Nestor y sus hijas 2.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por porqueria15.
(Continuación del relato de Gregorio a Néstor)
¡Ahí concluyo el relato de mi amigo y solo atine a decir – Wow! ¿te cogiste a tu hija?
– Si Gregorio – respondió – me la cogí, y te soy sincero… no me arrepiento, mi hija disfruta del sexo de maneras que yo no sabía, y gana una pasta enorme con ello.
– Pero … y después, que paso después en la habitación, ¿siguieron cogiendo? – le pregunte.
– ¡Si claro, con decirte que la nena me demostró que a sus 16 años ya sabía coger hasta por el culo! – me respondió, inclinándose hacia atrás en su silla y poniendo una sonrisa de satisfacción que realmente me dio mucha envidia.
– Bueno, entonces ¿porque no la llevas vos? – le pregunte.
– Porque necesito vero otros asuntos antes, y confió en vos – me dijo el muy cabrón, no sabia yo los planes que ya se estaban fraguando.
Salimos de la sala, y mi amigo llamo de un grito a las nenas que estaban en el segundo nivel, ellas bajaron corriendo como niñas que a mis ojos fueron hasta hace unos minutos, y realmente al verlas nuevamente aunque venían con la misma ropa que las vi hacia unos minutos, se me desplegaron ya no como niñas, si no como hembras… la nena de mi amigo, delgadita de pechitos pequeños y firmes y rubiecita como su mama, no pude dejar de sentir un fuerte latigazo de energía que llego a la punta de mi pene.
Pero … eso no era todo, cuando bajo Rosmary, no pude evitarlo y también la vi al detalle de la misma forma, y mi pene también recibió el mensaje.
– Bueno nenas… deben de separarse un rato, ¿si? – empezó a decirles el amigo – creo que ya platicaron lo suficiente ¿verdad mija? – dirigiéndose a su hija y guiñando el ojo de manera cómplice, a lo que la nena rubiecita con una sonrisa pícara volteo a ver a mi hija y se rio de una forma muy deliciosa a lo que en coro con mi nena respondieron – ¡Si!
Acto seguido, tomo de la mano a su nena y me la entrego, diciéndome – Bueno Gregorio ya sabes que hacer, la nena te orientara cualquier duda que tengas – y diciendo eso se dirigió a la cocina con las esposas y mi hija me dio un sonoro beso en la mejilla despidiéndose también, voltee a ver a la nena de mi amigo, que me miraba con una sonrisa muy dulce… por un momento pensé que todo lo que me había contado el amigo, habían sido puras mentiras calenturientas de el, no creo que una nena tan linda sea capaz de coger como el me lo describió.
– ¿Nos vamos Don Gregorio? – fue la vocecita de la nena que me saco de mis pensamientos.
– Vamos pues – le dije y nos dirigimos a la camioneta de su papa, una suburban negra.
Cuando subimos a la camioneta pude entonces detallar como iba vestida la nena, una faldita que apenas le subía de la rodilla, y una blusita de seda muy vaporosa de color blanco, que dejaba ver discretamente que llevaba un pequeño top debajo del mismo color.
– Bueno… si le explico mi papi lo que vamos a hacer, ¿verdad Don Gregorio? – me pregunto.
– Pues creo que si, aunque no estoy muy seguro – Respondí.
– Bueno no se preocupe, es bueno que este nervioso, vera… se supone que yo no soy más que una jovencita inocente y no la puta que realmente soy.
– me dijo a quemarropa… lo cual me sorprendió totalmente, no esperaba esa forma de hablar de una nena como ella.
– O sea que, si eres “puta”, – le dije haciendo las comillas con las manos.
– Sin Don Gregorio, soy puta, sin comillas, vera me gusta el sexo desde que tengo 13 años, perdí mi virginidad a esa edad con un hermano de mi mama, que me enseño un montón de cosas, luego a los 15 con un grupo de amigas del colegio decidimos que podíamos aprovechar nuestra juventud y nuestras calenturas para sacar un poco de dinero, y le seré sincera… ¡se saca rete harto! Somos extremadamente cuidadosas y la seguridad es nuestra prioridad, tanto a nivel del sexo como de los clientes.
Oírla hablar así, no lo concebía, si no fuera que estaba viendo a la escuincla en frente diría que estaba hablando con una prepago profesional, de esas que salen en la tele bien maduras y con mucha experiencia.
– Ok, – atine a decir únicamente.
– Bueno Don Gregorio, lo que usted debe hacer es únicamente acompañarme a la habitación de los señores y como estos no son clientes regulares, deberá quedarse en la habitación todo el tiempo por mi seguridad… ¿de acuerdo? Yo fingiré que se a que voy pero que no estoy muy convencida y que me estoy sacrificando por mi papa, estoy segura que con este jueguito los pongo muy cachondos y no duraran mucho, ¿le parece?
– Ok, – volví a decir ya que no sabía que más decir.
Llegamos a los apartamentos, era en una zona donde abundan los hoteles de gente acomodada, entramos al edificio, y al subir al elevador, la nena me tomo de la mano, cualquiera que nos viera no tendría dificultad de decir que ahí van padre e hija.
Llegamos al apartamento 5B, tocamos a la puerta y en unos momentos nos salió a abrir un tipo alto, rubio, de unos 45 años estime, delgado, – Buena tarde – nos saludó – Soy Steven Price – se presentó extendiéndome la mano a mí y a la nena.
Luego franqueo la puerta dándonos paso e ingresamos a la habitación, había una cama grande, un minibar un escritorio y un par de butacas.
En una de ellas se encontraba el otro personaje, este era un hombre de color, se levantó de inmediato extendiéndome su mano, que era enorme, y presentándose – Buenas tardes Soy George Watherhouse – indico y luego de darme la mano a mí, se quedó sosteniendo la de la nena – y tu presumo que eres la bella nena de nuestro socio de negocios… ¿correcto? – le dijo recorriendo con su mirada completamente el cuerpito de la nena.
Tengo que ser claro, ambos tipos median como 1.80 mts.
Ya que me sacaban como 10 cm.
Imagínense, la nena apenas me llegaba a mí al mentón, a los tipos apenas si les llegaba al pecho.
– Bueno, espero que nuestro socio te haya explicado la situación ¿verdad hermosura? – se adelantó el rubio que llamaba Steven.
– Si – dijo la nena, que ahora tenía un semblante muy como de asustada, nada que ver con la cara que tenía mientras me hablaba en el carro… no sé si estaba fingiendo o de verdad se asustó al ver la altura de los tipos.
– Excelente – dijo George – pues podemos proceder entonces, si gusta nos esperas en lobby – dijo el negro dirigiéndose a mi persona.
– Lo lamento mi estimado, pero yo no me muevo de aquí, el trato con el papa de ella es que tengo que cuidarla, si ella no quiere hacer algo o nada, me la llevo de inmediato, llevándome por delante a quien se oponga.
– Dije en tono calmado, pero enérgico, a la vez que movía mi mano apartando la solapa de mi chamarra de cuero y mostrando a la “pizpireta” … si te recordas Nestor que así bautice mi Bereta 9 mm.
Verdad?
– Oh no hay problema – dijo el canchito y el negro solo levanto las manos diciendo – por supuesto no hay problema hermano, puedes quedarte.
La nena volteo a verme y creo que le sorprendió mi actitud, no sé, talvez note algo de admiración, creo que a las mujeres les encanta que alguien las defienda siempre.
– Bueno pues pase a sentarse por aquí – me dijo George y me señalo una butaca en la esquina de la habitación, desde ahí tenía un panorama completo de la misma.
– Bueno nena, ¿sabes a que viniste? – le pregunto Steven a la nena, acariciándole la carita y acercándose mucho a ella.
– Siii… – dejo salir un suspiro, definitivamente estaba actuando… estoy seguro.
– Me dijo mi papi que debía hacer todo lo que ustedes me pidieran.
– completo la nena.
– Pues que bien – dijo George que ya se había quitado el saco, corbata y camisa, dejando ver un torso negro y con pelo acolochado – ven para acá – le dijo tomándola de la mano y dejando que Steven se empezara a desnudar también.
– ¿Ya conoces lo que es un pene? – le dijo George de forma muy excitada y sobándose la verga sobre el pantalón.
– Pues he visto los de los niños y a veces en la playa la de los amigos – dijo la nena de forma muy inocente que hasta a mí me empezó a calentar los ánimos.
– ¡Bueno pues es bueno que vallas conociendo la de los adultos! – dijo Steven que estaba a su espalda y completamente desnudo, con la verga bien parada, no era muy grande, talvez unas 6 plg.
Pero si era muy venosa y el capullo parecía una punta de flecha, algo delgada.
La nena volteo a ver y por un momento dudo y solo dijo – uyyy que grande tiene su pilin señor – lo que no solo éxito a Steven y George, si no que yo también empecé a sentir que el pantalón me estorbaba a mi erección.
-Bueno y que dices de este – dijo George bajándose el pantalón y el slip de un solo movimiento y con ello resorteo un falo que bien podría medir unas 7.
5 pulgadas.
La nena volvió a voltear y se encontró a pocos centímetros de la hombría de George y se le quedo viendo de manera asombrada… no se si lo fijia o no, pero creo que le gusto lo que veía, ya que sus ojos se pusieron brillosos…
– Uy, es más grande todavía… – dijo de manera inocente nuevamente, esto puso a mil a los dos hombres y tomándola de los hombros, George, la sentó en la cama y le dijo simplemente.
– Abre tu boquita.
– ¿Qué? – dijo la nena haciéndose la que no entendía.
– Dije que abrieras tu boquita, en este momento te voy a coger por la boca.
– ¿y eso es posible? – volvió a decir la nena… ja ja ja en serio que era una gran actriz.
– Claro que si, porque no empiezas abriendo bien tu boquita, así… ahora voy a meter la cabeza y tu comenzaras a chuparla, ¿de acuerdo? – le dijo Steven que se había puesto a la par de George y diciendo esto empezó a introducir su falo en la boquita de la nena.
La escena era tan caliente que no le deseaba nada a una película porno… la nena usaba sus manitos para bajar y subir los prepucios de los hombres que tenía delante, a los pocos minutos tenia los dos falos muy bien lubricados, y realmente solo que fueran unos idiotas este par de tipos creerían que la nena no tenía experiencia, se lograba tragar más de la mitad de la verga del negro y tres cuartos de la verga del rubio.
Los estaba haciendo girar los ojos en blanco a cada uno.
Yo por mi lado, tenía pero super dura la moronga, no hallaba como colocármela en el pantalón, así que me la saque y me la empecé a cascar.
La nena volteo a verme y con una sonrisa cómplice me dio a entender que no le desagradaba verme en esa situación.
– Bueno nena, ahora vamos a disfrutar tu boquita de abajo – le dijo Steven y colocando a la nena en cuatro sobre la cama, coloco su miembro erecto en la entrada de la cuevita de la nena, y comenzó a introducirla, la nena hacia como que le dolía, gimiendo y dando pequeños grititos.
– ¡Vaya que esta apretada esta cuevita! – exclamo Steven.
– ¡mira como se queja la pobre! – concluyo.
– Si pero ahora ¡le toca más carne! – exclamo George y jalo a la nena descorchándola de Steven, y recostándose en la cama la condujo a que se subiera la nena sobre él, y apuntando su vergota negra hacia la cuevita de la nena, empezó a bajarla poco a poco, la nena ahora si hizo un gesto que podría haber jurado que si era real, cerró los ojos y apretó los labios como un rictus de dolor.
– Ooooohhh siiiii! – exclamo George – esta super apretadita y calientita!
– Ok, ¿pero ahora donde voy yo? – dijo Steven, pero de inmediato se colocó atrás de la nena.
Yo sabía que quería hacer… así que me levante e iba a detenerlo, cuando una mirada de la nena me contuvo… me parecía que ese era su plan, de plano para que se vinieran más rápido.
Steven se empapo el glande con saliva, y escupió dos veces en el anito de la nena, yo solo veía la acción y mi verga estaba que hervía en mi mano, el rubio, apunto su cabezón hacia el anito y luego de un pequeño forcejeo pude ver, ya que no me había sentado de regreso, que logro la penetración, mire la carita de la nena, y solo vi que había abierto los ojos como platos, pero no se quejó, más bien extendió su mano hacia mí, yo la tome entre las mías, pensé que quería que la sostuviera mientras la verga de Steven se introducía lentamente en su culito, mientras la de George martillaba su útero.
Pero no, ella no quería que la sostuviera, si no lo que quería era alcanzar mi verga con su mano, así que me acerco ella hacia su carita, y engullo mi tolete de un solo.
Uffff, no pude resistirme…
Ahora estaba ensartada entre los dos tipos, mientras me hacia una fenomenal mamada… no duramos mucho tiempo, talvez unos 10 minutos y el rubio se aferró hundiendo sus dedos en las nalgas de la nena y empujando de forma violenta sus caderas para lograr mayor penetración de ese culito, supe que se estaba viniendo por que se le pusieron rojas las orejas y luego se soltó, saliendo del culito de la nena, recostándose a la par de la cama.
De inmediato, me solte de la boquita de la nena, y me coloque atrás de ella, pude ver que su anito aun no retornaba a su forma original, y sin mediar palabra, introduje mi verga en el mismo agujerito… era genial, calientito, apretadito, no pude aguantar más de un minuto en él y empecé a soltar lechazo, tras lechazo.
La cara de la nena era pura satisfacción… se veía que le gustaba que le dieran por el trasero.
Al terminar, me solté y caí rendido en la butaca más próxima, George parecía un deportista nato, no dejaba de bombear, la nena por sus expresiones me parecía que ya se había venido un par de veces.
– Ahora voy yo – dijo George saliendo de debajo de la nena, y colocándola nuevamente en cuatro patas – veamos cómo te dejaron el culito – dijo George y pudo comprobar que era un charco de semen el que se había convertido el anito de la nena.
– Así está mejor, resbalara más fácil – y diciendo empezó a introducir su vergota negra en el anito, que a pesar de estar lubricado… la expresión de la nena marcaba que si le estaba doliendo, pero como siempre me siguió sorprendiendo, cuando pude ver que el hijo de puta del negro había logrado meter todo su falo en el culito, era increíble, parecía que el culito se partiría en dos.
Sin embargo, al igual que con el rubio y conmigo, el negro no soporto lo rico del culito y en menos de 1 minuto se estaba vaciando en la nena.
Cayo rendido en la cama y la nena pudo caer boca abajo, mientras burbujas de semen brotaban de su anito atestiguando la cogida de 3 vergas que había recibido.
Pero… de los tres, fue la primera que reacciono, se levantó de la cama cual gatita que ha estado jugando con sendos ratoncitos, y caminando tranquilamente se dirigió al baño, pude notar como le escurría el semen por toda las piernas desde su anito.
Uff, que imagen, hubiera querido sacarle una foto.
De inmediato me recompuse, me limpie con una toalla que estaba cerca, y me arregle como pude, los dos tipos estaban como adormilados, realmente los había exprimido la nena.
Pude oír la ducha en el baño y me recordé que tenía que pedirles los papeles que me dijo mi amigo a los tipos, así que moví a Stevens y como despertando me dijo – ¿Qué … que paso?.
– Pues nada, ya termino todo, ¿dónde están los papeles? – le pregunte.
– Ahí en la gaveta de la mesa de noche – señalo.
Y se volvió a dormir.
Yo los busque y los metí en mi chamarra, al segundo voltee a ver y la nena ya estaba vestidita de nuevo y la única diferencia de cuando entramos era su pelito mojado.
– ¿Nos vamos? – me pregunto con esa linda vocecita y esos ojitos lindos.
– Si nos vamos – le dije, y conduciéndola a la puerta salimos del hotel.
(Claro que continuara…!)
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