Adoración y sumisión total a una Diosa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anónimo.
Como cada Viernes, debo presentarme en casa de mi Ama para servirla como es
debido. Conforme me voy acercando, mi corazón late con más fuerza, mi pulso
se acelera y mi excitación crece por momentos. El placer que siento al estar
bajo sus órdenes es una sensación inigualable, de modo que accedo a todos
sus deseos de la manera más servil que uno pueda imaginar.
Me ha ordenado que debo acudir a su morada todos los Viernes a las 20:00 h.,
salvo orden en contrario. Por supuesto, la puntualidad es absolutamente
necesaria, ya que hacerla esperar sería un error imperdonable.
En estos momentos, estoy ante la puerta de su casa. Pulso el timbre y, antes
de que abra, me arrodillo rápidamente, puesto que no debo estar a su altura
en ningún momento, demostrando así que su superioridad y mandato es
manifiesta. No permite miradas directas hacia su persona, a no ser que lo
pida expresamente.
Abre la puerta y mi mirada apunta al suelo. Subo lentamente la vista hasta
ver sus pies, que calzan unos maravillosos zapatos de tacón alto tipo salón.
Evidentemente, deduzco que sus infartantes piernas están enfundadas en
excitantes medias negras de nylon. Me imagino el placer que podría sentir
lamiendo todos esos elementos fetichistas.
Tras una breve pausa, Ella dice: -Vaya, ya estás aquí tan puntual como
siempre, esclavo. Bien, ahora sígueme a cuatro patas.
Mi Ama se da la vuelta y aprovecho la ocasión para mirarla en todo su
esplendor. Lo que veo no tiene desperdicio. Lleva un sujetador negro que
atrapa unos pechos abundantes, una minifalda negra con cremallera en un
costado y, como he dicho antes, unas apetitosas medias negras y zapatos de
tacón del mismo color. El físico de mi Ama es de auténtico escándalo: Largas
piernas, pechos voluminosos, estatura media-alta, ojos azules, trasero ideal
para ser mordido y cabello moreno ondulado recogido en coleta. Todavía no me
explico cómo es posible que semejante maravilla de la naturaleza me permita
servirla y divertirla. Es, sencillamente, la Diosa ideal capaz de derretir y
hacer arrodillar a cualquier varón.
Me lleva hasta el centro del salón y con voz firme me dice: -Un esclavo debe
estar despojado de todas sus ropas, pero hoy he pensado que es demasiado
privilegio para tí. Así que quítate la camisa y bájate los pantalones.
Hago lo que me ordena, de forma que sólo puedo bajarme los pantalones hasta
las rodillas, dado que continúo arrodillado.
-Ahora, bájate los calzoncillos por la parte trasera de forma que quede
descubierto tu culo, pero cubierto el "paquete".
Tras hacerlo, me siento humillado por la situación. La imagen es patética ya
que, lógicamente, estoy en erección. Imagínenselo.
-Ja, ja, ja… no te apures, esclavo, estás muy "mono" así. Bueno, ahora
túmbate boca abajo, que quiero pisarte un poquito como la alfombra humana
que eres.
Me pisa el culo repetidamente y también la cara. Introduce el tacón de su
zapato en mi boca, removiéndolo en ella. Después, me coloca unas esposas en
las muñecas.
Enseguida, oigo sus pisadas alejándose hasta aposentarse en su sofá
preferido, y me ordena: -Acércate, gusano.
Me cuesta un tanto levantarme, y me acerco avanzando de rodillas hasta mi
Ama. Ella cruza sus piernas y dice: -Vamos a ver qué tal utilizas la lengua.
Lame mis zapatos, incluidas la suela y el tacón.
Su superioridad es aplastante y yo disfruto lo indecible cuando estoy
postrado a sus divinos pies. Lamo lentamente y con ganas recreándome en mi
infinita suerte. He empezado por su zapato derecho y continúo por el
izquierdo. Escucho algún que otro suspiro por su parte.
De repente, me grita: -Está muy bien, pero quiero que te metas en la boca
todo lo que te quepa. Primero, la punta de mis zapatos y luego todo el
tacón.
Cumplidas sus órdenes, se desprende de su zapato derecho y lo deja
balanceándose en su pie. -Ahora, debes lamer la planta de mi pie sin que
caiga el zapato.
Yo no sólo lamo, sino que también huelo el incomparable aroma que despide.
-Bien hecho, esclavo imbécil. Ha llegado el momento que estabas esperando.
Debes comerme los pies "de verdad". Quítame los zapatos con la boca y
chúpame y lámeme los dedos, planta, talón, empeine… ya sabes cómo.
Me presto a la tarea babeando como un perro sarnoso. Beso, lamo y chupo sin
parar. Pierdo la noción del tiempo. No es para menos cuando uno está en el
séptimo cielo. Debo recordar que mis muñecas siguen esposadas y que mi Ama
lleva medias, dos elementos que aumentan mi excitación. Chupo sus deditos a
través de las medias, besando y lamiendo cada uno de ellos y metiendo la
lengua entre las separaciones. Recorro lentamente con mi lengua sus plantas
y me recreo un buen rato en sus talones. Por último, me meto cada uno de sus
pies en mi boca hasta el fondo, mamándolos desesperado. Ella mueve sus dedos
dentro de mi boca. Todas estas sensaciones están llevándome hasta el límite
de la corrida.
Cuando mi Ama cree que sus pies han sido suficientemente adorados, me sigue
premiando: -Supongo que tu lengua parecerá un estropajo después de esta
abundante "comida". Tengo las medias mojadas de tanta saliva, así que
quítamelas con los dientes.
La labor es muy difícil y costosa y Ella no tiene más remedio que ayudarme
puntualmente. Con las medias quitadas, me insta a tumbarme en el suelo boca
arriba, me hace abrir la boca y mete en ella sus medias. Seguidamente,
empuja con su pie la media hasta el fondo de la garganta. El otro pie lo
coloca aplastando mi nariz, para que mi boca y nariz estén inundados por su
celestial olor.
Tras unos minutos, me quita las medias de la boca, se levanta y vuelve a
introducir su pie derecho en mi boca hasta casi atragantarme. Todo esto está
acompañado por las sonoras carcajadas de mi Ama, que realmente se divierte
con mi total y rendida sumisión.
Ha llegado la hora de cenar, y mi Ama me ordena acompañarla hasta la cocina.
Advierto que la sesión de adoración de pies todavía no ha terminado, puesto
que coloca un plato que contiene un pastel de nata, crema, cerezas… capaz
de hacerme la boca agua. -Para que veas que tienes el Ama más bondadosa del
mundo, ahí tienes un regalito.
Ha colocado el plato con el pastel en el suelo al lado de una silla. Mi Ama
se sienta en ella y embadurna sus pies con el pastel. Pisa el dulce varias
veces. Sus pies tienen una "pinta" irresistible. Estoy cerca de la
taquicardia y me tiro como un loco a comerlo todo. No puedo contenerme y soy
un poco brusco comiendo. De todas formas, mi Ama disfruta de mi empeño con
jadeos y suspiros varios.
Una vez que dejo bien limpitos sus pies con mi lengua, nos dirigimos a la
cama. Mi Ama se acuesta en ella y dice: -Unas tetas como las mías merecen
ser ordeñadas como Dios manda. Tu habilidad con la lengua es pasmosa, pero
como eres un sumiso-esclavo no tendrás la suerte de hacerlo. Tan sólo
chuparás mis tetas con el sujetador puesto, como te corresponde.
Yo estoy arrodillado al lado de la cama y Ella se aproxima. -Aprovecha la
ocasión, estúpido, porque te vas a morir de gusto-. Besuqueo y mamo sus
tetas recubiertas por el sujetador. A pesar de todo, se transparentan a
través de la tela del sostén sus buenos pezones. Yo me distraigo
mordisqueándolos. La tentación de arrancarle el sujetador y chupárselas como
es debido es grande, pero logro contenerme por mi propio bien. Esto me
excita más que mamar sus tetas descubiertas, algo que mi Ama conoce bien. No
puedo evitar lamer también sus axilas y meter mi lengua en su ombligo,
permitiéndomelo mi Ama (hoy está siendo extremadamente buena conmigo. Me
está premiando constantemente).
Posteriormente, le quito la minifalda. Lleva bragas negras. -Chúpame el culo
hasta que te diga basta.
Mi lengua trabaja sobre su muy moldeado trasero, recorriendo toda la
superficie de sus glúteos e introduciéndose entre ellos. En otras palabras,
lamo la "raja" de su culo de arriba a abajo.
Es increíble mi suerte, ya que hoy no me ha torturado. Incluso, me permite
correrme de la siguiente forma: Me acuesto en el suelo, Ella mete su pie
izquierdo arqueado en mi boca y con el derecho frota y pisa mi "paquete"
(que sigue medio cubierto por el calzoncillo). En poco tiempo, estallo.
Mi Ama se levanta y sentencia: -Ha sido muy entretenido ser adorada por un
sumiso dócil y obediente como tú. Ya te llamaré. Vístete y vete.
Hoy nuestros genitales no han entrado en acción, pero si el Paraíso existe,
debe ser lo más próximo a esto.
La reflexión es: ¿Hay algo mejor que la dominación femenina por parte de
espectaculares mujeres embellecidas por lencería provocadora y unos buenos
tacones (botas, zapatos, botines…)? Creo que no hay nada más grande.
P. D.: Si eres dominante femenina y quieres mantener contacto exclusivo por
e-mail con un servidor (contándonos nuestras fantasías mutuamente, tú como
Ama virtual y yo como sumiso virtual), mi e-mail es:
adorador_implacable@hotmail.com
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