Fui el primer muchacho del esposo de mi prima (ML).
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Fui el primer muchacho del esposo de mi prima (ML).
Hola internet.
Me llamó Max, y actualmente tengo 21 años.
Para quienes hayan leído mi relato anterior, ya saben que estoy relatando online para confesar secretos de mi vida sexual, como muchos en esta comunidad.
Mi gran secreto: mi familia practica incesto (Solo follar.
Nada de reproducción).
Hoy les contaré otra historia que tengo viva en mi memoria.
Ocurrió cuando yo tenía 13 años, y todavía practicaba pederastia con los hombres de mi familia.
Mi prima Susana, que en ese entonces tendría unos 26, se había casado con Luís, quien era uno o dos años mayor que ella.
La boda fue muy bonita, grande.
Obviamente, Luis se enteró al momento de proponerle matrimonio del secreto de la familia.
Un tema para nosotros es encontrar una pareja para toda la vida que esté dispuesta a seguir con la tradición.
Por lo general, las mujeres la tienen muy fácil.
Acaso es difícil convencer a un hombre de que también esté dispuesto a follar con su suegra, sus cuñadas, las primas, la abuela y las tías de su nueva esposa? Por lo menos es mucho más fácil que convencer a una mujer.
Esa ya es una pena que nos toca a los varones de la familia.
Ahora, a pesar de que es más fácil convencer a los hombres de follar con otras mujeres, si existen dos temas que son difíciles.
El primero, es que estén dispuestos a follar con menores de edad… ya que el sexo es una actividad familiar y pues empezamos desde los 8 años en promedio.
Y la segunda cosa que puede generar problema, es la pederastia o lo que es lo mismo… follarse a muchachos.
En mi familia se practica la pederastia griega, que no es más que los varones de 8 a 14 años follen con los hombres de la familia con el pretexto de “que aprendan a ser hombres”, como lo hacían los griegos en su tiempo.
Al día siguiente de la boda, la madre de mi prima Susana organizo una orgía en su casa para que Luis fuera presentado de manera sexual a la familia.
El follón estuvo bien.
Sin embargo tuvo suficiente con las mujeres que ya estaban presentes.
Llego a follarse a mi hermana Cristina, que en ese entonces tendría unos 9 y era la más chica ahí presente, dejando claro que la pedofilia no era un problema para él, y follarse a las adolecentes menos.
Pero no tuvo la oportunidad de follar con uno de los muchachos que estábamos ahí, por lo que sabíamos que eso estaba pendiente.
Algo si era seguro.
De todos los que estábamos ahí, yo era al que mas conocía, ya que Susana iba a cuidar a mis hermanas y a mí si mis papas salían a cenar o algo, y en ocasiones Luis llegaba a ver una película con ella y a convivir.
Y como yo era al que mas conocía, sabía que si Luis se iba a follar a un muchacho, ese sería yo a como diera lugar.
Sucedió por la tarde en casa de mi tía Angélica, la madre de Susana, y mis otras primas Mónica y Gabriela.
Ella nos invito a comer y a “pasar el rato” ya que Susana y Luis habían regresado de su luna de miel después de un mes.
Yo iba preparado.
Bien depilado de todas partes (ya tenía 13 y ya comenzaba a tener mayor cantidad de pelo en el área genital y en mi culo), con el culo limpio y lubricado.
Como de costumbre, todos llegamos a la casa oliendo de maravilla.
Todo lo contrario a como salimos después de una orgia familiar.
Mi tía no recibió con unos pantalones jeans y una blusa floja que se había puesto de último minuto para abrir la puerta.
Todos la saludamos de beso y abrazo, bajando por las escaleras a la planta baja, pasando por el comedor y la sala rumbo a la terraza que daba a un jardín verde y soleado, rodeado por arboles.
La música clásica de baladas de los 70/80s de mi tío Antonio (papa de mis primas) no se hizo esperar.
En la terraza, que está bajo la sombra de la misma planta alta de la casa, estaba la mesa de madera puesta con los platos y cubiertos para la comida que vendría más adelante.
A nuestra quedaba un bar y una puerta a la cocina, por donde entró mi tía seguida por mi mama y Daniela (mi hermana de 11 en ese entonces).
Mientras, a nuestra izquierda estaba un camastro de madera de doble envergadura que hacía de una especie de “camastro matrimonial”, en donde se encontraba Luis ya desnudo, con una cerveza en la mano, mientras que entre sus piernas estaba Mónica (23), también desnuda, mamándole la polla.
Mi padre se acerco a ellos para saludar junto con mi hermana Cristina (9), Mónica deteniéndose para levantarse y saludar a mi papa y a mi hermana con un beso, después a mí.
Mi papa saludó de mano a Luis al decirle “Bueno, yo creo que mejor no los interrumpimos”.
Luis le contesto que no había problema entre risas.
El saludo a Cristina con un beso y luego a mí dándome la mano.
La manera en que me miro fue algo interesante.
Sabía que el tenia lo mismo en la mente que yo, solo que no era la mirada que yo veía en otros hombres, aquella que te dice que te están viendo con ganas de follarte el culo o la garganta.
En el jardín, en pleno sol, está a mi tío Antonio, quien también desnudo se asoleaba en una cilla de plástico con una cerveza en la mano, mientras que el también recibía una mamada de su hija menor Gabriela (de 20 años en ese entonces).
“Vente!” le dijo mi tío a mi padre, ofreciéndole una cilla de plástico a lado de la suya.
“Hija, me traes una cerveza por favor?” mi papá le dijo a Cristina, quien obedientemente se dirigió a la cocina.
“Ándale, pásate con tu tío” le dijo mi tío Antonio a su hija.
Quien obedientemente se puso de pie para pararse entre las piernas de mi papá, saludándolo con un beso, inclinándose hacia el frente para dejar sus tetas de buen tamaño al alcance de su cara.
Mi prima Gabriela era la más baja, pero tenía buen relleno y en ese entonces hacía mucho ejercicio jugando futbol para el equipo de su universidad.
Tenía un buen culo, buenos muslos, y unas tetas que fácilmente eran unas C-D.
Ella comenzó a besar a mi papa, quien rápido le manoseó las tetas para metérselas a la boca, mientras que ella le comenzaba a quitar la camiseta polo que traía puesta.
Mientras tanto, mi tío se me quedo viendo con la cara que les había comentado anteriormente.
Ahí estaba el, ya brilloso por el sudor bajo el sol, sus lentes oscuros puestos, con una cerveza en la mano y su polla erecta en otra.
Yo sabía que me quería mamandola.
De todos mis tíos, el que me mas me follaba con pasión era él.
Alguna vez me platico que le gustaba de follarme porque él solo tuvo niñas, y que a pesar de los buenos culos que tenía en casa, se quedo las ganas de tener un muchacho para follarse él solo.
Me arrodille entre las piernas de mi tío y le tome la polla con una mano mientras que con la otra le acariciaba los testículos, a lo que él respondía con gemidos.
No tardo tanto antes de que Gabriela ya le hubiera sacado la polla a mi padre y la tuviera en la boca, cuando yo comencé a mamar la polla de mi tío.
El escuchar a ambos hombres disfrutar me éxito mucho.
Cristina llego con la cerveza, mi papa agrediéndole con un beso y diciéndole que regresara a la cocina a ayudar a mi mama.
Los hombres brindaron a la salud del otro y entre tragos de su bebida colocaban una mano sobre nuestras respectivas cabezas para hacernos tragar más de sus pollas.
Estuve un rato así, ya me había quitado la camiseta, cuando sentí dos manos femeninas en mi espalda.
Eran de mi tía Angélica, quien ya se había unido a la fiesta.
Se arrodillo atrás de mí abrazándome contra sus tetas (se había quitado al parecer ya todo), luego bajando sus manos para meterlas en mi pantalón por atrás, apretándome las nalgas y rascándolas con sus uñas.
“Te gusta cómo te la mama este angelito?” le escuche a ella decirle en una voz excitada a mi tío, quien le respondió con un profundo “si”.
En eso ella paso sus manos hacia adelante, bajando mis pantalones hasta que mi culo, polla y huevos estaban al descubierto.
Comenzó a pasear sus manos entre mis nalgas y a jugar con mi polla y huevos, mientras que me besaba los hombros.
Yo seguía con la polla de mi tío dentro de mi boca.
Mi papa ya gozaba de las bocas de Susana y de Gabriela, mientras que yo escuchaba detrás de mí en la terraza el gemido familiar de una de mis hermanas.
“Vámonos a las toallas” dijo mi tío, sacando su polla de mi boca, invitando a pararme.
Yo termine de desnudarme para caminar con ellos hacia unas tres toallas blancas que estaban en el pasto.
Ahí, mi tía se acostó boca arriba y abrió sus piernas, ella siendo de piel blanca, pelo café corto, pasada de peso, con unas buenas tetas, y un coño con un arreglo de pelo en triangulo acortado que comenzaba arriba de su clítoris.
Yo me puse de cuatro entre sus piernas y comencé a besar su entrepierna lientamente, cada vez acercándome a su coño, en donde implante mis labios para tomarme el tiempo de lamer cada centímetro de esa vulva.
Mientras tanto, mi tío estaba de tras mío, abriéndome las nalgas para lamerme el ojete, preparándolo para follarlo.
Introdujo un poco la lengua antes de comenzar con uno y luego dos dedos.
Yo seguía dándole sexo oral a mi tía quien gemía ante la escena: su esposo a punto de follarse a un muchacho, su hermano acostado en otras toallas, con dos de sus hijas turnándose su polla, y más atrás en la terraza pude ver yo, como mi mama estaba sentada en la cara de Luis en el camastro matrimonial, mientras que Cristina (9) lentamente subía y bajaba sentada en la polla de Luis, que le abría el culo en cada bajón.
El jardín era un mar de gemidos.
A todo esto, no recuerdo haber visto a mi hermana Daniela y mi prima Mónica.
Quién sabe, tal vez, se había ido a jugar a otra parte.
Mi tío saco sus dedos de mi culo, pero mi tía lo freno.
Me empujo para arriba, haciendo que me para.
Ella se sentó, y con mi polla a la altura de su boca, la comenzó a mamar desesperadamente.
“Follemos los tres” dijo con mis bolas entre sus labios antes de regresar a mi miembro.
En un minuto ya estaba bien parado.
Ella se recostó sobre la tolla y abrió las piernas.
Yo me puse cobre ella en posición de misionero, introduciendo mi polla lentamente en su vagina, que aparte es de esas amplias.
Me acomodé, abrazándome a ella, besándole las tetas y dándole de besos mientras que ella me corría las manos por el pelo.
Sentí como mi tío se puso detrás de mí, la punta de polla en mi ano, y lentamente dejándose caer hacia el frente, su glande abriéndose paso a través de mi recto hasta que cupo casi totalmente.
No tomo mucho, mi culo abriéndose a la presencia tan familiar de polla adulta.
Fue entonces, cuando comenzamos el vaivén de caderas.
Los tres gemíamos, yo con mi polla dentro de su coño y una polla dentro de mi culo.
Mi tío obviamente follaba más duro que yo.
Cada vez que él se adentraba en mí, sus caderas empujaban las mías contra las de mi tía, por lo que yo la penetraba a ella más profundamente también.
Yo estaba extasiado con esa gran sensación que recorría todo mi periné, conectando mi ano y mi polla como si fueran una sola.
Mi papá ya se encontraba follando a mi prima Susana de a cuatro, mientras que esta le daba oral a su hermana.
Mientras tanto, Mi madre ya estaba sobre su espalda a la orilla del camastro matrimonial, Luis arrodillado en el piso a lado de este, penetrándola con sus dos piernas en los hombros de él.
Cristina, se sentaba en la cara de mi madre.
Daniela y Mónica, no eran visibles.
Seguramente en la sala o en otra parte compartiendo juguetes y utilizándolos entre ellas.
Luis comenzó a gemir con gran intensidad.
Mi madre bajo a Cristina a un lado y le dijo que se pusiera de rodillas.
En eso Luis salió del interior de mi madre, y se acerco a mi hermana quien estaba con su boca abierta, clavándole la cabeza de su polla.
Algo agresivo, le tomo de la cabeza y empujo un poco, contrayendo sus piernas y dejando salir un gran alarido de placer, claramente corriéndose en la boquita de 9 años de mi hermana.
Mi tío al ver esa escena simplemente ya no podía.
Comenzó a bombear más duro mi culo, haciéndome gemir a mí al igual que a mi tía.
Me jalo del pelo hacia atrás.
“Viste como se corrió en la boca de tu hermana?” me dijo excitado.
“Si” le respondí entre gemidos.
“Quieres que yo haga lo mismo?” me dijo el jadeante.
“Si” le conteste yo.
“Estas seguro?” dijo el al borde, tomándome de las caderas para follarme más duro.
Sentí como mi recto se contraía, dándome esta sensación descontrolable de querer pujar esa polla hacia afuera.
El apretón de mi intestino alrededor de su polla fue lo último que pudo aguantar.
Se salió de mí, yo aun pujando y dejando salir un grito de placer de mi orgasmo anal, el cual fue ahogado cuando él se arrodillo sobre la cara de mi tía, dejando sus testículos caer sobre su boca y tomándome de la cabeza para introducirme su polla hasta el fondo de golpe.
No era la primera vez que me tomaba así de duro, y la verdad me había desarrollado una personalidad sumisa a la hora de ser follado por hombres.
Yo abrí la boca lo mas que pude, y el comenzó a frenéticamente a bombear su polla en mi garganta, cortándome la respiración.
Ya estaba al borde la excitación, puesto a que en menos de diez bombeos, con la lengua de mi tía entre sus bolas, dio una solida embestida que traspasó la punta de su polla a mi esófago, inundándolo de semen cálido.
Su leche quedo tan al fondo, que solo llegue a saborear los restos cuando dejo salir su polla para dejarme por fin respirar.
Yo tosí un poco, seguramente con los ojos rojos y llorosos.
“Siiiiii… ooh siii… eres un buen chico” dijo el dejando salir su polla por completo para que yo pudiera pasar todo el cumulo de saliva que tenia acumulado por las arcadas que di.
Al poco tiempo de eso mi padre también llego a su clímax, pero no tuvo el tiempo para avisarles a mis primas, por lo que Susana recibió su leche en la espalda.
Yo, excitado por lo que había sucedido, comencé a follar más duro a mi tía, recobrando la erección que estaba perdiendo cuando deje de bombearle su coño cuando mi tío me folló la garganta debido a que había captado la atención.
Me limpie un poco la baba antes de comenzar a besarla apasionadamente mientras ella me rascaba la espalda y las pompas con sus uñas.
Eventualmente llegué yo a mi punto máximo también.
Me salí de ella y me paré.
Ella se levantó rápido para comenzar a sobarme los muslos, rascándomelos, mientras que sin manos se metió la polla en la boca, su lengua en círculos alrededor de mi glande y masturbándola con ambas manos al poco tiempo.
Di un grito de placer y me corrí en su boca, ella tragándoselo todo.
Se me falsearon un poco las piernas, pero manteniendo el equilibrio, ella me limpio la polla bien.
Después se acerco mi tío para que le limpiáramos la polla a el.
“Tu te encargas?” me dijo ella.
“Tengo que sacar la lasaña para comer”.
“Claro tía” le dije yo.
Al arrodillarme me dio un beso, antes de pararse para ir rápido a la cocina.
Voltee a ver a mi tío quien con una sonrisa me acaricio la cabeza sobre mi pelo mientras que yo me metí su polla en la poca para quitarle los restos de semen y de mi saliva que le quedaban.
“Que bárbaro” dijo el cansado.
“Te gustó?” le pregunte.
“Si, estuvo excelente.
A ti?” me dijo él.
“Si claro”.
“No estuvo muy fuerte al final?”.
“No para nada”.
“Vez? Por eso me encantas sobrino” me dijo el tomándome de las manos para pararme.
Me dio un abrazo un poco largo, yo sintiendo su cuerpo contra el mío, nuestras pollas llegando a rozar.
Volteamos a ver rumbo a la terraza en donde se estaban reuniendo los demás, también cansados y sudados.
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