Maestro de rondas infantiles – parte 3

desvirgando a Montse, Nancy, Clara y Rosita.
En el segundo día de ensayo me tocó a mi chuparles sus vaginas ya que en el primer día ellas me chuparon mi verga y ahora solo faltaba que me dieran su virginidad de mis alumnas excepto Carlita pues su papá se la quitó hace no mucho tiempo, pero ella me ayudó enseñándoles lo que sabe de sexo y también me ayudaría a desvirgar a sus compañeras.

Volví a casa y vi que no había nadie así que me subí a mi recamara a darme unas pajas tremendas ya que no podía dejar de pensar en la idea de penetrar a esas criaturitas inocentes y después de un rato de jalarme el ganso sonó mi teléfono, contesté y era mi mamá que me habló para decirme que mi tío estaba hospitalizado pues había sufrido un derrame y que regresarían en la mañana, le dije que no se preocupara que yo mismo me prepararía la comida y haría la limpieza, cosa que terminé en poco tiempo ya que no había mucho que hacer en realidad, después de un rato me bañe y mientras veía pornografía en mi laptop pensaba como podía penetrarlas sin lastimarlas demasiado hasta que recordé que tenía una pomada que uso para quitar el dolor la cual se llama Lidocaína, revise el producto para ver que tanto quedaba y vi que no tenía mucho ya que cuando vino mi tío el fin de semana se había lastimado la pierna y mamá le aplico la pomada y por eso ya no tenía mucho, así que salí a comprar a la farmacia dos cajas del mismo producto ya que estaban de promoción así que me ahorré algo de dinero.

Al día siguiente fui al colegio particular después de asistir a mi escuela de siempre, fui al salón de música, pero aún no habían llegado las chiquillas así que decidí esperarlas en el aula y después de unos 10 minutos llegaron todas, igualmente estaban con su uniforme común y solamente de verlas ya se me estaba parando la verga.

-Parece que vienes preparado- me dijo coquetamente Carlita.

-así es Carlita, ya las estaba esperando-

-y bien ¿Qué haremos el día de hoy? – preguntaron las demás

-Tranquilas niñas, ya saben que primero debemos ensayar- les recordé

-Si- contestaron algo decepcionadas pues era obvio que solo querían chupármela o que se las chupara y no ensayar, pero les recordé que había un concurso de rondas infantiles que ganar y así logré levantar el ánimo previo al ensayo.

Las niñas practicaban los pasos que les iba enseñando y los repetían una y otra vez hasta que decidí que ya era suficiente ensayo y ahora si llegó la parte que todas las nenitas (y en especial su servidor) estaban esperando.

– ¿ya vamos a jugar maestro? – me preguntaban algunas nenas.

-sí, pero el día de hoy vamos a hacer algo diferente, hoy les voy a meter mi pene en sus rayitas-

– ¿cómo se hace eso?

-déjenme enseñarles cómo- exclamo contenta Carlita, esta diablilla que ya había sido originalmente desvirgada por su tío y su padre también se aprovecha para darle su lechita.

Carlita se quitó sus calzoncitos blancos ajustados que resaltaban muy bien sus pompas paraditas, mi pene ya estaba al máximo pues se notaba mi erección bajo mi uniforme deportivo, en cuanto mi bestia fue liberada inmediatamente entro en las profundidades de esa cuevita ya explorada por alguien más, era increíble que a pesar de que ya había cumplido los 7 añitos (de hecho, era la mayor de sus compañeras las cuales aún no habían cumplido los 7 años pero en las siguientes semanas cumplirían años) su vagina se amoldaba perfectamente a mi verga aunque no entraba completa a lo mucho cabía más de la mitad, primero empezamos con movimientos suaves y poco a poco ir aumentando la intensidad, la pequeña gemía como putita en celo mientras las demás niñas veían atentas la escena, después de unos minutos de cogérmela mi semen llenó su interior y al sacarle mi pene todavía salieron algunos chorros que Carlita saboreo delante de sus compañeras.

– ¿cómo se sintió? – preguntaron las demás niñas

-se sintió muy bien-

-nosotras también queremos eso- dijeron las chiquillas amontonándose para ser de las primeras en ser desvirgadas.

-Momento niñas, primero tengo que decirles que como son muchas no me dará tiempo hacerlo con todas, en segundo lugar, me parece que todavía no les han metido mi pene en sus vaginas ¿o sí? – Las demás negaron con la cabeza en silencio.

-si se los meto ahorita les va a doler muchísimo y lloraran de dolor, ¿verdad, Carlita? –

-sí, la primera vez que mi papi me metió su pene lloré mucho de lo fuerte que me dolió, pero las siguientes veces ya no duele-

-Así que, díganme sí les parece si eligen un papelito y según el número que les toque les meteré mi pene, pero para que no sientan dolor les aplicaré esta pomada que hace que no sientan nada-

-SIII- gritaron las demás nenitas emocionadas y sobre todo les había gustado la idea que les propuse.

Saque de mi mochila deportiva un cuaderno y arranque una hoja que dividí en partes pequeñas y anoté números del 1 al 31, los doblé y los metí en una bolsa de plástico, los revolví muy bien y cada una tomo un papelito pero les dije que no lo abran hasta que les diga y después de que la última niña tomo su papelito les dije que abrieran el papelito y mostraran el número que les había tocado, y las primeras cuatro niñas a desvirgar serian; Montserrat, Nancy, Clara y Rosita quienes por cierto se entusiasmaron al saber que serían las primeras para causar envidia a sus demás compañeras.

-muy bien Montse quítate tu calzón para que te ponga la pomada-

La niña obedeció sin chistar lo que le dije que hiciera y al parecer ya me tenía confianza pues no le daba vergüenza que viera su vagina virgen delante de las demás niñas, le aplique la pomada Lidocaína en toda la zona de su monte de Venus y un poco por dentro de sus labios vaginales para asegurarme de que no sintiera dolor, acto seguido me limpie mi pene y la niña se lo llevó a la boca mientras la pomada hacia efecto, sus labios rozaban suavemente el tronco de mi falo y su lengua hacia movimientos circulares sobre mi glande haciendo excitar demasiado así que le acaricie su cabeza mientras ella seguía mamándome la verga, y unos minutos después saque otro tanto de semen que la niña se tragó sin tapujos, le pellizque un poco sus labios vaginales para asegurarme si no sentía dolor y tras confirmarme que no sentía nada le pedí que se sentara en la silla que ocupa el maestro o maestra puesto que por su tamaño y diseño acolchado era ideal para que la niña permaneciera ahí por un buen rato sin cansarse o lastimarse la espalda, no sin antes ponerle una toalla limpia que suelo traer conmigo ya que como practico deporte a veces sudo mucho y con esa toalla me limpio el sudor, ya después lo lavaría en casa sin que mi madre supiera.

Acerque mi glande hasta la entrada de su vagina y lo fui introduciendo lentamente y asegurándome de no lastimar a Montse, la metí despacio hasta que sentí la telita delgada de su himen y de un movimiento lo rompí y a pesar de que le aplique la pomada para que no sintiera el dolor si sintió la molestia de mi pene rompiendo su virginidad y lloró un poco, comencé a moverme despacio de adelante hacia atrás para que empezara a acostumbrarse, al poco tiempo dejo de llorar y miraba asombrada como mi pene entraba y salía de su cuevita con cierta elasticidad, aumenté el ritmo de las embestidas y Montse empezaba a disfrutarlo ya que gemía como lo hizo Carlita, las demás niñas felicitaban a su compañera por ser valiente y aguantar el dolor pese a que le había puesto pomada pero como solo es de aplicación superficial y no puede aplicarse de manera intra vaginal al menos funcionó para que redijera el dolor y fuese más fácil desvirgarla.

Pasaron unos minutos mientras seguía cogiéndome a Montse, admiraba esa belleza infantil ataviada en su uniforme escolar clásico y su linda carita gimiendo de placer hizo que le diera cada vez más fuerte, admirándola más de cerca contemple sus rasgos físicos; piel clara como de porcelana, ojos oscuros, cabello claro casi tirándole a rubio peinado en un par de trenzas francesas, labios como de muñeca y su vagina que parecía acoplarse bien con mi verga, la sujete de sus piernas y las abrí lo más que pude para darle con más intensidad, la pequeña se dejaba hacer y lo disfrutaba como su amiga putita, y después de unos minutos solté una descarga de leche que llenó su interior y al sacar mi pene esa leche mezclada con sangre caía arrau dales desde su vaginita.

Limpie la sangre y semen que aún tenía la niña recién desvirgada y también la de mi pene, le di un besito en la boca y ella me respondió con su lengua tratando de entrar a mi boca y nos besamos como en los dramas románticos mientras las niñas nos aplaudían y felicitaban, Montse volvió a ponerse sus braguitas y ahora era el turno de Nancy, esta niña de seis años igual que las demás niñas estaba peinada con trenzas recogidas casi formando un chongo, piel canela, ojos claros y vivaz como cualquier niña de su edad era la siguiente, ella ya tenía sus calzones abajo esperando que le pusiera pomada en su rayita para comenzar con la acción, le aplique una cantidad generosa de la misma forma que a Montse y sin decirle nada la pequeña se llevó a la boca mi pene que después de desflorar a Montse se había puesto flácida pero con la habilidad de la pequeña Nancy nuevamente volvió a ponerse dura y no tardó mucho en beberse mi semen.

Nancy se sentó en la silla con las piernas abiertas y además ella cooperó abriendo lo más que pudo sus labios vaginales con sus dedos, eso me llenó de excitación y procedí a introducir mi caliente y palpitante falo en la vagina de Nancy, con ella no fue mucho problema para desvirgarla puesto que lo hice al primer intento y la niña aguantó valientemente el dolor y las molestias causados por el invasor que se abría paso en su interior, la pomada realmente ayudaba mucho a que soportara el dolor más fácilmente pues de otra forma no creo que hubiera otra forma de hacerlo sin lastimarla (sé que muchos me reprocharan ya que dicen que debe hacerse al natural y si lo creo pero recuerden que estamos hablando de nenitas de primaria que están experimentando por primera vez el placer de ser penetradas, además muchos lo hacen con preservativo y eso no es natural, es para protección de ambos).

Una vez que ya había introducido la cabeza del glande empuje despacio hasta llegar al himen y de un movimiento lo destrozo, y nuevamente la Lidocaína había mostrado ser un aliado imprescindible, Nancy aguantó el dolor que todavía llegaba a sentir ya que aunque su vagina se estiraba y eso no le causaba molestia tampoco es del todo eficaz pero con que reduzca el dolor me doy por bien servido, la sangre comenzaba a salir y la niña se mostraba miedosa ya que nunca había visto sangrar de esa manera por lo que Carlita me ayudó a limpiar la sangre y metí más de la mitad de mis 20 cm de verga, su interior trataba de amoldarse a la forma de mi miembro erguido que la perforaba y conforme empecé a aumentar el rito ella también se sacudía por las embestidas, su cara cambio de su expresión de miedo e inseguridad que tenía al principio a una de placer y excitación, gemía cada vez más fuerte y no me preocupaba pues como dije en el primer capítulo las paredes del aula de música estaban reforzadas a prueba de sonido por lo que nadie afuera podía escucharnos, y después de un buen rato de cogérmela decidí sentarme con las piernas cruzadas pero sin sacar mi verga y con mis brazos la sujetaba, le dije que se moviera de arriba hacia abajo y lo hizo aunque algo torpe y no duró mucho tiempo pues ya se estaba cansando pero por suerte le di mi ración de leche en su vagina para dejarla descansar.

Ahora tocaba el turno de Clarita que ya estaba un poco más decidida pues vio como sus dos compañeras les gustó y Carlita le conto al igual que a todas las demás como se siente la verga en sus vaginas, a Clarita la acosté en el escritorio y abrí sus piernas lo más que pude, lentamente la iba penetrando y la pomada le había inhibido el dolor por lo que solo tenía leves molestias, al meterle más empezó a retorcerse un poco pero cuando le metí lo más que pude hasta tronarle la virginidad su cuerpo se arqueo por la repentina desvirgada y aunque le salían algunas lágrimas aguantó bien el dolor, ya un poco más relajada me fui moviendo despacio para que se acostumbrara, luego fui aumentando mi velocidad hasta que empezó a gustarle, le iba dando más y más duro pero no le cabían más de 11cm de mi verga, me la estuve cogiendo un buen rato hasta que ya no pudo más y mi pene descargo un pequeño chorro de semen que por lo menos escurrió un poco desde su vagina y aunque se mezcló con la sangre de la desvirgada que le di la limpie y la deje que se recuperara.

Ahora era el turno de Rosita que ya estaba esperando con la falda arriba y sin su calzón, su vulva era rosadita y muy linda y le apreté un poco con mis dedos para asegurarme de que no sintiera molestias, y después de comprobar que la pomada aún no había perdido su efecto procedí a meterle mi pene, a diferencia de las otras tres entró con menos dificultad y al primer intento le rompí su himen y por suerte Carlita me ayudo y les explico a sus amigas que la sangre es normal la primera vez pero que las siguientes veces ya no salía nada, con la sangre borrada seguí donde me había quedado, la niña apenas reaccionaba y no sabía si le molesto o sintió otra cosa, cuando empecé a moverme dejaba salir unos leves gemidos que fueron aumentando conforme le metía mi pene más rápido, esta niña gemía como toda una perrita en celo y sus demás compañeras miraban asombradas la escena, me deleitaba su dulce voz con esos gemidos que eran como música para mis oídos, le daba más fuerte y ella gemía igual más fuerte hasta que le toco su merecida recompensa de ser llenada en su interior.

Ya había desvirgado a cuatro niñas y todavía me faltaban bastantes pero el problema es que no me daría tiempo de hacerlo con todas y por esa razón elegí solo desvirgar a 4 de ellas por día, les dije a las demás que les llegaría su turno en los próximos días que no se preocuparan y gozarán como nunca cuando les metiera mi pene, las demás niñas estuvieron de acuerdo y me dieron un beso en la mejilla para despedirlas puesto que no tardarían en venir por ellas, aproveché el tiempo disponible para limpiar y ponerles una pomada para bajar la inflamación y que no se notara que ya habían sido desvirgadas, les recordé que no dijeran nada a nadie y así podríamos jugar todos los días de ensayo.

Los padres llegaron por sus hijas y se fueron a sus casas no sin antes darme las gracias por otro día de ensayo exitoso (exitoso para mi pues ya cumplí con mi objetivo de cogerme a 4 de ellas y ahora faltaban otras 27 niñas más, recuerden que Carlita ya fue desvirgada por su padre -creo que en un próximo relato les contaré como fue eso-)

Comenten si les gustó y si quieren la parte 4.