La experiencia de Romina
Romina experimenta un gangbang.
Romina siempre había sido una persona curiosa, pero cuando se trataba de sexo era una completa exploradora. Había leído todo lo que había encontrado sobre el tema, visto películas y discutido con sus amigos, pero nada la había preparado para lo que estaba a punto de experimentar.
Todo empezó en una fiesta en casa de una amiga. Había ido allí en busca de algo nuevo. No sabía que aquello cambiaría su vida. En la fiesta, un grupo de personas hablaba de un nuevo tipo de experiencia sexual: el gang bang. Tras unas copas y algunas conversaciones más, Romina se atrevió a preguntar en qué consistía.
El grupo le dijo que un gang bang era una experiencia en la que cinco o más hombres tenían relaciones sexuales con una mujer al mismo tiempo. La idea le entusiasmó y decidió dar el paso y asistir a uno.
Romina estaba asustada, pero también extrañamente excitada cuando llegó a la dirección que le habían dado sus amigos. En la puerta la recibe el anfitrión, un apuesto hombre negro de unos veinte años. Le da una calurosa bienvenida y le invita a tomar una copa.
Romina se sintió sorprendentemente cómoda con él mientras hablaban de la vida y del sexo. Sentía una especie de libertad que no había sentido en mucho tiempo, y también era consciente de que algo en ella se estaba despertando.
Cuando llegó el momento de subir al dormitorio donde tendría lugar el gang bang, Romina estaba asustada y excitada a la vez. Cuando entraron en la habitación, vio a otros cinco hombres negros, todos desnudos y preparados.
El anfitrión le explicó que se turnarían para tener sexo con ella. Le aseguró que lo harían con delicadeza y que ella podría poner fin a la experiencia en cualquier momento.
Romina no estaba segura de querer hacerlo, pero la idea de estar con todos esos hombres era emocionante. Nunca antes había experimentado algo así y sentía que tenía que hacerlo.
Respiró hondo, se desnudó y se tumbó en la cama. Uno a uno, los hombres se acercaron a ella. Sintió sus manos sobre su cuerpo, sus bocas sobre su piel. Sentía una intensidad que nunca antes había sentido, y era a la vez aterradora y estimulante.
No quería que terminara, pero al final terminó. Romina se quedó tumbada después, exhausta pero también extrañamente satisfecha. Había hecho algo salvaje y excitante, y se había sentido increíble.
Una vez que todos los hombres se hubieron ido, se quedó tumbada en la habitación vacía durante unos minutos intentando ordenar sus pensamientos. Acababa de experimentar algo que nunca pensó que experimentaría, y se sentía excitada, empoderada y extrañamente liberada.
Romina había descubierto una nueva faceta de sí misma y sabía que nunca volvería a ser la misma.
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