La abuela de mi amigo
Fue mi profesora.
Hace unos meses un amigo me confesó su secreto. Lo voy a contar en primera persona como si fuese él.
Recuerdo que a los diez años mi mejor amigo me explicó lo que era una paja y cómo hacerlo. Desde bien pequeño siempre me la estaba tocando y mi madre me regañaba constantemente por eso, pero yo no lo entendía y no veía nada malo en tocármela. Una tarde me metí en el baño dispuesto a poner en práctica las explicaciones de mi amigo y hacerme una paja. Me bajé la ropa y empecé a meneármela pensando en las mujeres que veía en la playa con las tetas al aire. Cuanto más me la cascaba, más gusto me iba dando y, como me había dicho mi amigo seguí y seguí hasta que me dio un gusto increíble y mi polla empezó a disparar semen con mucha fuerza. Yo esperaba que el semen cayera en el inodoro, pero los primeros chorros se estrellaron contra la pared y a partir de esa primera paja ya no podía parar, me hacía una prácticamente todos los días.
Yo pasaba muchas tardes en casa de mi amigo. Él vivía con sus padres y su abuela que era la madre de su madre. Sus padres trabajaban todo el día y no volvían hasta por la noche y su abuela cuidaba de la casa y de mi amigo. A los doce años ya me había crecido y engordado la polla y me había salido el vello púbico. Un día estaba en el baño orinando y de pronto se abrió la puerta, era la abuela de mi amigo que entraba sin saber que yo estaba allí y me vio la polla sin querer. A mí se me cortó la meada y me di la vuelta para guardármela. Me dijo que no me preocupara, que ya había visto muchas a lo largo de su vida, pero eso no me sirvió de consuelo y me avergoncé mucho. Bueno, después de este episodio aislado noté que la abuela me miraba de forma distinta. Muchas veces había llegado a casa de mi amigo y su abuela me hacía pasar a esperarlo si no estaba. Antes de proseguir tengo que describir a la abuela. A mis doce años ella tenía 58, todavía no era una de esas viejas gordas y arrugadas, iba al gimnasio y se mantenía en buena forma, no era bajita ni tampoco alta y se notaba que de joven había sido una chica muy guapa. Tenía las tetas medianas y un cuerpo bien contorneado por el gimnasio y un bonito y sugerente culo, pero nunca me había fijado en ella en el aspecto sexual.
Una tarde que fui a casa de mi amigo y no estaba, su abuela me hizo pasar a esperarlo como siempre. Llevaba puesta una camiseta larga que le cubría hasta medio muslo y con un escote amplio y los pezones se le marcaban mucho y eso me hizo pensar que no llevaba sujetador. Yo me senté en el salón a ver la tele y ella se puso a limpiar el polvo de los muebles. Agachó el cuerpo para limpiar una mesa baja delante de mí y, al despegársele la camiseta del cuerpo, pude verle las tetas en su totalidad, el vientre y las bragas. Vi como se le movían las tetas con el movimiento de la limpieza y mi polla se puso erecta inmediatamente haciendo bulto en mi bañador. Ella se dio cuenta, pero no dijo nada. Siguió limpiando los muebles y agachó el cuerpo de espaldas a mí y al levantársele la camiseta vi que llevaba puesto un tanga. Pude verle más de medio culo y gran parte del ojete que no le cubría el tanga. Dio por terminada la limpieza y salió del salón y cuando volvió vi que se había cambiado de ropa, un short y una camiseta sin escote. Mi amigo no tardó mucho en llegar y llegué a pensar que su abuela podía haberlo tenido todo calculado para exhibirse ante mí en ausencia de su nieto. Por la noche en mi casa me vino la imagen que tenía grabada en mi mente de la abuela mostrándolo todo por el escote de la camiseta y de su culo y ojete y me hice una paja rápida de urgencia y antes de dormir me hice otra pensando en ella. Aquella imagen de la abuela se convirtió en la fuente de inspiración para mis pajas diarias. En los siguientes días comprobé que cuando estaba su nieto se ponía ropa discreta. Cinco días después me decidí a ir a casa de mi amigo una hora antes de lo que habíamos quedado esperando que volviese a ocurrir algo con la abuela. Llamé al timbre de la puerta y después de un rato la abuela me dijo desde detrás de la puerta que esperase un minuto. Cuando abrió la puerta estaba envuelta en una toalla y me dijo que la había cogido en la ducha. Me hizo pasar y se adelantó a mí. Yo creo que más que un accidente fue con toda la intención… Su toalla cayó al suelo y se quedó completamente desnuda y se dio la vuelta para recoger la toalla, con lo que pude verla desnuda de frente. Vi sus preciosas tetas erguidas y su coño totalmente depilado. Recogió la toalla del suelo y se tapó y me pidió perdón. Yo le dije que no pasaba nada, que estaba todo bien y ella me dijo que a lo mejor por su culpa se me había puesto la polla tiesa. Yo, muerto de vergüenza, me tapé con las manos la erección que se notaba en mi bañador y ella me tranquilizó diciéndome que era lo normal que a un chico se le pusiera tiesa al ver a una mujer desnuda. Me tomó de la mano y me llevó al salón y me preguntó: ¿entonces soy la culpable de tu erección? Yo, bastante avergonzado le dije que sí y ella me dijo: pues entonces debo ser yo quien te “calme”. Se despojó de la toalla y se sentó en el sofá y tomando mi mano me acercó a ella y sin previo aviso me bajó de golpe el bañador y mi polla quedó al aire ante sus ojos. Me dijo: te ha crecido bastante para tu edad y todavía seguirá creciendo más en los siguientes años. Me dijo: no digas nada… Me agarró los huevos y me los apretó suavemente un rato masajeándomelos. Y por fin me agarró la polla, me la apretó fuerte y se me puso más gorda. Y empezó a meneármela despacio y sentí un placer indescriptible. Ella sabía muy bien lo que iba a pasar, así que aceleró al máximo la velocidad de pajeo y enseguida me corrí a chorros, tapándole un ojo con el semen del primer disparo y ella dirigió los siguientes disparos hacia el interior de su boca y vi como se lo tragaba. Cuando dejé de correrme ella me apretó la polla desde abajo hacia arriba para escurrírmela y sacar hasta la última gota y me la chupó absorbiendo todo el semen y se lamió el semen que tenía en la mano y con los dedos se limpió el semen de su ojo y se lo llevó a la boca para tragárselo también. Luego se puso de pie frente a mí y llevó mis manos hasta sus tetas y me las apretó con las suyas indicándome así como tenía que apretárselas por mí mismo. Se las sobé un buen rato y mi polla se levantó de nuevo. Después llevó mis manos hasta su culo para que se lo sobara y empezó a frotar mi polla con su coño… El calor de su coño en mi polla me hizo estar a punto de correrme y ella se dio cuenta y se arrodilló en el suelo y empezó a chupármela fuerte y en pocos segundos me vacié dentro de su boca y cuando terminé de correrme le pedí que parase y cuando me preguntó que si me había gustado vi que no tenía semen en la boca y le pregunté por eso y me dijo que se lo había tragado todo. Ya, su nieto no tardaría mucho en llegar, así que nos vestimos y ella me dijo que al día siguiente llegara dos horas antes de que llegara su nieto para que diese tiempo a que yo le hiciera cosas a ella también, vamos, que me enseñaría como masturbarla y comerle el coño. Para no levantar sospechas me fui y volví más tarde cuando ya habría llegado mi amigo.
Al día siguiente llegué algo más de dos horas antes, estaba impaciente por volver a estar con la abuela. Me recibió completamente desnuda y sin perder tiempo me hizo desnudarme y me pajeó muy rápido antes de hacerme una mamada y en dos minutos ya le estaba regando la boca con mi semen. Me dijo que, aunque no hacía falta porque estaba muy caliente, me iba a enseñar a tocarla y acariciar sus zonas erógenas para ponerla bien cachonda antes de empezar a masturbarla. Puse mucha atención en el precalentamiento para aprender a hacerlo bien y ya empezó la lección “aprende a masturbar a una mujer”. Ella tenía las piernas abiertas y, siguiendo sus indicaciones empecé a acariciar su coño por fuera con toda la mano, especialmente sus labios mayores y con un dedo recorrí su rajita de arriba abajo y viceversa un rato. Me dijo que iba a acelerar la explicación porque estaba muy caliente y no iba a tardar mucho en correrse y que ya tendría muchas más ocasiones para practicar. Abrió las piernas y, por tanto, su coño se abrió. Con dos dedos abiertos recorrí sus labios mayores por el interior y el exterior de sus labios menores y, tras un rato aprisioné su clítoris entre mis dedos y empecé el movimiento de sube y baja y en un par de minutos todo su cuerpo tembló entre gritos de placer. Su pelvis se levantaba y tuve que sujetarla con la otra mano para poder masturbarla. Cuando vi como era el orgasmo real de una mujer, no los fingidos por las actrices porno, mi polla se me puso que parecía que me iba a reventar. Ella me dijo que yo estaba demasiado excitado y que íbamos a esperar para que no me corriera en dos segundos. Mientras me contó que desde que enviudó hacía seis años no había tenido relaciones sexuales y que esas ganas unidas al morbo que le daba estar con un muchacho tan jovencito como yo la llevaron a un súper orgasmo muy rápidamente. Me dijo que estaba dispuesta a probarlo todo conmigo, cosas que nunca había ni le habían hecho, por ejemplo dejar que se corran en su boca y hasta entonces impensables para ella, tragarse el semen. Me dijo: se que estás muy excitado y que no vas a aguantar mucho sin correrte, pero quiero probar por primera vez el sexo anal y no importa que aguantes poco, ya aguantarás más con el tiempo y la costumbre. Me dijo que no le importaría que me corriese dentro de ella, pero que antes de correrme se la sacara y ella me haría una mamada. Se echó saliva en la mano y me la extendió por la polla para lubricármela y se puso a cuatro patas en el sofá y me dijo que le lamiera el ojete y se lo dejara bien lubricado con saliva. Una vez hechos los preparativos le puse la punta de mi polla en el ojete y empecé a empujar muy despacio hasta que entró la cabeza entera. Se la saqué y me la lubriqué de nuevo con saliva y volví a hacer presión con ella en su ojete hasta que entró un poco más de la cabeza. Ella gemía de placer y cada vez más a medida que mi polla le iba entrando poco a poco haciendo pequeños retrocesos y avances hasta que le entró entera. Ahí ya empecé con el mete saca y en unos veinte movimientos sentí que me iba a correr y se la saqué y ella me hizo una mamada que me hizo correrme abundantemente en su boca y le di un buen trago de semen. Aún con el hormigueo en el culo se tumbó boca arriba y me dijo que me iba a enseñar a comerle el coño. Me enseñó el arte de lamer los labios y el clítoris, de mordisquear y tirar del clítoris con los dientes y de succionarlo con fuerza hasta provocar el orgasmo. Como el día anterior, para no levantar sospechas me fui después de quedar para el día siguiente y volví más tarde cuando ya habría llegado mi amigo.
Al día siguiente volví a llegar dos horas antes y empezamos inmediatamente con el sexo para aprovechar bien el tiempo. Me la chupó un poco para lubricármela y estando de pie dobló la cintura y se abrió el culo invitándome a lubricarle el ojete con mi lengua. Y ya con más confianza en mí mismo y sabiduría se la metí por el culo y se lo follé un par de minutos hasta que sentí que me iba a correr y se la saqué para recibir su mamada y correrme en su boca y seguidamente le comí el coño hasta hacerla retorcerse de placer en un gran orgasmo. Tras un descanso para reponer mis reservas de semen y la fuerza de mi polla me dijo: ahora me vas a follar el coño y como ya tengo la menopausia y no soy fértil te puedes correr dentro de mí sin posibilidad de quedarme embarazada. Para eso nos fuimos a su habitación y se tumbó en su cama boca arriba y levantó las piernas y yo me puse sobre ella. Entonces apoyó sus piernas en mis hombros y agarró mi polla para ponerla en la entrada de su coño y me dijo que la empujara hacia dentro y entró con facilidad gracias a la ayuda del lubricante natural del interior de su coño. La sensación era distinta, no sentía mi polla tan apretada como dentro de su culo, pero notaba más de su calor interior en mi polla. Sentí más placer deslizando mi polla hacia atrás y adelante dentro de su coño en los movimientos de la follada. En esa posición cada vez que se la clavaba a fondo, mi cuerpo chocaba contra su clítoris y eso multiplicaba su placer vaginal. Apenas aguanté cuatro minutos follándomela hasta que me corrí profusamente en el interior de su vagina y seguí follándomela hasta conseguir que ella se corriera también.
Pasamos tres semanas follando de lunes a viernes y la abuela me dijo que cuanto más follaba conmigo más le gustaban los chicos muy jóvenes y me preguntó que si podría conseguirle a alguno de mis amigos para estrenarlo y enseñarlo a follar como a mí. Yo le dije que haría todo lo posible para complacerla. Durante el fin de semana estuve hablando con tres amigos a los que no conocía mi amigo (el nieto de la abuela) y les conté mis aventuras con ella. Me dijeron, con cierta envidia, que tenía mucha suerte de haber tenido una oportunidad así y, fue entonces cuando les ofrecí su propia oportunidad con la abuela. Los tres se pusieron muy contentos y deseosos de que fuese lunes ya.
El lunes me presenté en casa de la abuela con mis tres amigos y cuando nos abrió la puerta se los presenté y le dije que venían para que ella los estrenase. Pasamos al salón y ella se quitó la única prenda de vestir que llevaba puesta, una camiseta larga con escote y se quedó completamente desnuda. Después nos desnudamos todos y ella se sentó en el sofá. Yo no participé porque cuando la abuela terminara con mis amigos, ellos se marcharían y yo me quedaría follando con ella a solas. Llamó al primero y se puso de pie frente a la abuela y ella le masajeó los huevos un poco antes de agarrarle la polla. Se la agarró y se la apretó fuerte antes de empezar a pajearlo con suavidad. Él, al igual que los otros dos, estaba muy excitado y ella lo sabía, así que se la meneó rápido y él empezó a soltar chorros de semen en menos de dos minutos. Chorros que ella recibió en el interior de su boca al apuntar convenientemente la polla. Cuando dejó de eyacular ella se tragó el semen y le escurrió la polla para sacarle hasta la última gota y se la chupó para dejársela bien limpia de semen. Después pajeó a los otros dos de igual forma y, mientras los chicos se reponían ella se puso de pie y los invitó a tocarla por todas partes. Ellos mismos hicieron los turnos para irle tocando las tetas, culo y coño. Todos la tocaron a la vez, cada uno una parte y fueron cambiando hasta que cada uno se lo tocó todo. Ya todos con una buena erección, ella se sentó de nuevo en el sofá y les hizo una mamada a cada uno y se tragó todo su semen. Luego los enseñó a masturbarla un rato a cada uno y sin llegar al orgasmo a continuación los enseñó a comerle el coño, también sin correrse. Aunque la abuela vivía con su hija, tenía su propia casa y ahí es donde serían las siguientes citas con nosotros para poder estar más ratos juntos. Mis amigos se marcharon y yo me quedé follando con ella apurando el tiempo que nos quedaba.
Al día siguiente fuimos a la casa propia de la abuela donde ella nos esperaba. Nos recibió completamente desnuda y pasamos al salón. Nos explicó lo que quería hacer en primer lugar y pasamos a la acción. Se puso de pie con las piernas semi abiertas y doblándose por la cintura apoyó las manos en un banquito. Yo fui el primero en clavársela en el ojete y follarle el culo mientras los otros tres se encargaban uno de sobarle una teta, otro igual y el otro de masturbarla al tiempo que yo la enculaba. Antes de correrme se la saqué y fui a recibir su mamada y el que la masturbaba ya estaba a mi relevo follándole el culo y los otros dos cambiaban de teta. Cuando le di mi ración de semen en la boca cogí mi puesto masturbándola. El que le follaba el culo se la sacó y fue a por la mamada y ella ya tenía a otro follándole el culo. Tuvo un orgasmo mientras yo la masturbaba al mismo tiempo que mi amigo se corría a raudales en su boca, este pasó a masturbarla y yo a una de sus tetas. Así los cuatro le follamos el culo sin parar, le proporcionamos dos orgasmos y le sobamos las tetas. Mientras ella y nosotros nos reponíamos nos dijo que lo siguiente que quería es que le hiciéramos un sándwich y, terminado el descanso nos pusimos manos a la obra. Ella se puso de pie, yo de pie delante de ella y otro detrás de ella. Se la metimos por el coño y por el culo al mismo tiempo y nos la follamos mientras los otros dos se encargaban cada uno de una teta. Cuando nos corrimos dentro de ella los encargados de las tetas pasaron a follarle el coño y el culo a la vez y nosotros a las tetas. Los chicos se corrieron pronto dentro de ella y, la abuela no llegó al orgasmo y se quedó bastante contrariada al tener que esperar a que repusiéramos fuerzas para volver a repetir. A mí se me ocurrió una idea, fui al baño y cogí el cepillo del pelo y al volver al salón le dije que se pusiera a cuatro patas en el sofá. Así le clavé el mango del cepillo en el culo y empecé a darle mete y saca mientras otro la masturbaba al mismo tiempo. Cuando tuvo su orgasmo le dimos dos minutos de descanso y la enculé otra vez con el cepillo y otro la masturbó hasta que se corrió y tras otro pequeño descanso la enculé con el mango del cepillo y el que quedaba la masturbó hasta proporcionarle otro orgasmo. Así tuvo tres orgasmos seguidos que la dejaron bastante satisfecha. Le dimos un buen descanso, a nosotros no nos hacía falta y teníamos las pollas bien duras y preparadas para otro asalto. A continuación se puso de pie, yo por detrás y el otro por delante y la ensartamos a la vez por delante y por detrás mientras los otros se encargaban cada uno de una teta. Cuando nos corrimos elegimos una teta cada uno y los otros dos, el que le había follado el culo antes se la metió por el coño y el que le había follado el coño antes se la metió por el culo y ella recibió otra doble follada y esta vez sí que tuvo un orgasmo.
La abuela estaba muy contenta con sus cuatro jovencitos y en dos semanas estábamos perfectamente enseñados por ella y cada vez aguantábamos más tiempo sin corrernos. Le dábamos abundante semen para su estómago insaciable y unas folladas muy intensas. Se había convertido en una ninfómana. Le encantaba agarrar una polla con cada mano y pajearnos a dos a la vez y con el tiempo se sentaba en el sofá y nos ponía a dos uno frente al otro a un lado ya los otros dos igual al otro lado y agarraba dos pollas en cada mano y las pajeaba las cuatro a la vez. Todas las pajas acababan en mamada. Iba por días, a veces los cuatro le follábamos el coño y nos corríamos en su boca uno detrás de otro y apenas nos reponíamos volvíamos a repetir lo mismo hasta tres veces. Otras veces solo le follábamos el culo y la masturbábamos al mismo tiempo. Había días que eran solo de mamadas y comerle el coño a ella.
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