Maestro de rondas infantiles – parte 4
desvirgando a Nadia, Sofia, Laura y Luisa.
Ya había avanzado en las clases de danza que les daba a las pequeñas y ya se estaban acostumbrando a la música para que siguiéramos practicando, era el cuarto día de ensayo y realmente habían progresado mucho, pero no me conformaba con haber cogido a 5 niñas (Carlita fue desvirgada hace no mucho y desvirgue a otras 4 por primera vez) así que era hora de seguir con otras cuatro niñas.
Como ya era costumbre estuvimos ensayando la ronda para que ya dominaran los pasos de baile y se acostumbraran al ritmo de K-POP, debo decir que al principio tenía mis dudas sobre si iba a funcionar el cambio de música pues mi hermana siempre acostumbra usar música pop norte americana (que en lo personal no me gusta ya que me parecen sosas y aburridas) y sentí que no le daba mucho ritmo y estilo y por eso lo cambie pero no le dije nada a ella puesto que se hubiera negado y buscaría a alguien más para reemplazarme y eso obviamente impediría que me coja a las demás niñas que aún no les había metido mi verga, pero por fortuna eso no paso y ahora si vamos a la mejor parte.
Después de un buen rato de ensayar mire mi reloj y aun teníamos como hora y media o mejor dicho teníamos casi 100 minutos para disfrutar en lo que sus padres venían por ellas, así que continuamos donde nos habíamos quedado, la niña que tenía el papel con el numero 5 era Nadia, ella estaba más que lista puesto que ya se había quitado el calzón dejando al descubierto su vagina virgen, aunque se mostró algo nerviosa cuando le apliqué la pomada la tranquilicé y le dije que todo estaría bien así que se calmó y después de un rato la acomodé en la misma silla donde me cogí a las niñas de ayer, con una mano le abrí sus labios vaginales lo más que pude y con la otra guie mi pene erecto hasta la entrada de su vagina, poco a poco lo fui metiendo y a juzgar por su rostro no sentía molestia alguna, le fui metiendo más hasta que me topé con su barrera virginal, la sujete bien de ambas piernas y de un solo movimiento le rompí su himen, Nadia sintió la molestia y le dolió un poco pero gracias a la pomada fue más fácil para ella soportar el dolor, las demás niñas nos miraban muy curiosas y felicitaban a su amiga por ser muy valiente y Carlita me ayudó a limpiar la sangre que salió cuando le troné el himen a su amiguita Nadia.
Comencé a moverme despacio para que se empezara a acostumbrar y fui acelerando el movimiento hasta que Nadia comenzó a gemir como una putita, abrí sus piernas lo más que se pudo para darle con más vigor al meter y sacar, su vagina se estaba acostumbrando a la verga que la estaba taladrando y después de unos 15 minutos le disparé mi leche que se mezcló con la sangre que todavía quedaba dentro, Nancy me ayudó a limpiar mi verga mientras yo limpiaba la vagina de Nadia.
-Dime Nadia te gustó-
-Si profe me gustó mucho, al principio me dolió un poco, pero se me quitó el dolor-
Las demás niñas nos miraban muy curiosas y podía ver las ansias que tenían las que aún no había desvirgado ya que me enteré de que las cuatro niñas desvirgadas les dijeron a sus amigas lo bien que se siente tener una verga en su vagina, y mientras me limpiaba el pene la siguiente niña (Sofía) ya estaba más que preparada pues estaba sentada en el asiento del docente con las piernas abiertas y lista para la acción ya que Carlita le puso la pomada para inhibir el dolor.
-Ya maestro, quiero que me la metas- me exigió la pequeña
-Si Sofía, prepárate-
Le fui introduciendo mi miembro despacio y ya tenía como 8 o 10 centímetros hasta que me topé con su barrera virginal y no lo dudé más y taladré su interior rompiendo así su virginidad, la niña estaba haciendo muecas de dolor pero sin gritar lo que demuestra cuanto aguante tiene, si bien la crema que compré inhibe el dolor no lo anula del todo pues como el himen se encuentra en el interior de la vagina no puedo aplicarlo dentro, de hecho el producto dice que no se debe aplicarlo así sino que solo de forma cutánea, en fin la niña estaba aguantando lo mejor que podía ya que acababa de perder su virginidad y empecé a moverme despacio para que se fuera acostumbrando, poco a poco su cara empezó a cambiar de ese gesto de dolor e incomodidad que tenía y empezó a jadear de gusto y gemir como una verdadera putita.
-Ah, maestro se siente tan… bien-
-Si preciosa, y apenas estamos empezando-
Empecé a darle cada vez más fuerte y la pequeña solo gozaba de placer, mi pene no pudo entrar completo digamos que entró como el 65 o 70% pero aun así era muy rico, después de un rato hice que se pusiera en cuatro patas y reanudé la desvirgada, esta niña me pedía que le diera, que no parara y que la hiciera sentir rico, cosa que al final logré pues cayó rendida y las demás niñas la rodearon y le preguntaron que si le gusto y ella afirmó con la cabeza.
Ahora seguía el turno de Laura, otra de las niñas del grupo de danza que también quería experimentar el placer del sexo, primero le abrí sus labios vaginales con mis dedos y empecé a hurgar en su interior para comprobar que tan bien había surtido efecto la lidocaína, y como comprobé que pude meterle dos dedos sin problemas procedí a penetrarla, primero con calma y despacio para que se fuera acostumbrando, la niña me miraba temerosa y como suplicando en silencio que no la lastimara pero sus temores se fueron desvaneciendo cuando logre meterle casi la mitad de mi verga en su puchita, a pesar del efecto de la pomada todavía podía sentir las embestidas que le estaba dando mientras sus demás compañeritas nos veían muy atentas, la agarre de sus piernas, me senté en la silla y con mis manos la sostenía mientras mi pene la taladraba lo más que podía y Laura tenía la mirada perdida e incluso cerraba los ojos ya que sentía mucha vergüenza de la posición en la que estábamos.
-Oh, sí Laurita, eres tan estrecha y deliciosa-
-ah, ah, ah…-
La pequeña Laura gemía de lo lindo que sentía su cuevita que no me respondió cuando le pregunte si le gustaba, solo asintió con la cabeza y no dejaba de gemir como una putita, hasta que mi pene nuevamente disparo mi leche y debido a la posición en la que estábamos se veía como escurría semen desde la entrada de su vagina hasta mis bolas, Laura terminó algo cansada que la recosté en unas sillas que junté a modo de cama, y ahora solo me faltaba a la última niña del día de hoy, era nada más ni nada menos que Luisa.
Luisa era de las más lindas niñas del grupo y no era para menos pues con sus 1.22 de estatura, piel acanelada, cabello largo castaño recogido en una cola de caballo y esas piernas bien formadas era como una sexi putita en miniatura y lo mejor de todo es que ella se volvería tan putita como Carlita a tal grado que es de las pocas niñas que puede igualarle en seducir a un hombre, en fin ella se quitó su calzón y su falda dejando su vagina y sus nalgas completamente expuestas, sus piernas eran llenitas pero no gordas, estaban bien formadas por lo que al aplicarle la pomada aproveché para acariciar esas piernitas y no me había equivocado al creer que sus piernas eran las mejores de todas mis niñas, las demás me miraban como preguntándose qué estaba haciendo, le dije que le di un pequeño masaje para que se sintiera bien a lo que me dijeron que todas querían lo mismo y les dije que se los daría en cuanto terminara con Luisa.
Mientras la pomada hacia su trabajo Luisa me chupaba la verga para ponerla durísima, se nota que mejoró mucho desde la primera y última vez que lo había hecho pues lo hacía con ahínco y esfuerzo, se metió lo más que podía de mi verga a su boca que por poco y se ahogaba, me preguntaba de donde lo había aprendido, pero era claro que nació para ser putita, después de unos minutos le di un poco de mi leche en su boca y se lo tragó todito sin desperdiciar ni una sola gota.
Acto seguido Luisa se sentó con las piernas abiertas y sus dedos abriendo lo más que podía sus labios vaginales, apenas se podía ver la entrada de su cuevita que estaba a punto de perforar, tome mi verga durísima con mi mano y la introduje despacio, le fui metiendo lo más que pude hasta tocar con su barrera virginal, y a pesar de que lo hice despacio todavía sintió una molestia que fue capaz de aguantar, la sangre salía de su vagina pero ya venía preparado y con un trapo desechable esterilizado lo limpié hasta que dejó de salir.
Empecé a tomar ritmo moviéndome ligeramente de adelante hacia atrás pero no pude meterle más de la mitad de mi verga dentro de Luisa ya que para sus 7 añitos aun no podía aguantar la verga entera de un macho, aunque mi pene no es muy grueso ni muy grande, pero entraba lo más que podía, la pequeña gemía cada vez más fuerte a pesar de la lidocaína que le aplique para que no le doliera la primera vez.
-Dime Luisa, ¿Cómo te sientes, te gusta tener mi pene en tu vagina?
-si maestro, me gusta mucho, por favor muévase-
Como no podía negarme a la petición de la inocente criatura hice lo que me dijo, comencé a moverme despacio y poco a poco aumenté el ritmo de las embestidas y la pequeña lo disfrutaba, quien sabe cuánto semen me quedaba, pero le di una buena ración dentro de su vagina que escurría como la miel en un jarrón, Carlita me ayudó con la limpieza de la vagina de Luisa y las demás niñas y les di unos analgésicos para calmar las molestias de la desvirgada que acababa de darles.
Con esto ya serian 8 niñas a las que les rompí su virginidad y aún me faltaban 25 (sin contar a Carlita), este ritmo de follar 4 niñas al día me ayudaría mucho pues mi pene no soportaría tanta vagina infantil (mi pene sí, pero mis bolas sufrirían mucho) también ya estábamos progresando para aprender la ronda infantil y ganar el primer lugar. En el próximo episodio no se pierdan los detalles de la forma en que desvirgue a más niñas.
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