Violada por jovenes negros

Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por DraJulia.
Jerome me exigió con una voz potente y firme que me pusiera a succionar sus penes.
La verdad yo tenía un miedo terrible a que pudieran hacerme algo a mi bebe así que no puse mucha resistencia.
Ellos hablaban entre ellos comentando acerca de mi cuerpo.
Mira los melones de esta ramera y tienen leche –dijo Jerome-.
Lo chupa como una puta barata –dijo Marck-.
Todos para ese momento ya se habían bajado los pantalones y estaban cerca de mi formando un circulo.
Cuando pude ver a todos de cerca pude notar que eran penes enormes, mucho más grandes que el de mi marido y más gruesos también.
Casi todos estaban semi erectos y todos ellos tenían un cuerpo muy definido.
Eran delgados pero con abdomen firme.
Jerome me tomo del cabello y metió su polla que era la más grande de todas sin remordimientos en mi boca.
El tamaño me hacía difícil el poder soportarla en mi garganta y me provocaba muchos reflejos de vomito.
No vayas a vomitar encima de mi polla perra o te hare limpiarlo con la lengua –dijo-.
Así que; puse todo mi esfuerzo y comencé a chupársela mientras masturbaba los otros dos penes de Dicon y Shane que no eran tan grandes como Jerome y Marck pero eran gruesos, muy gruesos, tanto que no podía rodearlos con mi mano.
Oh, esta perra sí que sabe mamar –dijo Jerome mientras reclinaba su cabeza hacia atrás disfrutando de mi manera de mamar-.
Marck se puso detrás de mí y estaba completamente desnudo, tomo mis pechos y comenzó a apretarlos haciendo que mi leche comenzara a salir de nuevo a chorros.
Miren como le sale leche, como si fuera una puta vaca –dijo Marck riendo-.
Demonios hermano quiero probar un poco de esa mierda –dijo Jerome-.
Ambos me recostaron en el frio piso de mi consultorio y me quitaron lo que quedaba de mi ropa.

Jerome tomo mi pecho izquierdo y comenzó a apretarlo y succionarlo fuerte, quería sacar hasta la última gota que tenía en mi busto así que se esforzó como nadie en hacerlo.
Marck quería tomar el otro pecho pero Dicon lo detuvo.
Tú ya probaste su leche negro, deja que otros la disfrutemos también –dijo molesto-.
Se recostó en el otro costado y tomo mi pecho igual de fuerte que Jerome y comenzó a mamar como un infante hambriento.
Yo ya había comenzado a excitarme, tal vez porque mi marido no me había tocado en meses, porque llegaba muy cansado del trabajo, aunque yo ya sospechaba que el tal vez estaba saliendo con alguien de su oficina porque había encontrado algo de lápiz labial en un cuello de una camisa.
Tener a jóvenes con pollas tan grandes disfrutando de mi cuerpo me había comenzado a estimular tanto que mis pezones se habían puesto erectos y muy sensibles.
Jerome y Dicon seguían chupando mis senos con desesperación.
Yo sentía como mi leche que era solo para mi bebé fluía hacia las bocas de aquellos jóvenes negros que la bebían con furor como si fuera la última bebida en el mundo.
Yo mordía mis labios por la excitación y sin querer comencé a gemir.
Miren la perra los está disfrutando –dijo Shane mientras se acercaba a mi vagina.
Marck se masturbaba para mantener firme su polla mientras los otros tomaban turnos conmigo.
Shane se hinco cerca de mi vagina y se recostó lentamente.
Voy a probar a que sabe esta vagina mexicana, espero que sepa a tacos porque me encantan –dijo riendo-.

Comenzó a chupar mi clítoris muy sensualmente, despacio y con intensas succiones que me hacían estremecerme.
Su lengua recorría todo el interior de mi vagina dejándola húmeda por completo y ansiosa de experimentar un orgasmo.
El no metía sus dedos, todo lo hacía con su lengua.
Sabía exactamente qué puntos recorrer para hacerme gemir.
Vaya que te gusta perra se ve que lo estás disfrutando –dijo-.
Continuo con el sexo oral que me estaba haciendo perder la cabeza mientras los otros dos chicos bebían toda la leche de mi hijo, yo acariciaba sus cabezas como lo hacía con mi hijo tal vez por instinto o costumbre.
Todos habíamos comenzado a sudar y mi hijo había caído en un profundo sueño.
Mi vagina se había humedecido por completo y estaba a punto del orgasmo.
Uno de los intensos y que mi marido no podía hacerme sentir nunca.
Shane siguió mamando hasta que yo arque mi espalda y grite – ¡ahhh! Mientras soltaba uno de los orgasmos más húmedos y grandes que he tenido.
Un chorro de gran alcance mojo la cara de Shane mientras yo frotaba por instinto mi clítoris dejándolo salir todo.
Puta madre esta perra me orino –dijo Shane-.

-Eso no fue orina negro –dijo Marck.

-¿Entonces que fue negro?- pregunto Shane.

-Como se ve que no eres buen en la cama negro, eso fue un orgasmo –dijo Jerome.

-Parece que esta es de las putas que mojan muy rico, parece que nos vamos a divertir mucho con esta –dijo Marck.

-Me encantan este tipo de putas –dijo Dicon.

Ellos comenzaron a cambiar de posiciones, Shane quiso probar mi pecho así que se puso encima de mi pecho derecho y comenzó a chuparlo mientras Marck se acercaba a mi vagina.
Sin previo aviso puso dos dedos dentro de mí y el arqueo hacia arriba.
Prepárate para venirte otra vez puta –dijo mientras me veía con una cara de pervertido-.
Chupaba mi clítoris mientras comenzaba a hacer un movimiento lento con sus dedos dentro de mí.
Yo sentía que tocaba el cielo y acariciaba a los chicos que mamaban mis senos que para ese punto ya no sabía ni cuáles de ellos lo hacían.
Yo soltaba gemidos y me estremecía con cada movimiento de sus dedos o sus bocas y ya no tenía gobierno sobre mi cuerpo.
Era de ellos por completo.
Mi cuerpo les pertenecía por completo y no me sentía asustada.
Quería que esas jóvenes pollas gordas y enormes me tomaran, me hicieran suya.
De pronto Marck aumento el ritmo con sus dedos y yo grite de nuevo soltando otro chorro igual de intenso a su cara.
El abrió la boca y lo probó.
Esta perra sabe dulce –dijo-.
Yo respiraba con agitación y con la poca fuerza que tenía les dije.
Por favor háganme suya.

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