Tres amiguitas… cada una con otra amiguita
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Camino.
Esta es la historia de mi primera relación sexual que tuve con cuatro niñas y dos jóvenes mujeres: Agustina, Daira y Florencia, y sus amigas. Agustina es una niña de un barrio cercano. Un día me acerqué y le pregunté que qué le parecería si yo la invitaba a salir por ahí. Nuestra diferencia de edad es la de 20 años casi, pero ella aceptó.
Le pregunté en secreto si le gustaba alguna chica, y me dijo que sí. Le dije también que invitara a una amiguita suya con sus mismos gustos para aquel día. A Daira la conocí en una localidad lejana, y por mail le pregunté si no le molestaba reunirse conmigo y unas amigas mías por aquí. Le pedía el teléfono, y le pregunté con la mayor delicadeza si alguna vez había sentido atracción por alguna chica de su edad: también me dijo que sí, y le dije que invitara para aquel día esa chica u otra que sea bien linda. Con pocas palabras me asintió.
A Florencia la conocí cuando estudiaba, y la invité por mensajito de texto, después de haber conseguido su número de celular. Le había dejado una carta abriéndole mi corazón, diciéndole cuanto me gustaba, cuanto me gustaría estar con ella para una propuesta lésbica. Fue larga la carta. Cuando me contestó que aceptaba ir y que iba a invitar a una de sus amigas más lindas que tenía, no aguanté más, y me autosatisfice en el baño de mi casa, pensando lo que nos esperaría…
La casa donde nos reuniríamos era la casa de unos conocidos que ya no la ocupaban, y que estaban por vender. Les dije que allí nos reuniríamos. A Agustina la fui a buscar yo a la casa, ya que vivía un poco lejos y era la más chiquita. La fui a buscar con su amiguita: era una ternura, y tragaba saliva y sonreían, mirándose entre sí, como presintiendo lo que pasaría. Daira llegó poco después de lo acordado con otra jovencita, de pelo oscuro y lacio, y con pequitas en la mejilla.
Tanto a Daira como a su amiga sus pechos se estaban desarrollando. Una hora y media después llega Florencia con su amiga, ambas eran muy, muy lindas: delicadas, afables… Florencia es rubia, de pelo lacio y largo, algunas pequitas en la mejilla y ojos verdes. Su amiga era también de nuestra altura, de rulo, jopo y pelo largo. Ella especialmente me hizo insinuaciones de lo que íbamos a disfrutar esa noche, que me obligó de vuelta a ir al baño a autosatisfacerme. Y mientras esto me hacía yo mismo, me imaginaba ya que iba a estar con seis chicas acostado, cosa que me excitaba aún más.
Ya estaban las seis, y yo no sabía muy bien cómo iba a terminar en la cama con ellas tres. Mi corazón latía a full, y las miraba sabiendo que de un momento a otro mis labios iban a explorar y besar cada uno de sus cuerpos: sus vientres, sus brazos, sus piernas, sus muslos, sus glúteos… y por fin sus zonas genitales, mientras ellas, las seis mujeres, se besarían con besos de labios en labios, con besos en todos sus cuerpos… donde pudiesen. El hecho de que iba a estar en la cama con seis lesbianas, aunque ellas nunca se habían llamado así, me excitaba muchísimo. Al verlas, y al imaginarme eso, me erotizaba cada vez más. Por fin me decidí, ya que nos habíamos quedado en silencio mirándonos, y en general eran tímidas o vergonzosas: me acerqué a Florencia (no digo su apellido para guardar su identidad) que veía cómo miraba a Agustina, a Daira y a sus amigas. Sabía que las deseaba. Le toqué el hombro, acariciándoselo. Ella me miró y tragó saliva. Agustina, Daira y sus amigas clavaron sus miradas en nosotros, boquiabiertas por los nervios, casi inmóviles. Agustina era la que más le costaba disimular su asombro y su deseo, y tragaba saliva queriendo disimular con sonrisas forzosas debido a los nervios. Acariciándole el hombro a Florencia, hermosa ella y rubia, de piel perfecta y dientes perfectos las seis y cuerpos esbeltos y muy atractivos, bajé mis manos a la zona de su cadera para invitarla a que se saque su remera.
Ella se lo sacó. Yo acerqué mi zona genital a sus hombros, presionándome mi miembro sobre ella. Yo todavía tenía el pantalón. Me lo saco: primero el botón, después me bajo el cierre, y me bajo el pantalón, que era de vestir… me saqué las zapatillas, las medias, e invité a Agustina y a Daira a que se acerquen más con sus amiguitas… No lo podía creer… ¡seis mujeres! Estábamos sentados en una cama grande. Me acerco a Agustina, a sus labios, y le doy un beso… y mis labios se hunden en los suyos, y cuando los separo, una línea de saliva une sus labios un poco abiertos con los míos. Va el primero… le saco su remerita, y ella levanta sus bracitos para ayudarme a desvestirla. Beso sus antebrazos, hundiendo ahora mis labios en su hermosa y tierna piel. Veo como ella acerca sus labiecitos a mi rostro y me besa, me excitó sobremanera… voy a la amiguita de Agustina y también hundo mis labios en los suyos, succionándoselos, y se muerde el labio inferior mirando para abajo. Veo a Daira y le saco el pantalón vaquerito ajustado que lleva, y ella me ayuda, y se saca rápido su remerita… ¡y el corpiñito que llevaba! ¡Ya le veía todo el torso desnudo…! Veo que su amiguita hace lo mismo… y le veo la bombachita a Daira: parece que entendió mi mirada, porque enseguida se la sacó, apoyando su espalda en la cama, y Agustina la miraba. Florencia le ayudó. La amiga de Florencia… Mili, se me acerca y me da un beso en los labios… Daira pasó algunas veces sus deditos por sus genitales, y me veía especialmente el calzoncillo, que todavía lo llevaba puesto, y en el que se me veía el bulto y las pulsiones que apropósito yo hacía. Su amiguita hacía lo mismo, ya sacándose el pantalón ajustado que traía.
Tanto ella como Agustina eran morochitas, de pelo lacio y largo. La amiguita de Agustina también era rubiecita, como Florencia. Daira de 15 años, y Agustina de unos 9 años: sus pechitos aún no se habían formado. Le doy otro beso a Agustina, en la boca, y se me acerca Daira. Me siento entre ellas. Les pregunto si me pueden sacar el calzoncillo, y me lo sacan… con la ayuda de sus amiguitas que vienen a ayudar… se quedan mirando mi pene. Yo me lo había afeitado, depilado, para que quede suavecito a sus caricias. Florencia ya estaba a los besos con Mili, ¡yo no lo podía creer! Agustina posa su mano derecha al lado de mi pene erguido. Florencia se saca la ropa que hasta entonces le había quedado. Ya no aguanto más… y me masturbo mirándolas… delante de ellas hacer eso me llenaba de placer, adrenalina y erotismo ¡Ah!¡Seis mujeres!¡Y para mi sólo! Daira se me acerca, yo la recibo abrazándola con mi brazo derecho.
Con el izquierdo acariciaba a Agustina particularmente su espalda y su entrepierna, ya se había desnudado toda. Las amiguitas de ellas dos se arrodillan delante de mí, una mirando mi pene, otra, mirándome a los ojos: me estremecí. Extiendo mi brazo hacia Florencia y Mili llamándolas. Me acomodo en el centro de la cama. Me masturbo de vuelta un poquito, pero Agustina siguió y yo cubrí su mano con la mía y le guiaba sus movimientos. Ya estaba empezando la fiesta ¡con seis chicas de las más lindas que conocía! Las amiguitas de Agus y Daira empiezan a besarme la zona genital y testicular, explorándolo todo… y yo a ellas… Daira me empieza a besar en los contornos de mi zona genital también. Algunas veces rozaba la manito de Agustina con su boquita, supuestamente inintencionalmente, y otras veces acercaba su carita a la carita de alguna de las dos chiquitas. Viene Florencia a mí, gateando sobre la cama, ¡Ah! ¡totalmente desnuda! Una chica que hace mucho había deseado muchas veces aunque sea darle un beso y abrazarla saliendo del instituto de profesorado donde estudiábamos, ¡ahora la tengo desnuda a centímetros mío! Mili viene a mi encuentro por el otro lado…
Mientras tanto Agus, Daira y sus amiguitas seguían como hinoptizadas con mi pene y esa zona. Agus había empezado a darme besos en la punta de mi pene, con mi mano derecha seguía guiando sus movimientos para que me masturbe, con la otra mano acariciaba la espalda y la colita de Daira, la de 15 añitos, y en un momento dirigí mi mano izquierda, de Dairi a recibir el primer beso de Florencia. ¡Ahhh! Mhhh… A la altura de mi cara tenía a las dos chicas más grandes y desarrolladas, y en mi zona genital ¡a cuatro niñas que no se cansaban de besar, explorar y gemir!
Acerqué a Agus para poderle dar un beso en la boca, y para de paso hacer que se de un beso con Florencia. Siguió aumentando la excitación al ver cómo unían sus labios, siendo las dos mujeres, y mujeres lindas… también hice que se de un beso con Mili… y eyaculé manchando a las tres niñitas que estaban en esa zona… se limpian con las manos y se secan con las sábanas… Mientras tanto Daira pasó a besarme el pene y chuparlo sacando la lengua. Agus, la más chiquita, le da un beso a Florencia, y yo a ambas. La amiguita de Agus y la de Daira se funden con Mili, que siendo más grande que ellas las abraza y les dice donde dirigir los besos: a sus genitales y a sus pechos y labios. Así estuvimos los siete largo rato, y eyaculé de nuevo. Ellas también habían llegado al clímax, pero después de unos segundos de descanso, seguían besando y metiendo dedos… yo buscaba que se den besos, y el que más me erotizó fue el beso que se dio Agus con Daira, y ambas con sus amiguitas. Fue hermoso.
Mirándolas eyaculé de vuelta. Las amaba. Eran jovencitas, una piel lisa y hermosa, sus ojos brillaban… Florencia dejó que yo la penetre sentándose arriba mío, y al lado mío se comían a besos Agus y la amiguita de Daira y Daira y la amiguita de Agus. Mili giraba besando y lamiendo los genitales que encontraba. Allí fue mi enésima eyaculación. Les hice luego que Daira besara la conchita de Agus y que esta besara la de Dairi, y las de sus amiguitas y seguí penetrando a Florencia, besándola a ella y a ellas, luego. Acercándose otra de mis eyaculaciones, pedí a Flor que se acostara al lado de Dairi, que yo iba a eyacular sobre la espalda de Agus y sobre la cara de Dairi. Mili se acostó del otro lado esperando mi fluido.
Después me tiré suavemente sobre ellas, cubriéndolas, mientras las besaba y mientras ellas se besaban, y las penetré a cada una de ellas, eyaculando otra tantas veces. Vi cómo se besaban, esos besos lésbicos, de niñas, labio a labio, cómo se besaban en los brazos, en sus pancitas, en sus partes íntimas, en sus colitas, en sus cuellos… Sobre todo me excitaba de un modo especial Agustina, ya que era la más niña aún. Así estuvimos casi hasta la madrugada.
Me desperté con ellas seis… algunas seguían… y seguimos un poco más, hasta que tuvimos que parar a la fuerza, porque ellas tenían que volver cada una a su casa, hasta una próxima vez. Nos seguimos viendo luego a menudo, ¡haciendo lo mismo!
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