse. Al momento así
lo hice. como había extendido una de esas gotas preseminales que salen por
la punta, estaba la fresita púrpura brillante y pegajosa y debió de gustarle, porque comenzó a pasearse y a posar su trompa y chupar la piel tensa. Las cosquillas eran muy leves, para mi desilusión y tan sólo concentrándome mucho y tensándome la polla al máximo la sensación de placer era apreciable…
No sé si por la impaciencia o porque quizá me esperaba más, acabé espantándola. No fue la única vez que me pasó, otra vez, también en verano de nuevo se me posó otra en el glande, quizás el pene tenga algo que las atraiga, pero un poco desilusionado no tuve paciencia para esperar (no sé si será una guarrada, pero por si acaso, me lavé enseguida por si los
gérmenes). Podéis probar a ver que sentís. Yo en concreto no fui capaz de ir a más… quizás si me hubiese movido o después de espantarla me hubiese dado unos meneos seguro que me hubiese corrido: era bastante excitante.
Si queréis probar, he oído una versión que quizás pueda ayudaros: es en la bañera, por supuesto en erección consiste en atrapar una mosca y sacarle las alas. Luego te la pones en la parte de abajo del glande, que tan sólo debe sobresalir un poco del agua. De esa manera la mosca, que nunca está quieta y no puede volar ni escapar (por estar rodeada de agua) no para de pasearse hasta que te hace correrte. Yo en concreto por lo que pude apreciar hay que tener muuuucha sensibilidad para enterarte… pero supongo que el asunto es posible.
Desde luego, eso sí, si algún día pruebo, tened por seguro que lo hago con uno de esos moscardones negros que hay tan gordos, seguro que por el peso y el tamaño de las patas puede ser más placentero. Si te da un poco de asco, prueba a cazarlo y antes de quitarle las alas, meterlo en una jaulita para grillos, déjalo unos días, y aliméntalo con un poco de azúcar o fruta. Luego póntelo en la punta y que lo disfrutes….
¿Qué tal?. Así me lo contó Xose más o menos, el resto lo he puesto de mi propia fantasía. Prefiero, la verdad, jugar con mi clítoris… es más divertido.
Si te parece bien y te gusta el relato, otro día te cuento como Xose usó su cepillo de dientes o el agua de la ducha (o quizá, como lo he hecho yo, que también lo he probado y eso sí que resulta un orgasmo garantizado)… ja, ja, me parece más divertido contártelo como si fuese él….
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!