Sexo con cubanos 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Como ya les conté, con la llegada de los cubanos mi vida dio un cambio radical, y cada vez que se podía, me escapaba a la casa de ellos, cuando coincidíamos los 3 las cogidas que me daban eran espectaculares, claro que también lo hacía con cada uno individualmente, los amaba a los tres, pero el relato de hoy se refiere a la oportunidad en que habría una actividad política en otro estado y ellos debían asistir, cuando le propusieron a mi madre que si yo podía acompañarlos ella muy gustosa les dijo que si, por lo tanto aquella noche debía irme a dormir en la casa de ellos pues saldríamos en la madrugada.
Esa noche como a las 9 agarré mi morral y me despedí de mi madre, llegué toqué la puerta y Sebastián me recibió con un rico beso y me dio a beber un trago de ron. Cuando los cuatro estábamos en la habitación Camilo me dijo que quería que viera algo a ver qué opinaba. Era un video y en el mismo tres chamos cogían a otro, vi muchas posiciones que habíamos practicado nosotros, de pronto apareció una en la cual dos chamos se sentaban de frente entrecruzaban sus piernas y se iban acercando hasta que sus penes quedaban juntos, luego el otro chamo los unía con su mano y el pavito se sentaba sobre ellos metiéndose los dos al mismo tiempo. Sonreí nervioso, ellos me miraban retadores, -Te atreves? me preguntó el rubio, -Podemos hacer la prueba, dije yo nerviosamente, habíamos hecho de todo en aquella cama incluso meterme dos huevos enteros al mismo tiempo en la boca, pero aquello era nuevo.
Nos desnudamos en un dos por tres, tomé otro trago de ron y me metí a la cama, mamé huevo, me mamaron el culo, Eduardo me lo mamó a mí, y luego, uno a uno, los tres huevos visitaron mi culito, que ya estaba acostumbrado a aquellas cogidas, los cuatro nos pusimos de pie y Eduardo y Camilo se sentaron frente a frente y se colocaron en la misma posición que los del video, mi culito fue lubricado y yo me subí a la cama me puse en cuclillas y con ayuda de Sebastián, y luego de varios intentos aquellos dos huevos entraron en mí, la mezcla de dolor y placer fue indescriptible, nunca tendré la frase correcta para expresar lo que sentía, sobre todo porque por la posición, ellos estaban prácticamente inmovilizados, yo subía y bajaba y luego me los enterraba completos y solo meneaba mi culito, mas esta decir que Sebastián acomodó su huevote en mi boca y le propiné una rica mamada. De repente Sebastián se apartó y fue hacia el televisor, yo seguía moviéndome como una perra, pidiendo más.
-Qué opinas de esto? Me preguntó Sebastián, señalando la tele, en el video, el chamo tenía tres huevos en el culo al mismo tiempo, mi desesperación, mi éxtasis, o lo que fuera era tal, que dije que sí, que quería intentarlo. Nos levantamos y Camilo y Sebastián fueron a la sala y trajeron un viejo sofá, Camilo que era el más fuerte se sentó debajo, mi culito fue lleno de lubricante nuevamente al igual que sus penes, yo me senté sobre él, frente a frente y me lo metí, comenzando un mete y saca demasiado divino, Eduardo se subió al sofá de pie y luego de varios intentos logró meterme la cabeza, Camilo se quedó inmóvil y Eduardo comenzó a moverse hasta que más de la mitad de su huevo estaba dentro de mí.
Los dos hombres cesaron todo movimiento y entonces Sebastián, llegó por detrás de Eduardo y como su huevo era el más largo y grueso lo colocó en medio de los dos penes que estaban adentro y se abrió paso. Si lo que sentí con dos fue indescriptible, esto era lo máximo, Sebastián dirigía los movimientos y cuando más de la mitad de aquellos huevos estaban dentro de mí, los tres comenzaron a moverse, yo me sentía invadido como por una fiebre, todo mi cuerpo parecía que iba a estallar, de mi pene salieron varios chorros de leche que bañaron el pecho de Camilo, Eduardo mordía mi espalda mientras jalaba mis cabellos, Camilo besaba mi boca como si no hubiese mañana y Sebastián embestía mi culo como nunca antes lo había hecho, minutos después mis tres machos acababan dentro de mí, en medio de los más excitantes gemidos de placer. Yo caí desmayado sobre Camilo, Eduardo sobre mi y Sebastián sobre los tres, y así permanecimos durante no sé cuantos minutos, hasta que, uno a uno se despegaron de mi culito.
Debo confesar que aquella cogida me destrozó el culito, el cual mis amados cubanos cuidaron y curaron con mucho cariño.
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