Deseada por unos albañiles
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Karenlove.
En mi relato anterior voyeur “en la playa nudista”, me describí, así que comenzaré a relatar.
Les platicaré algo que pasó hace más de un año, cuando recién me había casado y mi marido y yo decidimos ir a rentar una casa.
Una tía le consiguió una, pero estaba algo fuera de la ciudad, era una casa nueva.
Mi calle era cerrada y yo vivía hasta la última casa, las de mi cuadra apenas se iban a vender, las de enfrente les faltaba pintarse, excepto una que estaba sobre mi calle pero poco más retirada a la mía, la cuál seguían construyendo.
No tenía vecinos, solo a espaldas, así que prácticamente estaba sola, ya que mi marido trabajaba todo el día, no vendría hasta como las 7 de la noche.
Sucedió que nos mudamos, todo iba muy bien, estaba todo muy tranquilo y seguro, de lejos, veía a unos albañiles construyendo la casa, pero llegó un día que mientras preparaba la comida para mi y cena para mi marido, me faltaban algunas cosas y tenía que ir a una tienda que estaba a 3 cuadras de mi casa, así que tendría que pasar por el frente donde estaban los albañiles.
Decidí ir con mi minifalda gris, pegadita, a 5 dedos del inicio de mis nalgas, con una tanga blanca, blusa blanca de tirantes, bra negro, con el pelo suelto y sandalias, tomé mis llaves, dinero y sali de la casa.
Cuando pasé frente a la casa en contrucción, estaban dos albañiles recogiendo material y fue cuando me chiflaron y me dijeron adiooos, yo solo voltie y les sonreí, segui caminando a la tienda.
De regreso noté que eran 5 los albañiles fuera de la casa, me estaban esperando pasar para verme, eso hizo que llamara mi atención, que me vieran caminar con mi minifalda, que vieran mi cuerpo pasar frente a ellos.
Fue cuando escuché nuevamente que me chiflaron varios de ellos, uno me dijo adiós mamacita, voltié a sonreírles y saludarlos con la mano.
Fue cuando uno de ellos, como de 30 años, cruzó hacia mi lado para saludarme, me dijo buen dia corazón, gustas que te ayude con las bolsas? Yo traté de hacerme la difícil y decirle no gracias, estoy bien, me volvió a insistir anda cariño, dámelas, aquí esta muy solo y es peligroso para ti, te acompañaré a tu casita.
Entonces caminamos hacia mi casa, el estaba muy cercas de mi y quiso tomarme de la cintura, yo me hice a un lado como marcándole un limite, pero dentro de mi mente, tenía ganas de que me tomara de la cintura y me rodeara con sus brazos muy bien formados.
Llegamos a mi casa, abrí la puerta y tomé las bolsas para dejarlas por un lado de mi, le agradecí al albañil y me dijo no es nada corazón, con una mujer como tu haría lo que fuera, yo solo me reía y me sonrojaba.
Despues me dijo oye te puedo decir algo con todo respeto? Le dije que sí.
Me dijo te ves muy buena y sexy con esa ropita, te luce muy bien, te ves bien buena así, que suerte la de tu marido.
Le conteste ay no como cree, no estoy sexy, míreme, le dije mientras daba una vuelta, lo que hizo que le dejara una expresión con la boca abierta.
Y a la vez me volvió a hacer un cumplido pero mas atrevido, ay amor, tienes un culo muy sabroso, una colita riquísima, como quisiera poder tocarla, solo reía y le decía jajajaja algún día y muchas gracias por los cumplidos.
Me sentía sonrojada y a la vez excitada, cuando alguien me hace cumplidos de esa manera respecto a mi cuerpo, es algo que me encanta.
Me despedí del albañil y le volví a agradecer por el favor.
Eso hizo que estuviera pensando todo el día lo que había pasado en ese rato con los albañiles, incluso me imaginaba llegar a visitarlos vistiendo de una forma provocativa, exhibirme ante ellos y que me dijeran cosas excitantes, era una idea que me empezaba a volver loca.
Dos días después, necesitaba comprar algo para la comida otra vez, sabía que al ir a la tienda me encontraría a los albañiles trabajando, así que quise ir vestida de una forma sexy para llamar aún más su atención.
Así que decidí ir con un short de mezclilla pequeño, ajustado, una blusa azul sin tirantes y escotada del pecho que apenas me llegaba al ombligo, con una tanga rosita de encaje, pero esta vez, decidí no usar bra e ir con el pelo suelto.
Me miré al espejo antes de salir de la casa y noté como apenas se notaban mis pezones en la blusa, sonreí y dije, esto los volverá locos, tomé mis llaves y dinero para comprar lo necesario y salí de la casa.
De lejos vi a 3 de ellos descansando fuera de la casa y seguí caminando con normalidad y al pasar frente a ellos, es decir, al otro lado de la calle, vi cómo me veían con asombro y excitación, fue cuando uno me chifló y otro me dijo adiós corazón, que te vaya bien.
Esta vez decidí entrar un poco en su juego y les contesté adiooos, con una gran sonrisa y moviendo la mano, seguí con mi camino hacia la tienda.
Venía de regreso a la casa y tenía que volver a pasar frente a ellos y como era de esperarse estaban los 5 albañiles viéndome pasar.
Esta vez pude apreciarlos un poco mejor, era uno como de 18 años, otro de 30 años que fue quien me había acompañado el otro día a la casa, otros dos de mayor edad, como de 40 años y el último, que se veía era un señor ya grande, canoso, algo gordo.
Todos los demás eran delgados, corpulentos y los 5 eran de piel morena, debido a estar trabajando todo el día bajo el sol.
Así que cuando pasé fue cuando me volvieron a chiflar y uno me dijo adiós amor, vete por la sombrita, quise responder diciéndoles adiós chicos, trabajan bien eee.
Fue cuando el albañil de mayor edad cruzó hacia mi lado y dijo hola mi amor, te ayudo con el mandado? Esta vez no me hice la difícil y le dije si, muchas gracias, con una linda sonrisa y caminamos hacia mi casa, pero ahora, el viejo me tomó de la cintura y dejé que pusiera su mano ahí, me repegó a el, sentía su mano grande y rasposa en mi cuerpo, alcancé a notar un olor a sudor proveniente de el, debido a su arduo trabajo.
Llegamos a mi casa, abrí la puerta y entré, le agradecí al albañil y tomé la bolsa del mandado.
El señor me dijo ay mi amor, estas bien buena y se ve que eres toda una putita, dejar que te abrazara y mira, no traes nada abajo, se te ven todos tus ricos pezones.
No pude evitar sonrojarme y decirle riendo, ay señor, que cosas dice, sólo quise darles una pequeña vista para que se animen a trabajar.
Me contestó si mi amor y lo haces genial, pero mis colegas y yo decidimos que en que te luce mejor la minifalda que traías puesta el otro día, se te ve mejor tu cola y más si traes tanga como aquel día.
Me sorprendí por lo que me dijo y le pregunté, como sabe que usaba tanga? Me contestó, Andrés nos contó que le modelaste y que se te marcaba la tanguita en esa falda, quisiera verte así en hilo.
Le respondí esta bien, cuando vaya a la tienda usaré mi minifalta y tanga, aunque no me la puedan ver jajaja.
Me dijo ya veremos amor, apuesto a que algún día podré ver esa deliciosa cola en tanga.
Todas esas palabras que me decía me excitaban y me sonrojaban, me despedí de el con un beso en la mejilla y cerré la puerta.
Dejé el mandado en la cocina y me fui a masturbar a mi cama, me quité la ropa y empecé a imaginarme en ropa interior frente a ellos, que me vieran, me tocaran y me dijeran cosas, era algo que me mojaba bastante y me empecé a meter mis dedos en mi vagina, estuve así por un buen rato hasta que conseguí venirme.
Me agarraba mis pechos con una mano y pellizcaba mis pezones, mientras con la otra mano me limpiaba y chupaba mis dedos.
Sabía que ellos me deseaban tener y eso me gustaba bastante, me levanté y me puse a hacer la comida desnuda.
Días después necesitaba ir a la tienda de nuevo, así que fui a cambiarme y tal como me lo pidieron, me puse mi minifalda gris, debajo una tanga roja y con una blusa blanca sin tirantes, pegadita y que al igual a la azul, me quedaba dos dedos antes de mi ombligo, decidí igual no usar bra e ir con el pelo suelto, salí de la casa y me dirigí a la tienda.
Justo cuando iba a pasar frente a ellos estaba el muchacho de 18 años, juntando arena, volteó a verme y gritó, hay viene la vecina sabrosa, yo solo me reí y esta vez decidí cruzar con ellos, saludé al joven y salieron los otros 4 albañiles, se me quedaban viendo con una gran sonrisa y les dije buenos tardes, como les va? Ellos respondieron muy bien mi amor, mamasita, ricota, haciendo que me sonrojara.
Les dije que bueno, les gusta como vengo vestida? Ellos contestaron si, te ves muy sexy, te ves bien buena, bien sabrosa, a ver, date una vuelta para poder verte mejor y así lo hice, comencé a girar lentamente para que pudieran contemplarme mejor y mientras lo hacían me chiflaban y me decían que buena cola se te ve, uy amor se te marca la tanguita, yo solo les dije ay gracias con una gran sonrisa, les dije que tenía que ir a la tienda y que no tardaba.
Venía de regreso y ellos estaban afuera, fue cuando uno de los albañiles, de los de 40 años cruzó hacia mi y dijo deja te ayudo princesa, no te vaya a pasar algo malo, dije gracias y este no me tomó de la cintura, si no que se pegó a mi y puso su mano izquierda sobre mi nalga, fue algo que me sorprendió pero me gustó, sentía como me apretaba, el no dijo nada.
Llegamos a mi casa y entonces tomé mis llaves de la cartera pero hice como que al momento de abrir se me cayeron, así que me agaché frente a el lentamente, sentía como mi tanga se metía más en mi cola al hacer eso y suponía que se me marcaría mas a través de mi minifalda.
Pero eso no fue todo, sentí que el albañil se pegó hacia mi, rosando su miembro en mis nalgas, sentía su miembro duro y me dijo mientras ponía una mano sobre mi cintura, estas bien amor? Ten cuidado, me volví a poner en forma y di media vuelta para decirle si, gracias, solo se me cayeron las llaves, abrí la puerta y me metí.
Quise tomar la bolsa del mandado pero este no me dejó y me dijo, no amor, yo te pondré el mandado en la mesa, así que tuve que dejarlo pasar.
Ya al momento de despedirme le agradecí por su ayuda, el albañil se acercó hacia mí y puso ambas manos sobre mi cintura, dijo no es nada amor, lo que se te ofrezca puedes venir conmigo, y le dije gracias y le di un beso en la mejilla.
Nos despedimos y el se fue a seguir trabajando.
Me quedé pensando en lo que había pasado, sabía que era casada y que sin duda todo esto que había hecho últimamente era algo que enfurecería a mi marido, pero era algo que no me importaba, era algo que me gustaba, me sentía sola porque el trabajaba todo el día, así que era algo que seguiría haciendo, pero esta vez, estaba convencida de ir a visitar a los albañiles.
Desde el día en que aquel albañil me repegó su miembro sobre mis nalgas cuando me agaché, estuve pensando en ir a visitarlos, en mostrarles un poco más, de provocarlos, era una fantasía que se estaba apoderando de mi puta interior.
Recuerdo muy bien que fue un viernes, me despedí de mi marido ya que él tenía que ir a trabajar y volvería tarde como de costumbre.
Sabía que ese era el día y la idea la traía todo el tiempo en la cabeza, solo me dediqué a preparar la comida para poder estar lista.
Pensaba en ir a la hora en que los albañiles pudieran estar comiendo, darles una sorpresita, así que desde temprano me comencé a arreglar.
Me metí a la ducha y me comencé a bañar, no sin antes haberme rasurado, solo dejando un triangulito de vello sobre mi vagina.
No tenía pensado llegar a tener sexo con ellos, pero lo había hecho de tal manera para poder estar un poco más cómoda.
Salí de bañarme y me puse por todo mi cuerpo una crema que tenía un olor floral muy agradable, después me puse a cepillar mi pelo para dejarlo lacio y suelto.
Me pinté las uñas de un color rojo y después me maquillé.
Usé un tono rojo de labial, usé delineador en los ojos y también algo de sombra, un tono oscuro para que se viera bien con el color rojo.
Ellos les encantaba verme en esa minifalda gris pegadita, así que decidí usarla con una tanguita negra, la cual por supuesto se me marcaría, una blusa blanca de tirantes y sin bra abajo, y para darle un toque más coqueto me puse unos tacones negros de 10 cm.
Me miré al espejo y no podía creerlo, parecía una prostituta, me gustaba como me veía y sabía que eso iba a volver locos a los albañiles.
Estuve preparando la comida así vestida mientras se hacían las 2 de la tarde.
Cuando llegó la hora, me puse algo de perfume sobre mi cuello, tomé mi cartera, mis llaves y celular por si me hablaba mi marido y salí de la casa.
Pensé en llevarles un regalito así que fui a la tienda a comprar un six de cerveza, una para cada uno y para mi jajaja.
Pasé frente a la casa pero no vi a nadie fuera, escuchaba risas y algo de música, pensé que estaban adentro comiendo y platicando, era bueno para así poder llegarles de sorpresa.
Venía de regreso de la tienda con las 6 cervezas y seguían adentro de la casa en construcción, no había nadie fuera para que me chiflara o me dijera algún cumplido atrevido, así que crucé hacia ese lado, luciendo la forma en que iba vestida y caminando de una forma sexy con esos altos tacones negros.
Llegué hasta la puerta de la casa y los oía reír, así que dije holaaa, hay alguien ahí? De pronto escuché que guardaron silencio y apagaron la música y que venían afuera para ver quién era, estaba un poco nerviosa pero más que nada emocionada de cómo me verían y excitada por lo que me fueran a decir.
Llegaron los 5 albañiles a la entrada y yo estaba ahí paradita, con mis cosas y una bolsa negra donde traía las cervezas, como una putita esperando a que le abrieran para cumplir con los servicios sexuales.
Se volvieron locos al verme ahí, maquillada, vestida como a ellos le gusta y con esos tacones, me chiflaron y hasta aplaudían de la emoción, yo sólo me sonrojaba y uno de ellos me invitó a pasar, tomé su mano y así lo hice.
Me decían que mujer tan más hermosa y sexy ha llegado a visitarnos, mira que buena te ves así, que rica colita se te ve, se notan tus pezones mamacita.
Fue cuando uno de ellos me dijo, que sorpresa amor, nos has venido a visitar? Les dije si, y les traje un pequeño regalito, me adentré un poco más a la casa y puse mis cosas sobre una mesa improvisada que tenían con unas cubetas y una tabla y también las cervezas.
Me agaché un poco para poder abrir la bolsa y darle a cada uno de ellos una cerveza cuando de repente uno me dio una nalgada, eso hizo que diera un pequeño brinco y con una sonrisa les dije, chicos, tranquilos, solo vine a traerles unas cervezas.
El albañil más grande me dijo no te hagas mamacita, si tú eres bien putita, te gusta que te agarren y te digan vulgaridades, lo supe desde aquél día que te agarré de la cintura.
Apenas había llegado y ya me estaba excitando.
Les dije les traje una para cada uno y otra para mí, pero me tengo que ir, así que después los veo.
Me contestaron, no muñeca, porque tan pronto? Apenas llegaste, mira, siéntate acá en el cuarto, tenemos unas cubetas para que puedas sentarte y platiquemos un rato, dije está bien, solo me quedaré un ratito a beber con ustedes, todos aplaudieron de la emoción.
Así que pasé y me senté sobre la cubeta, crucé mis piernas y sentía que mi faldita se subía un poco más, abrí mi cerveza y comencé a beber.
A la casa todavía le faltaban cosas, el piso aún era de tierra, pero eso era lo de menos jaja ellos estaban sentados a mi alrededor, mirándome de pies a cabeza muy detenidamente, no se movían más que para beber de su cerveza, me estaban morboseando, deseando, les notaba la cara de excitación al verme vestida así.
Fue cuando uno me preguntó que hacía en casa, mi nombre, mi edad, cuanto tenía de casada, entre otras cosas personales, yo también quise saber un poco de ellos y les pregunté.
El albañil más chico se llamaba Julio y tenía 19 años, uno de 34 años, Ramiro y otro 36, Pablo.
El de 42 años Andrés y el más viejo, Juan, de 55 años, todos casados y con hijos pequeños, a excepción de Julio, que sólo tenía novia.
Era muy agradable platicar con ellos, cuando le pregunté a uno que hora era, eran casi las 4:00, les dije que me tenía que retirar pero que la había pasado muy bien, ellos me dijeron no amor, quédate otro rato, mira, mandaremos a Julio para que traiga más cerveza, córrele Julio, traite 2 caguamas (son cervezas en envases de 1 litro), dije está bien, un ratito más.
A los 10 minutos llegó Julio y me dio una caguama destapada, pregunté que si tenían un vasito para poder servirme, se rieron y dijeron no princesa, aquí le vas a tomar así, no me quedó de otra más que hacerlo.
Entre todos nos pasábamos las caguamas y le tomábamos directamente del envase, y después de un rato sentía que me empezaba a marear un poquito, estaba tomando muy rápido me dije, creo ahora si es hora de irse.
Me levanté de la cubeta en la que estaba sentada y les dije ahora si me retiro, me tengo que ir, me volvieron a decir nooo, espérate, aún es temprano, volví a negarme para insistirles en que debían de seguir trabajando, decían que no, que eso no era problema, que mañana podían hacer lo de hoy.
Fue cuando Juan me dijo primero déjanos tomarte unas fotos así vestida, te ves muy rica así y no sabemos cuándo te volvamos a ver así.
Nunca había dejado que unos extraños me tomaran fotos vestida así, pero la cerveza sin duda, hizo que me animara.
Dije está bien, solo unas cuantas, donde quieren que me acomode? Andrés me contestó acá en el otro cuarto, asentí y me dirigí hacia allá, los demás albañiles iban atrás de mí, viendo como movía mis caderas con esa minifalda y tacones.
Llegue al cuarto y tenían acomodados varios costales de cemento, de manera en que parecían como una pequeña cama a la que podrías acostarte después de una ardua jornada de trabajo.
Me dijo Andrés, colócate cercas de esa barda y así lo hice, me pidieron modelar y comencé a posar, todos sacaron sus celulares y comenzaron a tomarme fotos, les modelaba de frente, de lado y espaldas, estaba segura que habían capturado muy bien todas las partes de mi cuerpo.
Terminaron y me entró la curiosidad de porque Julio no había tomado fotos, le pregunté y dijo que porque si su novia le revisaba el celular y le encontraba fotos mías, se molestaría, que él era fiel y solo me estaría viendo.
Ahora si me voy, les dije, me volvieron a decir nooo, ándale, mira, tomate lo que queda de cerveza y la bebí.
Insistía en que a las 7:30 llegaría mi marido del trabajo y no quería problemas, Pablo me dijo pero vives cercas, además apenas son las 5, espérate tantito mamacita.
Les dije bien, pero que ahora que quieren que haga? Andrés dijo, queremos ver tu hermosa cola en tanguita, queremos que te quites esa faldita.
Sin duda me sonrojé, era también la primera vez que me exhibía de esa forma ante varios hombres, pero sin pensarlo dos veces asentí.
Dije ok, este día los voy a complacer para que mañana vengan motivados a trabajar.
Comencé a bailar un poco sensual mientras me iba quitando mi minifalda, la iba deslizando lentamente por mis piernas hasta llegar a mis pies, di media vuelta y me incliné para poder quitármela por completo, dándoles una hermosa vista de mis nalgas con una pequeña tanguita negra.
Dejé mi minifalda sobre los costales de cemento y empezaron a chiflar como locos, a decirme piropos y obscenidades, les dije les gusta? Contestaron si mi amooor, sabía que iba a ver algún día esa deliciosa colita en tanga, pero mira que rico culo te cargas, si fuera tu marido diario te haría el amor.
Empezaba a sentirme húmeda de mi vagina, me estaba excitando por todo eso que me decían, por estar semidesnuda frente a ellos.
Dijeron ahora la blusa amor, queremos ver tus pechos, queremos ver esos ricos pezones que se te traslucen en la blusa.
Con otro baile sensual comencé a quitármela lentamente por arriba dejando caer mis pechos al aire, me la quité por completo y la dejé junto a la minifalda.
Estaba ahí parada frente a unos albañiles que apenas y conocí hace días, solo con una tanga, tacones y tener días de casada, mostrando la Karen tan puta de siempre.
Se empezaron a acercar los 4, Julio se quedó sentado observando, y comenzaron a tocar ms pechos, pellizcar mis pezones, agarrar mis nalgas, frotarme sus dedos sobre mi vagina, estaba siendo tocada por muchas manos, al principio me sentía extraña, pero con la cerveza, todo me asentía de una muy buena manera.
Me tenían rodeada, comenzaron a quitarme poco a poco la tanga y a introducirme sus dedos en mi vagina, haciendo que entrecerrara mis ojos, fue cuando escuché a uno decir esta putita ya está bien mojada, lista para recibir verga.
Cuando escuché eso quise apartarme pero ellos no me dejaron, seguían con sus manos tocándome y me empezaban a besar la boca, mi cuello, espalda, hombros, estaban locos, deseosos de tenerme, me estaba excitando demasiado, quería probar sus vergas, ya ni me importaba lo que estaba pasando y que estuviera casada, quería ser saciada, quería que me cogieran esos albañiles.
Poco a poco me fueron sentando sobre los costales de cemento, mientras me seguían besando y tocando.
Fue cuando todos se empezaron a sacar sus vergas y a pedirme que se las chupara.
Y así lo hice, se las iba chupando a uno por uno, hasta dejárselas llenas de mi saliva.
Olían a sudor o sabían un poco raro, pero era algo que ya ni me importaba, con el alcohol me terminaron sabiendo ricas y todos las tenían gordas, apenas y me cabían en la boca.
Andrés dijo, ponte en 4, es hora de probarte mamacita, y como toda una putita obediente, así lo hice.
Escuché como se bajaba el pantalón un poco más, se posicionaba atrás de mí, y con sus manos iba lentamente quitándome mi tanguita, dejándomela abajo lo suficiente para que me pudiera meter toda su verga.
Le dijo Andrés a Julio, agarra mi celular y graba video, tú serás el camarógrafo, grábanos a todos y de cómo nos cogemos a nuestra vecina la ricota.
Andrés me puso una mano sobre mi cintura y con la otra agarraba su verga, la pasaba por mi vagina lentamente y la comenzó a metérmela, poco a poco hasta dejármela toda adentro, eso hizo que soltara un suspiro.
La sacó de golpe haciéndome soltar un gemido, y así siguió, me la metió de nuevo de golpe, me tomó con ambas manos de la cintura y comenzó con un mete y saca.
Poco a poco fue incrementando la velocidad mientras yo a la vez, iba gimiendo cada vez un poco más.
Ahí estaba yo siendo cogida por un albañil, con días de casada y sobre unos costales de cemento, mientras otras 4 personas me veían y a la vez me grababan por celular.
Estuvo así por un rato metiendo y sacando cuando me dijo me voy a venir, te la dejaré adentro mamacita, después de unos bombeos más soltó un quejido y se quedó quieto, sentía dentro de mí que algo me punzaba.
Se quedó así por unos segundos y sacó su verga.
Le dijo Andrés a Julio graba eso, mira como la dejé llena de leche, pero en eso dijo Pablo, permiso, sigo yo de probar a esta perrita, y así sin decir más metió su verga de golpe sobre mí ya cogida vagina.
Solté un gemido y este de la misma manera que Andrés, comenzó a bombearme.
Mientras lo hacía yo volvía a gemir, me estaba gustando bastante y pensar que todavía otros dos albañiles me harían suya, me volvía loca.
De pronto Pablo me dió una nalgada y siguió bombeando, pero no fue suficiente y siguió dándome nalgadas en ambos lados.
Mientras gemía soltaba quejidos porque me las daba fuertes, me ardían después de que me pegaba, estaba como loco cogiéndome, como si no hubiera tenido sexo en semanas.
Después comenzó a gruñir y sin decir nada también se vino dentro de mí, se levantó y dijo miren cabrones, como le deje las nalgas de rojas, grábale Julio.
Mis nalgas me ardían, quise incorporarme un poco, ya que me estaba entumiendo de los brazos, tenía ya rato siendo cogida en esa posición, pero Ramiro dijo, espera, es momento de que pruebes mi verga.
Comenzó a introducirla poco a poco, la de él se sentía un poco más grande y gorda, me tomó de la cintura y también comenzó a bombearme lentamente.
Era una verga deliciosa y se sentía rico tenerla toda adentro, se escuchaba como al metérmela hacía un sonido mi vagina por la tanta leche que tenía ya dentro.
Empezó a aumentar su velocidad y eso hizo que gimiera aún más.
Gemía sin parar, tenía la fortuna de que no hubiera vecinos aún sobre mi cuadra, así que pude gemir libremente como toda una perra en celo, gozando de la enorme verga de ese albañil, estuvo así por un buen rato hasta que tuve un orgasmo, sentí que mis piernas temblaron y por lo cansada de mis brazos, me apoyé sobre mi pecho en la cama de costales de cementos en la que estaba.
Después el albañil terminó también dentro de mí y sacó su verga, yo estaba ahí muy agitada, respirando con frecuencia después de haber sido cogida por 3 hombres por un buen rato.
Me puse en posición fetal y sentía que el semen me salía poco a poco de mi vagina.
Quería descansar pero Juan, el albañil más grande dijo, aguanta putita, falto yo, pero mira cómo te dejó Ramiro de abierta jaja, ya me dejaron las sobras, pero no importa.
Me acomodó de forma en que quedé boca arriba sobre los costales, con sus manos abrió mis piernas, se posicionó arriba de mí y comenzó a introducir su verga dentro de mí.
El me lo hacía de una forma más tranquila, más lenta, pero aun así, me hacía soltar gemidos ya cansados, su gran panza hacía sentirme un poco aplastada, pero era lo de menos, podía aguantar todavía esto antes de irme a casa.
Permaneció así por varios minutos hasta que me dijo que se vendría sobre mis pechos, se paró e hizo que me sentara y comenzó a correrse en mí, parecía bastante leche la cual quedó en mí.
Estaba muy agitada, despeinada, sucia por el sudor pegado de ellos, el polvo y por haber estado acostada sobre los costales de cemento.
Como pude me paré, cansada busqué mi tanga pero no la encontré, me dijo Andrés acá la tengo, se quedará aquí sobre este clavo en la pared como un rico recuerdo para nosotros, le sonreí y dije que estaba bien.
Me puse mi minifalda y mi blusa sin importarme si esta se manchaba de semen de Juan, el cuál había dejado sobre mis pechos.
Todos los albañiles me agradecieron por la visita, por haber dejado que me cogieran y que si quería venir con gusto me atenderían.
Les agradecí con una sonrisa, tomé mis cosas y salí de la casa de construcción, como una puta que había cumplido su trabajo.
Mientras caminaba hacia mi casa, sentía que el semen me salía de mi vagina, escurriéndose por mis piernas hasta llegar casi a mis rodillas, era bastante lo que me habían dejado dentro pensé.
Me detuve por un momento y metí uno de mis dedos para sacar un poco y probar, que rica sabe dije, y seguí caminando con las piernas temblorosas.
Llegué a mi casa, entré, dejé mis cosas, me quité los tacones y me puse a quitarme el maquillaje o lo que quedaba de él.
Me quité la blusa manchada de semen, la minifalda y me metí a la ducha, permanecí un buen rato ahí dentro.
Después salí y solo me puse un camisón gris que apenas y me tapaba mis nalgas, me acosté en la cama a descansar, quedando dormida por un buen rato.
Fue hasta después de las 7 que llegó mi marido, preguntando por mí, que como estaba y como había estado mi día, solo le dije muy bien mi amor, estuve haciendo mucho ejercicio, estoy muy cansadita, me dió un beso en la frente y me dejó seguir descansando.
Ese día, me habían cogido unos albañiles como una puta y mi marido no tenía ni idea, sólo quería visitarlos y pasó algo diferente, sonreí y me dije, tan puta como siempre Karen, nunca cambiarás.
Una de mis fantasías