Limite4
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Durante el viaje, me moje. Yo misma me excitaba tironeando suavemente de la cadena, lo que hacia que mis pezones se estiraran hacia arriba, incluso el derecho se salio del escote del vestido con su pequeña y punzante pinza alrededor. Mi marido me dijo que permaneciese muy quieta. Por supuesto, permaneci inmovil. Mi pezon derecho sobresalia por un lado del fino tirante negro, con su cadena hasta mis dientes.
Pasamos la autovia. Estacionamos tras circular por Madrid: era el garaje de un hotel. Mi esposo metio el pezon en el vestido, y con el la cadena, tironeando mis pechos hacia abajo. Yo dificilmente podia andar con un vibrador de 25 cm. en la vagina. Me rogo que cruzara las manos por detras, por lo cual debajo del raso negro se marcaban los pezones y una pista de las pinzas que los oprimian.
Subimos a la habitacion 520. Alli habia otro hombre. Me quede de pie en el centro de la habitacion mientras mi esposo, al parecer, cerraba un trato de dinero con el. Una vez se pusieron de acuerdo, mi marido enseño minuciosamente su mercancia: yo. Me subio la falda. Entre mis piernas, bien encajado en la vagina, se podia ver la base del vibrador. Dandome la vuelta me abrio las nalgas, mostrando mi agujero posterior, e, invitandome a inclinarme un poco, metio su dedo corazon dandole la vuelta lentamente, a lo que yo respondi con un suspiro, entreabriendo la boca.
El desconocido se acerco. Bajo mi vestido, que quedo a mis pies. Saco el vibrador del sitio donde habia estado durante mas de una hora, y, sentandome en la cama, le hizo una señal a mi esposo. Este se sento a mi lado. Con un brazo, rodeo mis hombros mientras jugueteo entre mis piernas, introduciendo, por fin, dos dedos masajeando mi vagina. Yo jadeaba y movia mis caderas a su ritmo, seguido por la cadena entre mis pezones que iba y venia provocandome un placer delirante. Cuando iba a alcanzar el orgasmo, y a desatar toda la tension del momento, mi marido saco su mano. Me quede con las piernas abiertas, los pezones mas erectos que nunca, la boca abierta con los labios hinchados, y por supuesto, a su merced. No podia hacer nada excepto dejar que unos pequeños estremecimientos recorrieran mi cadera, lo que aumentaba la sensacion de vacio en mi vagina, volviendo mi cara, con ojos suplicantes, piernas abiertas y coño chorreante al hombre dueño de ese instante.
El desconocido saco su polla. Grande y roja y, tras tumbarme en la cama, subiendo mis rodillas casi hasta los hombros, la introdujo en mi coño, muy despacito, poco a poco, bajo la mirada curiosa de mi esposo. Yo intentaba aprisionarla, y mantener ese consuelo, pero el gozaba retirando su polla, y disfrutando con mi ansiedad y su poder sobre mi. Por fin embistio varias veces, regalandome un placer esperado, y cuando mi orgasmo iba a llegar, se retiro, me volvio bruscamente, e introdujo su gran pene por mi culo, mientras yo, con los pezones aprisionados por las pinzas le recibia tratando de darme placer con mis dedos. Mi esposo no me los consintio, tomo mis manos, las sujeto a mi espalda, hincando mi cara sobre la colcha.
Cuando el desconocido descargo en mi ano, me puso de rodillas, y mientras mi esposo le servia una copa, mi lengua fue recorriendo su polla, mientras la moqueta se grababa en mis piernas. De nuevo mi esposo me introdujo el vibrador, y aprovechando el agujero abierto y recien lubricado, me compenso con un pequeño consolador en mi culo. Me quito las pinzas de los pezones, y las engancho a un lado y a otro de mi coño: la cadena colgaba entre mis piernas. Me puso el vestido, lo de delante atras, de modo que mis pechos quedaban partidos por los tirantes sobre las aureolas, sin cubrir apenas los pezones. Salimos de la habitacion.
La cadena oscilaba bajo el borde del vestido. Los dos vibradores me recordaban lo que estaba necesitando hacia rato y que por lo visto, tardaria en llegar, y yo contraia secreta y ritmicamente mi vientre buscando coronar ese placer.
En el ascensor, el mismo botones que nos habia acompañado al subir, tomo buena nota del cambio de mi vestuario. Mi esposo retirando uno de mis tirantes, le permitio tocar mis pechos, donde los rojos pezones señalaban su cara. El chico gozo con sus manos en mis tetas. Tuvo una gran y notable ereccion que mi marido, parando el ascensor y poniendome en cuclillas, alivio metiendo esa polla, casi adolescente, en mi boca, mientras el chico seguia con sus manos en mis pechos. Cuando descargo, mi esposo no permitio que me limpiara aquella leche que se me escurrio por la barbilla hasta mi amplio escote.
Asi, con los pechos fuera, cruzados por finos tirantes negros, la cadena sujeta a mi coño y sobresaliendo entre el vestido y unos finos zapatos de tacon con pulsera alrededor del tobillo, la cara y el cuello escurriendo semen, las manos atras, sobre mi culo sin bragas, pero vibrante por estar ambos orificios obturados por sendos vibradores, pasamos por recepcion, en donde mi esposo repartio unas pequeñas tarjetas doradas que decian Ella es muy caliente. Vendo uno de sus orgasmos. Yo la preparare personalmente para Vd.. Pruebela. Sera unico.
De vez en cuando, mi esposo dice: Nos vamos a Madrid. Y yo se que me espera una noche de excitacion y de posponer mi parte de placer, hasta que mi boca, mi coño y mi culo esten llenos de la leche de otro hombre que ha pagado a mi marido para llenarme previamente.
Autor: Anonimo
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