atados en la habitación del hotel
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por parejaatada.
Desde casi las primeras semanas de relación sabía que mi novia tenía sexo con otros chicos. Fue ella misma quien me lo explicó, porque sabía que por esa razón tenía miedo de fracasar sus relaciones con chicos que no fueran capaces de poder soportarlo, pero yo le dije que entendía la infidelidad sexual, que entendía que la gente a veces quiere sexo con otras personas, sin más relación que el puro sexo y ya está, y que a mí no me molestaba.
Entre nuestras conversaciones habituales estaban sus fantasías, y la de los chicos que la llamaban por teléfono. Tenía centenares de historias, porque la gente tiene muchos gustos diferentes. Algunas veces hacia de ama, otras de chicos que ya se conformaban con follar, también me explicaba llamadas de tios que sólo llamaban para decir tonterías, otras de curiosidades que no os voy a explicar, pero a ella le gustaban mucho las fantasías morbosas, en la que la ataban y jugaban con ella sexualmente. Realmente, las cuerdas ya participaron en nuestros juegos sexuales desde el primer día, cuando en plenos preliminares me acuerdo que sacó unas cuerdas y me pidió que le atara las manos a las espaldas.
Ahora ya hacemos sesiones de horas, y ella tiene mucha resistencia, también porque disfruta. Le gusta que le aten por todos sitios, y tenemos casi la mitad del armario de la habitación con cuerdas, vibradores, mordazas, antifaces, hoods y vibradores.
Quedaba con unos seis o siete chicos a la semanas por hacer un promedio, ya que me había dado cuenta que en algunas fechas o algunos días los chicos llamaban más, supongo que porque están sin sus mujeres y les es más fácil no tener que dar explicaciones, pero yo nunca había participado en ninguno de sus contactos. Esto siempre era cosa de ella.
Fue cuando llevábamos poco más de medio año de relación cuando yo participé por primera vez. Ella tenía una cita con un chico en un hotel, y habíamos quedado después, al acabar la cita, así que me dijo en qué hotel estaría y fui a recogerla. Habíamos quedado a las seis de la tarde, en la recepción, y como me sobraba tiempo llegué media hora antes. Aparqué el coche, con tranquilidad, que en Barcelona no es fácil, y me senté en el bar del hotel, a esperar. Faltaban todavía diez minutos para las seis de la tarde cuando sonó mi teléfono, y por el número marcado vi que era ella, y respondí. Lo que me dijo es que todavía estaba con el chico, y con una voz como de muy excitada me explicó que se lo estaba pasando muy bien, que estaba atada con un montón de cuerdas, y que se iba a quedar más tiempo, que el chico le había pedido más y le había dicho que sí.
"¿qué hago?" – le pregunté – "¿me voy y vuelvo más tarde?".
Ella me dijo que no con una voz que me sonó muy erótica, pero pensé que era lógico si estaba tan excitada, y entonces me preguntó si quería subir y participar.
Yo me quedé parado, y le pregunté que tenía que hacer.
"El chico te lo dirá. Es una pasada y ¡oohhhh!" – y noté que eso era un gemido de placer. "Estoy excitadísima, por favor, dile que sí".
"Vale, vale, pero dime qué tengo que hacer" – le dije sonriendo notando que estaba muy excitada.
"La idea es que fufuubbmamma mmmm phh mmmmgpggpghh mmmmpppffhh". Eso parecía como si de repente estuviera hablando amordazada, y le pregunté si me estaba hablando amordazada, y entonces me respondió el chico.
"Sí, tu novia está amordazada. Mira, escucha, ¡cuéntale a tu novio lo que tiene que hacer!".
"MMppfiimemmefff mmmm ffufumiimir mmmm ffeee fffooooo mmmmophhhhpg mmmffff fffiiii fifififii mmmmmffiii" – y le dije que no entendía nada.
"Le he puesto una mordaza, y se lo está pasando de maravilla".
"¿Y yo qué hago?".
Me dijo que tenía que seguir sus órdenes, que él me iba a dar unas ordenes, y que tenía que obedecerle. Sólo dejarme guiar, que ella se lo estaba pasando muy bien como me había dicho, así que deje de lado todo y lo acepté. Lo hice también por ella, y seguí lo que me dijo. Lo primero, que entrara en el ascensor y bajara al parking. Me dio un número de plaza en la que había aparcada una furgoneta que tendría la puerta trasera abierta.
"Entra en la furgoneta, y cierra la puerta. Tardaré diez minutos. Cuando entre tienes que estar completamente desnudo. Pón la ropa dentro de la bolsa que encontrarás en la furgoneta. A la izquierda, junto la rueda de repuesto, hay muchos juguetes eróticos, y entre ellos una venda. Tápate los ojos. Quiero verte con los ojos vendados al abrir la puerta".
Yo pregunté si de verdad tenía que hacer eso.
"Escucha a tu novia".
La puso al teléfono, y comencé a escuchar gemidos de placer amordazados, mmmpphhhp mmmmmpp fffiifiiffi fififiif mmmmmffff y comencé a sentir cada vez como gemirla más rápida hasta tener un orgasmo que escuché con mmmmmffff mmm mmmm mmmm mmmpffffhfffh mmmf , y me convenció.
Así que, tan sólo colgar el teléfono, bajé al parking, localicé la furgoneta, y entré. Me desnudé rápido, puse la ropa en la mochila, y vi junto la rueda cuerdas y más cuerdas, había como una pila de un metro, junto con diferentes modelos de mordazas, máscaras completas, y una venda, que supusé que era la que me tenía que poner.
¡Vaya con los juegos de mi novia!, pensé.
A los diez minutos escuché abrirse la puerta de la furgoneta, y yo estaba desnudo y con los ojos vendados sentado esperando en el suelo de la furgoneta. Me dedicó un saludo, y sin darme tiempo a preguntarle nada y ni hablar me sorprendió y noté com una mordaza de bola entraba en mi boca. Me quedé parado, sin saber reaccionar, y sentí que la apretaba lo más fuerte que pudo detrás de mi nuca. Ni tan siquiera me preguntó nada, simplemente lo hizo, y sin perder tiempo noté cuerdas que se liaban por mi cuerpo, por el pecho, los codos, que las pasaba por todos sitios hasta el punto de que pensaba que el tío no sabía lo que hacía y se estaba liando, pero en apenas diez minutos ya me era completamente imposible desatarme, con los brazos a la espalda y las cuerdas tan fuertes y tan firmes que no podía mover ni las muñecas.
No sé qué me pasó, pero al momento de sentirme indefenso mi polla se puso dura como una piedra.
En ese momento, me colocó algo que parecía como un collar de perro, y ¡me sacó de la furgoneta! ¡que vergüenza! Yo quería correr hacia el ascensor o volver a meternos en la furgoneta, pero el chico paseaba tranquilo, lento, sin prisas. ¿Y si nos veía alguien? Le sonó el teléfono a medio parking, y allí nos paramos. Se puso a hablar por teléfono, como si yo no estuviera, ignorándome, en medio del vacío del parking, y cuando escuché el motor de un coche a lo lejos me puse a mil. Por suerte giró antes y no llegó hasta la zona del parking nuestra, pero yo estaba que no me lo creía. No duró mucho la conversación que nos entretuvo, pero para mí fue una eternidad.
Al acabar le oí reirse, y me preguntó si estaba sufriendo entre risas.
Yo hice un ffffiiiiii que me dejaba la mordaza.
"¿quieres que te lleve a la habitación con tu novia?".
Volví a hacer que sí con la mordaza, y me dio una orden.
"Vamos a ir andando hasta el ascensor, pero quiero que vayas meando por el camino mientras vas andando. No pares de mear y de andar, ¿lo entiendes? Si paras, te dejo fuera del ascensor, y no es negociable, ¿lo has entendido?".
Yo hice un ffiiiiiii corto, y al momento noté que me ponía en medio del carril por donde van los coches a aparcar.
"El ascensor está a 50 metros, todo recto. Ya sabes, empieza a andar y a mear".
Yo estaba totalmente implicado en el juego, estaba totalmente puesto en mi papel, y quizá diría que si me lo pensé o me pareció una locura o si pensaba tal cosa o otra, pero la verdad es que no, que me limité a concentrarme para mear y andar. No sabía que si haces las dos cosas al mismo tiempo te salpicas y te tocas las piernas, pero lo descubrí en ese momento, pero no paré. Me sienta apresado, capturado, y me puse en el papel.
Escuché un "bien hecho" con las últimas gotas y entramos en el ascensor. Por lo que subimos, debió de ser unas cuatro plantas, todo el tiempo en silencio, sin hablar, salvo un momento que le escuché reirse cuando todavía cayeron dos gotas por mi polla. Luego salimos del ascensor, y guiándome por el collar de perro me llevó hasta la habitación donde estaba mi novia.
Al entrar me quitó el collar, y me dijo que saludara a mi novia. – "ffffoooaaa" – dije, y escuché a mi novia que decía "mmmmfffooo ffaammmmfffeemm".
El chico nos explicó que nos iba a dejar vernos entre nosotros un minuto. Me quitó primero a mí la venda, y después a mi novia. Estaba brutalmente atada con muchísima cuerda, toda entera, completamente inmóvil de piernas y brazos y todo, boca arriba, con las piernas dobladas en una forma que el talón le tocaba las nalgas, abiertas, sin poder cerrarlas porque las cuerdas tensaban lo máximo a los laterales de la cama, y no sólo de las piernas sino también del cuerpo de tal forma que no podía ir ni a derecha ni a izquierda, con un arnés mordaza dentro de su boca toda la bola y por encima algo que era como una tapa de piel que le empujaba la bola más adentro. Estaba rodeada de condones usados, y vibradores.
"Ya está" – dijo el chico, y al instante cogió un hood de piel que sólo dejaba dos orificios para respirar y se lo puso a mi novia, que excitada al máximo y sin ninguna opción de moverse no opuso ninguna resistencia. El hood se cerraba con unoos cordones detrás de la nuca, y la cubría entera toda la cabeza desde el cuello.
Luego vino a mí, y me colocó el mismo hood. Lo apretó, y me ató en la misma posición que estaba atada mi novia, también con las piernas igual, a la cama de al lado, también boca arriba, y supe lo que debía de sentir cuando intenté cerrar las piernas, que fue nada, ni tan siquiera cinco centímetros. Quise levantar el cuerpo, pero no pude. Quise moverme a los lados, pero tampoco. Nada. Y mi polla se puso dura como si fuera a explotar.
"ahora voy a jugar con vosotros" – susurró pícaro.
Comenzó primero con mi novia. La escuchaba gemir, o mejor dicho hacer mmpmphfhf primero lento y después cada vez más rápido mmm mmm ffffififi fififiif mmmmffff hasta tener el orgasmo unos diez minutos. No fue el único que tuvo. Le escuché tener otro orgasmo, y cuando le escuché el tercero el chico me dijo con aire perverso que la estaba masturbando, lamiendo su clítoris con la lengua al tiempo que jugaba con los dedos, y que ella estaba como loca de excitación, y es curioso pero aunque no me tocaba se me puso la polla escuchando a mi novia gemir y yo con el tacto de las cuerdas bien atado.
Estuvo mucho rato con ella. La escuchaba gemir a veces como cansada, de tanta excitación y orgasmo, pero cuando el chico la penetró y se puso a follar con ella se le pasó esos murmuros cansados al momento, y se puso a gemir como si quisiera más y más. El chico lo hacia lento, me imagino que no quería correrse, e iba parando mientras yo estaba atado y abandonado al lado.
Al final, de lo cachondo que estaba el tío, se corrió.
Apenas un par de minutos después de haberse corrido, vino hacia mí.
– "Te voy a hacer una tortura dura, que es no dejarte correrte pero ponerte cachondo todo el rato. Vas a suplicar con la mordaza que te la chupe" – y así fue, que el chico se sentó a mi lado, dejando a mi novia atada en su cama, y comenzó a tocar el glande descubierto de mi polla. Era sólo toques pequeños, suaves, de corta duración, que se notaban un montón y me la ponía dura y tensa al máximo, y entonces paraba, dejaba que se me fuera la erección y volvía, y eso diez minutos se aguantaba, pero fue casi una hora. Yo gemía suplicando mmmmppppfhfhfhf mmmmpppfh mmmmmfffh fffoof fffafffoooo quería correrme, pero el chico no me dejaba.
Seguro que llevaba una hora. Me temblaban las piernas ya. Me comentó que se había excitado mucho viéndome con ese sufrir, y por sorpresa se levantó de la cama, se fue a mi novia, y volvió a follársela.
– MMMMmmmpppffpfh ffffiifififiif ffffffffiiiiii ffffiifgggguuuueee fffiii – tuvo un orgasmo bestial al mismo tiempo que el chico.
Otra vez, volvió a mí, me puso la polla durísima, esta vez sólo un minuto, y se fue a duchar. Volvió treinta minutos más tarde, duchándose con toda la tranquilidad del mundo e ignorándonos sabiendo que debíamos de llevar ya un par de horas atados fuertemente y con las mordazas. Cuando volvió fue sólo para decirnos que se iba.
– "Pero no os preocupéis, no me olvido de vosotros. Volveré por la noche" – cerró la puerta y se fue.
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