La profe Daniela (Parte 3)
Luego de confirmar el éxito del nuevo método de estudio decidí aplicarlo con mis alumnos particulares..
¡Hola compañeros y compañeras sin tabúes! Como ya saben soy Daniela profesora de matemáticas y a mis 34 años de edad había tenido la experiencia sexual más intensa de mi vida con los alumnos de una escuela técnica, si bien los dos orgasmos que había tenido ese día fueron increíbles, sentí que me faltó algo como una buena, o porque no varias buenas, vergas penetrando mi vagina. Esa idea estuvo en mi mente durante un tiempo, pero no sabía como conseguirlo, las clases habían terminado y no tenía contacto con el curso de la técnica por lo tanto no tenía a nadie que pudiera satisfacer mi deseo, y lentamente ese deseo se convirtió en una ansiedad incontrolable por una buena verga.
Todos los fin de año, en diciembre, acostumbro dar clases de apoyo para todos los alumnos que desaprobaron matemáticas en diferentes establecimientos y para ese año había logrado conseguir 7 nuevos alumnos, los cuales dividí en dos grupos, uno de tres integrantes, Lautaro, Dante y Martín que venían a mi casa de 10hs a 11hs y el segundo grupo de 4 integrantes, Adriano, Bruno, Faustino y Julián que venían a mi casa de 11hs a 12hs. Todos ellos tenían entre 17 y 18 años de edad.
Para calmar mis ansias de verga y para probar si mi método de enseñanza realmente funcionaba, decidí que estos 7 chicos iban a ser mis conejillos de indias. Por lo que la noche previa a iniciar las clases de apoyo, preparé lo que sería mi uniforme durante esa semana, para parte inferior usé la misma combinación que ya me había funcionado con los chicos de la técnica, una tanga blanca junto a una calza negra corta muy pegada a mis piernas y mi cola, para que se luciera y transparentase la tanga. En la parte superior me estuve probando varias combinaciones entre camisas, musculosas y blusas muy escotadas, pero terminé eligiendo una musculosa blanca con tiras de licra un poco escotada su tela era muy fina y elástica por lo que me quedaba muy pegada al cuerpo y como compañero elegí un corpiño de encaje bordó con tiras negras sin armado para que obviamente se me notaran los pezones. Cuando terminé de vestirme, posé frente a mi espejo y estaba más que satisfecha, la calza marcaba me hacía una cola muy linda y casi sin esfuerzo se dejaba ver la tanga blanca y cuanto a la parte superior, era prácticamente imposible no notar el corpiño, primero que nada las tiras negras destacaban mucho en contraste con las tiras blancas de la musculosa y por lado la licra eran tan fina que hasta se notaban los patrones en la tela del corpiño, como prueba final decidí apretarme los pezones para que se marcaran y cuando estuvieron bien duros los podía notar fácilmente. Verme así en el espejo me hizo sentir como una puta, pero todavía quería más.
A la mañana siguiente recibí al primer grupo, pude notar como Martín automáticamente me miró las tetas y supe que el primer paso ya estaba casi hecho, cuando terminaron los saludos me di media vuelta mostrándoles mi culito y les dije «vamos chicooss síganme hasta la cocina» yo fui siempre por delante contorneando lo más que podía mi cadera, no lo sabía con certeza pero me imaginaba sus ojos clavados en mi colita y eso comenzó a excitarme. Una vez acomodados comencé a darles los primeros ejercicios, mientras yo apoyaba mis manos en la mesa y estiraba mis brazos para que tuvieran una buena vista de mi escote, ellos me miraban de reojo y los podía notar un poco nerviosos, por lo que decidí apretar el acelerador. Cada vez que tenían una pregunta yo me pegaba a ellos, pasaba mi mano por sus hombros, me inclinaba y dejaba mi cara muy cerca de las suyas, contestaba sus dudas con muuuucha paciencia y luego volvía a mi lugar sentándome en alguna pose sugerente, en ese momento estaba un poco decepcionada porque ninguno había intentado tocarme, hasta dejé que una de las tiras de mi musculosa se deslizara por mi hombro mostrando parte de mi corpiño y no me preocupé en acomodarlo. Mientras pensaba como iba a ser mi próximo movimiento, los chicos me entregaron los primeros ejercicios noté que los habían echo mal, cuando les pregunté el porque, ellos no querían responderme. Les recriminé que les había explicado los ejercicios con mucha paciencia, que seguro estaban distraídos y no me habían prestado atención, así que insistí para que me digieran porque estaban tan distraídos, el único que se animó fue Martín y con mucha pena señalo mi pecho con su lápiz, yo miré mi pecho notando lo mucho que se marcaron mis pezones sobre la tela y les dije «hay chicos los pezones son naturales, pero si les incomoda me los tapo» mientras me reía y me apretaba fuerte las tetas con mis brazos, ellos automáticamente y casi al unísono respondieron «nooo profe esta bien así, no se tape». Estuvieron un rato rogando para que dejara de taparme así que tomé la iniciativa y les dije «si tanto quieren verme las tetas hagan bien los ejercicios y yo me destapo». Así que ese iba a ser mi próximo movimiento.
Ellos se concentraron y empezaron a resolver los ejercicios, una vez terminados noté que todos habían respondido bien esta vez, así que como premio los felicite levantando mis brazos y mientras reía movía un poco las tetas de un lado a otro, ellos quedaron hipnotizados con ese movimiento y yo sentí como mi tanga se derretía. Volví a darles nuevos ejercicios y a hacerles una nueva propuesta. Esta vez me di media vuelta, dándoles la espalda, sin sacarme la musculosa me quité el corpiño tirandolo al piso volviendo a tapar mis tetas con mis brazos, volví a estar en frente de ellos para que vieran que iba enserio y nuevamente si respondían bien los ejercicios yo iba a destaparme. Los tres estaban boquiabiertos no terminaban de procesar lo que estaba pasando, les pregunte «¿que pasa no me quieren ver más las tetas? Bueno hagan bien esos ejercicios», como pudieron me dieron a entender que si y comenzaron. No tardaron casi nada, respondiendo en tiempo récord y vaya que sorpresa habían contestado bien, yo cumplí mi parte del trato destapando mis tetas, dejando que estos tres me vieran todo lo que quisieran, seguí sin corpiño el resto de la clase y como recompensa cuando contestaron bien el ejercicio final decidí quitarme por completo la musculosa, dejando que vieran mis tetas mientras saltaba de alegría para que mis tetas reboten de un lado a otro y los felicitaba por el buen trabajo que habían echo. Luego me vestí, les pedí que no le contaran a nadie lo que había sucedido, los despedí y recibí al siguiente grupo. Obviamente usé el mismo método de enseñanza.
Así fue pasando la semana y mis tetas fueron el plato principal de esos siete alumnos, no solo se las mostraba cada vez que hacían bien los ejercicios, también deje que me las tocaran incluso que me las chuparan pero yo necesitaba una buena verga, entonces en la última clase de apoyo les hice la propuesta final, si aprobaban el examen que debían, tenían que venir a mi casa donde yo les iba a dar una última recompensa.
Un día antes del examen fui a la farmacia a comprar una caja grande de preservativos y un buen gel lubricante vaginal, esta vez quería estar bien preparada ya que la última vez, me había arrepentido de no ser penetrada. Recuerdo que el día del examen hacía mucho calor y uno a uno fueron llegando a mi casa. El primero fue Martín, y a medida que los otros iban llegando me preguntaban por la recompensa, pero yo los calmaba quería que estuviesen todos. La ansiedad me estaba matando, mi corazón a mil por minuto sentía que los minutos se convertían en horas y solo pensar lo que iba a hacer con esos chicos me nublaba la cabeza. Al final el último en llegar fue Faustino, y pude confirmar que todos habían aprobado siete de siete alumnos, mi nuevo método de enseñanza era todo un éxito. Cuando estábamos todos reunidos en el comedor de mi casa, me acerqué a ellos saltando muy emocionada y contenta para felicitarlos por haber aprobado y los abrace uno por uno, luego mientras me reía les pregunté si estaban listos para su recompensa, ellos ni lentos ni perezosos empezaron a gritar «PROFE, PROFE, PROFE». Les mencioné a los chicos que tenía mucho calor, no quería que mi ropa quedara toda sudada y pregunté si les molestaba que me quitara toda la ropa, ellos atónitos lo negaron, así que comencé a desvestirme, primero me quite la parte superior mostrando mis tetas pero ellos ya las conocían yo solo me reí me di media vuelta y comencé a sacarme la parte inferior, mostrándoles toda mi cola y mi vagina mientras agarraba mis tobillos con mis manos, pude sentir sus gritos de alegría al verme así. Me incorporé, me puse de frente a ellos y con una gran sonrisa en mi boca abrí mis brazos y les dije «vengan a recibir su recompensa».
No tardaron en rodearme comenzaron a besarme y meter mano por todos lados, pero esta vez yo tenía más experiencia, estaba más consiente y lo disfrutaba mucho más, mis nuevos alumnos no eran tan salvajes como los anteriores por lo que supuse que podía guiarlos. Primero les ordené que se desvistieran y formaran una ronda al rededor mío, así pude contemplar sus vergas y la más grande era la de Bruno por lo que la dejé para lo último, en orden agarré la verga de Julián y me la lleve a la boca, la use para golpearme suavemente la cara y mientras rosaba con mis labios la punta de su verga le preguntaba si quería que se la chupara, él me rogaba que empezara de una vez, así que empecé a recorrerla con mi lengua de abajo hacía arriba y cuando llegué a la punta me la metí adentro de la boca, todos estallaron de alegría y yo también. Me sentía muy contenta con su verga en mi boca, chocaba la cabeza de su verga contra la parte interna de mis cachetes, usaba mi lengua para recorrer cada centímetro de esa verga, lo estaba disfrutando un montón, hasta que Julián mencionó que quería acabar y automáticamente la saque de mi boca, mientras le decía que todavía no podía si recién habíamos empezado. Acto seguido agarré la verga de Adriano, use una rutina muy parecida para cada una de sus vergas y así fui terminando la ronda de petes, hasta que llegué a la verga de Bruno. Era muy grande y gruesa, me costaba y su cabeza no cabía en mi boquita, pero con paciencia y mucha saliva logré que entrara, ocupaba prácticamente toda mi boca, y por alguna razón tenía la necesidad de meterla cada vez más adentro, pero cada vez que lo intentaba me ahogaba, teniendo que sacarla de mi boca para luego volver a empezar.
Cuando di por finalizada la ronda de petes, los llevé hasta mi pieza les mostré que en mi mesa de luz estaba la caja con preservativos, mientras yo me colocaba el gel lubricante, si bien mi vagina estaba completamente húmeda, el gel tenía un mini efecto analgésico por lo que me aseguraba de poder soportar la penetración de siete hombres en un solo día. Me recosté sobre mi cama, Dante y Lautaro se pusieron cada uno a un costado lo que aproveché para agarrarles la verga y empezar a masturbarlos, mientras que Faustino hizo lo mismo pero arriba mío, estuvimos unos segundos así, primero le di un buen beso a Dante, luego giré hice lo mismo con Lautaro y por último besé a Faustino. Pero en ese momento me di cuenta que me faltaban cuatro chicos por complacer, así que decidí cambiar la pose, me senté sobre la cama, abrí de par en par mis piernas, levante mis dos brazos y nuevamente les ordené que me rodearan. Mientras ellos me besaban, masajeaban mis tetas, mis piernas y mi vagina yo pensaba alguna pose para que todos pudieran estar dentro mío, que en ese momento era lo que más quería, pero por más que intentara pensar no podía resolverlo. Decidí que pensar no iba a solucionar nada, tenía que pasar a la acción de una vez, quería una verga a dentro mío.
Di media vuelta en el centro de la cama para ponerme en cuatro, levanté lo más que pude mi colita y pregunte «Bueno ¿Quién quiere ser el primero? No podía ni por asomo disimular la felicidad que sentía en ese momento.
Martín fue el primero se colocó un preservativo y comenzó a penetrarme. Con lo mojada que estaba naturalmente más el gel, pudo penetrarme hasta el fondo de una sola embestida, juraría que podía sentir la cabeza de su verga tocar el cuello de mi útero, Lautaro, Faustino y Julián se pusieron en frente mío, comencé a chupar la verga de Faustino mientras masturbaba a Lautaro y a Faustino apoyando sus glandes en mis cachetes, por otro lado Bruno, Dante y Adriano se frotaban como podían con mi cuerpo. Me dió un poco de pena por ellos así que volví a organizarnos, hice que Julián y Lautaro se acostaran en la cama y juntaran sus vergas lo más que pudieran, ellos tenían un poco de vergüenza pero insistí hasta que lo hicieron entonces comencé a chupar sus vergas al mismo tiempo, al principio me costó pero cuando entendí como hacerlo liberé mis manos y comencé a masturbar a Dante y a Bruno, Martín seguía penetrándome la vagina con cada vez más intensidad, y mientras Faustino y Adriano frotaban sus vergas en mis pies.
A los pocos minutos sentí como le verga de Martín se hinchaba dentro mío y sus embestidas eran cada vez más rítmicas, sabía que estaba a punto de acabar, así que me liberé para concentrarme solo en él, pegué mi espalda contra su pecho, el me tomó de mis tetas, yo sentía su respiración en mi oído y comencé a mover mi cintura para que me llenara de leche, él apretó mi cuerpo con mucha fuerza y con dos fuertes envestidas acabó dentro mío, el primero, faltaban seis. Pude sentir como de apoco su verga se iba haciendo más flácida dentro mío yo le saqué el preservativo y comencé a escurrir todo ese semen en mi boca. Los demás al ver esto quedaron atónitos, para continuar les dije «el que se anime a darme un beso puede ser el siguiente en penetrarme». El valiente fue Adriano que me dio un gran beso mientras yo le ponía su preservativo y entonces comenzó a penetrarme, mi pose era la misma que la anterior, pero cuando quise buscar dos vergas que masturbar, Adriano me sujetó ambos brazos los tiró hacía atrás y comenzó a embestirme con una gran brutalidad sentía como sus bolas rebotaban en mi cola, lo que me excito demasiado. Le tuve que pedir que por favor me liberara un brazo para poder masturbarme y tener un gran orgasmo, el accedió y mientras sentía como su verga intentaba destrozarme el útero yo comencé a frotarme el clítoris y los dos tuvimos un gran orgasmo al mismo tiempo, grité tanto que seguramente me habían escuchado mis vecinos pero no me importaba, todavía me quedaban 5 vergas para complacer. Luego de beber el semen de Adriano se me ocurrió como podía tener 4 vergas dentro mío, ya podía tener dos en la boca, una en mi vagina y si podía lograr una doble penetración, otra en mi cola.
Cuando terminé de contarles el plan, nos acomodamos en la cama, Lautaro se acostó sobre la cama, yo me puse sobre él, introduciendo su verga en mi vagina, mientras que Faustino se colocaba arriba mío penetrándome la cola. Intenté colocar las vergas de Julián y Dante dentro de mi boca pero era muy difícil y la doble penetración no estaba funcionando como me imaginaba, así que desistí de tener dos vergas en mi boca para concentrarme en la doble penetración. Comencé a pedirles a Lautaro y Faustino que coordinaran más sus embestidas primero uno y luego el otro, mientras me llevaba la verga de Bruno a mi boca y con mis manos libres masturbaba a Julián y Dante. Cuando los chicos comenzaron a coordinar la doble penetración comencé a sentirme en el cielo, sentir sus bolas chocando contra mi cuerpo, sentía una verga, luego la otra, a veces las dos penetrándome al mismo tiempo era estasis puro. Sentí que estaba por tener otro orgasmo, entonces como pude me tragué toda la gran verga de Bruno haciendo que sus bolas reboten sobre mi barbilla, yo sentía que me ahogaba mientras el orgasmo empezaba a recorrer todo mi cuerpo, entonces estallé de placer, con los espasmos de mi orgasmo hice que Lautaro y Faustino se vinieran casi al mismo tiempo, ya iban cuatro solo me quedaban tres. Me llevé los dos preservativos llenos de semen a la cara y comencé a chupar todo ese semen, al ver esto Bruno gritó «DIOS NO AGUANTO MÁS» y rápidamente comenzó a ahorcarme con sus dos manos mientras me tiraba sobre la cama, para ese entonces mi vagina ya estaba más que dilatada por lo que su gran verga entro como si nada, yo no estaba muy segura de que pasaba, solo sentía sus envestidas sobre mi vagina y eran tan salvajes que podía escuchar como las maderas de mi cama estaban rompiendo, la cabeza de su verga se chocaba una y otra vez con mi cuello uterino, sus bolas rebotaban contra mi cuerpo, pero estoy segura que si hubiera podido, me hubiese metido hasta sus bolas adentro mío. Estuvimos un rato así yo sentía que me quedaba sin fuerzas y sin aire, el no me soltaba el cuello, cuando pensé que iba a perder la conciencia tuve un gran orgasmo, mi cuerpo estaba completamente rojo, por la falta de aire y por el placer del orgasmo comencé a retorcerme como si estuviera convulsionando, él dejo de penetrarme y entonces me lleno las tetas y la panza con su semen, cuando quedo satisfecho me soltó. Ahora solo me quedaban Julián y Dante, yo ya estaba agotada y más que satisfecha, pero no quería dejarlos sin su recompensa así que preparé una nueva doble penetración para terminar la jornada.
Ordené a Dante que se sentara en el borde de la cama, yo me subí sobre él para que me penetrara por la vagina y luego Julián se colocó atrás mío para penetrarme por la cola. Estaba agotada completamente sudada y solo podía oler semen, hice lo que pude para darle placer a los últimos dos chicos, mientras me besaba con Dante, que lo hacía muy bien, Julián me sujetaba de las tetas. Junte fuerzas de donde no me quedaban para mover un poco mis caderas y así poder hacerlos acabar, el primero fue Julián dentro de mi cola, pude sentir como su verga se hacía cada vez más flácida y sin pedírselo, él comenzó a escurrir su preservativo sobre mi carita, yo sonreía y le agradecía su ayuda porque casi no me quedaban fuerzas para hacerlo. Ahora solo faltaba uno Dante, estando solo con él pude moverme con más libertad haciendo que acabara dentro de mi vagina pero esta vez, sabiendo que era la última, baje rápido le quité el preservativo y comencé a succionar su verga quería hasta la última gota. Cuando ya no tenía nada más que sacar y todos los chicos habían acabado, yo caí redonda a piso, completamente agotada. Les quería preguntar si les había gustado su recompensa pero no tenía voz, solo me quedaban fuerzas para despedirme con la mano.
Ellos se fueron dejándome sola, preguntándome si apenas había sobrevivido a siete chicos, que hubiera pasado si me hubiesen penetrado los chicos de la técnica que eran casi cinco veces más y más salvajes, pensaba que para lograrlo iba a tener que diseñar una triple o cuádruple penetración. La idea me volvía loca.
El día terminó, me bañe y pude notar todas las marcas que me habían dejado, la que más me preocupaba era la que Bruno me dejó en el cuello, por lo que tuve que usar un pañuelo durante varios días. Y durante un tiempo estuve satisfecha, pero luego volvió la ansiedad por una buena verga, los hombres casi no me prestaban atención, pero con mis alumnos era diferente, ellos si me valoraban, me prestaban atención y me daban el placer que necesitaba.
Mis Alumnos respetaron mi pedido y no le dijeron a nadie lo que habíamos echo, los que si corrieron la palabra fueron sus padres. Como todos habían aprobado comencé a ser muy recomendada y antes de que terminara Diciembre, ya tenía la agenda de Febrero llena con nuevos alumnos con los cuales perfeccionar mi nuevo método de enseñanza. Ahora solo quedaba aguantar un mes para recibir y nuevo lote de buenas vergas.
Exquisito relato hermosa, ojala ser alumno tuyo y recibir esa recompensa de ti 😍😍😍😍😘❤️👍 besos y esperando mas de ti amor ❤️❤️🥰
Que delicia. Excelente cachondo muy bueno