Mi hermana en trío hace wey a su marido
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por inczo.
Mi hermana en trío hace wey a su marido
Ahora les contaré cuando mi hermana se casó, luego de sus andanza de putita cachuchera, y cómo enviudó al poco tiempo y tuvo ya libertad para coger con quien ella quisiera (jajaja, como si antes no lo hacía).
Bueno, resulta que en una de tantas veces que andaba de caliente (aquí debo aclarar que no se cómo lo conoció), pero se metió con un cabrón que se engolosinó con ella, el tipo se llamaba Marcelo, ella creo que también se encaprichó con él, el punto es que resultó embarazada a sus 14 años, ya casi para cumplir 15, se hizo un pedo en la casa, mi mamá estaba que se la llevaba la chingada de coraje.
Pero Marcelo (estoy seguro que engolosinado, no porque estuviera enamorado ni mucho menos) dijo que se casaba con ella, pero no quisieron en el registro civil casarla, por su edad, así es que se fueron a vivir en unión libre.
La barriga aún no se le notaba, bueno, no mucho, se fueron se vivir a la casa de nosotros, allí yo los espiaba cuando cogían, no lo hacía abiertamente como cuando iba con nuestros amigos, porque éste wey no sabía de nuestras andanzas.
El tenía un trabajo en una empresa federal, donde tenía el tercer turno, entraba a las 24:00 y salía a las 07:00, a veces rolaba turnos, pero casi ese era el que tenía de planta
Una noche, cuando mi madre y mi padrastro habían salido, como cada semana lo hacían, el viernes por la mañana para volver el domingo por la noche, yo estaba en mi cuarto y eran pasadas las 11, cuando escuche los gemidos de mi hermana y me imaginé estaban cogiendo, me levanté de mi cama y fui a asomarme, aquí debo decirles que mi cuarto estaba junto al de ellos y se comunicaba por una entrada, que no tenía puerta, pero estaba tapada con tabiques sobrepuestos, así es que se podía ver por las muchas hendiduras que había.
Total, eran escenas que ya no eran nuevas para mi, ella abierta de piernas y él encima, bombeándole su panochita, ella igual que siempre jadeaba y pedía más, él simplemente hacía lo mismo, pistonearla y poco después terminaba, con un ¡haaaa!, pero ella era de carrera larga y quería más.
Como si le hiciera un favor, el cabrón siguió un rato más encima de ella, aunque ya se movía muy poco, de hecho lo hacía como por compromiso.
-Ya mero te vienes?, porque sino así te quedas, me tengo que ir a trabajar…
-Ya está subiendo, ya está subiendo, espérame tantito, no me la vayas a sacar!
Luego de unos tres minutos el cabrón le dijo;
-Chingada madre!, estoy como piche chapulín, brinque y brinque y tu ni para cuando, ya vete a la chingada, pinche puta insaciable!.
El wey se bajó, se limpio con los calzones de ella y se vistió, mientras ella le suplicaba;
-No sea malo, no me dejes así, estoy caliente, ya mero me vengo!.
-Métete el palo de la escoba, cabrona, yo ya me voy!
Ella encabronada agarró una jarra de plástico que estaba sobre el buró y se lo aventó.
-Chinga a tu madre!
El cabrón se fue, riendo, tomó su bicicleta y se salió.
Mi hermana se quedó ahí, un rato, desnuda y comenzó a tocarse, yo ya estaba caliente y la había comenzado a chaquetear, pero luego desistí, pues nada me impedía ir a cogérmela, no sería la primera vez. Ella mientras terminaba de fumarse un cigarrillo.
De pronto se levantó y se puso las pantaletas y un short, el brassier y una playera, se me hizo extraño, pero luego la vi salir, llevaba un envase de refresco.
Unos cuantos minutos después regresó, con el refresco, fue al patio trasero, luego volvió y se sentó en la orilla de la cama. En eso se escucharon ruidos en el patio de la casa (aquí cabe aclarar que nuestra casa tenía una puerta trasera).
De pronto entraron al cuarto de mi hermana dos amigos míos y de ella, Miguel y El Terecua, uno albañil y el otro (El Terecua), un prángana.
Los dos llegaron muy sonrientes y ella los recibió igual, con una sonrisa de oreja a oreja.
-Qué onda Lupita, si se hace?
-Claro, no hay bronca, aquel pendejo ya se fue a trabajar y no regresa hasta en la mañana, así es que tenemos muchas horas para nosotros tres.
Fue Miguel quien se acercó a donde ella estaba, la abrazó y comenzó a besarla en el cuello, ella también lo abrazó y le respondió la caricia, mientras El Terecua se acercó a ella, ya con la verga de fuera, la tenía descomunal, ya antes se la había visto, un día que me quería coger y yo no me dejé, no por falta de ganas, sino porque yo sabía que era “muy comunicativo”, yo si cogía, pero con amigos que siempre fueron discretos, o con desconocidos.
Mi hermana dejó de besar a Miguel y agarró la verga de El Terecua y se la metió en la boca (que envidia), luego Miguel comenzó a desnudarla, le quitó el short, luego la pantaleta y finalmente la playera y el brassier. Quedó completamente desnuda. Ellos hicieron lo mismo.
Se sentó en la orilla de la cama y El Terecua comenzó a sobarle la panochita, le metía los dedos, no sé cuantos, pero era obvio que lo hacía, luego le abrió las piernas y se bajó a darle una rica mamada, mientras Miguel le daba a chupar su verga, una verga no gruesa, pero larga y curveada, que yo muchas veces antes había mamado.
El Terecua le dio unas ricas mamadas (jajaja, saboreó el semen de mi cuñado), luego dijeron era hora de coger y El Terecua se acostó en la cama y ella se subió encima, su posición favorita; cabalgar, mientras Miguel se la daba a mamar y le masajeaba los senos.
Mi hermana comenzó a prenderse más de lo que ya estaba.
-Qué rica verga tienes Terecua, como me gustan; gruesas y cabezonas, cabrón hazme gozar, cógeme, cógete a esta puta, como sabes hacerlo!.
Luego volvía a meterse la verga de Miguel en la boca y mamaba como desesperada, como si fuera una niña que le querían quitar un delicioso dulce. Lo soltaba solo para gritar;
-Denme leche cabrones, cójanme papacitos, échenme todos sus mecos, donde quieran, háganmelo como me lo saben hacer!
Yo estaba a mil!, me masturbaba levemente, despacio para no venirme pronto, no quería terminar muy pronto, aunque igual, de todos modos iba a seguir viendo, pues sabía que el espectáculo era para rato y luego me repondría para seguirle.
Mientras seguía cabalgando a El Terecua, dejó de mamarle a Miguel y le dijo;
-Cógeme tu también, ya sabes papacito, por atrás, quiero estar empalada por los dos lados!
Miguel no se hizo repetir la invitación, se acomodó por atrás y no batalló, pronto se la dejó ir toda, hasta que sus huevos chocaron con las nalgas de Lupita.
-Haaaa, que rico, que rico, más dame más fuerte, nalguéame, hazlo como tú sabes, con fuerza, destrózame el culoooooooooo, argggg!
Miguel le dijo;
-Muévete putita, muévete, sabes que así me vengo más rápido, vamos perra, que esperas, querías verga verdad, pues aquí tienes dos y bien lechudas, vamos piruja, compórtate como la ramera que eres!
Mi hermana se comenzó a mover, empinada como estaba, para disfrutar mejor esa mega cogida.
Gimió El Terecua;
-Ahhh, me vengo, te voy echar los mecos en tu panochita, putita, así como los quieresssss!
Enseguida comenzó a bufar, y a crispar los dedos sobre las nalguitas de mi hermana. Estaba eyaculando, le estaba llenando de leche su peludita panochita.
Miguel no tardó también en estará punto de venirse, pero él sacó su verga del culo de Lupita y rápidamente le acercó a su cara la verga ella se la metió a la boca y solo se escuchó un grito reprimido de Miguel.
-Ahhhh, ahí te va la leche, putita, trágatelos todos, todosssss!
MI hermana se tragó todo el semen de Miguel, cuando terminó de pasárselos, le chupó la verga para dejársela limpia, luego descabalgó y le chupó la verga a El Terecua, también se la dejó limpiecita.
Ella ya había tenido al menos dos orgasmos, los que su marido no había sido capaz de provocarle. Mientras yo también terminaba de chaqueteármela. Ellos se quedaron ahí en la cama, desnudos. Platicaron de cosas sin importancia. Unos diez minutos después volvieron a la carga.
Fue El Terecua quien le preguntó;
-Quieres más verga, Lupita!
-Toda la que me quieran dar, papacitos, mi culo y mi panocha es suya!
El Terecua la tomó rudamente y la empinó.
-Te voy a dar por el culo, a ver si la aguantas!.
-Dámela, métela toda de un chingazo, quítame la calentura papito!
Así, de un solo madrazo se la dejó ir, sin compasión, mientras miguel se la daba a mamar, yo también ya había comenzado a masturbarme por segunda ocasión.
-Te voy a dejar el culo bien abierto, para que aguantes más vergas sin que te moleste el tamaño, eres toda una gran puta, pinche Lupe, tan perra!.
Ella no respondía, no quería soltar la verga larga y curveada de Miguel, la mamaba riquísimo, la neta que creo que me gana a mamar, se la metía toda, hasta restregarle los pelos en la nariz.
Unos diez minutos después, El Terecua avisó;
-Me vengo Lupita, me vengo.
Mi hermana inmediatamente dejó de mamarle la verga a Miguel y le gritó;
-En la boca, échamelos en la boca, quiero tus mequitos aquí en el boooocaaa!.
Igual, como Miguel lo había hecho antes, El Terecua corrió y se puso a un lado de ella y ella volteó, abrió la boca justo a tiempo para recibir la descarga de esperma, la cual aunque no fue muy abundante si lo suficiente para que ella mostrara orgullosa los mecos en su boca para luego saborearlos durante unos instantes y después tragarlos golosamente.
Luego Miguel fue y se puso detrás de ella para fornicarla por el culo, su verga entró sin ningún problema, toda, y comenzó a bombearla.
-Así mi rey, así papasito, dale con fuerza, vente dentro de mi culito, es todo tuyo, haz pendejo a mi marido, ese güey no sabe lo que es cogerse a una puta como su vieja!.
Miguel comenzó a jadear y a ponerse tenso, casi enseguida se escuchó un:
-Putaaa, ahí te va la leche perra, tómala todaaaa, arggggggggggggggg!
Se quedó todavía algunos instantes más adentro del culo de Lupita, hasta que por fin se salió, mientras ella se daba con la mano unan rica masturbada.
-Ayyy, que rico, que rico me cogieron, valió la pena que el puto de Marcelo se haya ido a chingara su madre, con estas dos ricas vergas que me dieron para que quiero pendejos!.
Enseguida sus jadeos se hicieron más intensos y escandalosos y tuvo su orgasmo.
Luego de unos minutos de silencio como idiotas comenzaron a reír y a vestirse.
Platicaron de algunas pendejadas, de la cogida que le acababan de dar y se despidieron. Mientras yo terminaba de hacerme la segunda chaqueta de esa noche.
Por la mañana llegó mi cuñado, muy quitado de la pena, escuché los ruidos cuando entró y me asomé por entre los tabiques y no hubo cogida, simplemente se acostó a dormir, junto a mi hermana, su esposa, perfectamente cogida. Me fui a mi cama a ver si podía dormir un rato más.
Más tarde escuche ruidos en la cocina, me levanté, era Lupita, quien ya preparaba el desayuno, me acerqué a ella y le dije muy quedamente;
-Te divertiste anoche, te vi, con El Terecua y con Miguel.
-Eso me imaginé, porqué no te uniste, ya sabes, son de confianza.
-Miguel sí, pero El Terecua no.
-Sabes tú si El Terecua ha dicho algo?
-La verdad no, pero yo sé que es muy hablador.
-No ha dicho nada porque él tiene un secreto que yo sé y le dije que si decía, yo descubro su secreto.
-Cuál es el secreto?
-jiji, te vas a sorprender; él se coge a Paty!
-Vaya, entonces él le pone a su hermana Paty?
-Sí, ella me lo contó, con lujo de detalles, así es que, ya sabe, mejor que ni se le ocurra decir, jiji.
Con esa novedad, mi calenturienta mente y la perversidad y calentura de mi hermana, podríamos hacer otras cachonderías, hasta, porqué no, probar la verga de El Terecua, que tanto se me antojaba.
Por cierto, a Miguel muchas veces me lo cogí, él nunca me cogió a mí, yo solo se la mamaba, y no fue por ganas de que me cogiera, por parte mía, sino porque él no quería cogerme.
Chao, un saludo, espero les haya gustado mi relato. Solo un nombre cambié; el de mi cuñado.
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