Unos vendedores ambulantes se fornican a mi esposa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por cornudissimo.
Acabamos de recoger la cocina después de cenar y mi mujer me propuso salir a dar una vuelta hasta el paseo marítimo y así aprovechar para hacer alguna compra en los múltiples puestos ambulantes que allí se instalaban. El dolor de cabeza que se me había levantado durante la tarde en la playa me seguía martilleando las sienes, por lo que mi respuesta fue negativa. Prefería quedarme en casa para relajarme y para poder descansar.
Mi mujer se cambió de ropa para salir, poniéndose un vestido corto de tirantes y el cual dejaba a la vista la casi totalidad de la espalda. Esa prenda era una de mis preferidas pues debido a la finura del tejido y a la imposibilidad de llevar sujetador con ella, los pezones se le marcaban siempre de una forma especial y a la vez excitante.
Esta noche no era una excepción pues cuando se me acercó para darme un beso de despedida pude comprobar como le resaltaban sus preciosos y grandes pezones, como invitando a ser tocados y besados. Me dijo que si me encontraba mejor y al final me animaba a salir, le diese una llamada para quedar en un lugar.
Tome un ibuprofeno y me acosté en la cama con la intención de cerrar un rato los ojos y esperar que el medicamento hiciese su trabajo.
Me desperté y lo primero que hice fue observar el reloj, habían pasado cuarenta y cinco minutos desde que me acosté. Aunque el dolor no había pasado de todo, si es verdad que se había reducido muy considerablemente. Me incorporé, agarré el móvil y llame al número de mi mujer para quedar en un sitio.
El timbre de llamada se agotó sin que yo obtuviese respuesta, lo que me hizo imaginar que estaría en un lugar con mucho bullicio y ruido lo que no le permitía oír su celular.
Salí a la calle con la sana intención de encontrar a mi mujer, para luego pasear tranquilamente y tomar algo en una terraza. La noche era calurosa y húmeda lo que invitaba a disfrutar de la ciudad y sobre todo de la zona de playa. El paseo marítimo estaba lleno de gente, niños, mayores y matrimonios compartían el placer de poder disfrutar de la zona más hermosa de la ciudad. Continué avanzando hacia la zona donde se instalaban los puestos ambulantes, estaba seguro de que por allí andaría mi dulce y querida esposa, pues le encantaba comprar y vestir prendas y joyas de las que allí se venden. Agudicé la vista para encontrar a mi compañera y a lo lejos divisé una silueta que me resultaba familiar. Me acerqué un poco más y en efecto era ella que como no podía ser de otra forma, estaba comprando algo en un puesto.
No sé muy bien por que pero una intuición hizo que me detuviese a unos metros de distancia. Ella acababa de levantar el pelo, lo que aprovechó un dependiente para colgar de su cuello desnudo una gargantilla de azabache. Mi mujer se observó en un espejo que sujetaba otro vendedor e hizo un comentario, ante el cual el muchacho retiró de su cuello la joya siendo sustituida por otra, momento que este aprovechó para susurrar algo al oído de ella. Mi mujer solicitó otra vez el cambio de adorno y el muchacho obedeció al instante, colocándole ahora un collar de estilo indio y volviendo a susurrarle algo, al tiempo que una de sus manos comenzaba a acariciar el cuello desprotegido de ella.
Pero que estaba haciendo, que coño buscaba ese tío? Me acerqué un poco más para poder ver mejor la escena y pude comprobar como la mano del muchacho ya se encontraba acariciando la espalda de mi que querida esposa al tiempo que su boca comenzaba a besar dulcemente su cuello. Los vendedores eran dos muchachos de entre 25 y 30 años de color negro, altos y musculosos. Ninguna de las personas que pasaban cerca del puesto de habían percatado de lo que allí estaba a suceder, y lo que estaba a suceder cada vez tenía peor pinta, pues la mano del joven estaba en estos momentos acariciando, sobando el bien más preciado de mi mujer que no es otro que su trasero. Tiene un culo magnífico, duro y respingon y cuando se viste vaqueros ajustados ningún hombre se queda indiferente ante su paso.
Mi mujer ni se inmutaba, todo lo contrario actuaba con total tranquilidad. Sacó la cartera pagó sus compras, le comentó algo al chico y al instante comenzaron a caminar los dos juntos. Pero adonde iban? Que le estaba pasando a mi mujer, adonde iba con ese desconocido?.
Se detuvieron en un semáforo, el joven acercó su boca a la de ella y le entregó un dulce y cariñoso beso. No daba crédito a lo que estaba viendo, nunca imaginé que mi mujer se prestase a esta situación. Comenzaron a cruzar la calle, al mismo tiempo que el brazo izquierdo masculino rodeaba la espalda de mi esposa, apretando los dos cuerpos.
Yo los seguía a una distancia prudencial para no ser visto. Doblaron una esquina y se internaron por una calle menor, con mucho menos tránsito y mucha menos luz. Gire la esquina y el corazón me comenzó a latir con celeridad. No estaban, los había perdido de vista. Miré a un lado y a otro pero no conseguía localizar otra vez sus cuerpos.
Avancé un poco y en la entrada de una tienda de ropa logré ver dos siluetas que se entremezclaban con las de los maniquíes. Eran ellos, estaban dándose un gran morreo, el retorcía su lengua con fuerza y profundidad en la boca de mi amada esposa. Una de sus grandes y fuertes manos se introdujo entre el vestido y los senos comenzando a aplicarles unas caricias que consiguieron arrancar los primeros jadeos de mi mujer. Los dedos del joven jugaban con los pezones, acariciándolos una y otra vez, obteniendo un grado de excitación femenino brutal. – uhmmmmmmm uhmmmmmm, siiiiii, diosssss, me gustaaaaaaaa, me gustaaaa, vas a conseguir que me exploten los pechos de los duro que los tengooooooo, siiiiiii siiiiiiii -.
Mi mujer detuvo los juegos eróticos y comenzaron de nuevo a caminar. Ahora los seguía un poco más cerca para no perderlos otra vez de vista. Se detuvieron delante de un portal, el sacó una llave, abrió la puerta y se introdujeron dentro.
Observé como llamaban el ascensor y como penetraron dentro de el, una vez hubo abierto las puertas. Esperé unos minutos y a continuación llamé al telefonillo con la intención de que me abrieran la puerta.
Me introduje en el edificio y me apresuré a saber en qué planta se había detenido el ascensor. En la primera, se había detenido en la primera. Subí a toda velocidad las escaleras hasta llegar al rellano. Había cuatro puertas, tres de madera y una de aluminio. Intenté agudizar el oído para poder escuchar algún ruido que me llamase la atención, pero solo me acompañaba el silencio.
Abrí la puerta de aluminio y descubrí que por ahí se accedía al patio de luces del edificio. Entré en el patio y miré a un lado y a otro inspeccionando con detalle todo lo que desde allí podía ver.
Encontré una ventana por la cual salía abundante luz, abundante iluminación. Me acerqué y con sigilo eché un vistazo hacia adentro de la vivienda. Debido al calor la ventana tenía una hoja abierta. Era una habitación grande donde había varios muebles, una televisión y un sofá de tres plazas, y en el medio de la misma había dos cuerpos unidos. El corazón se me sobresaltó de forma brusca, eran ellos. Estaban abrazados el uno al otro y se estaban aplicando un gran y profundo morreo. Separaron las cabezas y se miraron dulcemente, el joven deslizó con suma delicadeza los tirantes del vestido de mi mujer hasta que consiguió su objetivo que no era otro que desnudar sus pechos.
Inclinó su cabeza y comenzó a degustar sus senos con sumo cuidado, mi mujer cerró los ojos y mientras acariciaba la cabeza del joven comenzó a emitir los primeros gemidos de placer.
– siiiiiiiii, cómetelos todossssssssss, los pezonesssssssssss, comeme los pezonesssssssss. – El obedecía a las órdenes y fue saboreando intensamente cada pecho, cada pezón.
Se incorporó y mi mujer rápidamente le sacó la camiseta, comenzando a acariciar su pecho musculosamente marcado. Fue descendiendo hasta llegar a los vaqueros, los cuales al momento de ser desabrochados cayeron hasta el suelo. Solamente unos pequeños slips evitaban la desnudez completa del muchacho.
Una mano femenina comenzó a acariciar suavemente el tremendo bulto que se escondía detrás de la prenda íntima masculina.
Ahora fue el quien cerró los ojos y quien empezó a jadear. – uhmmmmmm, uhmmmmmm, siiiiiii, joderrrrrrr que gustooooo, siiiiiii,- mi mujer separó la tela del slip e introdujo en su interior su mano lo que provocó una gran subida de tono de los gemidos, – diossssssss, que gustooo zorra, diossssssssss que manos tienes como la meneas – al instante el slip fue retirado quedando a la vista el majestuoso miembro que se gastaba el muchacho, – joder que polla, es enorme – , – si y es toda para ti, toda – , – no sé si podré con ella, es inmensa, no quiero que me hagas daño – , – tu tranquila, ya verás como la vas a disfrutar –
Mi mujer empezó a pajearlo y el muchacho respondió con un enorme abrazo dejando el espacio suficiente para que la mano de ella siguiese con sus labores.
Mi mujer comenzó a empujar al joven hasta que consiguió tenerlo sentado en el sofá. Se desnudó por completo y situándose encima de el, poco a poco fue descendiendo hasta que la punta de aquella enorme y gorda polla tocó la entrada vaginal.- ahhhhhh diosssssss, es enormeeeeeeee, no me entra – dijo ella al tiempo que se levantaba un poco.
– Tu tranquila, poco a poco, si no te pones nerviosa ya verás como la vas a disfrutar –
Empezó con el segundo intento de penetración, – joderrrrrrr, no entraaaaaaaa, es gordísimaaaaaaaaaaa- – tranquila, relájate y ya verás como todo va bien – repetía el.
Un tercer intento – vessssssss, la notaaaaaaassssss ya ha empezado a entrar, tienes que tranquilizarte-, – siiiiiiiii siiiiiiiii joderrrrrrrr si la notoooooooo, la notoooooooo y la disfrutooooooo, joderrrr que pollonnnnnnn, como me pones cabronnnnnnnnnn , que gustooooooo me dassssssssss-
– ahora estate quieta un momento hasta que tu chochito se dilate y se amoldé a mi polla, así muy bien, ahora vamos a bajar un poco mas, hasta que te entre toda, que ya veras como la vas a gozar pedazo golfa -, mi esposa obedeció y fue descendiendo hasta que toda aquella pollaza negra desapareció en su interior,- diosssssss diossssssss ahora si que la notooooooo, que gustooooooo, me destrozassssss cabrón, siiiiiiiiii, ahhhhhhhhhh, esto es la ostia, noto como si me reventasessssss, siiiiiiii, siiiiiiiii-
– ahora que la tienes toda dentro muévete puta, follame follame – mi mujer obedeció y al acto comenzó a mover sus caderas, su pelvis, al tiempo que volvía a llevar su boca a la de él.
Los gemidos y gritos de placer cada vez se oían más fuertes y con más intensidad.
De repente algo desvió la atención, el ascensor se detuvo en esta planta y de el salieron dos jóvenes negros, muy similares al capullo que se estaba beneficiando a mi mujer.
Ojalá me equivocase pero no sé por que supuse que esos dos serían compañeros de piso del follador. Y no me equivoqué sacaron una llave y abrieron la puerta del piso. Una vez dentro y alertados por los gritos entraron en la habitación donde mi mujer estaba practicando sexo con un total desconocido.
Quedaron mirando desde la puerta y al momento soltaron sus primeros comentarios, – joder tío menuda fiesta tienes montada – – ya veo que no pierdes el tiempo eh cabronazo-. Mi mujer giró la cabeza para ver quien había entrado en la habitación y al instante su amante la tranquilizó diciendo que no pasaba nada que eran compañeros de piso. Se acercaron para observar con más detalle, – joder de donde sacaste a esta puta? -, – es una clienta del puesto -, – pues joder con la clienta, te va la marcha eh zorra ? Tienes ganas de polla eh?- le preguntó uno de ellos. Mi mujer entre gemidos y jadeos a penas pudo decir que sí con la cabeza.
Levantó las manos y las colocó en la nuca adoptando una postura que invitaba descaradamente a disfrutar de sus pechos y sus pezones. Un joven se colocó detrás de ella y comenzó a magrear sus pechos con fuerza y saña. Mientras los movimientos de pelvís no cesaban y siempre con todaaaaaaa la gran polla dentro. El otro muchacho se quitó la camiseta y los vaqueros y se acercó a ella.
Debajo del boxer se adivinaba una erección importante.
Mi mujer lo miró y sin que nadie le dijese nada alargó su brazo derecho y comenzó a acariciar el paquete. – uhmmmm uhmmmmmmm que gustoooooo que gustoooooo, vas a tener una noche golfa que nunca olvidarás, te vamos a destrozar a pollazos, ya verasssssssss – y mientras el joven hacía estos comentarios mi mujer ya había desenvainado su miembro de la prenda intíma y comenzado unos suaves movimientos de masturbación. – joderrrrrr putaaa joderrrrrrrr que gustazoooooo que pajaaaaaaaa diossssss si folla como la meneassssssss, dios te voy a llenar de lecheeeeeee, diosssssss –
No daba crédito a la escena que estaba viendo, digna de la mejor y más guarra película porno que uno se pueda imaginar. Allí estaba mi querida y dulce mujer satisfaciendo sus más bajos deseos y al mismo tiempo los de tres salidos.
Mi mujer se le notaba que cada vez estaba mas y mas excitada, tenía los ojos totalmente cerrados y no paraba de moverse.
Se inclinó hacia su follador, lo abrazó fuertemente y comenzó a gemir como una perra,- siiiiiii siiiiiiii destrozameeee, follameeeee, me corro cabrón, me corro cabrón, la quiero todaaaaa todaaaaa – comenzó a tener una serie de espasmos, característicos de la proxima llegada del orgasmo. Hasta que finalmente se corrió como nunca, moviéndose y chillando como nunca.
El negrazo se levantó con mi mujer fuertemente aferrada a él, y continuó con sus penetraciones en su afán por llegar al orgasmo.
Solicitó ayuda a sus dos amigos para que se la sujetasen mientras el la seguía perforando.
Se colocaron uno a cada lado y mi mujer rodeo con sus brazos cada uno de sus cuellos. Estaba totalmente suspendida y en una posición perfecta para recibir decenas y decenas de pollazos.
– siiiiiiii joderrrrrrrr, como me gusta follarteeeeee, siiiiiiii, eres una pedazo zorraaaaaaa, siiiiiii quieroo corrermeeeeeee, te voy a llenar el coño de lefaa – El joven estaba llegando a un estado de posesión, de éxtasis increíble y mientras los otros habían comenzado una nueva sesión de magreo pechal con la mano que tenía libre y le dedicaban toda clase de lindezas. – joder que puta eres y más puta vas a ser después de esta noche, vas a llevar tantos pollazos que tardarás tiempo en olvidarlo, vas a estar sin ganas de follar durante largo tiempo zorra –
El follador la aferró fuertemente por sus caderas y aumentó el grado de intensidad de sus penetraciones, – me voy a correrrrrrrrr, me voy a correrrrrrrrrr, puta te voy a llenar de lecheeeee, siiiiii, siiiiiii, – y tras una profunda y fuerte embestida, el joven vació por completo su depósito de semen, en el interior de mi esposa.
Así estuvo durante unos segundos hasta que por fin retiró su majestuoso miembro de la vagina, de la cual comenzó a fluir gran cantidad de semen.
Incorporaron a mi mujer y rápidamente otro de los muchachos le dio unas ordenes concretas, que mi esposa obedeció al instante.
Se arrodilló en el suelo con las piernas separadas y entre ellas se situó uno de los cuerpos masculinos.
Con rapidez y sin vacilación acercó su polla, al coño de ella y de un golpe seco se la clavó toda. Mi mujer la notó entrar perfectamente pues dio un pequeño saltito.
El negrazo se acomodó y de seguido comenzó a penetrarla con más dureza si cabe que el anterior,- siiiiiiiii, siiiiiiiii putaaaaa que buen coño tienesssssssss, como me gustaaaaaaaa, siiiiiiiii, hoy te lo vamos a reventar, a reventar –
Si el primer amante la había tratado siempre con gran dulzura y delicadeza, este en cambio la embestía sin compasión, como queriéndole hacer daño.- No tardaré en correrme pero antes quiero que te corras tú zorraaaaaa – , – eso va a ser difícil, me acabo de correr de tal forma que en horas no volveré a tener otro orgasmo – respondió ella.
El muchacho no aceptó esa respuesta,- quiero ver como te corres con mi polla dentro y de aquí no la saco hasta que lo consiga, quiero oirte chillar como un puta perra, y te seguro que lo conseguiré –.
Dicho esto se echo hacia atrás un poco, pero lo suficiente para que media polla quedase fuera del coño, y al acto continuó con sus brutales penetraciones, pero esta vez penetrándola más hacia arriba que hacia adentro. Mi mujer notó el cambio de estilo, cambio que fue de su total agrado.- vas biennnnn, vas biennnnnn, ahora empiezo a notarrrrrrrr algoooooo, siiiiiiii, siiiiiii, joderrrrrrr no sé como lo haces pero megustaaaaaaa – , – ya te dije que no pararé de follarte hasta que corras conmigooooo, siiiiii, putaaaaa, como te muevessssssss, como te muevesssssss,-
Mi mujer solicitó al otro muchacho que le sobase las tetas, los pezones y este sin mucho trabajo se sentó al lado de ella e inició un nuevo y duro magreo.- joderrrrrrrrr lo vas a conseguir, me voy a correr, vas a conseguir arrancarme otro orgasmooooooo, joderrr cabronazo la quiero toda dentro, todaaaaa – y dicho esto ella tomó el mando de la escena y con un fuerte vaivén de adelante hacia atrás su coño devoraba y absorbía todo el miembro del muchacho.
Los gritos de los dos se mezclaban entre ellos y los gestos de placer eran multriples. Debido al grado de excitación esos dos cuerpos unidos por el placer sexual no podrían aguantar mucho tiempo en esa situación. Y así fue, fue primero la perra quien se corrió, dando mas espasmos que antes y elevando el volumen de los gritos arrancados de sus entrañas y apenas cinco o seis penetraciones después fue el joven quien eyaculó, volviendo a llenar su chocho de liquido caliente masculino. Se inclinó hacia delante hasta que su pecho descansara sobre la espalda de ella, y unidos como dos perros estuvieron un rato.
Por fin el se incorporó y fue entonces cuando pude ver la gran cantidad de semen que salía del coño de mi mujer y que corría muslos abajo.
Faltaba un tercer joven, el cual sin perder un solo momento la tumbó boca arriba en el suelo, le separó las piernas todo lo que pudo y le metió todo su mástil de un viaje. – Cariño a mi no me importa que tu no te corras, lo que quiero es correrme yo, y creo que pronto lo conseguiré, siiiiiii , siiiiiiiiii que gustooooooo -, mi mujer rodeó el cuerpo de su nuevo amante con sus piernas y en pocos segundos su coño recibía la tercera corrida en menos de una hora.
El joven se tumbó sobre ella y así estuvo jadeando largo tiempo.
Los cuerpos estaban empapados en sudor y todo tipo de secreciones.
Durante unos minutos descansaron los cuatro en la sala y por fin mi mujer les avisó que se tenía que ir, que su marido se podría poner nervioso y que antes le gustaría darse una ducha.
– la verdad es que si llegas a tu casa de esta manera toda guarra y oliendo a macho por todas partes, quizá tu esposo podría sospechar algo -, – tío sospecharía lo que nosotros sabemos que la zorra de su mujer tuvo una noche de sexo como nunca -,- tu marido no sé si se pondrá nervioso, ahora lo que si sé es que debe tener el capullo una cornamenta de campeonato, eso le pasa por casarse con una perra salida como tú -.
Mi mujer sonreía ante los comentarios vejatorios que ellos escupían por su boca sobre mi persona.
Finalmente se levantó y salió de la sala rumbó a la ducha. Uno de los jóvenes salió y al rato volvió con cuatro cervezas, abrieron tres y comenzaron a bebérselas mientras se reían y hacían comentarios pornográficos sobre lo sucedido esa noche.
– oye, quieres beber algo – le grito uno de ellos, – no, nada, no quiero nada -, respondió ella.
Al momento otro de los capullos abandonó la dependencia y apenas pasados unos minutos regresó, con mi mujer en el regazo y con su gran polla toda ensartada en su ya maltrecho coño.
Los otros dos soltaron una gran carcajada y diversos comentarios.- joder me acabo de duchar, y ya estoy sudando otra vez, y además me vais a dejar el xixi en carne viva -, – ya te dije que te vamos a dar polla hasta que te agotemos y hasta que te reventemos de placer y gusto, esta noche nunca la olvidarás -.
Uno de ellos se levantó y acercándose a los dos cuerpos unidos le dijo a mi mujer,- durante unos días vas a tener que andar toda abierta, pues te vamos a crucificar ese chochito que tienes y vas a tener que usar un cojín para sentarte pues ahora mismo te voy a abrir este culazo que tienes -, y dicho esto y situándose detrás de ella colocó la punta del rabo en su entrada anal, comenzando a presionar hacia adentro,- ahhhhhhhhhh, joderrrrrrrrr, cabrónnnnnnn, que me haces mucho daño, joderrrrr, vete despacio que me rompes el culo -, el cedió un poco con su presión e intentó tranquilizar nuevamente a mi mujer diciéndole que lo haría despacito. El que la sujetaba en el regazo levantó un poco el cuerpo de mi mujer y ante un gesto cómplice del otro la soltó de golpe con lo que con ese brusco descenso consiguió que la pollaza del compañero entrase por la entrada anal hasta el fondo.
Los gritos de mi mujer creo que los pudieron escuchar todos los vecinos del inmueble, esa polla la estaba rompiendo por dentro.
– diossssssss, ahhhhhhhh, ahhhhhhhh, joderrrrrr, me rompes, me abressssssss, joderrrrrrrr, te dije que despacio cabronazooooooooo, me duele me duele muchooo – mi mujer no paraba de gritar y el que la estaba enculando intentó tranquilizarla. – tranquila tia, joder que lo peor ya pasó, ya la tienes toda dentro y ahora solo hay que dar tiempo a que tu culo se dilate,tranquila -, – como que tranquila cabrón si me estas reventando el culoooo, diosssss, que dolor, diosssssss -, – estate quieta no te muevas, dale tiempo, ya verás como también vas a disfrutar siendo enculada por mi polla -. Mi mujer obedeció y durante un par de minutos no se movió para nada. Tenía razón el capullo y poco a poco el culo de mi mujer se fue adaptando al grosor de la inmensa polla. – ves a que ahora está mejor?, a que ya no duele tanto? -, – si ya paso un poco, ahora parece que no duele tanto, pero por favor despacio, dame despacio -, – tranquila ahora voy a empezar a moverme, a follarte, pero lo haré despacio, muy despacio -, hizo otro gesto complice al compañero y al unísono comenzaron los dos a moverse, a penetrarla. Los gritos, ahora de placer, por parte de los tres no se hicieron esperar, – diossss, ahoraaaaa siiiii siiiiiii, ahoraaaaa si que me gusta, follarmeee cabronesssssss follarmeeee – gritaba la muy puta.
– joderrrrr tiaaaaaa no te das satisfechaaaaaa, eres la tia más zorra que conocí jamás, diossssssssque culooooooo mas estrechooo tienes -. Mientras todo esto sucedía el tercero en discordia ya volvía a estar empalmado y había empezado a pajearse.
Las embestidas tanto por delante como por detrás cada vez se producían con más fuerza y violencia y mi mujer cada vez las disfrutaba más, pedía y pedía más como una auténtica perra insaciable. Le volvieron los espasmos señal inequívoca de que el tercer orgasmo estaba cerca, – diosssssssss que gustoooooo, joderrrrrr como lo haceisssss?, como sois capacessssssss de darme este placer?, joderrrrr me estoy empezandoooo a correrrrrrrr otra vezzzzzzz, siiiiiiiiii, siiiiiiii, nunca me había corrido tantas vecesssssss seguidas, siiiiiiii, siiiiiiii-, – toma putaaaa, quieres polla pues toma, tomaaaaaa, te vamos a bañar de lecheeeeeee y te vamos a preñarrrrr, vas a llegar a casa toda preñadaaaaaaa, te gusto da follarte putaaaaaa –.
El orgasmo de ella no tardó en llegar y tras el, el de los dos machos. Primero se corrió el enculador y después el que le estaba castigando su vagina. La llenaron de leche, le goteaba liquido por todas partes, al ponerse de pie le corría restos de semen por las piernas. Aun quedaba un joven con la polla dura y con ganas de follar, pero mi mujer estaba tan irritada y tan dolorida que le ofreció la opción de hacerle una felación, algo esto que el joven aceptó encantado. Se metió la boca en la polla y empezó a comérsela con verdadera devoción, – siiiiiiiiii joderrrrrrr lo hacesss todo biennnn, joderrr que bocaa que mamadaaaaa, me destrozassss la pollaaaaa, diossss, me vas a dejar secos los putos huevos, uhmmmmm, joderrrrrr -. La dulce boca de mi mujer enseguida empezó a notar las primeras gotas de lo que sería una gran corrida, corrida que le rebosaba por las comisuras de los labios. Cuando la polla desalojo su boca mi mujer escupió gran cantidad de semen en el suelo y se limipió con una tolla que le acercaron los muchachos.
Dijo que ahora si que se tenía que ir, que era tardísimo y que su esposo iba a estar ya preocupado. Los jóvenes le dijeron, entre risas y cachondeos, que se duchase bien y sobre todo que se lavase bien la boca, no fuese a ser que al darle un beso al carnudo le pasase restos de la corrida que se acababa de tragar.
Volvió de la ducha lavada y vestida. Entró en la sala caminando de una forma extraña, con las piernas muy separadas. Los jóvenes se dieron cuenta y comenzaron a reirse,- jajajaja a ver como le explicas a tu marido esta forma de andar, jajaja -, – si, y esperemos que durante unos días no quiera sexo, por que va a encontrar tu coño más abierto que la boca del metro, jajajaaj –
Mi mujer sonrió y se despidió de ellos, los cuales la sometieron a un último morreo y magreo y le solicitaron insistentemente que por pavor tenían que repetir otro día la experiencia de esta noche. Ella afirmó que si, que no se preocupasen.
Salió del piso andando como malamente podía, tomó el ascensor y desapareció de mi vista. Unos minutos más tarde fui yo quien abandonó aquel inmueble maldito, con una mezcla de tristeza y excitación.
Suertuda ella