Vivan los curas… y sus amigos – I I
El saber no ocupa lugar, y todas las enseñanzas y experiencias son altamente positivas para el hoy y para el futuro, pero ¿todas son realmente necesarias para una buena educación? Para mí, cuantas más enseñanzas y experiencias mejor..
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–Joder Rosendo ¡qué cabrón eres follándome el culo! Lo creas o no, me apetece mucho tener tu polla ahí dentro, gruesa, profunda, y soltándome toda la leche calentita y pegajosa que tienen tus huevos. Me estás convirtiendo en una puta muy viciosa a mi edad. Pero joder ¡qué aún tengo el culo muy estrecho! ¿No puedes follarme con más cuidado? Eso de pervertir niñas ¿también os lo enseñan en el seminario o es de cosecha reservada?
Y Rosendo, o el Padre Rosendo para muchos, porque es el cura de mi parroquia, se rio como tantas otras veces de mis bromas y frases insulsas.
–Realmente cariño, no creí que pudieses ser tan puta y acabas de cumplir los 14 años.
–Tengo un buen maestro contigo y un mejor follador –le contesté- Y por cierto, mañana se cumplirán 3 meses desde que follamos por primera vez ¿Cuándo vas a querer preñarme y presentarme a tus amigos?
Terminé de cortar y encender el cigarro que me iba a fumar. Rosendo era un buen fumador de puros (y catador de buenos licores) y me había acostumbrado a ellos. En realidad, todos mis vicios ya eran suyos. Él me los había enseñado y yo los había disfrutado: lluvia dorada, coca, porros potentes, borracha hasta caerme y arrastrarme por el suelo para pedirle más… Más alcohol, más drogas, más sexo, más… ¡de todo! Cuanto más me enviciaba, más vicios deseaba yo.
Tal y como hacíamos casi siempre, fumamos en silencio, el uno junto al otro sentados o tumbados en el sofá y acariciándonos. Así él recuperaba fuerzas a sus 62 años para follarme de nuevo, o para usarme de alguna de sus extrañas maneras, pero en esta ocasión, me puso su mano sobre la parte alta de mi muslo y me preguntó:
–Vamos a ver Laura. Voy a hacerte una pregunta y quiero la verdad, porque de tu respuesta puede cambiar tu vida ¿Realmente deseas ser la puta pervertida que me has dicho desde el primer día que deseas ser? Follarás mucho más que ahora que solo lo haces conmigo, porque aparecerán más hombres en tu vida, la mayoría curas amigos. Y follarás también con algunas mujeres y casi ninguna de ellas jovencita, ya sabes, de las beatas que van por las parroquias y cosas así. Sabes que en este salón hacemos grandes y depravadas orgias también con jovencitas, algunas de ellas hijas o sobrinas de estas mismas mujeres, ya sabes, todo en familia, todo se queda en casa, pero tú serás la más joven de todas.
***Ya nunca usarás anticonceptivos. Es más, es posible que entre los 17-18 años te pidamos que empieces a ser madre, también a los curas nos gusta ser “padres” de verdad, no solo de título. Tres amigos curas ya son padres y a mí me gustaría serlo y que tú fueses mi pareja. Tú tienes madre y una hermana pequeña. Tendrías a lo mejor que alejarte de tu familia. Y por los hijos que tengas, no debes preocuparte, porque tenemos personas que cuidan de esos hijos y de nuestras parejas embarazadas.
***Por supuesto, tal y como quedamos nosotros dos, tu madre y tu hermanita estarán económicamente protegidas, y tanto tú como tu hermana, iréis el próximo curso a ese colegio de monjas que acordamos, y cuando llegue el momento, a la universidad. Estarás bien cuidada, pero serás nuestra puta de por vida. Y lo serás, porque te gustará vivir esta clase de vida.
Yo seguí fumándome el cigarro. Todo lo que me decía ya me lo había dicho antes aunque de muchas maneras. Rosendo era cura, pero un pervertido en el sexo y como yo también lo era y lo deseaba ser más, nos unimos muy bien y nos lo pasábamos “de coña”. Jamás soñé disfrutar de tantos vicios. Solo le dije momentos después:
–Ya sabes Rosendo lo que quiero y lo que pienso ¿acaso no te lo he demostrado en estos tres meses? Pero los curas tenéis la maldita costumbre de hablar como si estuvieseis haciendo el sermón de cada misa ¿por qué en lugar de hablar tanto no me traes más curas para que me follen? ¿Todavía no tienes confianza en mí? ¿No te he demostrado ser suficientemente buena para ti y tus amigos? Soy tu puta, quiero ser la puta de todos vosotros y traeros nuevas y jovencísimas vírgenes para que disfrutéis de ellas. Tú sabes que lo puedo hacer y guardar silencio eterno.
–Cariño, sabes que tengo un problema, posiblemente sea que no solo deseo hacerte madre de, al menos, un hijo mío, sino que creo que tendré celos cuando te vea follar con otros hombres y mujeres. O cuando te vea preñada de otros. He follado con muchas mujeres, pero la mayoría por encima de los 40 años y nunca he sentido nada especial por ninguna. Eres la primera mujer a quien realmente tengo un cariño especial, muy especial que podría ser amor ¡y solo eres una niña… mi niña del alma!
Su voz sonaba como llorosa, como melancólica, como pidiéndome perdón ¿de verdad estaría enamorado de mí? Le di al cigarro varias chupadas intensas y rápidas y lo dejé en el cenicero. Me giré hacia mi amante con sotana, le abracé con cariño y comencé a besarle intensamente. Solo era una niña con poca experiencia de la vida, pero también yo sentía algo muy agradable por él. Mi mano se dirigió hacia su preciosa polla, y al notarla tan dura no lo pensé dos veces. Subí a él y me dispuse a cabalgarle. Cogí con la mano su polla y la dirigí hasta la entrada de mi coño… que a pesar de haber sido intensamente usado en estos tres meses, era estrecho para esa polla. Lentamente fui bajando sobre su tronco hasta que ese pollón llegó al fondo de mi madriguera. Y empecé a cabalgar…
Primero al paso. Poco después al trote lento. Más tarde inicié un trote rápido previo al galope… y cuando adiviné que ni él ni yo estábamos ya para muchos trotes, inicié un galope “a la carga” tan maravilloso y brutal, que ni el famoso 7º de Caballería hizo jamás contra los indios.
Ataqué con mi estrecho, cálido, y húmedo coño, sobre esa polla adorada, abracé y besé intensamente al que quería ser padre de mi primer hijo… ¡y me sentí feliz! Su polla era gruesa y dilataba muy bien mi coño, que se ajustaba a ella mejor que el más hermoso guante de piel. Los dos disfrutábamos de nuestros follajes. Él, porque mi coño y mi culo sobre todo, eran estrechos, pero no se negaban a nada que él desease hacer. Y yo, porque me daba un precioso orgasmo detrás de otro, y esa polla dentro de mí, me hacía sentir “en la gloria”.
Notaba como sudaba, incluso mis manos resbalaban al abrazarle. Sabía que mi amante estaba gozando plenamente de mí. Y yo de él, porque poco después tuve mi primera corrida, y ya había aprendido que mientras siga follando no debo dejarme llevar por ese placer del orgasmo y relajarme, sino seguir complaciendo a mi amante. Y le seguí complaciendo. Estaba totalmente entregada a hacerle feliz, y estaba segura por su sudor y su respiración, que lo estaba consiguiendo. Y le seguí cabalgando. Un rato después ¡me regaló una preciosa descarga de cálida leche masculina! Que al mismo tiempo, me hizo correr por segunda vez, con un adorable espasmo de felicidad.
Sí, mis queridos amig@s. Aunque yo acababa de cumplir 14 años y Rosendo 62, y me estaba convirtiendo en una depravada puta personal, yo me sentía muy feliz con él. Reconozco que me entregué a toda clase de vicios y perversiones y nunca me negué a nada, es más ¡las deseaba y le provocaba! Siendo tan joven deseaba ser una gran puta profesional, y ni siquiera el estar preñada o el parir, me daba miedo ni vergüenza. Y yo era consciente de que si Rosendo me entregaba a los placeres de otros curas y de otros amigos suyos, mi futuro, el de mi hermanita y el de mi madre, estarían asegurados ¿cómo no entregarme a sus deseos que nos garantizaban un futuro? Y mucho placer.
Por unos momentos, seguí abrazada a él y dándole suaves besos en el cuello y el rostro, mientras su polla languidecía lentamente dentro de mí. De repente, de forma muy suave e inesperada, me dijo:
–Tienes razón, no debo ser egoísta. Debo compartirte con el resto de mis amigos y amigas, aunque eso me vuelva loco de dolor al ver como otras pollas ¡no solo la mía!, entran dentro de ti y se vacían. Toda mi pandilla íntima sabe lo nuestro y deberé compartirte. De momento, con varios hombres y con 3 mujeres, de las cuales deberás guardar profundo silencio por ser quienes son. El próximo miércoles después de clase vienes y te presentaré dos o tres amigos. Pero estas mujeres te ayudarán, os ayudaran muchísimo a toda tu familia, y ya no pasaréis problemas.
***Son mujeres maduras, extraordinariamente viciosas y más lesbianas que hetero, así que tendrás que entregarte a ellas y satisfacerlas totalmente. Ya verás como te enseñan y aprenderás mucho con ellas. Como también, hacer sexo lésbico “especial” con unas pocas jovencitas que de vez en cuando vienen, y que son mayoritariamente familiares de ellos y ellas, pero ninguna menor de 20 años. Podrían ser tus amigas y darte consejos, porque todas ellas ya han abortado algunas veces e incluso parido.
***Por cierto ¿sabe tu madre que ya no eres virgen y todo eso…?
–¡No por favor Don Rosendo! Ya sabe lo católica que es mi madre ¡es la sacristana de la parroquia! Si mi madre lo supiese me mataría o le daría un infarto.
–Deja, deja Laura eso de los infartos. Ya tuvimos el de tu padre que en paz descanse. Y como ya es tarde, vamos a marcharnos. Toma 500€ para que ayudes en casa. Y sé puntual el miércoles… como lo eres siempre.
Nos vestimos y como de costumbre salí yo primero y como otras veces, con el puro en la mano fumando muy a gusto. Al llegar a mi casa, sin dejar de fumar, entré en la cocina y le di 200€ a mi madre que sonrió y solo me preguntó:
–¿Te lo has pasado bien? Dúchate rápido que la cena ya está hecha.
Asentí con la cabeza sonriendo y me fui a mi habitación. En la puerta, tenía a mi hermanita Asun de 8 años y con más ganas de follar que yo. Lo primero que hizo fue cogerme el cigarro y empezar a fumarlo ella… como otras tantas veces. Yo me desnudé y me fui a la ducha con ella detrás. Y mientras yo me duchaba y ella fumaba el puro, le fui contando todo lo acontecido esa tarde con el curita… y su preciosa polla. Si ella iba a ser puta como yo, cuanto antes aprendiese cosas… Un rato más tarde cenamos, hice mis deberes escolares y a la cama a dormir como una bendita. Y es que no hay nada más maravilloso al acostarse, que hacerlo con el trabajo del día “terminado y bien hecho”.
El miércoles fui puntual como siempre. A las 17:29 abrí con mi llave la puerta posterior de la cocina y por allí me dirigí al salón, donde oía voces incluso de una mujer. No hicieron falta presentaciones, todos éramos conocidos por nuestra relación eclesial: Rosendo, Patricio, que era el cura arcipreste de la comarca, y Doña Catalina ¡una santa mujer de unos 55-60 años! Presidenta de no se qué unión de Cofradías, casada, y de la que se decía que desde que se casó, dormía con su marido en habitaciones separadas ¡seguía maritalmente virgen! Pero allí la tenía, medio desnuda y compartiendo el puro de Rosendo. Fue Catalina la primera en hablar:
–Así que esta es la putita de la que tanto y tan bien nos hablas ¿no es así Rosendo? Quién se iba a imaginar que la Nati iba a parir una putita tan maravillosa como esta de la que nos hablas ¡desnúdate Laura!
Yo me quedé mirando ese cuerpo, que decían nunca había sido usado por su esposo para que siguiese virgen y pura en un religioso matrimonio y que en ese momento, estaba expulsando una preciosa cantidad del huno del cigarro mientras sonreía. Empecé a desnudarme poco a poco, sin ninguna prisa. Quería calentarla a ella y a Patricio, porque a Rosendo ya lo tenía babeando y comiendo de mi coño. Su rostro estaba solo ligeramente pintado, pero hoy, tenía los labios y los ojos con mucha pintura. Sus enormes y algo caídas tetas estaban casi al aire, y su mano derecha estaba justo encima de donde está nuestro coñito, pero por encima de la falda más bien larga y sin cortes. En cuanto me quité la camiseta y vio mis tetas de niña “no tan niña”, sus dos manos empezaron a levantar su falda hasta la cintura.
No llevaba bragas, como tampoco las usaba yo, y así pude ver lo que su amado y católico esposo nunca había visto ni penetrado. Un superusado coño totalmente rasurado, con 5 aros, 4 en sus labios vaginales y otro en el Monte de Venus, y tatuajes a su alrededor ¡menuda puta! Estaba claro que el no dormir en la misma habitación, le evitaba que su esposo viese todo lo que ella llevaba tatuado encima, y así podía ella ser follada a mansalva, con su cuerpo totalmente decorado, y con su amadísimo marido ¡siendo cornudo total!
Mi santa madre, la Nati como decía Catalina, era bastante más puta de lo que parecía. Realmente era una mujer con pocas luces, bastante inculta, pero ella aún lo disimulaba más. A mi hermanita y a mí, desde que nacimos, nos enseñó todos los misterios y secretos del sexo lésbico, gran cantidad de otros vicios, y éramos una familia incestuosa y muy unida. Doña Catalina podía ser muy satisfecha por mí.
También yo sonreí a Catalina, y me acerqué lentamente a ella mientras daba un giro de 360º para que tuviese una visión amplia del cuerpo que se podía follar. Ella seguía fumando y mirándome fijamente a los ojos. Al estar ya casi pegada a ella, le cogí el puro y empecé a fumarlo yo tragándome el humo… cosa que me agradaba porque inundaba completamente mis pulmones de gran cantidad de humo muy caliente y potente. Mi mano derecha acarició su anillado coño y apenas la toqué, tuvo un pequeño estremecimiento y su mirada cambió.
Sus ojos ya no solo se clavaban en los míos, sino que miraban mi cuerpo, todo mi cuerpo, mientras yo seguías fumando y acariciando su coño. Me gustaban esos aros de sus labios y del Monte, y sin saber por qué, ese roce empezó a excitarme. Y de acariciar su coño pasé a masturbarlo, primero suavemente y poco a poco, como cabalgando mi mano sobre él, fui acelerando mi mano y le metí dos dedos dentro. Y ahí cambio todo. Sus manos agarraron los apoyabrazos del sillón y deslizó su cuerpo hacia mí. Ahora, todo su coño era mío para hacer lo que me apeteciese con él ¡y sabía hacerlo! Mi madre me enseñó.
Noté como su cuerpo empezaba a moverse y sus piernas estaban inquietas ¡su coño quería guerra! Pero la muy puta me cogió el cigarro, ya muy menguado, y lo siguió fumando solo ella. Rosendo y Patricio guardaban un profundo silencio. En realidad, los cuatro estábamos todos en profundo y religioso silencio. El coño de Catalina estaba bastante dilatado y yo solo era una niña de 14 años y nada gorda, así que poco a poco, empecé a meter más dedos dentro de su coño. Pasé del clítoris y sin darme cuenta, porque también yo estaba excitada por el atrevimiento de lo que estaba haciendo, metí toda mi mano dentro de su coño.
Y Catalina explotó. Tuvo un orgasmo que yo diría que era “teatral” porque se movió como un cuerpo roto. Pero que era verdaderamente real porque mi mano se mojó intensamente, a la vez que noté por primera vez, lo que era un orgasmo real en una mujer. Al tener mi mano casi abierta dentro de su vagina, noté todos los estremecimientos que tenía Catalina, y como sus paredes musculares se cerraban y se abrían al tener ese orgasmo. Y sintiendo todas esas sensaciones ¡también yo me corrí! Pero hice lo que tantas veces nos enseñó mi madre a mi hermanita y a mí ¡olvidarse de nosotras y dedicar nuestra atención a los clientes que son los que pagan!
Yo estaba allí para satisfacer los caprichos de estos hombres y mujeres y que ellos nos apoyasen en tantas cosas. Me arrodillé ante Catalina y mi boca de niña se pegó a su coño de puta religiosa. Apenas mi lengua penetró dentro de ese coño supermojado ¡se volvió a correr! Y un chorro de fluidos salió hacia mi boca. Abrí todo lo que pude mi boquita inocente y me tragué casi todo lo que salió. Pero no conocía a Catalina y sus vicios. Sus manos agarraron mi cabeza y la apretaron contra su coño, como si me quisiera meter dentro. Pero no, no me quería meter dentro.
Lo que si quería meterme dentro, pero dentro de mí, era la meada que a continuación me dedicó. No soltó mi cabeza hasta que no vació su depósito. Hasta por la nariz me salía orín de la gran potencia con que salía desde dentro. Pero no me aparté ni me negué. Ya estaba acostumbrada a beber orines incluso de los míos para entrenarme, que para esas cosas estamos las putas, para servir a quien paga.
Se relajó. Sus manos las apoyó en el sillón, y cuando me recuperé y empecé a respirar bien, me levanté, con mis manos acaricié su rostro y bajando mi cabeza besé sus labios. Al apartarme de ella, me cogió de la mano y me dijo:
–No te vayas Laura. Siéntate sobre mis piernas y el sillón y juguemos las dos un momento. Eres buena, creo que mucho más buena de lo que dice Rosendo ¡y solo eres una niña! Quiero conocerte ¡quiero que nos conozcamos muy bien las dos!
Me senté entre su muslo izquierdo y el brazo del sillón, y su brazo izquierdo me abrazó y me atrajo hacia ella. Se sacó sus pechos y además de estar sus gruesos pezones perforados y con piercings nada discretos, los tenía parcialmente tatuados.
–Juega con mis pechos mi niña –me dijo- Y míralos atentamente, como has mirado mi coño, porque si llegamos a un acuerdo “socio-comercial”, tú serás la más joven de nuestras putas y yo seré la encargada de pervertirte y de enseñarte toda clase de vicios nada normales. Poco a poco, tu cuerpo se irá llenando de tatuajes y piercings, a la vez que tus tetas se irán llenando de leche y tu barriga de bebés, uno tras otro y unos años detrás de otros. Te acostumbrarás a beber licores muy fuertes hasta caerte sin sentido. Y no solo te acostumbrarás a las drogas más potentes, sino que las desearás y yo te las daré sin problemas…
Mientras me decía todo esto y más, nos besábamos y nos masturbábamos. Incluso tuvimos las dos una nueva corrida. También los curas tuvieron la o las suyas, ya que sus manos no dejaban de subir y bajar por el tronco de sus pollas. Me expuso Catalina todas las depravaciones y perversiones a las que me someterían y que no debía preocuparme por los embarazos y abortos. Tampoco debería preocuparme por mi situación económica o escolar.
O por los partos. Todo lo tenían perfectamente arreglado y ella era la muestra: “22 veces preñada. 17 abortos voluntarios. 1 aborto espontáneo y 4 partos. Dos bebés vendidos, otro dado gratis, y una niña que ahora tenía “poco más” de 20 años, que no sabía que era su hija genética, y que ya tenía una niña y estaba nuevamente preñada”. Cuando ella terminó de hablar, yo estaba acojonada. Ese grupo de amigos/as que llegaban a altos estratos sociales, eran no solo extraordinariamente pervertidos, sino que además, carecían de toda moral, ética o empatía de cualquier clase. Y lo curioso, es que casi me corro de lo excitada que me puso. Ya veis que cosa más especial, acojonada y excitada a la vez ¡y acepté ser su niña y ser educada por ella sin ninguna limitación!
Y os juro que no me limitó nunca nada ¡EN NADA! Aún me lo enseña ¡TODO!
Durante un rato estuvimos en silencio y casi quietos como estatuas. A mi edad me costaba digerir tanta perversión y vicios, y en mi cabeza todo era un enorme puzzle. De repente, Patricio levanto su voz como si estuviese pidiéndonos perdón, pero lo que estaba pidiendo era follarme, al menos por el culo ¡qué cariño le tienen los curas a los culos!
–Se está haciendo un poco tarde Cati, ya que te has apoderado de Laura y debo marcharme pronto, tengo una reunión urgente en el episcopado ¿No podría yo follarla hoy? Aunque solo sea por el culo…
Miré a Patricio y le vi con una carita de niño desconsolado, pero su polla, ligeramente más pequeña que el pollón de Rosendo, estaba enhiesta y muy dispuesta a penetrarme por donde fuese. Le sonreí abiertamente y me ofrecí a él y a sus deseos, cuando Catalina me sujetó y le dijo:
–Si te la quieres follar, ven aquí. Hazlo mientras yo la abrazo. Te la pondré entre mis brazos con sus agujeros bien prietos. Tiene que empezar a follar a nuestro gusto.
Tal y como estaba sentada en el sillón, me puso invertida a ella y las dos estábamos cara a cara. Mis rodillas estaban como clavadas entre sus piernas, y mi culo glorioso se ofrecía totalmente al clero. Pero inclinada como estaba, con mis rodillas casi en mi estómago, mis músculos estaban bien prietos. Llegó a mí (o a nuestra altura, porque estábamos las dos abrazadas), me acarició los glúteos con mucha suavidad, casi con cariño y le oí decir a Patricio:
–¡Qué buena está y qué joven es! El ano se le ve muy estrecho ¡extraordinario!
Pero apenas le oí decir eso. O casi al mismo tiempo, me metió de un solo golpe media polla suya en el coño. Pero joder ¿no me la iba a meter en el culo? Hasta los curas mienten. Di un pequeño salto que hizo reír a todos menos a mi, y Cati me dijo al oído:
–Sufre cariño sufre. No tienes ni idea de lo dura que es la vida. En esta puta vida todo tiene su precio. Tú, yo, y todos nosotros, pagamos un precio por nuestras locuras sexuales y tú solo las estás empezando. Con nosotros, solo estás en el jardín de infancia ¡te queda tanto por aprender! Vas a tener una buena vida y todos nosotros te reconvertiremos de inocente a putísima. Pero a cambio ¡tu cuerpo y tus sentimientos son nuestros! Y lo serán de por vida, y tú los disfrutarás.
Sinceramente no sé cómo los iba a disfrutar, pero si los primeros días de entrega a Rosendo lloré bastante al llegar a casa por el tamaño de la polla y como me hacía sufrir al penetrarme y dilatarme tan brutalmente, ahora, en este momento, el Patricio este de los cojones me estaba crucificando, porque me follaba un rato por el coño y otro por el culo y así me penetraba mil veces. El equilibrio de mi cuerpo era muy inestable, solo apoyada por mis rodillas en el sillón y abrazada fuertemente a Cati, que me besaba muy apasionadamente y me mantenía muy inclinada para estrechar más, mis aún estrechos agujeros.
Lógicamente, los embates de Patricio al penetrar cada uno de mis agujeros, hacían que mi cuerpo se fuese para adelante, y al irme adelante, mi cuerpo chocaba contra el de Catalina y sus fabulosas tetas. Tal y como estábamos, empecé a olvidarme del dolor y notar nuevas sensaciones. Tanto ella como yo empezamos a calentanos, y nuestros besos y nuestras lenguas se fueron haciendo muy apasionados.
Patricio era un enorme pervertido y nada imbécil. Pronto se dio cuenta de nuestros placeres y sus embestidas y penetraciones fueron más fuertes. Notaba perfectamente la estrechez de mis agujericos y disfrutaba de ellos. Y aunque decía tener prisa para irse, metió sus manos en mis pechos y agarró mis tetas ¡y la puta de Cati le sonrió! El muy cabrón sabia jugar con ellas y los pezones. A estos, los pellizcaba y tiraba de ellos hacia delante y hacia los lados, a la vez que las tetas, unas veces con la mano y otras con solo un par de dedos en cada pecho, los acariciaba o los aplastaba con todas sus fuerzas.
No sabía entonces el por qué, pero algunos tipos de dolores que me provocaban “al jugar conmigo”, me daban unos grandes placeres que, unidos a esos dolores plenamente sexuales, me hacían disfrutar como nunca había pensado hacerlo. Besé una y otra vez los labios de Cati y me dejé hacer por Patricio. Fui consciente de que estaba disfrutando de esas penetraciones intensas y dolorosas, y dejaron de importarme. Empecé a desearlas para poder gozar de tantas sensaciones distintas y divinas. Yo me corrí otra vez y Patricio fue el siguiente… pero fue lo suficientemente cabrón para al sacarme la polla de dentro y darse la vuelta, ver que Rosendo se la estaba agitando y le dijo:
–Rosendo ¿para qué te la estás meneando si tienes aquí unos agujeros de oro? Tenías razón, sus tetas son impresionantes a su edad ¡cuando las llenemos de leche al preñarla serán enormes y duras! ¡Qué ganas tengo de verla bien barrigona y con esas ubres lecheras!
Se vistió y se marchó.
Antes de darme cuenta, la polla de Rosendo estaba dentro de mí, más gruesa que la de Patricio, y mi cuerpo estaba tan jodido y mal colocado como antes. Los dolores se acrecentaron en mí por los roces de la polla anterior. Los músculos, ya castigados, se dilataron aún más, y Catalina ¡la muy puta!, lo notó y le dijo:
–Así, así, Rosendo. Clávala a tope que nuestra pequeña lo está “disfrutando”, y tiene que aprender que el verdadero placer nos lo tiene que dar a nosotros. Y que su placer será su dolor. Entregarse de por vida a nuestros vicios y ser parte de ellos.
No sé qué interpretó el cabrón, pero aumentó su fuerza y mi dolor también aumentó. Su polla empezó a moverse con más fuerza y no solo la metía recta. A veces la metía lateralmente, con la ayuda de Cati que manejaba mi cuerpo. Me penetraba profundamente cuando me la metía por el culo. Por el coño “solo” me la metía hasta el fondo porque ya no le cabía más. De nuevo volví a oír la voz susurrante de Cati.
–Voy a correrme puta mía. No sé cuántos años hace que no me corro sin que nadie me toque o me folle, pero viendo como aguantas toda esta doble follada, y los distintos rostros de placer y dolor que pones mientras tu cuerpo follado aplasta y arrastra mis tetas, me estás calentando como hace años no me pasaba ¡vas a hacer que me corra!
Y se corrió. Y lo hizo de tal manera que me soltó, casi me voy al suelo, y Rosendo no tuvo ni tiempo de correrse dentro de mi y soltó todo su chorro de semen entre el culo y la espalda. Durante unos momentos me sujetó Catalina con su brazo y con uno de mis pies apoyado en el suelo. Pero yo estaba muy cansada, sexual, física, y mentalmente ¡joder, que solo tenía 14 años! Catalina me comprendió en una sola mirada y le dijo:
–Vete ya de aquí y yo hablaré con Laura. El sábado por la noche organizaré la primera orgia con Laura como actriz principal ¡Vamos a preñarla ya! Se lo ha ganado.
Nos dio Rosendo unos castos besitos y se marchó.
Catalina se levantó y luego me levantó a mí. El gimnasio no solo la moldeaba sino que la ponía fuerte. Casi me llevó a rastras mientras el semen de mis amantes iba saliendo de mis agujeros. Me tumbó sobre uno de los varios sofás. Me trajo una botella de coñac y directamente de la botella bebimos las dos lo que quisimos. Luego encendió uno de los preciosos cigarros, se tumbó en el sofá a mi lado, puso un cenicero entre las dos, me abrazó, y así unidas y relajadas, compartimos el cigarro en silencio durante más de media hora. También compartimos algunos besos nada castos y caricias que “sin malicia”, nos provocaron unos nuevos orgasmos “relajantes”.
Una vez relajadas, sonrientes y felices, se levantó, me dio a mi el cigarro, ella encendió un cigarrillo, se sentó frente a mí en un sillón a mi lado, y así, yo tumbada, ella en el sillón, y mirándonos a la cara, empezó a hablar… y de tarde en tarde, yo le respondía.
–Laura querida. Creo que eres lo suficientemente mayor, al menos mentalmente, para poder hablarte muy crudamente de tu futuro, y como te considero muy adulta para tu edad, lo voy a hacer de mujer a mujer. Pero antes te contaré algo de mí, para que te veas reflejada como en un espejo y puedas en las próximas semanas, decidir tu futuro.
***Procedo de una familia muy religiosa y naturalmente me educaron en colegios de monjas “muy seleccionados”. Hasta los 15 años recién cumplidos, yo solo sabía del coño y del culo, que eran agujeros para sacar la orina y la caca. De masturbarme, nada de nada, yo no sabía que existía eso. Pero me crié bastante raquítica y los benditos médicos recomendaron a mis padres que me pusiesen una educadora físico/dietética, para fortalecer mi cuerpo, comer más sanamente y engordar un poco. Y recomendaron una monitora especial.
***Pero también era especial, porque se había educado en su infancia y por abandono paterno, en un hospicio, y las monjas la habían educado santamente. Pero una de ellas no era excesivamente santa y le enseñó todas las bondades del placer lésbico, y luego, lo de follar con hombres. Con 18 años la prestó a una culturista extraordinariamente viciosa. Fue esta, quien la educó física y sexualmente y la hizo tan viciosa como ella o más. Yo soy el resultado de la “educación especial” de ambas.
***No solo me enseñaron a ser una depravada sexual y engañar a mis padres, sino que también me enseñaron a engañar a mi marido. Ya ves, aún sigo virgen de él, “por vivir en un matrimonio santo y casto dedicado al culto”, y sin embargo, al único culto al que me he entregado es al placer de mi cuerpo, ya sabes que me he quedado preñada 22 veces y he parido 4 hijos. Fíjate además en el cuerpo tan tatuado que tengo y lleno de piercings ¡si mi marido me viese, se moriría!
***Y para no hacértelo ahora más largo, ahí entras tú. Quiero que te conviertas en la amante de mi marido, te dejes preñar y le des un hijo.
Yo no sé si entré o salí de todo lo que me estaba diciendo. Solo sé que cogí la botella de coñac y la bebí hasta no dejar ni una gota. Yo ya estaba bastante mareada y debilucha por el alcohol consumido antes, los orgasmos, y el humo del cigarro que me tragaba. Pero como el puro ya hacía rato que se había terminado, cogí otro, lo encendí, me tumbé en el sofá y le pregunté, no sé si asombrada o idiota total:
–Pero Catalina, solo soy una niña y no conozco a tu esposo ¡nunca le he visto! ¿qué cojones quieres que haga y para qué?
–Follar con él. Darle un hijo que te quedarás tú. Y ser inmensamente rica. Mi marido tiene muchos negocios dentro y fuera del país. Hará un testamento irrevocable, y tú y tu hijo seréis dueños cada uno del 50% de sus negocios y de la herencia de sus padres.
***Todas tus folladas con él serán inducidas por drogas y serán grabadas. Le chantajearemos y hará lo que le pidamos, porque por acostarse contigo “contra tu voluntad”, será un grave delito por ser tú tan menor. Y el hijo será la excusa para poder dimitir de todos sus cargos y dártelo todo a ti, como tutora hasta su mayoría de edad.
***En secreto, se divorciará de mí y seré totalmente libre. Cuando cumplas los 16 años te casarás en secreto con él y serás legalmente su esposa. Tú serás inmensamente rica y yo seré inmensamente libre de vivir mis vicios. No me importa el dinero, ya soy rica. Solo quiero vivir libremente y sin problemas, mi escandalosa vida.
***Te meteré en la Cofradía como mi secretaria y pronto serás la presidenta de la sección juvenil, con la ayuda de algunos curas y sus superiores, y ya desde entonces, serás la puta de todos los dirigentes como lo soy yo y lo es mi hija “no reconocida”. Las dos seréis mis herederas, en un mundo de poder, de dinero, de vicios sin limitaciones, con drogas, alcohol y más ¡mucho más!
***Y todo esto, solo será entre tú y yo. Yo te dirigiré, y tú me obedecerás.
Y yo me volví a correr y sonreí “beatíficamente”, mientras mi cabeza asentía.
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Aida88***[email protected]
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