El Harem 9: Vacaciones en Las Vegas III
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por lucius7.
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Mientras que Carmen y Ana se duchaban, Carlos y Sarita estaban en la alfombra de la suite teniendo sexo.
Sarita cabalgaba a Carlos mientras este la sostenía de las nalgas aferrándose a ella como si su vida dependiera de ello.
Ella se apoyaba de su pecho con su manitas y el sonido del choque de sus glúteos con las piernas de Carlos inundaba la sala.
La respiración agitada de ambos y el choque de pieles era lo único que se oía en esa suite.
La luz del sol entraba por las enormes ventanas que daban hacia la ciudad del pecado, ciudad en la que ellos dos se consumian en una sesión de sexo digna de los dioses.
Carlos no podia creer como una nenita de 10 años fuera capaz de excitarlo a ese nivel, recordaba con placer los relatos que Carmen le contaba sobre ella y su tío y solo por eso encontraba coherencia en esto.
Debería venir de familia, solo esa explicación podría dar al hecho que dos hermanas fueran tan fogosas.
Si bien Ana nunca se quejaba, no era tan caliente como Carmen y Sara, para él, ellas dos eran las mejores diosas del universo.
Justo en ese pensamiento estaba cuando Sara le pidió algo a lo que no podría negarse ningún hombre sobre la faz de la tierra.
Acercándose a su oído, con una voz muy sexy y agitada, Sarita le pidió:
Sara: Porque no me lo metes por atras como a mi hermana y Ana?
Un sentimiento de lujuria lleno a Carlos desde lo más profundo de su ser, su calentura llegó a niveles que ni él mismo creía posibles.
Como pudo, tomó a Sarita en sus brazos y la llevó hasta la cama una vez más en donde la puso boca abajo con un par de almohadas bajo su vientre a modo que su suculento y virgen culito quedara en alto.
Tomo lubricante de una buro y de indicó que con sus manitas separara sus glúteos para dejar su ano descubierto.
Así, llevó un poco de lubricante con sus dedos hasta la entrada de aquel hermoso y estrecho agujero palpando con mucho cuidado cada centímetro.
Con su otra mano, acariciaba el clítoris de Sarita para que la excitación ayudara a que se relajara y pudiera el seguir con lo suyo.
La punta de su dedo indice se comenzo a abrir paso por el esfinter anal de la nena quien solo suspiro al sentir su ano invadido por primera vez.
La primera falange había entrado y Carlos inició un pequeño y lento movimiento de vaivén para hacer que el ano de Sara se acostumbrara.
Más lubricante y un poco más de presión y la segunda falange del dedo índice se alojó en el ano de Sara quien gemía por el placer que esto, además de las caricias en su clítoris le causaban.
Así pasaron varios minutos y el dedo de Carlos ya entraba y salía con más rapidez y facilidad de la cavidad anal de Sara.
Su dedo entraba por completo y Sarita gemía con los ojos cerrados y la boca abierta mientras separaba sus nalguitas con sus manos.
Ella sola empujaba su colita hacia Carlos haciendo que la penetración digital fuera más fuerte y profunda, Carlos decidió sacar su dedo índice y metió su dedo pulgar lentamente.
Al ser este un poco más grueso, Sara pudo sentir la diferencia y aunque sintió un poco de dolor no dijo ni una sola palabra.
Carlos siguió dilatando el esfínter de la nena con su dedo pulgar y tras poner más lubricante, lo retiro y volvió a meter el índice, solo que esta vez, intenté meter el miedo a la misma vez.
El esfínter de Sarita cedió un poco y la punta de ambos dedos entro alojandose en el recto de aquel hermoso y moreno culo.
El sudor que corria por la frente de Carlos hacía que gotas cayeran sobre los glúteos de Sara haciendo una mezcla con el lubricante que dejaba ese trasero brilloso como diamante negro.
La mitad de sus dos dedos había ya entrado en en ano de Sara y la lubricación ayudaba mucho.
Sarita con sus dos manos separando sus glúteos con el culo en alto, empujaba mas hacia atras mientras Carlos metia sacaba sus dos dedos hasta la mitad para poderlos meter por completo.
Una escena que ya quisieran los mejores productores de porno, una nenita de esa edad recibiendo dos dedos en su ano mientras sus clítoris era estimulado causándole espasmos que la llenaban de placer.
Sudaba de una manera impresionante y se mordía los labios para evitar gemir fuerte, pero el placer que sentía era mayor así que uno que otro gemido se escapaba por sus labios.
Por fin, Carlos decidió montar aquel cuerpecito que tenía a su disposición y dirigió su glande hacia la entrada al cielo, toco el esfínter ya preparado con la punta de su miembro.
El calor que emanaba del culo virgen de esa niña de 10 años era demasiado para resistir, asi que con mucho cuidado, hizo presión y con lentitud, se abrió paso para entrar al recto de Sara.
La nena sintió un ardor al sentir que el pene de Carlos entraba en su culo, y solo se quejo pero con gemidos de dolor y placer le pidió a Carlos que no se detuviera.
Carlos podía sentir como el ano de Sara apretaba y se resistia a ser invadido por su pene pero su excitación era mucho más fuerte que su razón y siguió adelante.
Aplico mas lubricante y siguió hasta que su glande se perdió dentro de aquel orificio.
Estuvo así por unos segundos antes de presionar más y meter un par de centimetros mas, comenzo en vaivén y la punta de su pene entraba y salía casi por completo del ano de la nena quien tenía ya lágrimas en los ojos pero que no se daba por vencida.
La calentura de Carlos aumentaba a cada segundo que pasaba, sus ojos se clavaron en el entrar y salir de su pene viendo como el esfínter de una nena podía soportar tremendo abuso, ni siquiera la mitad de su pene había entrado y él sentía que ya era el fondo del recto de Sara.
Ella con sus gemidos demostraba lo excitada que también estaba y lo manifestaba al empujar con sus cadera hacia atras como deseado que entrara mas.
Poco a poco su cuerpo se fue tensando y un choque eléctrico recorrió su cuerpo, su esfínter apretó el pene de Carlos y esto le provoco un orgasmo como nunca antes.
Los dos se unieron en un orgasmo que hizo que chorros de espeso semen se alojarán en el recto de Sara, ella apretaba las sabanas y mordia la almohada tratando de ahogar sus gemidos pero no era posible.
Carlos tomo la cintura de la nena y empujo hasta que la mitad de su pene se perdió en aquel recién estrenado orificio.
El podía sentir como el ano de Sara palpitaba exprimiendo hasta la última gota de semen que emanaba de su miembro, los dos sudaban ríos y su sudor se mezclaba en las nalgas de Sara las cuales Carlos acariciaba mientras disfruban ambos de los últimos espasmos del orgasmo.
Carlos sintió como su pene alojaba las últimas gotas de semen dentro del recto de Sarita, disfruto como un Dios de ese suculento traserito, y aunque no había logrado meter su pene por completo, el placer era tremendo.
Con sus manos, separo mas las nalguitas de Sara y poco a poco retiro su pene para poder ver el estado en el que había quedado el ano de la nena.
Un agujero de mas o menos un centimetro de diametro dejaba salir poco a poco el semen alojado dentro.
El semen se escurría y llegaba a la vagina de la nena quien aún estaba agitada por el orgfasmo tan intenso que habia tenido.
Las piernitas de Sara temblaban y su almohada estaba cubierta de lágrimas mezcladas con sudor por la batalla sostenida con su amante.
Carlos acaricio el ano de la nena y por fin se acostó al lado de ella.
Sarita se acostó sobre Carlos y mientras él le acariciaba el trasero, ella dormía plácidamente.
Así durmieron todos en la suite esa noche, hasta la mañana siguiente cuando Carmen y Ana tenían más clientes que atender.
Al siguiente día, las tarjetas de la suite número 2 ya estaban sobre la mesa al lado de una nota donde Carlos le indicaba a Carmen que solo acompañaria a Ana, ya que para esta fiesta era la única a la que habían pedido.
Carmen sabía que esto era con otra intención pero igual lo hizo sin preguntar.
Al llegar a la suite, cerca de 12 hombres esperaban desnudos en la sala y sin decir palabra alguna, uno de ellos tomó a la pequeña Ana y la desnudo para ponerla de rodillas y ponerla a mamar de inmediato.
Uno a uno los hombres de la habitación pasaron sus miembros por cada centímetro del cuerpo de la niña mientras Carmen los miraba desde el minibar que tenía la suite.
Pronto el lubricante salió de uno de los cajones y lo untaron en el ano de Ana quien estaba ahora a gatas sobre un sillon mamando una verga y masturbando otra mas.
El hombre que lubricaba su suculento culito metió una de sus dedos para ir dilatando, luego fueron dos dedos, y luego tres.
Los dedos de aquel hombre entraban y salían del recto de Ana con una facilidad impresionante.
La elasticidad de su esfínter era grandiosa y pronto el hombre retiro sus dedos para reemplazarlos por su grueso pene.
Ana solo pujo al sentirse invadida analmente pero en ningún momento dejó de mamar verga.
Ninguno de los hombres decidió penetrar la vagina de Ana, tal parecía que su culito era el centro de atención, pues muy pronto dejaron de darle vergas a mamar y sacaron una cámara para grabar como le rompian el culo.
Ana gemía y respiraba muy agitadamente, pero nunca dejó de gozar.
Durante casi 4 horas, los hombres se turnaron para penetrar el ano de Ana en varias posiciones mientras uno de los demás grababa las escenas más excitantes jamás grabadas.
Al final de la sesión, la colocaron boca abajo sobre la alfombra colocando un par de cojines bajo su vientre haciendo que su culito quedara en pompa.
Le ordenaron que se separara las nalgas y así lo hizo dejando al descubierto su rojo y dilatado ano.
Uno a uno, los 12 hombres penetraron ese hermoso culo hasta vaciarse y llenarle de semen el recto, para el final el semen salía a chorros del culito de Ana quien solo sonreía como si de un juego se tratara.
Carmen tomó a Ana de la mano y así desnuda con su ropa en la mano se retiraron a sus suite para descansar.
Por todo el camino, chorros de semen salían del culito de Ana y se escurría hasta caer al suelo.
Cuando Carmen le ayudo a bañarse, todo su ano y pudo ver como estaba de abierto.
Sus cuatro dedos podían entrar como si nada, incluso sin que Ana sintiera algo de dolor.
Carmen miró a Ana a los ojos y se dijo a sí misma, “Ana ahora sí, toda una puta.
”
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