El Incubo del Internado – Sangre Nueva 21
Una noche inolvidable acaba muy mal, aunque da posibilidades, Brat parece que entra a un nuevo nivel de erotismo macabro….
Advertencia: este relato es completamente Ficticio, no tiene nada de real y solo esta para entretener con una buena de dosis de morbo a todos los lectores que gusten…
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En serio que la pasé de maravilla, cogí con 2 bellezas, no sé cuando dejamos el sillón para irnos a la cama, pero me sorprendería, compartían cuarto, eran tan unidas que disfrutaban como si fueran hermanas o amantes, así que por eso no tuvieron problemas en tomarme para las 2, y durante la noche al menos me corrí otras 4 veces, 2 en cada coñito, que se sintió de maravilla, los cuales prácticamente me la estaban chupando como si fueran bocas hambrientas de leche, fue tan sabroso saborear aquellas tetillas tan exquisitas, sabrosas como manzanitas que tenían una forma similar, moviéndonos juntos en un ritmo sexual tan pervertido, como si quisieran exprimirme con locura que apenas podía contener, sus vulvas eran jugosas, escurrían, todo se llenaba con su olor sexual, disfruté de su carne delicada, por dentro o afuera, con cada movimiento aumentaba el deseo, las embestí en sus coños afeitados, mientras lo hacía con una, la otra jugaba a mi lado, haciendo que todo ardiera más, sobándose o acariciándome, estaba tan cargado de electricidad que estaba por explotar, estaba deseándola empalarlas juntas, tener 2 vergas para tenerlas juntas, era una locura sexual que me encantó, nos perdíamos en medio de todos esos juegos eróticos, besos caricias, dejando la cama hecha un desastre, donde nuestros cuerpos se mezclaron, en serio nos perdimos tanto, que no supe donde empezaba yo y seguía la chica, pero no me importaba, mientras tuviera a mi alcance aquellas formas sensuales tan deliciosas. Al final las terminé marcando como mías a ese par de primores, llenándolas hasta escurrir, lamiéndolas o mordiéndolas levemente, y ellas lo aceptaron entre risas jugosas que me encendían demasiado, incluso sus aromas quedaron en mi piel, lo cual me hizo sentir tan completo, más de lo que pensé.
Claro que había un problema, y es que al amanecer todo acabó, nos descubrieron las hermanas, Tamy y Sary, quienes nos lanzaron la ropa, despertándonos, carajo, ellas estaban apenas usando unos camisones que no ocultaban nada de sus sensuales formas, pero su presencia solo indicaba una cosa, el jefe debía estar ahí, por lo que salí resignado a recibir un golpe, y claro que lo hice, un puño gigante me dio en la cara. No estaría contento, prácticamente le falté el respeto en su casa, me dio un puñetazo bien dado, me noqueo, no supe nada por unas horas, aunque no entendí bien porque, quizás aun se sentía dueño de esas 2, pues sabía que él fue quien las desvirgó, pero yo acababa de hacerlo o ese entendí al verlas sangrar, aunque al pensarlo un poco, quizás ellas recuperaron eso por la brujería, eso debía ser, lo confirmaría después, aunque era un pensamiento perdido debido a su golpe. Cuando desperté todo estaba más tranquilo, parecía que en mi “ausencia” los hermanos habían hablado, llegado a un acuerdo, o algo así, no lo terminé de comprender, pero el jefe estaba tranquilo, incluso me dejaron algo de desayunar, y esperaba que me fueran a correr a patadas, solo que en vez de eso, el jefe diría:
Te luciste, no me gusta que nadie toque a Giby, era la única que me quedaba, pero te “luciste”, vino a defenderte, parece que le gustaste, aparte me ofreció una solución a un problema que tenía, no te tengo en mala estima, ni imaginas cuanto, aunque tenerte de cuñado son palabras mayores, aún así te advierto, vas a tener que quedar con ella, como me dijo el abuelo hace años, me vale con cuantas te acueste, si te casas será con mi hermana, y ahora vas a tener que cumplirme los trabajos que te mande, hasta vas a tener que meterte a la milicia, trabajaras para mi, no tienes opción – fueron las palabras del jefe Jay quien no parecía contento.
En realidad ya pensaba hacerlo desde antes, el entrar a las fuerzas armadas – acerté a decir y me miró un poco confundido, pero asintió con la cabeza.
Felicidades, oficialmente eres de la familia, aunque ese es un dudoso honor – agregó la jefa Tea quien me miraba al lado, no la había notado.
No sabía que estaba pasando, pero las cosas parecían tomar un rumbo que no esperé, o más bien algo me ocultaban, aunque imaginé que era solo por la situación, era algo curioso, no sé, pero me sentí afortunado, pues había pasado una noche excelente, y no era como si me estuvieran corriendo de la casa, al contrario, era una especie de bienvenida, aparte que corroboré algo, el director era bien celoso de su hermanita, y ella me había elegido, jejejeje, que suerte tuve, en serio. Dejando eso de lado, las cosas cambiarían, realmente Giby me tomó en serio lo de ser su novio, así se mostraría en los siguientes días, se me acercaba y me empezaba a besuquear con ella frente a otros, dejándose tocar, llegando a meterle mano en sus redondas nalgas, o sentir sus piernas, era una completa delicia, a muchos les sorprendió, su cintura estrecha, sus pechitos sabrosos, sus muslos torneados, mm, aparte que igual podía jugar con su prima quien se dejaba toquetear igual que ella, aunque era más prudente, ignoro porque, pero igual se dejaba hacer de todo mientras que no hubiera testigos, así que ni habría problema, al menos con ellas 2, se dejaban hacer o me buscaban, y aparte las maestras no estaban del todo contentas, pero se guardaban el mal humor.
Ahora cabe decir que con ellas estaba bien, pero con las otras chicas las cosas no tanto, se pusieron muy celosas, en especial Jesy y Grace, que no entendían que sucedía, pues la primera apenas era consciente de lo que pasaba, solo que la segunda imaginó que la familia del director era inmune a todo lo que ocurría dentro de la escuela, necesitaba aclarar algunos detalles, pero las cosas cambiarían súbitamente, aunque no sería consciente de ello hasta tiempo después, aunque antes bien, tendría que arreglar otro asunto. Verán cuando fui al sanatorio, traje unas cosas, parecía ser que en ese lugar trataron de hacer otras reliquias, los objetos que recogí, eran estos, solo que no estaban bien hechos, así que se desgastaron con el tiempo, aparte había muchos papeles, y eran parte del grimorio perdido, el mismo que de cierta forma encontré, aunque se hallaban hojas de otros, así que de cierta forma me tocaba encontrar las hojas, debían ser unas 300, y entre todo lo que había hecho tenia al menos 86, si, tenía bastantes gracias a las 2 encontradas en la playa, y las demás de las vendidas en la papelería o las que hallé en el sanatorio, y el libro que les robé a las brujas falsas adolecentes, también había algunas (solo que en ese podría haber de otros libros que desconocíamos) pero dejando eso de lado, no iba ni a la mitad, todo indicaba que por las tonterías que hice lo estaba atrayendo, o algo así, era el temido tomo de la ira o eso me contaron, era un poco desastroso, sin embargo iba saliendo adelante, aparte que lo que me pasó, empezaba a someterse un poco.
Hola precioso – me diría Leila mientras estaba en mis cosas.
Ah, hola Leila, pensé que estarías enojada conmigo – le dije algo curioso, pues no me había hablando desde que se soltó un rumor de que era el novio de Giby, estábamos en el receso así que iba a comer algo.
Mira, hoy tengo ganas de hamburguesa, así que invítame una, tienes permiso de salir ¿cierto? – me dijo algo juguetona, pero como que no estaba muy contenta.
Ok, quieres hablar ¿cierto? Vamos – le dije y la tomé de la cintura para llevarla afuera, y si, tenía permiso para salir, ya era de la familia del director, que era como una mafia en la ciudad.
No perdimos tiempo, llegamos y el señor del puesto nos recibió con un par de especialidades, parecía que nos estaba esperando, yo pagué, ella contenta comenzó a comer, yo estaba algo inquieto, no sabía que estaba tramando, aunque no me importaba demasiado, tenerla a mi alcance era un gusto, aunque ella tenía sus planes, la verdad es que eso no iba a ser ningún problema, jejejjee.
Entonces no estás enojada conmigo – le decía entre mordidas a mi hamburguesa.
Jajajaja, claro que no, ya lo sospechaba, esta ciudad está bien loca – me dijo Leila comiendo, moviendo en beses sus labios como si fuera a besarme.
Bien, porque no quería perder a mi gótica culona – le dije un poco bromista.
Chistosito, solo te lo aguantaré porque si me gustas, veo te acomodaste rápido, la hermana del jefe, eso es excelente, si me quedo contigo, estaré a salvo, es que no hay que ser un genio, algo pasa, el director se coge a todas las maestras que quiere, el otro día vi como se la metía a la Holly, fue por accidente, pero me dejó bien caliente, esa tipa está bien tetona y culona, con cara preciosa de diva, como me da envidia, ja y tu vas por lo mismo, así que me quieres tener en tu propio grupo, perfecto, pero quiero que hagas algo por mí, que dices – me dijo esa preciosa chica mirándome a los ojos.
No hay problema, si puedo lo haré, quien se niegue a ese precioso culo tuyo – le dije en broma aunque viendo su entrepierna tentado.
Jajajajaja, no empieces, que luego me caliento y no podemos hacer nada aquí, en serio, algo tienes que se me pone la sangre bien prendida, los pezones duros y el coño húmedo, luego necesito que me des cariño – al decirme eso ella fue abriendo las piernas, carajo la falda que traía me dejaba ver su tanga, era naranja, bien ajustada a su coñito, pensé que se había puesto una mallas grises, pero eran calcetas que le llegaban hasta arriba.
No hagas eso porque luego no respondo – y se me empezaba a marcar la erección apuntando a ella, como queriendo metérsele hasta el fondo.
Tu empezaste, si me lanzaste un conjuro o parecido no, que por algo siempre te sueño, ya ves, atada de manos, te metes a mi cuarto, me haces cosas, besos, puf, eso es lo de menos, me mamas las tetas, me clavas tus dedos ahí, luego juegas con mi coño con tu lengua hasta hacerme escurrir, así cuando me la metes estoy tan mojada, que no aguanto, es una y otra vez, me vas haciendo tuya, me abrazo a ti con mis piernas en tu cintura o me las acomodas sobre sus hombros, mientras me das bien duro, estoy perdida en el placer, me encanta, sentirla dentro hasta que me corro, pero tú sigues, una y otra vez, haciéndome suplicar por tu verga, bañándome en tu leche hasta perderme, aunque es un sueño amanezco bien corrida, además a veces nos mira esa niña gris espantosa, siempre diciendo: rómpela como la puta que es, y eso me prende – aseguró Leila y casi esperaba que ella misma se empezara a tocar frente a mí.
Mm, que delicia era verla, respiraba ansiosa, y por un impulso que no pude detener, alcé mi mano para tocarla, llegando a sus muslos carnosos, que le hacían ver tan sexy, ella se puso roja, gimió un poco, acerque mis dedos, y pude sentir su pequeño coño por encima de su calzón, ella al verme hacerlo se corrió, en verdad era una locura, pero estaba sonrojada, respirando un poco agitada, poco nos faltó para que cogiéramos ahí, pero el tiempo no era amigo, estaba por sonar la alarma, y no quería abusar de mi suerte, si de reojo me di cuenta, el director se estaba cogiendo desde la ventana a miss Kim, le daba bien duro, apenas usaba unas medias y liguero, se hallaba totalmente expuesta, pero dentro de poco sonaría la alarma. Por lo que tuve que moverme, regresamos al internado, aunque el dueño del local me dijo que la próxima vez podría traer a la amiguita más tarde, el nos daría espacio para divertirnos mejor, lo cual era bastante sugestivo, aunque no iba a aprovechar esa oferta, no me gustaba realmente hacerlo con público. Una vez de vuelta todo volvió a la normalidad, ella se fue por su lado, a clases, yo a las mías, donde todos parecían mantener una calma, por cierto que era entre semana, pero en el fin se daría la luna llena, debido a eso es que sucedería algo tan sensual como macabro, parte de los misterios que se iba viendo a medida que me hacía más cercano a esa familia, así un viernes en la noche, tras ir al puesto de hamburguesas, solo, pues las chicas salían de vuelta a sus casas, yo pretendía irme a verme con Giby, a la mañana siguiente, pensando en alguna travesura que pudiéramos hacer, estaba en eso cuando me topé con Brandy, usaba su trajecito de bruja, me encantaba verla así, era como un camisón que podría caerse en cualquier momento, y al veme ella me dijo:
Perfecto, te estaba buscando, sígueme – dijo la mujer y fui tras de ella, casi con ganas de agarrarle el delicado culo, que no hace mucho había visto ser agarrado para cargarla en una serie de embestidas que seguro le encantaron, sus gemidos eran muestra de ello.
No sería normal, pero iríamos a la dirección, de hecho al cuarto de rituales, ahí estaban haciéndose los arreglos para un conjuro, había una tensión en el aire que no le gustaba al jefe, pero no se podía hacer nada, en vez del libro de siempre, usaban una de las hojas que yo encontré en el sanatorio, al llegar me dijo que me quedara a su lado en todo momento, y que no hiciera nada, yo acepté, aunque no estaba seguro de lo que vería. Tuve que esperar una hora, todo era bastante tedioso, ignoraba que los preparativos tomaban tanto tiempo, de hecho realizaron varios conjuros, prepararon el lugar con cuidado, vertiendo sangre de animales, también colocaron piedras de obsidiana, encendieron velas negras, acomodaron huesos de animales, pintaron símbolos que me dieron escalofríos, y eso le agradó al jefe, quien me iba a decir algo, pero seriamos interrumpidos, pues llegaba la señorita Mia con un hombre que apenas había visto, aunque no le diría nada porque traía un uniforme militar.
Capitán, que bueno verlo, me han dicho muchas cosas de usted, todas muy negativas, y eso es lo que espero – decía con cierta malicia el tipo este.
Coronel, también eh oído de usted, espero que su reputación sean solo palabras – aseguró el jefe mirando al hombre con frialdad.
Y este mocoso ¿qué? Sabe que estas cosas son privadas – diría el coronel inquieto.
Tranquilo, es familia, se unirá a las fuerzas armadas en su momento, y es quien ha conseguido las hojas, en especial esta que tenemos, así que debe empezar a informarse de las operaciones especiales, tiene una suerte para atraer ese tomo nuevo – señaló el director mirando al superior.
Oh, con que este es el chico, lo pensé más corto, muchos dijimos que deberíamos sacarlo del juego, pero al verlo bien, creo que es un error, podría ser útil para muchas cosas después, ya veo – decía el hombre con un tonito de voz que no me gustó.
Yo me quedé al lado del jefe, justo en ese momento un par de soldados llegaron para traer a un convicto, estaba algo drogado, pero se daba cuenta que las cosas no estaban bien, lo dejaron amarrado en medio del circulo, este parecía entender lo que pasaría, aunque diría toda clase de groserías, burlas o que se yo, se veía tan loco, que no pude mantenerme quieto, mis dedos se movían nerviosos, detrás de mí, luego de ello aparecería una bruja, a esa no la conocía, creo que era de tantas ocultas en el mercado, y el tipo se emocionó cuando se sacó el vestido moviéndose solo con unos tacones a su lado. Antes que me diera cuenta empezaba el ritual, se dejaría comer el coño, lo cual le encantó al tipo que metería la lengua hasta el fondo, saboreando aquella carne como si la vida se le fuera, estaba demente, pero deseaba disfrutar de una mujer, seguramente era un preso, me daba cuenta por las ropas que fueron saliendo con una técnica desconocida, así no le era indiferente, se iba saboreando con total gracia, se le notaban la verga bien parada, apenas podía respirar, mientras se perdía el tiempo en aquella sabrosa cuestión, dejando que la bruja siguiera con su trabaja, y debo decirlo, era una delicia verla, de rostro sencillo, cabello corto castaño oscuro, piel apiñonada clara, unas formas exquisitas, todo lo tenía en su lugar, tetas redondas tan grandes como toronjas, una ligera barriga que le daba forma sensual a su cuerpo, un culo bien formado, unas piernas lindas, todo bien cuidado, con una suavidad tan excitante, mm, que ganas de estar en el lugar del preso, quien seguía en su juego bucal sacándole las mieles de la pasión. Qué cosas porque seguramente el coronel presente querría hacer de las suyas con la tipa, se le marcaba una erección considerable, ignorando todo pues la tipa seguía perdida, haciendo un gesto de placer, que apenas pudo contener cuando se vio a correr.
Mm, que delicia, eres toda una puta, vamos, siéntate, te voy a romper, jajajaja – dijo el convicto con una lujuria que se le marcaba en la cara y los pantalones que salieron volando.
Muy para el gusto de este, la bruja le hizo caso, acercándose a ver un miembro respetable, el cual lamio un poco, sacándole la primera descarga de leche con un cuidado, aunque le darían unas ligeras mordidas en sus bolas, lo cual le encantaba al demente, pero en vez de beberlo como hubiera querido, la escupió a un lado, molestándole, aunque creo que tendría algún sentido ese acto, pues luego de ello se fue a sentar, clavándose todo de una sola vez, logrando un sonido como el de un aplauso, la mujer empezaba a cabalgarlo, aplastando la entrepierna con un culo bastante grande, que era un placer verlo tragar esa herramienta, dejando que este la penetrara con toda libertad, moviendo sus caderas de una manera muy sensual, mientras el gesto de ella se perdía en el placer, estaba contenta con ese juego sexual, disfrutando de cada penetración, la cual resonaba en el cuarto, ahogando sus gemidos en un ligero mordisco en sus labios, pero en ese momento lo noté, no estábamos solos, alrededor había otras brujas, muchas apenas vestidas con togas, que no ocultaban nada, dejaban ver sus pechos o tetas, hacían alguna clase de cantico, era una delicia verlas así, casi suplicantes de tener una buena verga metida en el fondo, pasando lo mismo con el coronel, que no podía ocultar su verga tiesa en sus pantalones, seguro querría jugar con todas, casi podía imaginar como querría embestir contra aquellos coños que olían a sexo, perdido en su deseo pasional, intentando abrirlas con todas sus fuerzas mientras se aferraba con manos o boca aquellos pechos, que variaban en forma o tamaño, aunque me atrevería a decir que igual en sabor, tratando de sentir el mismo placer que el criminal, pero no era posible, pues el ritual no debía ser interrumpido.
Vamos, tengo para todas, no he cogido en años, menudas putas, jajajajaja – se burlaba el convicto mientras se corría pero notaba algo, la bruja ya no estaba, así que escurriría fuera dejando todo en el suelo dejando molesto al infeliz.
El tipo se quejaría, diciendo toda clase de groserías, deseaba llenar un coño con su leche, aunque debo decir que algunas de sus blasfemias no las conocía, pero luego de eso una rubia preciosa con una figura de lujo se acercaba, le dejaba caer en la entrepierna una sustancia viscosa como sangre, con un olor que me hizo recordar algunos coños, como el de Shanon que no había probado en días, deseando tener la manera de empalarla, darle con todo para hacerla gemir, aunque olía horrible, pero de inmediato el convicto se volvió a poner duro, lo cual le sorprendió, y después de eso esta se ensartó, acomodando su coño para casi caer sobre él, no comprendía, tampoco el criminal, pero de cierta forma era violado, cogiendo con las brujas presentes, entregado al vicio de la lujuria (que envidia), seguiría haciéndolo, penetrando, cabalgado, disfrutando del placer, casi con esos pechos que eran terriblemente grandes a punto de ser alcanzados por su boca, era un tipo grande musculoso, apenas podía creer que pudiera ser contenido por esas esposas, aunque poder coger con todas esas tipas, sensuales, que restregaban sus redondas tetas, que llegaban a ser mordidas, movían sus caderas sensuales, sobando sus muslos seductores, emborrachado por los perfumes que usaban, empezando a delirar por el calor que se desataba, de seguro pensó que era su día de suerte, ja, que equivocado estaba, pues era exprimido, usaban sus formas para ordeñarlo, una vez que se corrió por segunda vez, soltando todo en el suelo gracias a los dedos de la sensual bruja que se los metió por el culo, sacándole un gemido un poco doloroso mientras comenzaba a sudar. Este apenas podría contener, creo que sintió un dolor adictivo sensual, luego una rubia de cuerpo esbelto se acercó, no perdía la erección, así que podría coger de inmediato, clavándose una vez más para comenzar a gemir la tipa de juna manera estridente, con una voz que rompía los nervio, pero al hacerlo se sentía tan bien, no era posible dejar de sentir ese calor tan sensual, un olor que me hacia soñar que le estaba rompiendo el coño a Vivi, mientras le comía las chichis, eran delirios, y el hombre al lado, el coronel, le pasaba lo mismo, no se con que soñaría, pero estaba seguro que sería con una hembra deliciosa, con la cual querría tener toda clase de locuras sexuales, era demasiado sexual, es que aparte, esta rubia se movía de manera frenética, enterraba sus dedos en el pecho para ensartarse mejor, dejando marcas de sangre, aunque a este le parecían gustar, si pronto empezaba a quejarse porque se volvería a correr, nuevamente su semen había caído fuera bañando el suelo, y en su tercera corrida sería igual, el hombre estaba exhausto, pero emocionado cuando vio llegar a otra tipa, ahora una pelirroja de cuerpo más grueso, delicioso, pero no tan voluptuoso, aunque su culo era de infarto, y de ello suplicaría por este, lo cual aceptó la mujer con un gesto vicioso que de nuevo estaba acelerando el pulso de todos, en especial cuando vimos a esas carnes dejándose empalar por el recto, dándole la espalda, pero sintiendo como es que succionaba su herramienta, lo cual le encantaba, si hasta dijo totalmente enganchado:
Malditas putas, si hubiera sabido que este sería mi castigo, habría matado a esos infelices desde antes, jajajajajaja – era un asesino y violador, mató a varios funcionarios públicos, y violó a sus hijos, los penetró hasta hacerlos sangrar, era un demente, según decían, un degenerado.
Sin embargo estaba gozándola, ver esas modestas tetas apenas sacudirse, cuando un culo redondo iba devorando cada centímetro en un ritmo bastante bueno, sin importarle nada, corriéndose de nuevo, cuando esta se levantó y sacó todo como si fuera cagando, luego llegaría otra más, una rubia bronceada que tenía unos labios muy gruesos, delgada y con tetas grandes, a pesar de ser esbelta, esta igual comenzaría a coger con él, lo cual parecía irreal. Se había corrido al menos 4 veces, todas de manera abundante, ya estaba sudando tanto, que respiraba muy ansioso, viendo como esas tetas parecían tratar de hipnotizarlo, sacándole fuertes suspiros, apenas lamiéndolas, pues esta bruja las ofrecía de manera viciosa, sonriendo ante aquel acto, y el criminal hacia lo posible para no quedar mal, moviendo las caderas en un ritmo frenético, haciendo un duro esfuerzo clavando su miembro, tratando de acarrarla, pero las esposas soportaban los jalones de aquel desesperado, quien gruñía en sus esfuerzos, los cuales aumentaban, arqueaba la espalda, no dejaba de cerrar los ojos, pero estas seguían ensartándose, y era una sensación agridulce.
Espero que esto no acabe bien para este, porque me la debe – dijo el coronel molesto por ver al tipo coger con diferentes brujas.
Espere y vera, algunas cosas se vuelven pesadillas, solo debe aguantar un poco, y le recuerdo, Sheyla no se irá con usted, es mía, hasta tenemos un hijo – decía el jefe Jay bastante molesto, pero guardando la calma.
Bien, es una lástima, pero dígame, ahora que menciona a la familia, su hermanita Gaby, sigue libre, no es verdad, porque no puede quedarse fuera de esto por mucho tiempo más, tampoco su primita Angela – decía el coronel malicioso.
Lástima, ellas eligieron, tienen un candidato, le conté de las reglas, así que estarán fuera de este asunto político en definitiva, mas no de esto – sentencio el jefe Jay más calmado.
Ya veo, prefiere meterlo en estas cosas de brujería que en los caminos de la política, eso es bastante cuestionable, sabe – estaba diciendo el descarado Coronel, cuando sería interrumpido.
En ese momento el preso estaba corriéndose por 5ta vez, le sacaban una buena cantidad de leche, pero se veía como si adelgazara, se demacraba en segundos, todo el semen se quedaba en el suelo, y en ese momento otra bruja se montaba sobre él, enterrándose la verga en su coño con una malicia sexual para empezarlo a exprimir, moviéndose de una manera feroz, haciendo que sus nalgas sonaran como aplausos al chocar contra sus bolas, haciéndole pedir piedad. El coronel no podía creerlo, era un enfermo, lo torturaron para poder desquitar la ira que sentían, pero no lograron nada, le rompieron huesos, le arrancaron uñas, nada sirvió, se reía demente, sin embargo ante tanto sexo, lo estaban matando, no de placer, ya no sentía aquello, era exprimido de una manera contundente, ya ni podía lamer tetas o decir groserías, seguía cogiendo hasta vomitar, viendo como esa mujer le hacía de todo, para sacarle la leche, que no debería salir, si al menos parecía haber sacado al menos 1 litro de este, pero lo seguían usando, y para sorpresa mía, lo hicieron correrse una vez más, soltando todo en el suelo.
Aquello seguiría por 6 veces más, dejando al tipo como una momia, aún vivo, pero tan demacrado que lo sacaron cargando, llorando como una niña y el coronel le advirtió que no sería la última vez que le hicieran eso, lo cual le hizo gritar desesperado, mientras todo eso ocurría, el ritual se terminaba, y se hacia alguna clase de brebaje, un liquido negro que se volvió transparente, y se lo entregaron al militar, quien sonreía contento, parecía que era una maldición, pero debía hacerla beber, iba a deteriorar la salud de una persona, eso era lo que buscaba el coronel, casi sentí asco de esa persona, pero no podía hacer nada, me daba cuenta que decirle lo que fuera no sería buena idea, seguro el jefe Jay pensaba lo mismo, se notaba en su actitud tan rígida, por lo que me quedé a un lado escuchando en silencio. Al terminar aquello, iría a mi celda, para encontrarme algo inesperado, por segundos pensé que era la niña gris, quien me miraba de manera maliciosa, desnuda, pero se veía delgada, como si no hubiera comido, me sonreía maliciosa, seguro iba a decirme algo, yo igual, pero no lo hice, tomándome mi tiempo en la entrada, luego se desvaneció lo cual me pareció un tanto espelúznate, pero noté que algo mas estaba sobre mi cama, por lo que me quedé ansioso, listo para defenderme.
Me acerque lento, pensando que sería algo horrible, pero me equivoqué, una deliciosa figurilla descansaba, Yeong se había metido, estaba desnuda, se había sobado su deliciosa vulva hasta correrse, no sé cuantas veces, pero su olor estaba en la sabana, la cual me hizo apuntar mi verga a su coñito jugoso, en verdad me gustaba esta sorpresita, así que me desnudé y me metí, ella estaba inconsciente, lo que me dejó tocarla con total libertad, haciéndole toda clase de cosas, chuparle las tetas, lamerlas, besarla, tocar su vulva que seguía tan mojada, ella se sonrojó un poco al tener mis dedos dentro, en verdad era una muñequita muy sensual, aunque apenas nos habíamos hablado, todo por culpa de la otra tipa, su intento de amiga, que era una amargosa de primera. Con semejante regalo en mi cuarto, no podía dejar de aprovecharlo, estaba amasando esas formas tan ricas, esperando que ella despertara para poder cogérmela con gusto, pero no sería así, permaneció dormida, quería metérsela, aunque no sentía tan rico así, menos cuando escuchaba a los caballos fuera, seguramente con la verga de fuera, esperando oirá algo, esos animales daban miedo, mas no me contuve, así que se la ensarté por el culo, dándome un gustito especial, como diciéndome a mi mismo que me pertenecía, solo así ella se quejó, como disfrutando de mi malicia, y yo me quedé dormido.
A la mañana siguiente, aún teniendo a Yeong a mi lado comencé a bombearla, ella se despertaría con un delicioso orgasmo, mientras la tenia bien agarrada, me vería de manera tierna, dándome unas pequeños besitos, al tiempo que iba sobando todo su delicado cuerpo, y es que ella era delgada, pero con formas seguras, me daba un morbo tenerla así, le aprendía a saborear, ahora me encantaba cogérmela, y de hecho estando ahí, no pude contenerme, la saqué desnuda para seguir cogiendo, pero en la regadera, quería hacerlo ahí apenas cubiertos por el jabón o el agua que iba cayendo, sobándola con cuidado para dejarla oliendo tan bien, lo cual le sorprendió, apenas cubiertos por la espuma, empezaba a darle duro contra el culo, o la concha, seguía prendido por lo que vi la noche pasada, así que estaba como el fuego, ardiendo de pasión, mientras me la iba recibiendo de manera sensacional, su coñito parecía moverse por inercia, dándome el placer que jamás esperé, se me quedaba pegada, mientras gemía de manera deliciosa, delicada, como tratando de no hacer ruido, y me corrí bastante, logrando que ella tuviera su orgasmo, uno bastante duro, si hasta me dio la impresión de que sería uno múltiple, porque tuve que sacarla cargando, wow.
Por desgracia eso acabaría, apenas se recuperó se fue a vestir, no lo noté pero tenía un cambio de ropa, y me dijo que la acompañara, lo cual acepté, parecía que no se fue porque sus padres tendrían una cena intima, así que ahora la estarían esperando en casa, yo acepté, es que aparte, a ella todavía no la veía como parte de mi grupo, era algo extraño, pero me gustaba mucho, quería comerle el coño, ella lo notaba y casi abría sus piernas para que lo hiciera. Bueno, salimos del internado, un soldado estaba de vigilante, pero sabía que no se quedaba por las noches, al menos dentro, con Yeong tomamos un camión, hablamos poco, me contó muchas cosas de ella, era bueno, porque me daba cuenta que las cosas con la chiquita se iban a volver interesantes, si casi era una invitación para que me fuera imponiendo sobre la pesada de su amiga, lo cual me divertía, pues se notaba que quería ser mía, así llegamos a la plaza comercial, ahí me toparía a sus padres, fue fortuito, el hombre era bajito, igual que la madre, este apenas alcanzaría el 1.6m me veía enorme a su lado, parecían creer que era su novio, así que me hablaron muy educados, hice lo mismo, pero luego seguí con mis actividades. Tras verlos marcharse, saliendo en un carrito compacto, iba a encontrarme con Giby, quien iba con un pantalón bien ajustadito, y una playera de manga larga, se veía deliciosa, quería sobarla, es que tenía todo donde debía, a su lado estaba Angie, no me sorprende, se vestía igual pero con otros colores, llegué a su lado un poco inquieto, esperando no llamar la atención, es que sentía que algo estaba mal, pero solo era el sentido común que sobraba en esa ciudad, pues podía estar con ambas, y nadie lo vería extraño, en especial cuando fueran a elegir ropa, las faldas o top no importaban, pero nos pasamos a la lencería y casi era una invitación para decirles con que querían follar, lo cual me hizo sentirme ansioso, casi buscaba donde pudiera dejarles sentir toda mi verga dentro, apenas les dije: sorpréndanme, pero tu Angie debes usar algo oscuro y tu Giby, preciosa, algo claro, que las haga lucirse hermosas, mm…
Ellas aceptaron mis palabras con gusto, me sonrieron de manera coqueta, como si todo fuera parte de un juego sexual, y me fui a retirar, esperando fuera de la tienda, porque de seguir ahí buscaría cogérmelas, estaba bien tieso imaginando lo que podría pasar, tener un par de novias tan cachondas era un gusto pero igual una tortura, quería romperles el coñito cada que podía, ellas lo hacían posible, y tenerlas a ambas al mismo tiempo, wow, era un milagro que no creí posible, era como con mis hermanas, ambas siempre me dejarían tomarlas, meterles la verga o morderles las tetillas, cuando nos juntábamos, me decían toda clase de locuras eróticas, deseaban mi verga bien metida en sus conchitas, pero era imposible de momento, pues permanecían protegidas, aunque solo era temporal, tarde o temprano podría seguir cogiéndolas, llenarles los coñitos de mi leche de macho, aunque tenía que esperar, hacerles sus mimos, llegando a hacerles correrse con solo mis dedos, ah, eso me dejaba en una situación difícil, todo el asunto del incubo era complicado, había logrado formar un grupito de novias sexuales, solo que ahora las cosas se complicaban, pues la mayoría (Shanon, Grace, Lizy y Meg) estaban algo inquietas, además me hallaba pensado en como tener a Jesy y Vivi en la cama de nuevo, se estaban haciendo las difíciles, pero en eso recibí una llamada, de mi nalgotica, jejeje, quien fugaz me diría: precioso, que bueno que te encuentro, mira, necesito que me vengas a visitar a las 6, ve al mercado de las brujas, ahí te encuentro, si puedes ve formal o mínimo con el uniforme de soldado, tengo un problemita, horrendo y necesito tu culo acá, si lo haces, aceptaré incluso montar una orgia con tu novia oficial, su prima y yo, lo que quieras, pero no faltes, me la chupa el fantasmas, rayos…
No me gustaron las palabras de Leila, pero no iba a desperdiciar, una oferta así era demasiado tentadora, y de hecho cuando se lo mencioné a Giby y Angie, ellas aceptaron con una sonrisa maliciosa, querían ver que tan bravo salía, si me animaba a hacerlo, tener a 3 en la cama, lo cual era como un delicioso reto que no me iba a negar, en serio que ambas eran preciosas, wow, si seguía así podría tenerlas a todas en la cama, lo cual era demasiado bueno para ser verdad, no sabía que pensar, hacer o decir, me encantaba la idea de coger, por lo que fui a arreglarme a mi casa, pero mis padres no estaban, ellos salieron con mis hermanitas a comer fuera, lo cual era un fastidio, como siempre a mi me hacían a un lado, aunque a un par de calzoncitos los dejaría bañados en mi leche para que no olvidaran quien era su dueño. Como sea, fui por uno de mis uniformes, al menos mamá lo había lavado, me di un baño, y me arreglé, faltando poco para la hora, llegué y ahí estaba mi gótica, usando ropa negra, medias de red, botines, minifalda, una blusa larga negra, labial a juego, con adornos de araña, le encantan esas cosas, en cuanto me vio no lo dudó, me abrazó y me dio un beso en los labios, me hizo acompañarle, tomamos un taxi y llegamos a un fraccionamiento cercano, era de buen ver, un poco elegante, me dijo que su papá era dueño de una empresa que arreglaba casas o demás propiedades, se quedaron aquí, pues venían de fuera, porque se encargaron del internado hace unos años, tras el incendio, algo en ese lugar lo había cautivado, o mejor dicho atrapado, así que por eso Leila estaba ahí. Se trataba de un hombre formal, rubio de gesto simplón, la madre, una señora muy pretenciosa, creo que se pintaba el cabello de rojo, pero ha de ser pelinegra como su hija, estaban en una reunión de negocios, una fiesta con inversionistas o lo que fuera, la casa tenía su buen tamaño, incluso una alberca pequeña detrás, nadie se metería por el frio, era una celebración natural, aunque los chicos eran un poco mayores y odiosos, también las hijas que eran mocosas mimadas, mirando a Leila como bicho raro, por suerte se callaban al verme, no pensaron que tuviera novio, si bien estaba de coqueta conmigo, dejándome arrimarle la verga cada que podía, aparte que mi presentación les hizo quedar nerviosos.
Soy Bartolomeo, miembro militar del internado del diablo, mi oficial superior es el Cabo Ortega y el Director Jay, un gusto señores – era tan divertido verlos nerviosos, el jefe tenía un impacto fuerte en medio de esos cretinos, y eso calentaba a mi gótica, jejejeje.
No entendía porque me invitó, al menos de principio, aunque era genial tenerla al lado, se me aferraba de manera tan rica, sentía sus pechos contra mi brazo, lo hacía con un gusto bastante sensual, su falda apenas escondía sus muslos, me dejaba tocarlos con libertad, casi podía oler su aroma de “quiero sexo”, pero eso no sería posible, aunque si pude besuquearme con ella, sobándola un poco, lo cual estaban de acuerdo sus padres, detalle que me sorprendía un poco, pues los veía tan serios, de esos que eran estrictos conservadores, mas poco me importó, con que pudiera tener a Leila al lado, mm, era una locura, que me encantaba, pero eso no sería todo. Sucede que como toda buena fiesta, después de cierta hora tendría bebida, todos se quedaron bien borrachos, aunque fue divertido verlos, el que podría decirse mi suegro era de esos bien amistosos, que todos eran sus hermanos, casi me decía que no preñara a su hija todavía, mientras que su mujer era un caso perdido, olvidando todo, por segundos pensé que me iba a dar una mamada, por otra parte sus amigos eran un puñado de idiotas, que incluso decían si podían hacer cosas con Leila, por eso imaginé que me llevó, aparte que era la única chica un tanto mayorcita, aparte de unas cuantas niñas, ninguna mayor de los 10 años, quienes se habían mantenido lejos de nosotros hasta ahora, aunque cabe decir que ninguna bebió, solo se quedaron en su rincón jugando, hasta ahora, y es que igual a todos parecían bien borrachas, como si hubieran tragado de todo a escondidas, lo cual no era común, y me diría Leila:
Perfecto, está por comenzar, siempre pasa lo mismo en estas fiestas, por eso te vine a pedir que me ayudaras, rápido, métemela hasta el fondo, no hay problema – me diría mientras me ofrecía el culo, restregando sus nalgas sobre mi herramienta de combate, y casi me pongo duro de golpe, pues algo extraño iba a suceder.
Con algo de dudas me fui a sentar cerca de un árbol el cual tenía una protección de concreto, y me abrí la chaqueta junto a los pantalones, tenía la verga a medio alzar gracias al movimiento que había hecho, ella estaba contenta de verme así, pero eso no sería problema, pues Leila de inmediato me la fue a sobar mientras me decía con una vocecilla bastante sensual:
Ahora es tu momento, me coges con todo lo que tengas, si quieres romperme la ropa, pero al menos te corres 3 veces dentro, dime que no has cogido con nadie hoy, cariño – decía inquieta mientras pensaba en lo que decía.
Pues me cogí en la mañana a la chinita, Yeong, unas travesuras más, si tengo carga para darte hasta 5 veces, preciosa – le dije y ella se quedó contenta, mordiéndose el labio mientras se sobaba sus delicadas tetillas, wow.
Casi me vine en seco cuando ella se levantó, estaba lo suficientemente duro, pero ella me mostró como se subía la falda, dejándome ver mejor como sus medias de red cubrían sus muslos, y por instinto se las abrí, haciéndole un oyó con los dedos, para arrancarle la tanga, se me veía el coñito delicioso, limpio, recién afeitado, le di un beso ahí, lo cual le sacó un ligero gemido, luego se dejó hacer, en medio de la música festiva podía escucharla ronronear cono gatita, y se la metió casi de un sentón, que me hizo doler, pero no me importó. Una vez acomodados, viéndonos de frente, le fui sacando la sudadera, no tenía grandes tetas, pero si con una forma deliciosa, se las chupé con ansias, en verdad me encantaba tenerla así bien enterrada, nada de lo demás importaba, era una demencia total pues a unos metros sus padres y demás idiotas estaban bebiendo, perdidos en la peor borrachera que había visto, en serio (apenas están a nivel de mi padre pero entre todos le ganan, idiota).
Ahora dame con todo, no hay problema, no son mis días peligrosos, en 4 sangraré, pero eso a ti te gustaría, no te importaría, cierto, bañar tu espada con mi sangre, ahora dámelo, esta por aparecer – me decía y podía sentir como su interior me abrazaba como otras veces, era una locura, se sentía terriblemente bien.
No pude evitarlo, empezaría a moverme de una manera deliciosa, entrando y saliendo, mientras controlaba los movimientos con las manos, encajándole los dedos en sus redondas nalgas, era un deleite total, ella pujaba un poco, pero se sentía tan terriblemente bien, disfrutando de cada segundo dentro, ella parecía haberse preparado, aunque no entendía porque, aunque tampoco me importaba, su cuerpo se me entregaba de una manera que me encantaba, frotándonos de tal forma que nuestras pieles se quemaban en un ardor sexual tan delicioso, como me estaba gustando hacer aquello, sujetándola para sentir mejor su delicada figura, sin importarme nada, pero pronto lo vería, mientras seguía chupándole las tetas, ella se retorcía de placer, estaba gozándolo, aparte me encantaba sentir sus piernas con las medias en mi cintura, movía en especial sus caderas, como si quisiera que me corriera dentro.
Chiquita, tranquila, te voy a dar tu lechita, pero déjame disfrutarlo – le pedía, pero ella no me hizo caso, se veía inquieta en ese momento.
Antes que me diera cuenta me estaba corriendo, ella pujando, incluso sentí que se corrió un poco, pero finalmente me daba cuenta que tenía prisa, estaba tratando de ordeñarme, y lo más peculiar es que en cuanto me corrí dentro, al darse cuenta que terminaba llenándole el coño, ella se levantó para lamer un poco de mi leche, pero también volverme a poner listo usando su culo, que se restregó de manera perfecta, en serio que haciendo eso no fue difícil ponerme duro, todo eso me tenía bien prendido, pues me estaba cogiendo a mi gótica nalgona frente a sus padres, quienes no perdían tiempo empinándose la botella, se me hacia extraño, creía que me recordaba al Halloween en el internado, y no me equivocaba, pues antes que me diera cuenta, Leila me ofrecía el culo, mientras me decía:
Bien, guapo, rápido, exige tu premio, dame con todo, es tu última oportunidad, tómala o déjala – lo dijo como un desafío, y claro que lo acepté.
Se la fui a ensartar de un solo jalón, quería que sintiera como le rompía ese par de nalgas deliciosas, era un gusto irle abriendo esas carnes, pues estas eran como si me sobaran, aunque su ritmo era algo acelerado, sin embargo ella pujó un poco, pues le di más fuerte de lo esperado, pero ella pareció gustarle, no se detenía, quería que siguiera así, dándole fuerte, como si deseara partirle en 2, dejándose tocar con toda libertad, así me diría:
Mm, así, lo entendiste, rómpeme, no importa, cógeme con todo lo que tengas, córrete en mi interior, báñame en tu leche, quieres que sea tuya, precioso, es tu momento, si me lo haces bien te juro que hasta nos cogemos a tus hermanas juntas, pero es tu última oportunidad – me advertía Leila, y me dio la impresión que algo me guardaba, pero imaginarla comiéndole el coño a Lizy o Meg, en serio me prendió.
Así que me puse embestirla mientras le agarraba las tetas, intentando hacer que sintiera tanto como pudiera, tenía mis ideas, quería ver si para empezar hacia un trió con Grace, ella igual era más abierta desde que fui al sanatorio, celosa por lo que sucedía con Giby, aunque algo me decía que no podría negarme nada, si le decía algo, seguro la tendría desnuda, y juntas en la cama, carajo, me prendió, sentí como si mi verga se hiciera más grande, empezaría a darle con todo, intentando llenarle el culo con mi barra de juegos, era una locura, pero lo estaba gozando, quería mas, me movía en un ritmo de pasión que no tenían como contenerme. Era lo mejor, me cogía a mi gótica culona, pero enfrente me daba cuenta, las cosas no estaban bien, los padres de Leila se estaban comenzando a agarrar entre sí, cogiendo de manera aceptable, se arrancaron la ropa, quedaron desnudos frente a todos, mientras que los otros invitados, a ellos les pasaba cosas, los que iban en parejas, igual se desvestían a fornicar, pero en veces los hijos detenían a sus padres, empezando a pelearse para ellos ser quienes enterraran sus vergas en los coños de sus madres, dándose muy duro, los niños eran mudos testigos, se jalaban las pequeñas vergas, y las niñas jugaban con sus vulvitas, una imagen que me calentó un poco, pues una nueva locura se estaba descontrolando frente a mí.
Lo vez, esto es como en Halloween, mm, dame con todo galán, mm, rómpeme el culo – me dijo Leila mientras se daba algunos sentones en mi verga, lo cual, estaba gozando, realmente quería darle con todo, era una delicia total, me estaba volviendo loco.
¿Qué sucede preciosa? Alguna clase de fantasma o que – le dije un poco en broma.
Pero muy para mi desgracia lo vería, en medio de todo un tipo extraño saldría, era decrepito, con los pelos largos, parecía a medio podrir, riéndose a carcajadas, mirando por todas partes, como si estuviera borracho, o algo peor, pero no me detuve, le seguía dando con todo en el culo a Leila, quien se veían desesperada porque me corriera, abriendo las piernas para enseñar su coño mojado a ese extraño, mientras que yo me aferraba a su preciosa figura, no entendía cómo funcionaba, pero le seguí dando tanto como podía, era un gusto tan bueno. Mientras el extraño sujeto con toga como de brujo miraba haciendo gestos de calor sexual, cogiendo, y diciendo cada cosa: uh, amigo, que no te gusta tu mujer, prefieres a la secretaria con 10 años menos verdad, tu, mm, deberías ir a que te revisen, se nota que tienes problemas, carajo a ti te sangra eso, ustedes 2, son demasiado melosos para mi gusto, unas buenas peleas, o sexo duro, ah, quien se quedara con el coño de esa tipa, eh, no sé si es una vulva o un topo, mujer, aprenda lo que es afeitarse, siento que eso me va a morder…
Decía de cada una de las cogidas que se estaban dando, disfrutando de esa delirante imagen de orgia total, aunque los niños estaban bien perdidos, mirando cómo se hacían los juegos sexuales, jalándose las vergas como si les fuera a salir algo, mientras las niñas se encajaban sus deditos tanto como podían, dejaban ver gestos perdidos, como si no pudieran hacer nada aparte de soñar con el fervor sexual, así me fui a dar cuenta, la casa de Leila estaba embrujada, y ese tipo era un fantasma, carajo. Lo veía todo, mientras no dejaba de darle feroz a ese par de nalgas redondas, aferrándome a sus tetas para moverla mejor, lo estaba disfrutando tanto, me prendía tenerla así, quería llenarle el coño con todo lo que tenía, no tardé en correrme, de hecho me llegó como una oleada de placer, apenas dejando escapar un gruñido sexual, pero en ese momento era lo peor, el fantasma se nos quedó viendo, no estaba de buen humor.
Carajo, mírate nada mas, te descuido unos días y ya me estas poniendo los cuernos, maldita puta, te enseñaré lo que es bueno – dijo el fantasma que realmente tenía un aire maligno.
En ese momento Leila sacó la lengua, dejando ver que aún tenía de mi leche dentro y se levanto, presumiendo su cuerpo para luego dejarme ver como se me acomodaba, dejándome chuparle las tetas, y ella misma se ensartaría su coño para seguir disfrutando, aparte que su calor me encantaba, era tan vicioso, pues me abrazaba para no sentir frio a pesar de todo, era demasiado atrevido, nos estaba viendo algo espectral, pero no me acojonaba, quería romperle el coñito, que aún tenía marcas de mi leche anterior, que ayudarían a que se lo metiera más sencillo, carajo, así volví a hacerle lo mismo, romperle la conchita mientras escurría por su culo.
No te necesito, ya tengo quien me coja, bobo, este si tiene carne, y me da bien rico – respondía Leila, mientras se aferraba a mí, lamiéndome por el cuello.
Ja, eso por cuánto tiempo – se burlo el fantasma, que se sacaba una buena verga, queriendo penetrarla, pero no podía hacer nada, parecía que esa cosa era consciente, para poder hablar, más no podía tocarla.
Yo seguiría haciendo a Leila mía, cogiendo, embistiendo su coño, aferrándome a su cuerpo, estaba cansado, pero no dejaba de disfrutar aquello, era lo mejor que me había pasado, una linda gótica que no dejaba de moverse como si fuera una puta en celo, sus caderas estaban al ritmo de mis embestidas, haciendo que ella se mordiera los labios de manera sensual, se notaba cuanto le gustaba la forma en que se la estaba metiendo, sui interior se amoldaba a mi verga, recibiéndome como todo un rey, empezaba a sobarla con total descaro, a pesar que sus padres se hallaban a un lado, pero igual cogiendo, de manera melosa.
Ya acaba, es mi turno – decía el fantasma desesperado, y para mi desgracia este me tocó, creo que quería poseerme, para tener con que violar a Leila, pero pude ver cosas de él, horribles, más no pudo meterse.
Este engendro se me quedó mirando, sin que pudiera dejar de metérsela a Leila, incluso le agarraba el culo para darle más duro, de hecho algo se desataba en mi, para sentir mejor a mi chica, pues incluso le metí un dedo en el culo, haciéndola chillar un poco de excitación.
Estaba tan caliente, no podía dejar de cogerla, sentía como mi verga en un continuo andar abría su coño que estaba bien mojado, liberando el aroma de la pasión, aparte era como si me recibiera como su amo, ella me beso apasionadamente, metiéndome la lengua hasta donde podía, cerraba los ojos, dejándose sentir todo, mientras mis manos amasaban su preciosa figura, aparte que se retorcía de tal forma que podían disfrutar de su cuerpo con mayor gusto, era un placer, y el fantasma se enojaba, pero ella aparte diría:
Vete de una vez, mm, este es mi dueño, me coge cuando quiere, mm, me llena con su leche, boca, culo o coño, soy adicta a él, mm, aparte que tiene a otras esclavas, mm, él es parte del internado, sirve al incubo, mm – decía con voz bien caliente, casi como estuviera a punto de correrse.
De hecho se acabaría corriendo, dejando mis piernas empapadas de sus jugos, y al sentirla, le llené una vez más su vulva, haciendo que escurriera, pero también teniendo un fuerte orgasmo explotar en nuestras carnes, dándome un delirio de pasión, incluso quedó bastante cansada Leila, apenas pudo gemir por la falta de aire, aunque era obvio, ya se había pasado un rato, cogiendo entre todas esas cosas, pero yo tenía frio, así que pensé en cambiar de lugar, y el fantasma seguía pendiente de nosotros, mirándonos como si quisiera ser parte de nuestra diversión, iluso.
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