Preñando a mi esposa.
Me levanté del diván y chorreando semen por mis piernas, me fui donde mi profe, me voltee y me senté en su verga, sentí sus manos en mis tetas y comenzó a bombear mi chuchita ardorosamente, después de unos minutos colapse en su regazo, echando mi cab.
Mi esposa y yo, nos conocimos una fría tarde de invierno y nunca más nos separamos, me recuerdo muy bien encontrarla a las afueras del colegio esperando que sus padres vinieran por ella, mi madre llego primero y yo le pedí que la acompañáramos a casa, cosa que mi madre aceptó encantada, esto fue providencial pues su madre había tenido algunos problemas con su carro y no la iba poder recoger como programado, ella la llamo con mi celular y su madre se mostro agradecida, diez minutos después la dejamos al ingreso de su casa.
Desde día se formó algo especial entre ella y yo, que desemboco en un noviazgo de cuatro años, estuvimos otros tantos años en la universidad y a la fin de nuestras carreras, decidimos de oficializar nuestra relación, yo le pedí que fuera mi esposa y ella acepto feliz, a las dos semanas habíamos oficializado todo con nuestras familias y una cálida tarde de primavera, Theresa se convirtió en mi esposa, nuestra educación era bastante tradicional, así que los encuentros sexuales había sido fortuitos y más que nada mutuas masturbaciones, pero la luna de miel, solo ella y yo desnudos en la cama, nos descubrimos maratonistas del sexo, ella insaciable y yo incansable, veintitrés años ella veinticuatro yo.
Me llamo Antonio, soy de tipo atlético y afortunadamente para ella y para mí, soy bien dotado con veinticinco centímetros de verga, del tipo ni muy gruesa ni muy delgada, promedio normal, a Theresa le encanta y desde un principio pudo aceptarla toda en su conchita, ella es una mujer preciosa, cabellos castaño-claros, ojos verdes grisáceos, tez blanca, un seno prominente y unas caderas estrechas que cuando se sienta, con su culo forma la figura de un corazón.
Los dos primero años, nos dedicamos a follar casi a diario, ella pretendía embarazarse y ser madre joven, yo ansiaba convertirme en padre, jamás nos cuidamos y aumentábamos nuestra actividad sexual en los días en que ella estaba fértil y más receptiva, pese a todos nuestros esfuerzos, ella jamás tenía ni siquiera un retraso, así que empezamos a sospechar que hubiese algo de extraño y anormal, ella fue la primera que se hizo todos los exámenes y al cabo de un par semanas, obtuvimos los exámenes que certificaban que ella era fértil y tenía todas las condiciones para ser madre, así que la pelota rebotó en mi lado y me fui a hacerme todos los exámenes de rigor, desafortunadamente el conteo de mis espermatozoos era bajo, así que resultaba difícil que yo la preñara a ella en el modo clásico, existía la probabilidad que se hiciese una fertilización en vitro, pero tanto yo como ella estábamos reticentes a engendrar con ese sistema, ¿Qué tal si el bebé nace con mi mismo problema?.
No queríamos arriesgarnos, entonces nos sugirieron un donante anónimo, sano y con características fisionómicas como las mías, mi mujer lo descartó, dijo que ella quería sentir el ser impregnada por un hombre y ser así embarazada, yo entendí que ella quería follar con un conocido o desconocidos y hacerse preñar por este, la idea si bien inusual, me gusto, no solo eso, termine con una erección espantosa pensando a mi mujer ensartada en la verga de otro macho, recibiendo su esperma en sus ovarios y finalmente siendo preñada.
Ahorita mismo, la tengo con su hermosa pancita esférica, con un bebé dentro, está embarazada de seis meses y yo la estoy gozando, la tengo desnudita de pies a cabeza, sus senos le han crecido unas dos a tres medidas más, tuvo que comprar unos sujetadores nuevos, por el desorden hormonal que provoca un embarazo, está sedienta de verga todos los días y todas las noches, yo le doy con todo y no me quejo, estamos profundamente enamorados, quizás más que antes, estamos preñados, sí, porque yo siento que ese bebé que se mueve en su interior es de ambos y será concebido con todo el amor que nos entregamos yo y ella, pero ¿cómo sucedió todo?.
Había que planificar el todo, las relaciones sexuales con mi esposa se incrementaron, cada vez que la pensaba follando con otro hombre, mi pene casi se me arrancaba de entre mis piernas a buscar el chocho de mi mujer, a ella parecía sucederle algo parecido, pues cuando estábamos en los mejor, yo le recordaba que iba a follar con otro y ella perdía todo control, sus orgasmos se sucedían uno tras otro, descubrimos que ella era multiorgásmica.
Theresa decía que no debía ser uno solo, sino más de uno y que la deberían follar ambos el mismo día o durante los días en que ella fuese fértil, lo discutimos apasionadamente muchísimas veces, al final acordamos que ella buscaría dos candidatos y yo buscaría dos por parte mía.
Así fue, ella me mencionó acerca de los que ella consideraba apropiados y yo le mostré fotografías de los que yo había conseguido, nunca pudimos ponernos de acuerdo en la elección de uno u otro, yo sugerí que, si no le causaba molestia, porque no probar con los cuatro, en un principio ella tendió a objetar, pero considerando la variedad del esperma a disposición, nadie podría arrogarse la paternidad, además que ellos estarían al oscuro de nuestros planes, debería ser cosa de una vez y nada más.
Tenemos una pequeña parcela de dos hectáreas y media cerca de las montañas, habíamos terminado de amueblarla hace un par de meses y se prestaba para la ocasión, la excusa sería el cumpleaños de mi mujer, cumpliría veintisiete en algunos días y como estos estaban interesados en la compra de parcelas en el sector nuestro, serían nuestros invitados especiales, no hay un medio de transporte publico en la zona, así que nos movemos en vehículos todo terreno para todas partes, yo los fui a buscar al terminal de buses y los llevé a casa, Theresa se quedó a preparar lo necesario para agasajar a los invitados.
Rubén, 28 años, es un amigo de la infancia con el cual había hecho algunas correrías juveniles, Carlos, 31 años, ejecutivo de la empresa y en proceso de traslado a una sede del sur, estos eran conocidos míos, por parte de Theresa, ella había invitado a Andrés, veintisiete años un casi pretendiente de ella, antes de conocerme a mí y Mauricio, 41 años, profesor de la universidad y un fetiche de ella, se sentía atraída por este hombre maduro y gentil, muy guapo y porque no aprovechar la ocasión para comérselo.
Llegué con todos a casa y Theresa se había vestido con una ajustada falda que ponía en muestra su bellísimo culo, una blusa blanca y un jersey blanco sin mangas, sus tetas lucían preciosas bajo esas prendas que resaltaban la generosidad con que la madre natura la había dotado, zapatos de tacones que alargaban sus piernas al infinito, cubiertas con finas medias color carmesí, sus labios muy pintados con el mismo color, recibió halagos y felicitaciones de todos los invitados, cada uno de ellos llegó con un pequeño presente que no viene al caso detallar.
Yo me fui al patio a preparar una parrillada en compañía de los invitados, había cerveza y vino, así que cada uno con su copa en mano disfrutando del atardecer que se aproximaba, como a eso de la 18:30 recibí una llamada que me comunicaba que habían forzado nuestra casa en la ciudad, por lo tanto les advertí a todos que debía volver para hacerme cargo del problema y les rogué de hacerle compañía a mi esposa en su día, me costó bastante convencerlos, pero al final cedieron y pude escaparme con la promesa de que habría regresado cuanto antes, mi mujer hacía estupendamente su parte preocupada por nuestra casa y nuestras pertenencias, así que cuento corto, me subí a mi camioneta y me volví a la casa de ciudad.
A continuación, le narraré como mi esposa me conto el todo después:
A eso de las 21:30 tu llamaste que se había hecho noche y resultaba peligroso subir la montaña sin luz, así que les avise a todos que estabas bien, que dormirías en casa y volverías durante la mañana, todos estaban un poco consternados, pero yo los anime y les preparé otros tragos más fuertes, como a eso de las 22:00 yo me saqué mi jersey y quedé solo con la blusa, los halagos comenzaron inmediatamente, también observé algunos intercambios de miradas entre ellos, el primero que intentó algunos avances fue Andrés, el más joven de todos, yo les hacía creer que había bebido también bastante y Mauricio propuso que jugáramos un juego de esos para adultos, todos estuvieron de acuerdo, pero quisieron saber que pensaba yo, yo dije no ser experta, pero que me atrevería solo si mi esposo no lo viniera a saber y todo juraron y recontra juraron que jamás abrirían boca al respecto, (para que veas la clase de amigos que tienes, me dijo), así fue que empezamos un strip-poker.
La primera en perder fui yo, ahí supe que los zapatos no contaban como prenda, así que me despojé de mi blanca blusa, quedando con mi sujetador que transparentaba mi pezones que sin saber como se estaban endureciendo, Mauricio se levantó y sirvió todos los vasos y alguien invitó a un brindis, la partida continuó hasta que quedé solo con mi tanga, liguero y medias, los chicos casi me comían con sus miradas, como me vieron un poco reticentes a seguir desnudándome, Andrés propuso que hubieran penitencias, así que cada vez que yo perdía, tuve que desvestir de sus prendas a uno de ellos, terminamos todos en nuestra ropa interior, Rubén en una tanga masculina lucía una erección gigante, al parecer era el que tenía el pene más grande.
Como ya estábamos todos medio desnudos, las penitencias empezaron a ser acciones, mi primera penitencia fue pasar mi lengua por las tetillas de Mauricio, después tuve que tocar el pene de Carlos por sobre sus boxers, me hubiese gustando hacerle eso a Rubén, pero ellos me ordenaban que debía hacer y a quien, después Andrés me dio unos besitos en los muslos, también tuve que poner mis senos entre las mejillas de Mauricio, me estaba percatando que todos tenían sus vergas erectas, por mi parte mi panocha estaba empapada en mis fluidos.
Después de perder por la enésima vez, tuve que sentarme en el regazo de Rubén por lo menos unos cinco minutos, sabes lo que es sentir la rigidez de un pene entre los glúteos, Rubén me paso un brazo por mi vientre y al yo moverme su polla se le salió de su tanga y golpeó directamente mis humedecidos labios vaginales, no pude contener un gemido y él sopesando la situación se movió cuanto basta para deslizar su erección dentro de mí, más de veinticinco centímetros de verga se hicieron espacio en mi conchita, ahí se terminó la partida y todos querían tomar parte en la cogida.
Mauricio acomodó su silla y su lengua y sus manos se apropiaron de mis tetas, Andrés se bajó sus boxers y puso su polla al alcance de mi mano derecha, Carlos hizo lo mismo en mi lado izquierdo, ahí estaba yo magreando dos pollas y mi chochito lleno de una verga gigante, yo pensaba a ti y no quería correrme, quería que fuese solo sexo sin placer, pero habían veinticinco argumentos en mi interior que me estaban encendiendo toda, Rubén me tenía por las caderas y me enterraba su asta una y otra vez, mis gemidos y quejidos se hacían cada vez más evidente, más aún cuando Rubén tremendamente excitado descargo una primera rociada de semen dentro de mis rosadas y expectantes pliegues vaginales.
Por supuesto que no quería que ninguno se corriera fuera de mi vagina, como vi que Andrés estaba a punto de correrse, rápidamente me levanté del regazo de Rubén y le presente mi culito a Andrés, quien no necesito ninguna ulterior insinuación, prestamente se acomodó detrás de mí y empujó sus diecisiete centímetros dentro de mí, le bastaron un par de minutos y sus fuertes embistes a mis glúteos, me indicaron que me llenaba mi panochita de espermatozoos frescos y jóvenes.
Carlos fue el siguiente, ocupó el puesto de Andrés y comenzó a bombear mi vagina con su pene duro y erecto, su aguante fue más que Andrés, unos cinco minutos y mi chocho sonaba como chapoteo, rebalsado de semen, Mauricio más calmado se sentó en el diván y me invitó a montarlo, por fin me iba a comer a mi profesor, su verga no era más grande que la de Rubén, pero indudablemente era mucho más gruesa, gracias a la abundante lubricación, entro con cierta facilidad, pero mi conchita se contrajo al sentir las dimensiones exuberantes de mi maestro.
Mauricio me follo deliciosamente por cerca de diez minutos y acabó abundantemente en mi chochito, no te voy a decir cuantos orgasmos tuve, pero solo porque perdí la cuenta de ellos, Rubén estaba listo para una segunda ronda, sentado al lado de mi profe, no hice más que alzarme y empalarme en su descomunal miembro, mi enésimo orgasmo fue totalmente espontaneo, Andrés se paró frente a mí, así que prestamente engullí su miembro que se endureció y creció en todo su esplendor inflando mis mejillas desde el interno de mí boca.
Quise saber porque había seguido follándoselos, si ya había logrado que cada uno de ellos eyaculara en su fértil vagina, a lo que ella me respondió que lo hizo solamente para asegurar la fecundación, me pareció del todo plausible su criteriosa respuesta, así que siguió contándome el resto de la cogida general que tuvo con ellos.
Al cabo de unos minutos, Rubén me hizo alzarme y recostarme en el diván, luego me levanto mis piernas y empujo su fenomenal herramienta en lo profundo de mi conchita, orgasmo seguro mientras Carlos y Andrés se dedicaban a jugar con mis tetas, mi Mauricio asistía sentado en una silla y se pajeaba lentamente, yo lo observaba preocupada de que se corriera y desperdiciara todo ese precioso semen, estaba cavilando un poco la situación, cuando siento a Rubén que me separa las piernas y comienza un bombeo descontrolado a mi conchita corriéndose como un semental fina sangre dentro de mí, su leche me lleno toda y me dejo al borde de un orgasmo, cosa que aprovecho Carlos, que gentilmente me tendió la mano, me ayudo a alzarme y luego acomodarme arrodillada sobre el diván, presentándole mi espectacular culo, procedió a enfilarme su arnés duro como el granito a lo perrito y sus embistes me desbordaron en otro orgasmo esplendido, antes que terminaran las contracciones de mi chocho, Carlos se descargó copiosamente en mi vagina.
Me levanté del diván y chorreando semen por mis piernas, me fui donde mi profe, me voltee y me senté en su verga, sentí sus manos en mis tetas y comenzó a bombear mi chuchita ardorosamente, después de unos minutos colapse en su regazo, echando mi cabeza hacia atrás y estirando mis piernas tiesas que convulsionaban en mi espasmódico orgasmo, él me embistió con su maravillosa hombría y otra abundante cantidad de semen baño mi chochito que seguía en ebullición buscando los preciados espermatozoos de estos machos.
Andrés por ser el más joven, estaba otra vez listo con su fertilizadora masculinidad, me hizo arrodillar frente a él y me lo metió en la boca, todos se habían descargado ya dos veces en mi panocha, excepto él, así que me levanté y ahí en medio de la sala lo hice que me penetrara desde atrás, mientras todos miraban mis tetas que saltaban arriba y abajo, Andrés me cogió maravillosamente bien y lo que es mejor, también se descargo en mi ávida vagina.
Pensé que el proceso de inseminación había concluido, pero ellos tenían otros planes, Rubén otra vez erecto, me arrastro al diván y me metió a horcajadas en sus muslos, se puso a besar mis pezones y lamer mis areolas y magrear mis solidas tetas, sentí su carajo entre los labios mayores de mi vulva, así que me empalé una vez más en su miembro, esta vez me cogió por más de diez minutos, causándome dos orgasmos más rebasando mi conchita con su semen.
Llevábamos más de dos horas y media follando, yo había pasado de pija en pija sin descanso, estaba exhausta, Mauricio me tomó de la mano y me llevo hacia nuestro dormitorio matrimonial, el primero que se acomodó fue Andrés con su prominente erección, me hizo montarlo y empalarme en su miembro, sentí que alguien se acomodaba detrás de mí, Andrés me abrazó y mis senos se apoyaron en su pecho, una verga busco el pequeño orificio de mi culo, no pudo entrar, sentí que se levantó y salió de la habitación, era Carlos, el cual volvió y me embadurno mi ojetillo con algo grasoso, después supe que era mantequilla, procedió a meterlo en mi culo y tuve mi primera doble penetración real. Ambos machos me follaron hasta que se descargaron en mí, ya no me importaba si uno lo había hecho en mi culo, mi panochita estaba rebalsada de esperma de cada uno de ellos, hasta me parecía correcto el dejarles via libre a todas sus perversiones, además, que a mi no me disgustaban, tú sabes que me gusta sentir una buena polla en mi trasero de vez en cuando.
Quise saber que fin habían hecho Rubén y Mauricio, pues resulto que ambos eran bisexuales, así que se encularon el uno al otro en diferentes oportunidades, solo Carlos y Andrés eran solo heteros, ellos continuaron a follarme durante toda la noche juntos y por separado.
Pero muy temprano en la mañana, Mauricio me despertó acariciando mis pechos, tú sabes que no resisto si succionan mis pezones en un cierto modo, pues él comenzó a hacerlo y poco a poco me hizo montarlo, me encajó su insolente pene en mi voluntariosa vagina y comenzamos con una mañanera a todo rigor, alguien más se había despertado esa mañana, Rubén se estaba acomodando y empujando su verga entre mis nalgas, pensé que estas dos gigantescas verga me partirían en dos, pero era tan suave y gentil el como Rubén manejaba su pene, que me relajé y pronto los dos estaban dentro de mí, se me salieron algunos peditos, pero Rubén se comía mi cuello y Mauricio seguía torturando placenteramente mis pezones, que quizás ni siquiera se dieron cuenta, sus robustos miembros casi se tocaban separados por la delgada membrana que separaba mi chocho y mi culo, los sentía a ambos enérgicos y vigorosos, temblaba toda cuando mi orgasmo me golpeó, contraía mi esfínter y la paredes de mi vagina, deslechando a ambos machos contemporáneamente dentro de mí.
Andrés y Carlos ni siquiera se despertaron, nos levantamos los tres y nos fuimos a la ducha, allí tuvimos otra sesión, arrodillada y con el agua corriendo sobre nuestros cuerpos, me arrodillé y se los chupé a ambos, luego hice girar a Rubén el cual entendió todo inmediatamente, cogió la tremenda erección de Mauricio y se dejo encular por éste mientras yo le mamaba su magnifica verga, a un cierto punto me colgué de su cuellos y me descerrajó mi panochita con su monstruosa verga mientras mis piernas rodeaban su torso, nos corrimos los tres en un festival de quejidos, gemidos y una brama impetuosa increíble.
A continuación nos secamos, nos vestimos y yo les acompañé a desayunar, estuvimos conversando largo rato, me dijeron que jamás se habían ni siquiera soñado con una situación como la vivida, yo estuve de acuerdo en que había sido una noche extraordinaria e increíble, seguimos conversando del más y del menos, Carlos y Andrés se levantaron, se vistieron y yo les serví su desayuno, luego nadie más hablo de nada de lo sucedido, tampoco intentaron sobrepasarse conmigo, todos muy respetuosos, galantes y gentiles.
Creo que inconscientemente, algo en mí había comenzado a cambiar, lo presentí que habían dado en el blanco y me sentí preñada desde esa misma mañana, luego cuando llegaste tú todos te recibieron tan amigables como siempre y preocupados por lo que había sucedido a casa nuestra, cosa que en realidad nosotros habíamos urdido para poder quedarme yo sola con ellos, me sentí honrada por estos machos que me hicieron su hembra por tantas horas.
Así mi señora esposa me narró los pormenores de la orgiástica noche pasada con nuestros invitados, los acompañamos al terminal de buses y ellos regresaron a la capital, nosotros nos regresamos a nuestra casita de la montaña y al día siguiente nos fuimos a la capital también nosotros.
Theresa tuvo su retraso, luego se hizo un auto test que resulto positivo, a la semana teníamos los resultados del especialistas confirmando su estado de embarazo y los más increíble es que al segundo mes nos dijeron que eran dos los bebés, así que nacieron los mellizos al cabo de nueve meses, no tienen un parecido total entre ellos, así que hipotéticamente los padres pueden ser diferentes, nos sentimos afortunados y nuestra relación marital ha mejorado muchísimo, ahora pensamos en embarazarnos otra vez, quizás eso de para una nueva historia, ¿no les parece?.
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Buen relato, y creo yo que la segunda vez será en tu presencia ya que no es igual a que te cuente tu mujer a que tu mismo lo veas.
¡Muy buena opción! Qué bueno que no fueron cuatrillizos, así habrá otra oportunidad.