Loli entrega las notas.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Puede que por esa materia que imparto, esas costumbre griegas y romanas, ese gusto por el placer de todo tipo haya impregnado en mi personalidad. Otra cosa que me ha afectado sobre manera es que al quedarme viuda tan joven, solo tengo 35 años, y ser tan sensual, me ha llevado a desarrollar unos deseos y una imaginación a prueba de bomba. Mi naturaleza era calenturienta y los años que pasé con mi marido fueron de una actividad sexual febril y muy exploradora, inicialmente no teníamos ni idea pero poco a poco fuimos practicando y aprendiendo nuevas sensaciones y actos que no llevaban a un climax pocas veces alcanzado.
El caso es que tras unos años de mucha tristeza decidí prepararme las oposiciones de profesora de secundaria en Cultura clásica. Eso me permitiría salir de mi soledad y trabajar en algo que fuera beneficioso socialmente, eso al menos se dice de la enseñanza. Pero además como no soy muy discreta, decidí vestirme de acuerdo con mis gustos que no encajan en una moda conservadora sino más bien provocadora. Me encanta la lencería fina, las medias negras, los ligueros y los zapatos de tacon muy alto. Me gustan los sujetadores que levanta el pecho y que dejan ver detalles del busto. Me gustan las minifaldas y los vestidos ceñidos. Tengo buen tipo aunque no me falta carne, mi cuerpo se podría definir como mullido más bien que huesudo. Mis pechos son grandecitos, talla 100 y tengo un culo bastante llamativo y respingón.
Como habréis leído en mis relatos, este curso era la bomba, mi actividad sexual estaba saliéndose de madre. Después la fiesta de la casa de mi alumno Juan, pensaba que el curso llegando a la recta final se iría tranquilizando, pero me equivoqué.
Afrontábamos los exámenes finales y Juan y Luis pensaban que me debía aleccionar de algunas cosas antes de anunciar las notas, que naturalmente en el caso de la mitad de la clase eran horribles.
Una tarde se me acercaron mientras cambiaba de clase y pasándome la mano abierta por el trasero me dijeron:
-Bueno Loli, qué tal nos salieron los exámenes, esperamos que bien.
-Lo lamento pero eso no os lo puedo decir todavía tengo que recopilar algunos datos.
-Loli, eres nuestra mejor profesora y además la tutora, no creo que nos hagas la guarrada de suspendernos, recuerda que sabemos muchas cosas de ti…
-No creo que os atreváis a nada, lo que teníais que haber hecho es estudiar y así no estaríais preocupados. Y deja de tocarme el pecho, Luis, pueden vernos de otras clases.
-Vamos Loli, sabemos que te gusta que te magreemos en un lugar público, y además mira como se te han levantado los pedazo de pezones de puta que tienes, joder, parecen dedales.
-Loli, si nos suspendes te vamos a hacer algo que no olvidarás en tu puta vida, pedazo de zorra.
Decían eso mientras uno me pellizcaba los pezones y el otro me acariciaba el culo y buscaba el final de mi tanga por la entre pierna desde atrás. Aunque era una circunstancia desagradable para mí sobre todo porque cualquiera nos podía ver, sin embargo me calentaba esa situación morbosa, el miedo a que alguien nos viera.
-Chicos, por favor, dejadme, no sé si habéis aprobado o no. Ya os lo diré, nos pueden ver. Dejadme.
-Eres una puta caliente y si nos suspendes vamos a hacer contigo como te mereces y todo el mundo lo sabrá, sabrán lo guarra que eres y que te acuestas con chavales menores de edad.
Por fin me separé de ellos y entré en la otra clase, pero tuve que darme la vuelta al entrar porque se me habían descolocado los pechos de dentro del sujetador y el tanga lo llevaba medio bajado. Lo peor de todo era que una gotita resbalaba por mi entrepierna porque a pesar de todo la escena me había puesto muy caliente y soy muy babosa por mi coñito, así que mi vagina goteaba en el inicio de una corrida que quedó cortada por el momento. Pasé un clinex por mi entre pierna disimuladamente pero por las risillas de algunos alumnos entendí que se habían dado cuenta de mi calentura, pero tal vez pensaron que había tenido algun encuentro con algún profesor, dada mi naturaleza lasciva que dejaba entrever mi forma de vestir y arreglarme.
Desde luego Luis y Juan habían suspendido pero si se lo decía seguro que me harían chantaje o me violarían sin compasión. Estos pensamientos excitaban mi imaginación y me provocaban un sin fin de sensaciones lúbricas entre mis piernas y en la punta de mis pechos.
Mi profesionalidad me impedía aprobar a unos alumnos que no se lo merecían solo por miedo a las consecuencias, así que los suspendí.
Estaba en mi despacho una tarde corrigiendo unos trabajo cuando sin llamar entraron muy enfadados Juan y Luis.
-No sabíamos que eran tan puta y que no te importaba que hiciéramos con tigo lo que se nos antoje. Es más puede que te alegraras cuando te dijimos lo que te ibamos a hacer.
-Chicos, lo siento, no habeis aprobado pero habéis estado cerca, seguro que en septiembre podéis aprobar si estudiáis este verano.
-Esto no se va a quedar así, sabemos que eres una guarra y si nos has suspendido te vas a ir caliente este verano, te va a picar el culo un mes entero de lo que te vamos a hacer.
En ese momento uno de ellos se acercó a mi mesa, me agarró por los brazos y me levantó casi a pulso. Yo me dejé hacer a regañadientes sin saber lo que me querían hacer. No pensé que nada nuevo porque follar ya lo habíamos hecho y sus penes y mis oquedades se conocían ya y se habían gozado mutuamente.
-Eres una zorra y lo vas a pagar.
Me llevaba a rastras hasta un pequeño sofá que tengo en el despacho junto a la ventana.
Me tumbó a lo largo y comenzó a quitarme los zapatos y la blusa.
-Por favor, no sigas, es mejor que hablemos, tal vez en septiembre podáis….
-No hay nada que hablar van a pagarlo muy caro.
-Por lo menos cierra la puerta con el cerrojo, no quiero que me vean otros profes.
Juan le hizo un gesto a Luis para que cerrara y de paso me di cuenta de que Luis llevaba una mochila mediana al hombro. Pensé que no sería nada pero me preocupó un poco.
Juan seguía sin darme tregua, bajándome las medias de rejilla que llevaba ese día y buscando bajo mi minifalda el tanga negro minúsculo, dio rápido con la gomilla y lo bajó rápidamente mientras me decía todo tipo de improperios lascivos e insultos soeces. Yo me defendía como podía pataleando y moviendo lo brazos pero mi fuerza era menor que la de él y además me daba cuenta de que iba a ser inútil resistirme.
Me bajó la mini por las piernas, ya mi coñito peludo resplandecía y hasta se notaba que algunas gotitas de excitación afloraban a mis labios vaginales.
-La muy zorra se calienta de pensar en la violación bestial que va a gozar en unos momentos.
Contra mi voluntad tenía que reconocer que así era, me calentaba que me violaran. Subió las manos a mis pechos, por debajo del suje que los aprisionaban. Me sacó el suje por la cabeza y me dejó completamente en pelotas estirada en el sillón. Yo seguía protestando y diciendo que me dejaran en paz, que eso no se resolvía así.
Me abofeteó mientras me decía que como me resistiera me iban a azotar encima.
-Luis saca los utensilios de la bolsa.
Luis con parsimonia abrió el cierre cremallera y ante mis ojos apareció un pene enorme de color negro de latex, de unos 35 centímetros de largo y muy grueso. A continuación sacó un segundo pene del mismo tamaño pero de color naranja. Una cámara de fotos y una especie de látigo de varias puntas. Unas cuerdas blancas que parecían muy resistentes.
Supuse que si me resistía me azotarían y que lo mejor era dejarse hacer y acabar con aquella historia, no sería ni la primera ni la última vez y tal vez hasta lo gozara si me lo proponía.
-Bueno preciosa, vamos a meterte uno por el culo y otro por el coño y para que no te muevas mucho te vamos a atar a las patas del sofá. Vamos Luis, trae lo necesario y cuando la tengamos ensartada la hacemos una foto para que se vea que lo está gozando. Vamos a ver si la dirección del centro no se queja de profesoras viciosas. Me encargaré personalmente de que la echen de aquí.
Mis protestas fueron en vano, me ataron y amordazaron. Con las piernas bien abiertas y mi coño babeante de la emoción intensa y lo que me esperaba comenzaron a meterme el pene más ancho por el coño y el otro por el culo. Poco a poco iba penetrando, cada vez más, arriba y abajo, mete y saca, los chavales se empalmaban de contemplar la escena, así que para no sentir un dolor en la entrepierna tambien se desnudaron y podía ver como sus penes, más pequeños que los que me abrían mis entrañas, estaban bien levantados y con ganas de participar.
Yo ya estaba chorreando, aunque aquello no dejaba de ser una violación en toda regla me ponía un monton ver la escena.
Diez minutos después seguía introduciendome aquellos trozos de goma por culo y coño y ya no aguantaba más, empecé a llorar y a suplicarles con gestos que me soltasen porque mi agujeros estaban muy enrojecidos y no soportaba aquella tortura.
Decidieron que era suficiente y dejaron de rozarme con los penes postizos.
-Vale, no te queremos matar aquí, te vamos a soltar las manos pero nos tienes que pajear a los dos a la vez con las manos.
Me soltaron, dieron un poco de agua que no podía más y acerqué mis manos a sus penes erectos que estaban a tope de líquido preseminal, los chupé un poco y los empecé a acariciar, primero lento y luego más rápido hasta que en un par de minutos me llenaron las tetas de leche que caía hacia abajo, mi ombligo y mi pubis peludo.
-Vamos hazla otras fotos en varias posturas con la leche encima y nos vamos, espero que esto te sirva de escarmiento y ya sabes lo que tienes que hacernos.
Despeinada, derrengada, destrozada, es difícil expresar con palabras como me sentía, tal vez hubiera sido mejor aprobarlos y ahorrarme aquél sufrimiento, pero he de reconocer que también fue toda una experiencia que no olvidaré.
Mujeres calientes y maduras, amantes de la lencería y el amor sexual, escribidme contando vuestras experiencias.
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