Bendito clínex
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por paquitochocolatero.
Todo empezó una noche de San Juan, en una discoteca de playa, y lo típico, baile por aquí, tirada de trastos por allá (aunque sin demasiada suerte), y cuando ya todo parecía que iba a terminar de vuelta a casa hecho polvo y sin haber echado ninguno, me veo a un amigo mío metiéndose en el coche de dos madrileñas, y diciendo que no se bajaba del coche hasta que no le llevaran hasta Albacete, que es de donde somos, después de varias negociaciones, consiguió que accedieran a llevarle, pero de regalo, me metió a mí también en el asiento trasero de su coche, yo, la verdad no estaba para muchas fiestas ya, pero viendo que las chicas no estaban mal, y podría ser un dos para dos, pues accedí a irme con ellos.
El viaje a casa la verdad es que fue bastante animado, yo me senté en el asiento del copiloto y mi amigo y su amiga se sentaron en los traseros, y vamos, ni diez minutos duró el viaje antes de que los dos de atrás se comieran todo como si fuesen dos náufragos en una isla desierta y que yo le empezara a meter la mano por debajo de la falda a la conductora, la cual al principio estaba un poco reacia por el hecho de que podríamos tener un accidente, pero tras dos intentonas logré acceder sin problemas a su coño, el cual parecía ya una cascada, ¡y qué corto se nos hizo el viaje!
Fue llegar a casa de mi amigo y no hizo falta nada más, cada pareja a una cama, nosotros dos nos metimos en la habitación de los padres de mi amigo, y entonces ella tomó las riendas de todo, empezó a desnudarme y a desnudarse, todo al ritmo que ella marcaba, primero me quitó los pantalones y los calzoncillos y empezó a comerme la polla como hacía mucho tiempo que no me lo habían hecho, qué manera de mover la boca y la lengua, pero además sabía en todo momento mis reacciones, porque cuando estaba ya a punto de correrme paró, dejándome un poco contrariado, pero enseguida se quitó su camiseta y sujetador y me mostró su enorme par de tetas, las cuales me metió sin dilación en la boca, ¡de pocas me asfixia!, pero qué gusto
Estuve un buen rato sobando y lamiendo ese par de aldabas mientras una de mis manos intentaba bajar hasta su coño, pero cuando ya estaba a punto de llegar, me quitó la mano y me la puso en su culo para que empezara a sobárselo, mientras no dejaba que me distrayera de sus tetas, sus gemidos la verdad es que empezaban a ser lo único que se podía oír, hasta que, casi de un brinco, me puso su precioso y empapado coñito depilado en la boca, la verdad es que tenía sed, pero me quedé sediento enseguida, aquello parecían las cataratas del Niágara ¡qué manera de emanar líquido!, una par de veces tuve que apartarme para poder tragar bien, pero yo, intentando complacer a la dueña de la situación, conseguí que me empapara la cara con una corrida entre gemidos bestiales.
Cuando ella terminó, yo ya había logrado calmar un poco mi polla, entre otras cosas, porque no me dejó concentrarme en mí y sólo me quería para ella, se volvió a bajar y, poniéndome un condón con la boca, se puso encima mía, metiéndosela de un sólo golpe y empezando a moverse a ritmo, primero despacito, luego subiendo el ritmo para seguidamente volverlo a bajar, y a mí, de vez en cuando me dejaba tocarle esas enormes tetas, pero cuando ella quería, me las ponía en la boca para que me deleitara con ellas; la verdad es que no sé cuánto duré, pero fue lo que ella quiso, e hizo que me retorciera de placer, la verdad.
Yo estaba exausto, por la fiesta, el viaje y el polvo, pero ella no, así que, se fue a limpiar un poco, me dijo que hiciera lo mismo después, y cuando volví, no me dejó ni tumbarme, se puso a cuatro patas en la cama, y estando yo de pie, empezó a chupármela mientras me miraba, ¡Dios mío, en mi vida, después de haber echado un polvo, me había empalmado tan rápido!, empezó a chuparme la polla y los huevos como si le fuera la vida en ello, yo estaba que casi no me podía mantener en pie del gusto, pero volvió a controlar la situación y me dejó sin correrme, a cambio, se giró y me enseñó su precioso culo, el cual no me dejó penetrar, pero a cambio me deleitó con unas vistas de mi polla penetrando su coño fabulosas, yo no me movía, ni falta que hacía, ella se movía de atrás a delante y con unos giros que me reventaban de gusto, al poco tiempo me dejó que controlara un poco la situación cogiéndola de la cintura, y entre ella y yo nos dábamos unas embestidas que terminaron por mover la cama unos dos metros de su posición original.
Yo había veces que casi ni la notaba de lo mojada que estaba, pero eso daba igual, porque no me dejaba parar, hasta que llegó el momento de correrme, fue una corrida bestial, me retorcía como una lagartija, pero me dijo que ni se me ocurriera sacarla, y acto seguido, cuando todavía estaba terminando de correrme, ella empezó a moverse muy, pero que muy suave, hacia delante y hacia atrás, haciéndome retorcer más todavía, con unos espasmos que casi me desmontan la columna.
Terminé con un temblor de piernas increíble, pero después de este polvo, nos fuimos a la cama a descansar, y para mi desgracia, cuando me desperté, ya se había ido supongo camino de su casa con su amiga, la cual sí se despidió de mi amigo, pero yo me quedé sin saber nada más que su nombre, y aunque he vuelto a la misma discoteca, no la he vuelto a ver, por lo que siempre tengo la sensación de que fui un simple clínex, ¡Bendito Clínex!
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