COCHADERA!
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Risotadas y bromas, carcajadas de estruendosa sonoridad femenina, y aquéllo era una continua algarabía en la cual todas aquellas inmensas y exuberantísimas piernudas festejaban alborozadas sus propias sornas y ocurrencias comentando una y mil cosas acerca de cómo atraparían a un hermoso vergudo, y a ése.
¡lo violarían a troche y moche!
Más cochinamente puercas, no podían ser aquellas ocurrentes cosas que se les iban ocurriendo a aquellas conchudas lujuriosas.
Todo era, al principio, en tono de mofa, y divirtiéndose con aquella grotesca fantasía de tener para sí, a un hermoso chico, y a ése.
¡ayy!!! ¡Pobre de ése!!!
Pero luego.
dicen:
-"¿Y por qué no hacerlo de veras???"
Risitas.
risitas por demás cochinas y miradas cómplices entre todas, y.
¡HECHO! ¡Todas, inmediatamente, se ponen absolutamente de acuerdo, para hacer realidad, la cochinada aquélla!
Ahora, todas aquellas despampanantes conchudas hermosas, commenzaban a tramar, aquéllo que con las más puercas y maliciosas ocurrencias, pensaban llevar a buen puerto.
Pero no lejos de allí, otra pandilla, ésta compuesta por un grupito de jovenzuelos imberbes pero de esos bestialmente degenerados y vergudos como demonios, estaban madurando un plan que venían desde hacía tiempo estudiando, y que consistía en atrapar a alguna pobre infelíz, para, entre todos.
¡violarla como endemoniados desaforados!
Sí: aquellos chicos, estaban absolutamente diopuestos, a llevar adelante aquel plan para descargar en alguna chica a la cual victimizarían, para hacerla el centro de mil vejámenes como planeados por el mismísimo diablo.
Además, los muy bellacos estaban ingiriendo unas drogas, que los iba dejando sementalmente potenciados como a toros en celo ya que estaban drogándose maquiavélicamente de manera tal que iban adquiriendo una sobrenatural potencia sexual que los estaba dejando no como humanos calientes sino como fogosos toros sementales, y aquel masculino grupete de muchachitos vergudos -porque todos eran vergudos, pero vergudos lo que se dice VERGUDOS, y así, de esa guisa, iban preparándose para atrapar a la infelíz que irían según sus planes a atrapar, y sobre ésa.
¡Ayyyy! ¡Pobre muchacha!!!
Vergudos y conchudas iban pues madurando sus planes, y por un lado y otro, aquéllo iba cobrando cada vez más morbosidad de la peor.
-Ahora.
las conchudas habían conseguido ciertas posiones como mágicamente efectivas que suministradas por inyección al macho lo tornarían miles de veces más potentes en lo sexual, y con ello, a ese pobre al que atraparían, lo irían a enloquecer a sexo, sexo y más sexo!!!
Llega por fin una noche en la cual ambas pandillas salen a buscar su víctima, y la diosa suerte.
¡los hace cruzarse en el camino!
Diez son ellas, y diez también, ellos son.
La noche es una cálida y hermosa noche calientemente primaveral, y allá en una solitaria zona que correspondía a un antiguo e inmenso puerto desde muchos años abandonado y ahora como inmenso lugar fantasmagóricamente solitario, ahí.
¡se encuentran!
En osada audacia tanto los muchachos como las muchachas deciden enfrentarse en una batalla de pandillas decididos a la conquista, y ahí mismo.
¡comienza la lucha!!!
Gritos de unos y otros y aquella fantasmagórica soledad de inmenso puerto abandonado, es ahora campo de batalla de singular combate de juveniles pandillas de varones una , y de mujeres, la otra.
-"¡VAMOS A AGARRARLAS A ESTAS MISMAS, Y VAMOS A REVENTARLAS A PIJAZOS!!!" Eran, los iniciales gritos de aquellos desaforados vergudos muchachos.
-"¡CUIDADO CHICAS.
A NO EQUIVOCARNOS Y A HACER LAS COSAS COMO SABEMOS!!!" Fueron los gritos lanzados por las conchudas degeneradas.
y la batalla.
¡ya comenzaba!!!
Por un lado y otro aquello eran corridas y parejas de chico y chica que rodaban abrazados en desesperadas luchas.
Los gritos de los varones y los gritos de las mujeres eran un permanente aliento y directivas hacia los suyos, y al comienzo, la lucha era pareja y sin desniveles a favor de ninguno.
Cualquier error podría costar carísimo, y ser aprovechado por la parte contraria.
aquéllo, parecía como cosa de película!!!
Uno de los varones consigue en un momento dominar a una muchacha, y desnudándose para comenzar a violarla, descuida su dominio lo que es aprovechado por la conchuda que inmediatamente revierte la situación dominándolo a él, a tal punto que hasta logra amarrarle las manos y los pies con la propia ropa que él se había quitado, y ya inmovilizándolo, por completo, lanza ella la carcajada y sale más que rauda a ayudar a una de sus compañeras que estaba dominando a su oponente en una lucha en la que desde el comienzo había sido ella dominante; y ahora, entre ambas.
en un santiamén, también lo desnudan y amarran como al anterior, para salir las dos corriendo a ayudar a otras.
La cosa comenzaba a ponerse negra para los vergudos que ahora gritaban dándose instrucciones desesperadamente angustiosas, mientras que las conchudas también gritaban, pero con entusiasmadas algaravías en los gritos.
Aquel primer error de uno de los chicos estaba pagándose muy caro, y las conchudas habían sabido aprovechar de manera perfecta las oportunidades presentadas, y ahora los gritos de los vergudos eran desesperados gritos de angustia, y las conchudas ya largaban carcajadas en aquella batalla que iban desnivelando con velocidad avasallante.
Los varones iban quedando uno tras otro esparcidos en un sitio y otro así completamente desnudos y amarrados de pies y manos, mientras cada vez más mujeres corrían libres y a las carcajadas a ayudar a sus compañeras que veían cómo en su auxilio venían ahora hasta de a dos y de a tres.
El último chico.
fue capturado por las diez conchudas, en un estridente coro de femeninas carcajadas mientras esparcidos por un lado y otro, yacían desnudos y atados.
¡todos los otros!
Las conchudas habían salido aquella noche buscando capturar a uno para la diversión, y.
¡capturaron a DIEZ!
Saltaban ahora y aplaudían y chocaban triunfales sus manos en lo alto todas, y bailando con los brazos bien en alto y haciéndoles las más socarronas morisquetas mientras bailaban en derredor a cada uno de ellos ahí a sus pies, comenzaban ahí mismo aquella dominante orgía despampanante donde irían a divertirse como verdaderas diablas de la lujuria haciéndolos explotar una vez tras otra en orgasmos de caballos porque los habían capturado, precisamente.
¡calientes como caballos!!!
Las conchudas despampanantes hacían lo que querían con los vergudos que gritaban como desaforados sintiendo aquellas atroces cosquillas que ellas les hacían, y que era recién el comienzo de una larguíma cadena de cosas que les harían a troche y moche.
La luz de la luna iluminaba aquella insólita orgía nocturna allá en aquel puerto abandonado y a quilómetros del alma más cercana, y allí, ahora las conchudas eran diosas absolutas sobre aquellos infelices vergudos calientes y juguetes de todas ellas.
los gritos prolongadísimos de los vergudos anunciaban los orgasmos que los tomaban por alocado asalto, y en medio de alaridos de alocado placer desesperado y las estridentes carcajadas de las conchudas, los gruesos y potentes chorros de cremosa leche saltaban al aire por las inmensas y empinadas vergas que las conchudas les pajiaban a su total placer y antojo, riendo a carcajadas al ver aquellos blancos chorretes largos y como interminables que la luz de la luna iluninaba en cada acabada.
Unas y otras hacían lo que querían con el que cada una tenía ya para sí, y aquello era ya una COCHADERA despampanante y sin frenos.
Ellas los habían capturado "bien cargaditos" pues los muy bestias se habían estado pacientemente preparando para quedar como bestias sementales, y ahora.
¡ellas los tenían atrapados así!!! Pero había otra cosa todavía más gorda y peor para ellos:
¡Las conchudas tenían otra carta bajo la manga!: Tenían aquellas posiones para calentarlos de manera multiplicadamente mayor a la que ya tenían, inyectándoles lo que ya, las muy conchudas suertudas tenían para inyectarles!
¡POBRES VERGUDOS!!! La suerte.
había estado del lado de las conchudas!!!
Desesperados y como a punto ya de enloquecer, las veían ahora cómo ellas iban tranquilamente pero con maliciosas sornas, preparando aquellas jeringas y ampollas y agujas.
¡para inyectarlos!!!
Las triunfadoras muchachas.
comenzaron con sádicas risas, morisquetas y miraditas por demás burlonas y mordaces.
¡a inyectarlos!!! Las agujas iban ensartándose en los huevos grandotes y henchidos de los vergudos, y las conchudas reían pasándoles adentro, aquel líquido mágico que los transformaría, en verdaderos monstruos sementales para gozar de ellos, como la conquista que habían sabido ganar.
(Continuará).
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