Ultimos Relatos












Mi esposa se pierde entre la multitud, y cuando la encuentro, ya no es solo mía. Una noche que encendió algo nuevo. Este es solo el comienzo….






Entre imágenes y ausencias nace de una pregunta que me persigue desde hace tiempo: ¿qué hacemos con lo que no queremos ver, pero que insiste en revelarse? Esta historia no busca respuestas definitivas, sino que propone habitar el espacio incómodo de las contradicciones humanas: el deseo que nace en .






Siempre llegamos. Atenderle más confianza a los familiares cercanos una madre ni duda de su hijo.






Ejercicio + un tipo fumando, yo provocativo en shorts = a un encuentro al aire libre.






Hace un par de meses hice un viaje al exterior y por mi trabajo tuve que pedirle a un colega que me colaborara, él muy diligente cumplió con su ayuda y al regresar me pareció justo invitarlo a almorzar. Nos citamos en un sitio muy bueno como ameritaba el agradecimiento.






Quiero contar lo sucedido hace cuatro meses Soy una mujer de 38 años de edad me case con mi actual pareja cuando tenía 25 no tenemos hijos soy administradora de empresas y trabajo en un banco me gusta el ejercicio y la vida normal sin extremos, mido 1.65 tengo bonitas piernas y buen cuerpo.






Desde hace tiempo me volví asiduo lector de esta página y me ha divertido mucho, recreando mi imaginación con las historias que aquí se comparten, pero recientemente leí sobre lo que contó un esposo sobre el ingreso de su esposa a un gimnasio y me dio por reflexionar sobre mi caso específico.












«No puede creer que está será la última cogida buena en lo que mi novio aprende» me lo dijo resignada a mi que vendrá en su vida..












Inmediatamente reconocí esos sonidos, estaba seguro de saber de que se trataba..






Relato íntimo y explícito en el que narro mi entrega como sumisa en una relación BDSM, detallando una velada de dominación, ataduras, humillación y placer compartido, donde me convierto en el juguete sexual de mi amo ante una audiencia anónima..












Salí con mi novio sin rumbo y me escape con otro, el entrenador moreno, «macho», de mirada tímida y cuerpo firme, que solo quería un abrazo… pero acabó gimiendo con mi verga adentro, con mis dedos abriéndolo lento, mientras su boca me mamaba como si fuera su primera vez..