BOTIN DE GUERRA. Parte 12
Sigrid, Alice y Habiba.
BOTIN DE GUERRA. Parte 12
Ralston sonrió satisfecho y se acercó a Sigrid, pasando sus manos por el culo expuesto. Separó las nalgas para resaltar el rosado orificio, levemente arrugado y totalmente contraído.
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Pues sí, ya te comenté cuando la revisé que su culito está totalmente cerrado, pero que sería fácilmente utilizable con algo de lubricante. Es un detalle que me lo hayas reservado a mí. La falta de lubricante es fácilmente solucionable. ¡Habiba! -llamó a la argelina mientras pasaba los dedos por el coño de Sigrid -En efecto, parece que el látigo la excita, porque está chorreando.
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Al final creo que haremos con ella una buena sumisa. Además, siendo de las Hitler Jugends está acostumbrada a obedecer, sólo había que recordárselo -rió Connors
Habiba se colocó, con la cabeza inclinada, junto a Ralston.
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Ven, pequeña. Voy a metérsela a la pequeña puta, así que hará falta que esté bien mojada y lubricada, y mi polla perfectamente lista. Así que ya sabes lo que tienes que hacer, ¿Entiendes?
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Habiba comprende, sidi. Quieres pequeña puta muy mojada y tú muy caliente, ¿Si, sidi?
La argelina se puso inmediatamente manos a la obra, pasando la lengua por el rosado ano de Sigrid, babeándolo y lamiéndolo, para a continuación hacer lo mismo con la polla de Ralston, que, brazos en jarras, contemplaba la operación.
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Jajajaja, te pareces a Patton, con los brazos así, en jarras – se carcajeó De la Charriére, mientras, cogiendo a Alice de la nuca, le sumergía la polla en la boca.
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Ya quisiera Patton encontrarse en mi situación -se chanceaba Ralston, mientas Habiba le babeaba con ansia. Poco imaginaban que Patton moriría el próximo mes de Diciembre.
Sigrid había descubierto que su Monte de Venus coincidia precisamente con el reborde acolchado del potro, y que el roce con su coño contribuía a la excitación que le provocaban los dedos y la lengua de Habiba. Con sus manos apretadas en los bordes laterales, movía lentamente las caderas, apretando suavemente y sintiendo la firmeza del mueble. Habiba, alternativamente movía la polla de Ralston a la vez que jugaba con el coño de Sigrid introduciéndole los dedos de su manita infantil, para sacarlos y embadurnar con fluidos el cerrado orificio. Alternaba lengua con dedos y de vez en cuando aferraba la polla de Ralston con los labios aumentando, si hubiera sido posible, su plenitud.
Ralston no se quedaba estático. Acariciaba las infantiles nalgas de la argelina, introduciendo los dedos en su coñito húmedo, juntando los jugos de ambas para lubricar el ano de Sigrid. Ni en sus más obscenos pensamientos había imaginado tener a su disposición a dos niñas, una aria de 14 años, lista para taladrar su ano virgen y una indígena argelina de 10 años, y demostrada experiencia para dar y recibir placer.
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Yo creo que esta perrIta está preparada -dijo Ralston, apartando a la argelina para colocar su polla justo en la entrada del recto de Sigrid. -a ver cómo se porta la raza superior.
Dió un lento empujón a sus caderas, de forma que su glande apretase el orificio que se le presentaba, dilatándolo levemente e introdiuciéndolo lentamente en el interior de Sigrid, que exhaló un gemido de dolor, ante la sonrisa malévola de Habiba. Estaba claro que la argelina disfrutaba con el sufrimiento de Sigrid. Colocada al lado de Sigrid, frente a Ralston, pudo apoyar las manitas sobre el culo redondo de Sigrid, presionando para abrirlo más aún.
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Sidi aprieta y yo sujeto -le indicó a Ralston – Puta alemana más dificil que Habiba, si?
Ralston incrementó levemente la presión, penetrando un par de centimetros más, notando los jadeos de dolor de Sigird, que lloraba silenciosamente apretando los labios. La retiró totalmente, momento que aprovechó Habiba para volver a pasar la lengua, ensalivándolo un poco más. Una nueva acometida enterró la polla de Ralston más de la mitad en el culo de Sigrid, que esta vez no pudo reprimir un grito de dolor, que exacerbó más aún a su follador, que continuó apretando, enterrando la polla en el tierno culito de Sigrid, que ya no podía aguantar, agarrandose fuertemente a los bordes del potro, gimiendo..
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Por favor, señor, por favor, se lo suplico…. me duele mucho. No puedo más. No puedo.
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Aguanta zorrita, aún te queda recibir más polla. Y la vas a recibir aunque gimas o grites. Quieres más? Pues toma polla, puta …. -y empujó un poco más en el estrecho ano de Sigrid, que volvió a soltar un grito agudo.
Ralston volvió a sacar la polla completamente del ano de Sigrid. Le hizo un gesto a Connors para que se aproximase. El culo de Sigrid se veia ya totalmente dilatado. Un agujero oscuro rodeado de bordes enrojecidos casi sangrantes. Habiba volvía a lanzar su saliva y dilatar con sus dedos los bordes rojizos.
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Habiba abre, sidi, tu mete polla hasta el final puta alemana, tu folla puta -alentaba la argelina.
Ralston no necesitaba ánimos. Colocó de nuevo el glande sobre el agujero dilatado de Sigrid y esta vez empujó hasta que sus huevos golpearon las nalgas de Sigrid, que soltó un aullido de dolor, notando todo el miembro incrustado en su ano. Ralston la sujetó por los hombros y comenzó a bombearla, más profundamente, sin ningún remilgo. Sigrid sentía un dolor indescriptible, los empujones hacían que su pubis golpeara con el borde del mueble, irradiando una calentura hacia su coño que compensaba el dolor brutal que taladraba su ano. Ralston la estaba abriendo totalmente sin compasión. La dureza del pene de Ralston no daba señales de menguar, por lo que intuía que aún le quedaba un buen rato de tortura, Pero no iba a darle el placer a Habiba de rendirse, ni pensaba volver a fallar a su señor, Connors, al que ya reconocía como tal. Si él lo permitía, si así lo quería, así lo haría, iba a soportar lo que viniera para que él la perdonara, para hacerse acreedora de su posesión.
Ralston la penetraba profundamente mientras ella miraba de reojo la sonrisa de satisfacción de su señor, de Connors. Oía, no podía verla, los gemidos de placer de Alice al recibir la polla de De la Chariérre en su culo y notaba las manos de la pequeña Habiba manoseándola el coño y separando los cachetes del culo para que Ralston entrara más profundamente en su recto. Puta mora, la estaba excitando con sus dedos. Comenzó a mover más el culo, facilitando la penetración. La dureza de la polla de Ralston se mantenía incólume. Mierda! Habría deseado que la follara a la vez Connors, como había visto que hacían con Habiba.
A duras penas, por la falta de espacio, bajó una mano a su coño, encontrándose con la de Habiba. La cogió, acariciándola, la guió hacia su clítoris inflamado. Ambas manos entrelazadas lo acariciaron y excitaron. Sigrid continuó palpando hasta poder encontrar el coño de la argelina. El espacio era muy reducido, sus cuerpos se frotaban y se entrelazaban casi como contorsionistas mientras Ralston seguía ahondando el culo de Sigrid. Consiguió llegar hasta el lampiño coñito de Habiba y ambas simultanearon las caricias en sus respectivos clítoris. La argelina estaba empapada, lo que, en parte, enorgulleció a Sigrid. Habiba estaba caliente por ella. Consiguió con un dedo acariciarlo mientras introducía otros dos en ese aposento resbaladizo. Su odio a la argelina empezó a reducirse al compás de su mete y saca en el coño de Habiba
El dolor producido por las potentes embestidas de Ralston persistía, pero su mente comenzaba a disociar el dolor que recibía de su situación. Debía recibirlo, es más, debían infligírselo. Era una puta, una zorra, era la puta de Connors, tenían derecho a utilizarla, y ella debería sentir placer por cómo la utilizaban. Su cometido, su misión, era dar placer a su Señor. Y si su Señor disfrutaba viendo cómo la torturaban, ella debía ser feliz por dar ese placer a su Señor. Y disfrutar de ese dolor. Estaba segura que ello le acercaba a su Señor. Su Señor…. le encantaba pronunciarlo mentalmente. Se sentía como un trocito cercano de Connors.
Se concentró en su cometido. Le gustó mentalmente. “SU COMETIDO”. Dar placer, estaba para dar placer. Ahora, a Ralston, a quien deseara Connors. Dejó de manosear el coño de Habiba y, sustituyéndola, llevó sus manos a sus nalgas, separándolas, exponiendo su ano, totalmente penetrado, a Ralston. Simbolo de su total entrega, bien abierta, para él, por deseo de su Señor.
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Húndala más, señor, entre en la kleine hure (pequeña puta), disfrute de la pequeña puta como desee -musitaba Sigrid mientras Ralston hundía totalmente la polla en su dolorido ano. -Sigrid es kleine hûndin (pequeña perra) para señor.
Con un potente rugido, Ralston clavó profundamente su polla en el ano de Sigrid, aferrándola por las infantiles caderas y descargó chorros de lefa en su ano, acompañándolas de fuertes embestidas,
Sigrid cayó sobre el potro, recibiendo así mismo el peso de Ralston sobre ella, jadeante tras tanto tiempo bombeándola:
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Dios, puta, que buen culo tienes, que suerte tiene Connors de disfrutarte.
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Yo puta de Amo Connors. Kleine hure (pequeña puta), obedece Amo Connors y orgullosa de que señor Doc haya disfrutado, ¿si? ¿Ralston ha disfrutado?
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Si, putita, sí, me has sacado la leche como una zorra experta.
Ralston soltó las argollas que aprisionaban los pies de Sigrid. Bajo ella, Habiba se afanaba por lamer el esperma que goteaba del culo de Sigrid.
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Alemana puta, dejas chupar leche de tu culo? Por favor, Habiba gusta leche de sidi Doc.
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Yo puta de Amo Connors. Pide a él.
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Amo Connors, puedo chupar culo de puta alemana? ¿Si?
Un grito de Alice indicó un feroz orgasmo y un gruñido de De la Charriere jalonaba la corrida en su culo.
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Puedes chuparlo, zorra, y también la corrida de tu señor en Alice, dos por el precio de uno -se rió Connors.
Alice se colocó al lado de Sigrid. Ambas arrodilladas exponiendo sus culos chorreantes de semen que llegaban hasta los muslos. Habiba se arrodilló tras ellas, lamiendo en cada una con fruicion el liquido que brotaba. Separaba las nalgas para abrir más los orificios e introducía la lengua y sorbia con los labios para obtener el máximo de semen de las dos chicas. Colocaba los labios haciendo un efecto ventosa mientras con una mano se masajeaba entre las piernas absolutamente excitada. Disfrutaba lamiendo a Sigrid y Alice, se excitaba furiosamente el coño mientras jadeaba.
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Habiba gusta saborear lefa de su Amo y de sidi Doc, por favor, sidi Connors, me das tuya tambien? Por favor, por favor, a Habiba le gusta -suplicaba la argelina a Connors, que abriendo el pantalón, se acercó a las tres chicas.
Sigrid y Alice contiuaban expuestas mientras Habiba se apoderaba de la polla de Connors, mamándola con sus labios embadurnados de lefa. Alternaba las lamidas de los culos expuestos con la polla de Connors. Mientras lamìa los culos, con la mano acariciaba la polla, para luego volver a introducírsela entre los labios. Realmente era una experta chupadora de pollas, pensaba Connors, a punto de eyacular sobre ella.
Alice y Sigrid se giraron, quedando las tres arrodilladas ante Connors, en actitud suplicante anhelando el rocío que esperaban que cayera sobre ellas. De la Charriérre y Ralston se unieron al grupo con sus penes erguidos. Habiba tomó el de Connors, Alice el de Ralston y Sigrid movía con decisión el de la Charriére. Los movían, los besaban, se lo introducían en la boca, lamiéndolos en profundidad. Parecian tres sedientas anhelando los jugos de los hombres. Se mezclaban las babas de las tres con el semen obtenido de los culos. El primero en explotar fue Connors. Al fin y al cabo el francés y el Doc se habían corrido hacía un rato en los culos de sus hembras, mientras él se excitaba con el espectáculo.
Potentes chorros de lefa espesa y densa fueron a parar a las caras de las tres, para, en pocos segundos recibir casi simultáneamente las corridas de Raslton y De la Charriére. Sus deditos continuaban exprimiendo los penes, intentando no desperdiciar ni una gota. Se lamieron las caras unas a otras, se besaban, se volvían a lamer presas de la excitación de haber recibido el espeso premio que deseaban y anhelaban.
(Continuará)
Corsario, ¡qué bien!, has seguido con esta historia, la verdad ya la extrañaba. Lo de los fallos, realmente son mínimos y más bien creo que son de estlo, por ejemplo, a mi me gusta cuando pongo una onomatopeya poner signos de admiración, los escritores de antes decían que eso era lo correcto y tal vez se me quedó grabado, pero en la segunda mitad del siglo veinte los escritores de la onda nos demostraron que eso no era necesariamente cierto. Me gustaron mucho, voy a tener que leer del noveno para atrás por que ya no me acordaba de algunas cosas. Saludos.
Gracias por tus comentarios, y en efecto, lo de los signos de admiración o interrogación, se me suelen pasar. Cosa del francés, Mi autocrítica es que la historia creo que se me está desmandando, pues tengo ideas sobre abusos en la retaguardia, interrogatorios brutales, corrupción y abusos y luego por fin, vuelta del protagonista a USA… Veremos lo que da de sí. Tengo planeado continuar con la otra serie, la de «Hice mujer a mi hija», que la tengo un tanto abandonada. Gracias por tus comentarios.