El Harem: Vacaciones en Las Vegas II
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por lucius7.
Carmen y Ana se dirigieron hacia la suite 1, al abrir la puerta con la tarjeta, entraron y vieron a dos hombres en la sala bebiendo whisky.
Al verlas entrar, ambos hombres se pusieron de pie para recibirlas.
Carmen Y Ana caminaron hacia la sala donde los dos hombres las esperaban con una sonrisa de oreja a oreja.
Carmen: Hola, mi nombre es Carmen y ella es Ana, Carlos nos envía.
Hombre 1: Muy bien, pasen, necesitan algo de tomar?
Carmen: Solo agua para las dos por favor.
Hombre 2: Pero que hermosas son las dos, y sus atuendos son muy provocativos.
Carmen: Es para ustedes señor, nos gusta agradarles a nuestros clientes.
Hombre 1: Pues eso es bueno, pagamos buen dinero y Carlos prometió una noche inolvidable, y creo que asi sera.
Pero bueno, a lo que vinieron, chicos! -dijo el hombre en voz alta- las niñas están aquí!
Seguido esto, 4 hombres más salieron de una de las habitaciones y se dirigieron hasta la sala, Carmen y Ana se miraron la una a la otro pues pensaban que solo serian dos clientes.
Pero igual estaban acostumbradas a recibir varios a la vez así que no se opusieron a nada.
Pusieron música y les pidieron que bailaran, asi que mientras ellas bailaban desnudandose poco a poco, sus clientes se despojaron de sus ropas y se masturbaban al ver tan suculentos manjares en medio de la sala.
A los pocos minutos, ya estaban Carmen y Ana de rodillas con tres hombres cada una mamando vergas y masturbando a sus clientes.
Los hombres se turnaban para recibir mamadas de cada una de ellas cambiando de lugar una y otra vez.
Durante Casi 30 minutos estuvieron recibiendo sexo oral de parte de Carmen y Ana quienes hacian lo suyo como algo cotidiano.
Las miradas de lujuria de cada uno de los hombres se clavaban en sus senos, en sus nalgas o en sus vaginas, después de la sesión de sexo oral, uno de ellos tomó a Ana y la coloco de rodillas empinada sobre el sillón.
Ella solo arqueo su espalda para elevar su culito y sintió cuando aquel hombre detrás de ella dirigió la punta de su miembro hacia su entrada vaginal.
Las embestidas eran rápidas y fuertes, se notaba que aquel hombre tenía tiempo sin coger y ahora estaba desquitando sus ganas.
Ana recibia la verga de otro hombre en la boca ahogando sus gemidos y con su mano derecha masturbaba a un tercero.
De reojo vio como Carmen montaba a uno de sus hombres mientras mamaba uno y el tercero le lamia el ano, acto seguido, este se levantó y dirigió su pene hacia el ano de Carmen y lo metió de un solo empujón pues ella era la más dilatada y era eficiente en este tipo de actos.
Así estaban ellas con sus seis hombres mientras Carlos en su suite, disfrutaba con Sarita.
En la cama de la habitación principal de la suite número 4, Carlos y Sarita se besaban apasionadamente mientras se desnudaban el uno al otro.
Pocos minutos después, los cuerpos desnudos de una nena de 10 años y su amante de casi 20 parecían uno solo.
Carlos recorría el cuerpo de Sarita con sus manos, las pasaba por su suave espalda y bajaba hasta llegar a esas redondas nalgas y las estrujaba con lujuria.
Ella tomaba su pene con una manita y jugaba con él mientras él acariciaba su plano pecho sintiendo como apenas sus pechitos estaban por nacer.
Poco a poco, Sarita fue bajando de la boca de Carlos a su cuello, siguió besando su pecho y siguió bajando hasta que llegó hasta su pene.
Los tomo con sus dos manitas y lo llevó hasta su boca para succionar como una profesional.
El placer que Carlos sentía era inimaginable, podía sentir el calor de la boca de la niña rodear su pene y como su lengua se paseaba por su glande causándole shocks de placer.
Sarita había aprendido rápido, ahora mamaba como una mujer de verdad, lo hacía con delicadeza y con destreza, le daba placer a su macho mientras este le metia ya un dedo en la vagina.
Los jugos de Sarita se empezaron a escurrir por su morenas piernas, Carlos no se pudo contener y la coloco en 4 sobre la cama, Sarita hundió su rostro en la almohada levantando mas ese moreno traserito, Carlos solo dirigió su pene hacia la estrecha cavidad vaginal que tenía frente de sí.
Sarita sintió el glande del pene de su amante tocar sus labios vaginales y se estremeció de solo sentir, poco a poco, aquel invasor se abrió camino facilitado por la lubricación causada por la excitación de la nena.
La punta del pene entró, Carlos volvió a sentir como aquella cuevita apretaba su pene de una manera muy diferente, era un placer que no se puede explicar con palabras.
El estar dentro de aquella ninfa solo se podía comparar con la gloria.
La mitad ya dentro, y Sarita soltaba suspiros a cada segundo de placer que esto le causaba, por fin, la nena sintió la piel de Carlos en sus nalguitas, señal que todo su miembro estaba dentro.
Carlos tomó a la nena de la cintura, y lentamente comenzo sus movimientos entrando y saliendo de la vagina de la nena quien se aferraba a las sabanas resistiendo las embestidas como una verdadera mujer.
Con sus pulgares, Carlos separaba las nalgas de Sara para poder apreciar aquel oscuro y virgen orificio que estaba ansioso por estrenar.
Mientras sus huevos chocaban con el clítoris de Sarita, la niña gemía y sudaba, sus piernas se tensaron y pudo sentir como su primer orgasmo de la noche llegaba.
Carlos tuvo que sostenerla fuerte de la cintura para que no se le escapara pues su vagina se contraia en su interior y estaba el también apunto de estallar.
Sara lanzó un gemido que hizo que Carlos explotara con tan solo escucharlo y chorros de semen llenaron una vez más el útero de la nena.
Sarita sentía ríos de líquido caliente recorrer sus entrañas mientras los últimos espasmos del orgasmo tomaban control de su cuerpo.
Los dos cayeron en la cama, Sarita boca abajo y Carlos sobre ella con su pene aun dentro de la ninfa adorada.
Con los segundos, el pene de Carlos abandonó su escondite y chorros de semen emanaron de la vagina de Sara manchando las sábanas.
Durmieron por unos minutos para tomar fuerzas y seguir amandose como dos adultos, mientras tanto, en la suite 1, Ana ahora recibia el pene de uno de sus verdugos en el ano mientras uno más se preparaba para penetrar esa hermosa vagina.
De espaldas sobre el pecho de un hombre adulto, estaba Anita siendo penetrada por el ano mientras un segundo hombre le tomaba los tobillos para abrir sus piernas lo mas que pudo y penetrar la hermosa vagina que tenía frente a él.
Ana sintió como la presión aumentaba dentro de ella, el tener un pene dentro y otro más entrando por sus dos orificios no era cosa fácil.
Pero de alguna manera, ella los recibia muy bien.
El tercer hombre ahora estaba frente a su rostro para que ella mamara aquella verga grande que le era ofrecida.
A la par de Ana, se encontraba Carmen quien para este momento ya recibia dos vergas en la vagina mientras mamaba al tercer hombre que le había tocado.
La escena era fuerte, y cualquiera que la viera dudaría que se trataba de jovencitas tan pequeñas, pero despejaria cualquier duda al disfrutar de sus cuerpos.
Durante varias horas, los seis hombres se turnaron para poseer a las dos jovencitas que habían alquilado por una buena suma de dinero.
Para finalizar, las colocaron sobre la alfombra del la suite con el culo en pompa y las penetraban por el ano hasta vaciarse.
Tres para cada una de ellas, el ano de Carmen quedó dilatado por el abuso, pero nada que no pudiera resistir.
En cambio el de Ana, estaba rojo e irritado, pues la sesion de sexo de la semana pasada había dejado daños que aún no se reparaban por completo.
Aun así, Ana nunca se quejo, solo se levanto de donde estaba y fue por su ropa al sillón.
Mientras caminaba, semen salía de su ano y se escurría por sus piernas hasta sus tobillos.
Las dos se vistieron y se retiraron de la suite, entraron a la suite 4 donde Sarita montaba a Carlos a la mitad de la sala en una sesion de sexo salvaje que parecia de pelicula de adultos.
Carmen y Ana se fueron a duchar, comieron y descansaron hasta el día siguiente.
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