De putas por Marruecos
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por KarlaSuarez.
Hacía tiempo que no veíamos a este amigo de mi marido que en sus viajes por el mundo, le gustaba explorar lo que tiene que ofrecer cada país, y especialmente el ambiente de la prostitución al que él era muy aficionado y siempre que lo veíamos nos gustaba que nos contara sus últimas aventuras y hace poco nos lo encontramos en una calle y nos paramos a hablar, y esta vez sabiendo que a mí no me importaba que hablara libremente de esas cosas, empezó a contarnos con todo tipo de detalles, mientras tomábamos algo en un sitio tranquilo.
Nos dijo que había estado un tiempo en Marruecos por motivos de trabajo, en ese trabajo tan privilegiado que tiene que le permite estar a la vez trabajando y de turismo por los países que visita y como sabíamos que a él le gustaba especialmente el turismo sexual, le preguntamos cómo estaba el tema ahora en Marruecos:
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– Pues mirar, Marruecos es una maravilla, con muchas cosas por descubrir y que siempre te sorprende.
Hace años era distinto, mujeres muy guapas y por poco dinero te las podías llevar al Hotel, aparte de las nenas que se te ofrecían por la calle, que eran toda una tentación y un desperdicio no aprovechar la ocasión, por lo que también era fácil subírselas a la habitación, mientras en la recepción miraban para otro lado, ya sabéis por qué.
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– ¿Y ahora no es así?
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– No, la situación ha cambiado mucho, por culpa de todo esto del terrorismo, hay mucho más control en las calles y en los Hoteles no te dejan subir a nadie.
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– Vaya, pero putas seguirá habiendo, ¿no?
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– Claro, ellas y sus familias tienen que seguir ganándose la vida y ahora lo hacen de forma más discreta, por lo que han tenido que organizarse de otra manera.
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– O sea, que ahora no te las encuentras por las esquinas ni en las puertas de los Hoteles.
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– No, ahora en cuanto ven que eres de fuera o turista, se te acerca alguno ofreciéndote mujeres o niñas, lo que más te guste.
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– Así que a los que les gusta follarse a las nenas todavía siguen yendo.
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– Claro, esas nunca faltan, porque es donde ganan más dinero.
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– Entonces, ¿Cómo funciona ahora eso?
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– Ya os digo, en cuanto ven a alguien de fuera por la calle, se te acercan, mujeres incluso y te preguntan directamente: –“Buscas mujeres, niñas….
” – “¿Te gustan las niñas?”.
Y te dicen que te pueden conseguir lo que tú quieras.
Llegan a ser agobiantes, jaja.
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– Seguro que tú fuiste alguna vez.
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– Sí, claro, ya me conocéis.
Una vez iba con un compañero y se nos acercó uno ofreciéndonos chicas y como mi acompañante hacía poco que había llegado y nunca había visto eso, aceptamos ir a donde nos llevaba nuestro contacto.
Nos llevó por esas callejuelas laberínticas que hay por allí, que si vas sólo ni te atreves a meterte.
Nuestro guía llamó por teléfono para que fueran preparándolo todo mientras llegábamos.
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– A mí me daría miedo eso.
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– Sí, hay que ser un poco atrevido, pero allí con los turistas no se meten, porque son su medio de vida y los protegen.
Así que al final llegamos a una casa que por fuera era como las demás, pero dentro nos hicieron pasar a una sala grande en donde había más de diez mujeres, desde viejas arrugadas hasta niñas de 10 o 11 años, vestidas con unas sedas transparentes y una música árabe hipnótica que te hacía tener la impresión de haber entrado en otro mundo.
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– Tú no conocías eso.
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– No, que va, nunca había ido, No tiene nada que ver con Sudamérica, o incluso Asia, que hacen las cosas de otra manera y tienen otro carácter.
Con los árabes, todo es misterio, sensualidad y tienen unos rituales que tienes que respetar.
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– Sí, son un poco especiales.
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– Simplemente es adaptarse a sus costumbres y no tienes ningún problema.
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– Tu amigo se quedaría muy sorprendido al ver eso.
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– Imagínate.
Encontrarse allí a todo tipo de mujeres juntas a tu disposición te deja muy excitado y sin saber por dónde empezar.
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– Le llamaría la atención ver a esas nenas tan jovencitas allí.
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– Sí, no se lo esperaba, aparte de que él iba buscando mujeres más formadas, aunque fueran jóvenes, pero verlas allí vestidas de esa forma tan sensual y tan apetecibles, te hacía fijarte en ellas.
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– ¿Y que hicisteis?
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– Nuestro guía nos explicó los precios y los servicios que daban.
Podíamos elegir a la que quisiéramos para entrar en la habitación con ellas, pero nos dijo que si queríamos estar con alguna de las nenas más jovencitas, tenía que entrar con ella otra mujer adulta para que se sintiera más tranquila y para que nosotros la tratáramos bien y con cuidado, ya que no tenían mucha experiencia.
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– Bufff, que morbo ¿no?
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– Sí, eso nos llamó la atención, porque así podíamos tener a dos mujeres en el mismo servicio e imagínate el morbo de ver a la mayor enseñando a la nena como hacer las cosas.
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– Ya te digo.
Al final elegiríais a alguna de ellas, ¿no?
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– Sí, mi amigo estuvo de acuerdo, porque no pudo resistirse a vivir esa experiencia, pero el escogió a una que nos dijeron que tenía 14 años y yo a la de 11, entrando con nosotros una de las mujeres, pero todos juntos a la misma habitación, porque tenían que dejar libres las otras habitaciones para otros clientes que llegaran.
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– ¿Cómo eran las nenas?
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– Mujeres guapas las hay en todos los sitios y las árabes lo son especialmente, pero cuando te ponen en la misma habitación para que elijas entre unas bellezas árabes y una cría preciosa también, piensas que con mujeres como ellas vas a tener más oportunidades de poder estar, pero con una nena jovencita quizás no sea tan fácil.
Eso fue lo que me dijo mi amigo y tenía razón.
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– Las disfrutaríais mucho.
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– La de 14 estaba más acostumbrada y nada más ver la polla de mi amigo ya se puso a comérsela, pero la de 11 estaba más tímida y la señora me dijo que era su primera vez con un hombre.
No sé si sería verdad pero virgen era todavía.
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– Qué maravilla poder lamerle el chocho a una cría así.
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– Si, primero la besé para ir calentándola y que se relajara mientras la sobaba bien el coñito, y no veas como se mojaba al pasarle el dedo.
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– ¡Qué cabrón eres!, como me estás poniendo (decía mi marido).
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– Estuve un buen rato jugando con ella, poniéndose en la boca luego para que me la chupara, mientras la señora la enseñaba como hacerlo, poniéndose las dos a hacérmelo a la vez.
Fue algo increíble ver eso.
No pude aguantar mucho sin correrme en sus bocas.
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– Te das cuenta de cómo las enseñan a ser putas ya desde pequeñas.
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– Sí, es tremendo.
Al poco rato, mi amigo ya se estaba follando a la otra cría, primero encima de ella, clavándosela bien y luego fue cambiando de posturas.
Y yo ya le había metido dos dedos la que estaba conmigo y la masturbaba haciéndola gemir de una manera que me excitaba muchísimo, por lo que se la quise follar y la señora me paró, diciendo que no, abriéndose ella de piernas para que se la metiera a ella.
Como tenía tantas ganas, no quise discutir y me puse a follar con ella hasta que me corrí.
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– ¿No habíais negociado follar a las crías?
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– Sí, yo suponía que estaba todo incluido, pero la señora me dijo que era virgen, y que si yo quería follarla, tenía que pagar más dinero a ella y mi amigo que había estado mirando muy excitado como yo jugueteaba con la más pequeña, la dijo que él la pagaría más dinero si la follábamos los dos, y aunque sabíamos que nos estaba sacando más dinero por lo que ya habíamos pagado antes, después de regatear con ella, aceptó.
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– Con los árabes siempre hay que estar negociando.
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– Sí, siempre, disfrutan con eso, llevan el comercio en la sangre y puedes conseguir lo que quieras con ellos si sabes negociar, hasta que te dejen follarte a su mujer.
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– ¿Entonces como hicisteis con la nena?
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– Como él había pagado, me dijo que nos la cambiáramos, jaja, quien lo iba a decir, él que me decía que no andaba buscando crías y que prefería a una con las tetas bien puestas.
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– Vio lo caliente que se ponía contigo, y le entraron las ganas a él también.
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– Ya ves, se puso como loco a lamerla por todos lados, la abrió las piernas y se puso a metérsela, pero la señora le dijo que ¡despacio!, ¡despacio!, jeje.
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– Debió de ser un espectáculo eso.
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– No te imaginas, a mí no se me bajó ni un momento en el tiempo que estuvimos allí.
Finalmente mi amigo se la metió entera y empezó a follarla con ganas hasta que volvió a correrse.
Me cedió el turno a mí y mi polla entró muy fácilmente en su coño todo lleno de leche, pero yo quise disfrutarla bien sin darla fuerte para poder recrearme con ella sin correrme tan pronto, hasta que finalmente termine también.
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– Llevabais un buen rato ya con ellas.
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– Sí, allí no miran tanto el tiempo como aquí.
Tú pagas y estás lo que quieras.
Por eso mi amigo que ya la tenía dura otra vez, quiso metérsela por el culo a la nena y la señora otra vez que no, que ¡pagar más¡
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– Jaja, ¿y pagasteis?
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– Claro, a pesar de todo eso, seguía siendo barato y lo estábamos pasando como nunca, así que le dije que esta vez lo pagaría yo.
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– ¿Por el culo tampoco se la habían metido a la cría?
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– Sí, yo creo que sí, porque las estrenan por detrás, así que supongo que alguno se la metería primero, a lo mejor hasta algún familiar de ella.
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– Ya, suele suceder.
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– El caso es que esta vez fui yo el primero en ponerla a cuatro patas y metérsela por detrás.
Con todo el semen que tenía entre las piernas, lo tenía ya lubricado y pude disfrutar de su culito de una forma tremenda hasta que volvió a hacerme correrme dentro de ella.
Luego mi amigo tomó el turno y a follarla otra vez sin que la cría parara de gemir ni un momento.
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– Os quedasteis bien vacíos.
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– Sí, la verdad, además la señora nos dijo que ya estaba bien, que el tiempo se había acabado y tuvimos que dejarlas.
Al salir nos fijamos en que la nena más pequeña ya no estaba allí, así que ya estaría con alguno en la habitación convirtiéndola en otra puta como las demás.
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– Después de eso, seguro que volvisteis.
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– Sí, pero no a aquel lugar.
Veréis.
Allí en Marruecos siempre tienes la sensación de estar siendo observado, sobre todo cuando te sales de las zonas más turísticas.
Y eso fue lo que nos pasó los siguientes días.
Yo creo que sabían que habíamos estado con nenas jovencitas y debían están observando nuestros movimientos para ver si andábamos en busca de más nenas de ese tipo.
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– Que raro, ¿no?
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– Sí, ya os digo, los árabes son de una forma especial, tanto ellos como ellas, con unos rituales muy estrictos y sus comportamientos a veces parecen un poco extraños, pero cuando tienen tu confianza son los más hospitalarios del mundo y te ofrecen hasta sus casas, con todo lo que tienen dentro, incluyendo a sus mujeres.
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– Ya nos tienes intrigados.
¿Qué sucedió después?
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– A los dos días, se nos acercó otro hombre, que empezó a hablarnos de su hermana, que se había quedado viuda y tenía dos hijas pequeñas, por lo que necesitaba ayuda económica.
Nosotros nos quedamos un poco sorprendidos por lo que nos contaba, suponiendo en un primer momento que nos pedía unas monedas para ayudar a su hermana, pero enseguida nos aclaró lo que en realidad buscaba de nosotros.
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– ¿Qué os dijo?
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– Pues que él sabía que nos gustaban las niñas y que podía ofrecernos a sus sobrinas si éramos generosos con su familia.
Mi amigo y yo nos quedamos mirándonos sin saber que contestarle, pero él le preguntó que como eran, a lo que nuestro interlocutor prefirió contestarnos que era mejor que las viéramos nosotros mismos, así que la curiosidad nos pudo más que el temor que podíamos sentir por una situación tan extraña como esa y fuimos con él unas calles más alejadas por una zona que nunca se nos hubiera ocurrido ir solos.
Finalmente llegamos a la casa y nos abrió la puerta una mujer muy joven con una cara preciosa, aunque no podíamos adivinar como era su cuerpo debajo de esos ropajes.
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– Desde luego hay que ser atrevido para meterse en esos sitios en esos países, tal como están.
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– Sí, hay que ser un poco temerario a veces, pero la recompensa que puedes tener al final, merece la pena, como en esta ocasión, en la que al entrar en la casa, nos encontramos a dos nenas de unos 13 y 10 años, que calculamos nosotros y luego nos confirmó su madre.
Quizás la de 10 para mi gusto me pareció demasiado pequeña todavía, pero mi amigo se notaba que le había tomado el gusto por las más pequeñas y las miraba entusiasmado, sobre todo, cuando su tío la mandó abrir las piernas para que viéramos el chochito tan rico que tenía.
La verdad es que eran las dos preciosas, con una piel morena brillante, unos grandes ojos negros, pelo largo oscuro y la mayor con unas tetas ya apreciables.
Ellas estaban prácticamente desnudas, por lo que podíamos admirarlas perfectamente y cuando nos tenían a los dos realmente excitados, nos preguntó su tío, que nos parecían, y si nos gustaban, a lo que le respondimos que sí, que eran muy guapas, y él empezó a hablarnos de dinero, y aunque al principio nos pareció excesivo lo que nos pedía, luego prosiguió con el típico regateo de ellos, ofreciéndonos a la madre también y que podríamos ir las veces que quisiéramos, ya después por menos dinero.
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– Seguro que os convenció.
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– Sí, en situaciones como esa es difícil decir que no, aunque te pidan mucho dinero, porque sabes que algo así no es fácil de conseguir y el morbo que sientes te hace superar todos los miedos, así que aceptamos.
Le preguntamos si ellas habían tenido alguna experiencia previa y él nos dijo que un vecino de ellas que las ayuda económicamente, había ido a casa alguna vez a casa a sobar a las niñas y a follar a la mayor y a la madre.
Nosotros nos quedamos más tranquilos al decirnos eso, ya que no sería tan traumático para las nenas estar con nosotros por estar acostumbradas ya a tener sexo.
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– ¿Os dijo que a la pequeña no podíais follarla?
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– No dijo nada.
Solo nos dijo que podríamos disfrutar de lo que las niñas quisieran darnos y tan enigmático como todos ellos, nos dijo que según nos comportáramos con ellas, ellas nos irían respondiendo.
Yo creo que para ellos no era tan importante que folláramos a la pequeña o no, porque ya sabéis que muchas veces las entregan en matrimonio, incluso con menos edad, a viejos que dan una buena dote a la familia.
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– Sí, es verdad, Se casan con ellas de niñas y supongo que será para follarlas desde la noche de bodas ya.
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– Así es.
A esas cosas están acostumbrados.
Así que su madre nos dijo que fuéramos a otra habitación donde había unos colchones puestos directamente en el suelo, con cojines y varias mantas, que era donde dormía ella con las niñas.
Su tío nos dijo que en esa habitación, cuando su hermana se quedó viuda, sus hijas la habían visto muchas veces como follaba con el vecino y como luego empezó a meterse con ellas también, así que no se asustaban por ver una polla.
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– Debió de ser muy morboso y excitante para vosotros estar con la madre y las hijas todas juntas.
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– Imaginaros.
Es algo único.
Mi amigo esta vez se puso directamente con la más pequeña a acariciarla, sobarla por todos lados, mientras la metía la lengua en su boca saboreándola toda, para luego bajar a su vagina y recrearse chupando todos los jugos que salían de ella.
Yo me dedique a la mayor, que ya se había desnudado para mí, llamándome especialmente la atención sus duras tetas y oscuros pezones que chupaba alternativamente, mientras su madre que también se desnudó mostrándonos su impresionante cuerpo y dándonos cuenta en ese momento de que estaba embarazada, seguro que a causa de alguno de los polvos de su vecino.
Ella se puso a chuparme la polla, mientras yo le metía la mano al coño de las dos.
La madre se tragaba entera mi polla y parecía que me iba a hacer correr ya, por lo que tuve que quitarla, para no correrme tan pronto y durar un poco más, pero me fue realmente difícil el aguantar en esa situación tan excitante en aquella habitación todos juntos.
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– Sí, debió de ser impresionante.
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– Luego la madre puso a su hija a mamarme también, mientras yo miraba de reojo lo que hacía mi amigo con la pequeña, a la que también había puesto a mamar.
Yo no pude más ya y quise follar a la cría que tenía conmigo.
Me recosté en uno de los cojines que tenían y la puse encima de mí para ver cómo se movía y acariciar sus tetas una y otra vez, atrayéndola hacia mí y besándola a la vez que me cabalgaba hasta que no pude aguantar más y me corrí dentro de ella.
Luego la madre también se me puso encima, sin que, de forma increíble, se me bajara la polla con la eyaculación.
Fijaros lo excitado que estaba, porque las tetas de esa mujer eran de lo mejor que había visto en mi vida, con el corazón acelerado y disfrutando como nunca gasta correrme otra vez en el coño de la embarazada con unos labios súper hinchados.
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– Y tu amigo se estaría follando a la otra nena ya.
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– Si, ya tenía toda la polla dentro de su coño y ella sin quejarse, por lo que supusimos que el vecino se la había follado a ella también anteriormente y también por la forma de gozar de ella, gimiendo sin parar hasta hacer a mi amigo correrse.
Y Yo sólo de ver eso ya se me puso dura otra vez y cuando la sacó él se la metí yo y me puse a follarla sin pensar siquiera en la edad que tenía, porque se comportaba como una verdadera puta.
En ese momento, un señor que estaba cerca de nosotros nos interrumpió y nos dijo:
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– Perdonen la intromisión, pero es que les estaba escuchando y me estaban recordando cuando estuve yo allí también.
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– ¿Usted también estuvo de putas?
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– Sí, pero no se crean que yo iba buscando a esas nenas como suelen ir otros.
A mí no me atraían y yo prefería a las espectaculares mujeres que hay allí.
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– ¿Y nunca tuvo la tentación?
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– Sí, claro.
Si me lo permiten, les puedo contar lo que me pasó.
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– Sí, por supuesto, usted ya ha oído mi historia, jaja.
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– Perdonen otra vez por haber estado escuchando, pero no puede evitarlo.
Pues verán, como les decía yo iba buscando mujeres solo y como le pasó a usted y su amigo, a mí también me llevaron a una de esas casas para follarme a una, y entre en la habitación con la que más me gustó, pero ella me dijo que si podía entrar su hija con ella también, que quería que aprendiera el oficio.
A mí me pareció un poco raro, pero como allí todo es raro, pues no me importó que estuviera allí mirando.
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– Eso lo hacen algunas para después con esa excusa sacarte más dinero, cuando ellas ven que te empiezas a enviciar con la cría.
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– Efectivamente es así.
Yo no lo sabía y acepté.
Yo empecé con su madre, pues lo normal, a besarnos, sobarla y lamerla toda, mientras ella me la chupó también.
Su hija era una chiquilla de unos 13 años y yo ni me fijaba en ella, si estaba allí o no, pero en un momento dado, cuando la madre me estaba besando, noté que su hija me la empezó a chupar, no sé si por indicación de su madre o porque a ella la apeteció, pero me dio tanto morbo que la dejé hacerlo.
Entonces fue cuando me dijo su madre que si me la quería follar, tenía que pagar un suplemento.
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– Claro, siempre hacen eso.
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– Yo la verdad que en un principio ni pensaba en follarme a la cría, porque podía haberla elegido antes si fuera buscando eso, pero en ese momento estaba tan caliente que no quería que la nena dejara de chupármela y acepté lo que me pidió la madre.
La nena se había desnudado y su cuerpo era precioso con un coño de lo más exquisito que me dediqué a comérselo sorprendiéndome lo rico que estaba y me di cuenta de lo que me había estado perdiendo hasta ahora.
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– Ahora entiende porque todos van allí buscando a esas crías.
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– Sí, lo comprendo perfectamente y yo mismo he vuelto otras dos veces buscando eso precisamente.
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– O sea, que al final te acabaste follando a la madre y a la hija ¿no?
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– Buufff,….
fue el mejor polvo de mi vida y no me importó pagar ese dineral, porque eso sí, follan de maravilla, pero son especialistas en sacarte el dinero.
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– Bueno, si te aficionaste a eso, será que no te importa mucho el dinero.
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– De dinero estoy bien, pero claro que me importa, no lo voy a ir tirando, pero ya sabéis como están las cosas ahora con estos temas, que son muy arriesgados, y si fui otras dos veces, es porque conocí a una mujer allí que tiene una hija y me permite compartirla de una forma discreta, ya que ella no se dedica a esto.
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– Que rico, pues eso es más morboso todavía.
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– Sí, porque es una mujer muy morbosa y me pone en unas situaciones muy excitantes con su niña.
A veces ella misma le aparta la braga a su hija para que la vea su rajita y se la meta, no sé, hace cosas así, a mí me vuelve loco, pero la pena es que no puedo ir más a menudo.
Se nos hacía tarde y tuvimos que despedirnos de nuestro amigo y de este nuevo conocido que nos había contado esa historia tan interesante también, pero como veis, el mundo está lleno de sorpresas y nunca se cansa una de conocer cosas nuevas.
Que te cojan y te paguen