Cacería de callejeros maricones Parte 1
Mi amigo y yo buscamos sodomizar un par de perritos putos.
Todo empezó en un grupo de telegram “Hardzoo» o dicho de otra manera zoofilia extrema, sin limites. En este grupo se compartían videos para todo gusto zoofílico, desde animales domésticos hasta de granja; vacas, yeguas, cerdos, serpientes, gallinas, gatos y por supuesto perros. De hecho los videos de perros en todo tipo de situaciones sexuales eran los más populares, tal vez por ser una mascota bastante dócil y común en todas partes.
De entre todos esos videos uno era mi favorito y el de muchos otros en el grupo también: Un video en el que un perro macho de raza indeterminada (posiblemente un labrador o golden retriever por el color beige amarillento que podía distinguirse) estaba completamente inmobilizado por cadenas sobre un soporte de madera como el que se usa para mantener quietas a las hembras a la hora de la cruza, pero más alto, a la altura perfecta para que un adulto pueda introducir su pene en una posición cómoda. El perro tenía la cabeza cubierta por una bolsa gris de tela y su peluda colita amarrada al lomo con una gruesa cadena, dejando ver perfectamente su ano ya desflorado. A los 15 segundos un hombre negro y corpulento entra a cuadro con la verga semi-erecta, unos 30cm de garrote negro y gordo aproximadamente. De el pellejo de su pene sin circuncidar se asoma el glande y empieza a frotarlo en la dilatada entrada trasera del can, que evidentemente ya ha sido bien utilizada antes.
En reacción a los roces de esa punta negra el perro daba gimoteos desesperados, sabiendo muy bien lo que buscaba abrirse paso en su conducto anal. Entonces el hombre se aleja un poco y repentinamente suelta un puñetazo justo en las bolas caninas que sobresalen al borde de la viga de madera que hacía de soporte central. Al instante el perro da un gran chillido seguido de más quejidos mientras sus patas traseras se tensan tratando de moverse, pero solo consiguen hacer sonar las frías cadenas que las mantienen en su sitio. Ya con su erección a tope el hombre se pone en posición para comenzar a taladrar ese agujero esclavo mientras habla en portugués, probablemente diciendo: “Cierra el hocico puta, esto es lo que estabas esperando, ¿verdad, puta? te encantan las vergas humanas, no?”.
A lo largo de 4 minutos el hombre penetra violentamente en ese agujero de mierda mientras sus huevos chocan en el estirado anillo rosado que se sale de lo lleno que está por dentro, y sigue diciendo cosas sucias al pobre perrito esclavo, cuyos lloriqueos son amortiguados por la tela que cubre su cabeza. Un par de veces la saca por escasos segundos para mostrar en primer plano el gigantesco y palpitante hoyo abierto, solo para volver a meterla entera de una, arrancando un profundo sollozo de dolor (o a ese punto tal vez de placer) en la bestia.
Finalmente el salvaje va y ven baja su ritmo, da unas firmes y lentas estocadas tratando de llegar lo más profundo para escupir su semen. La mantiene bien adentro mientras se vacía y cuando por fin la saca lo hace muy despacio. El ano completamente dilatado hace lo que puede por hacer su labor natural y cagar toda esa espesa leche, pero antes de que consiga escurrir aunque sea un poco el negro se apoya en el soporte de madera para soltar una serie de contundentes rodillazos en los testículos colgantes de su esclavo, incluso aplatandolos contra la madera astillada por varios segundos. El animal comienza lloriquear desconsolado y a moverse compulsivamente tratando de escapar. Los espasmos en las paredes anales a causa del intenso dolor de huevos hacen que todos los pegajosos fluidos vayan adentro, tragando hasta el último esperma con el culo. Casi como insulto final el hombre hurga con su dedo indice el hueco que ha moldeado su tremendo calibre africano»
«dioss que puta perrita de mierda, se nota que ya está acostumbrada que se la violen así¿alguien tiene más videos como ese…?», pregunto en el chat de telegram, citando el video del perrito esclavo.
«tengo una versión más extensa de ese video. manda DM :)», respondé a los pocos minutos un tipo que lleva por nombre “Jerry”, probablemente un simple pseudónimo.
Mi primer pensamiento fue que el tipo trataría de estafarme pidiéndome dinero por un video que posiblemente ni siquiera tiene. Sí de verdad poseía tan preciado registro audiovisual y quisiera compartirlo ya lo habria hecho en el grupo. Pero tampoco perdía nada por intentar, así que le mande mensaje directo como pidió.
«hola, tienes el video??»
«claro, espera un ratito en lo que se sube 😋»
Después de unos momentos un video de casi 20 minutos se subió a nuestro chat y en efecto era el video completo del perrito esclavo sexual. Este contenía los minutos previos a la follada bestial que ya había visto tantas veces: Se mostraba como el negro le hacía un enema con agua hirviendo para horror del putito ya inmovilizado, el cual no podía más que cagar mierda hirviendo y aullar de dolor. Una vez con los intestinos bien limpios el hombre prueba 3 plugs anales de distintos tamaños que intercala con su verga negra y palmadas en los huevos del perro totalmente a su merced.
«No jodas ,me encanta como la castiga. Que ganas de patearle sus bolitas de puta todos los días».
«sí yo igual XD», contesta Jerry.
«Pensé que querias venderme el video. por qué no lo pusiste en el grupo¿?», le preguntó a Jerry.
«pues porque mucha gente les parece excesivo llenarle el culo a un perro con agua hirviendo y me acaban buscando la ip para funarme en twitter XD. como si violar un perrito sin violencia inecesaria sea menos peor segun su moral pendeja jsjs».
«y dónde encontraste el video???».
«en la deep web Xd .no es tan difícil de encontrar, la zoofilia es de lo menos ilegal en esos sitios y la verdad a nadie le interesa perseguirla. No te va caer el fbi por tener una porno de un brazileño cogiéndose un pinche perro».
«Lol siempre es bueno encontrar a alguien con gustos parecidos, te puedo agregar para intercambiar videos¿».
«Claro, de donde eres? 😁»
Así fue como inicio el contacto con Jerry y a lo largo de varios meses compartimos mucho contenido hardzoo. Ambos somos de México, y de la misma ciudad pero siempre evitabamos dar una ubicación más precisa porque nunca puedes acabar de confiar con un random de internet. Aunque eventualmente nuestros intercambios de fantasías bondage con perritos maricones nos hizo plantearnos el encontrarnos en persona. Jerry era de una zona casi a las afueras de la ciudad, a una hora y media más o menos de dónde vivo.
Nuestro primer encuentro se dio tras una de semana de planeación. La verdad estaba cagado de miedo de tener que ir a una zona tan jodida, pero la familia de Jerry tenía un pie de casa abandonado (básicamente una casa muy sencilla alejada de la civilización) que podíamos usar con total tranquilidad. El plan era sencillo: Capturar un perro callejero para cada uno y llevarlos a la pequeña guarida. Jerry se encargaría de llevar todo lo que íbamos a ocupar a la casa.
Omitiendo las introducciones para este relato el encuentro con Jerry fue como lo esperado. Siempre es raro conocer en persona a alguien con quien llevas en contacto tanto tiempo, pero en este caso la emoción de lo que estábamos por cometer ayudo a romper el hielo rápidamente. Si tuviera que describir a Jerry sería como el típico “güero de rancho” o “menonita vende quesos” como llamamos en México a cualquier cabrón blanco y medio rubio. Sin mayor dilación nos dirigimos al pie de casa.
«Wey, yo ya tengo al mío en la casa. Ayer que fui a llevar unas cosas encontré un putito que me gustó un chingo ahí por el terreno», dice Jerry.
«No mames, pero dijimos que iríamos de cacería juntos ajajja».
«Perdón, pero ¿qué tal si ya no lo encontraba hoy? es que al chile me gusto mucho. Además me tarde un putazo de tiempo llevarlo a la casa. A lo mejor nos pasábamos todo el día nada más en eso si tuvieramos que llevar dos putos perros «.
Seguimos platicando hasta llegar a una zona casi desértica llena de mini-casas de puro ladrillo, muy seperadas la una de la otra, la mayoría deshabitadas y sin puertas ni vidrios en las ventanas. Caminos hasta llegar a las últimas casas visibles del lugar, Jerry se dirigió a una que todavía se conservaba más o menos entera.
«Esta casa ni siquiera es la mía, na’mas le cambie la chapa. Pero aquí ya no vienen ni los marihuanos. Les da weba caminar tanto pinches drogos ja,ja».
Nada más abrir la puerta de la casa de prácticamente una sola habitación y ver lo que habia dentro con la poca luz que entraba por el portal un chispazo eléctrico me recorrió la columna: Lo que parecía ser una Pastor Alemán macho de tamaño mediano tumbado en el suelo, amarrado por las patas y el hocico. Su flacido cohete rojo estaba completamente fuera de su capucha atado junto a un par de pelotas bien gordas, envueltas en un escroto oscuro que da ese contraste tan sexy con el pelaje claro. También tenía un objeto negro metido en el culo que no pude reconocer al momento.
«Pásate, wey.».
Jerry y yo entramos cerrando la puerta tras nosotros. Traté de encender la luz pero no funcionaba. Jerry saco su celular para iluminar con la lámpara.
«A estas pinches casas no llega luz, pero con está lámpara la armamos. Ahí traje dos baterías de repuesto y varias velas. ¿Qué te parece mi putito?», Jerry pregunta mientras mueve ligeramente el pene del pastor alemán con el pie.
«No mames, que buen puito te conseguiste. Que rico se le ve su chilito todo rojo y aguadito, si le daba unas chupadas antes de pisarselo al wey».
«Pues vas, paraselo bien para amarrarlo fuerte y que ya no se le bajé nunca al puto».
«¿Qué tiene metido en el culo?».
«Un pepinote ajajja».
«Ja,ja… No seas cabrón, Jerry».
«Pues yo no tengo pinches pitos de plástico, ni que fuera joto. Así que tendrá que conformarse con pepinos el putito este».
Jerry me daba luz con la linterna de su celular y yo me puse de rodillas para apreciar mejor al perrito maricón. La bola de su pene era gruesa y estaba inflada, pero el resto de su pene permanecía flácido y diminuto, dando un aspecto muy llamativo por alguna razón. Un fuerte olor a orina emanaba de una mancha humeda en el suelo de cemento.
«¿Lo tienes aquí desde ayer…?».
«Sí, nada más meterlo aquí el pendejo se dejo amarrar de patas bien fácil. Creo que fue como a las 8 de la noche. Luego le metí el pepino así como va sin vaselina para que no se cagara en el suelo. El pito se le puso bien paradito cuando se lo amarre a los huevos, igual por eso le quedó así de raro».
Sin preguntar nada más comencé a lamer el pene de nuestro puta canina, en labor de reconocimiento.
«Buajj, esto sabe de la verga».
«¿Pues qué esperabas wey? ajajja».
El sabor era mucho más asqueroso de lo imaginaba pero aun así le di la mamada de su vida al putito callejero que hasta ese momento había permanecido callado. Ahora soltaba pequeños gruñidos y suspiros entre gimoteos como pidiendo más lengüita en su punta roja. Después de unos minutos pude sentir por fin un ligero palpitar y la verga perruna que se mantenía aguada y babosa dentro de mi boca ganaba peso lentamente. La saqué para poder observarla y venas moradas casi a punto de reventar aparecían por todo el palido nudo de carne. Estaba claro que esta verga había estado parada por mucho tiempo y ahora estaba al límite de la disfunción.
Continúe con mi labor oral tratando de mejorar la calidad de esa triste erección succionando como si se tratara de un biberón repleto de leche tibia de cachorritos y el reflejo de eyaculación empezó débilmente, ya que apenas quedaba liquido por sacar. Parte de la mancha de orina en el suelo contenía el semen de nuestro querido esclavo. Finalmente unas gotas blancas ligeramente amarillentas brotaron de la punta palpitante y cansada de tanto escupir.
«No jodas, los perros no les sale el semen asi de espeso. Ha de tener una infección en el pito el hijo de la chingada».
«Pus ya amarraselo al puto, ya lo tiene parado más o menos bien. Traje de esos plástiquitos con los que juntan los cables, ¿cómo se llaman?».
«No me acuerdo, pero primero hay que desatarle los huevos o luego va a ser un pedo».
Desamarré la cuerda que mantenía pegados los testículos con el pene solo para asfixiarlo de nuevo, esta vez individualmente pero ahora con una dolorosa erección morada y rojo sangre.
«¿Y ahora qué quieres hacerle?», pregunta Jerry.
«Ayúdame a ponerlo sobre la mesa y pasame unas velas».
Jerry y yo tomamos a la bestia por las patas para arrojarlo sobre sobre una rústica mesa de madera. Jerry buscó unas cuentas velas de una bolsa de plástico y prendió un par de ellas con su encendedor, entregándome una y colocando la otra en una esquina para alumbrar un poco más la habitación.
Puse la verga todavía tibia en mi palma y lentamente incliné la vela dejando caer unas gotas de cera liquida y ardiente sobre la polla de nuestro esclavo. La respuesta no se hizo esperar retorciéndose y sollozando intensamente, expulsando la mitad del pepino que había recibido en el ano desde ayer en la noche. Rápidamente Jerry trató de inmovilizarlo lo más posible con sus brazos y yo tomé el nudo palpitante entre mis dedos dejando caer al menos 3 gotas sobre su bulbo de perra.
«Agarralo bien pendejo! se va a caer de la mesa».
Esta vez los movimientos de contorsion fueron tan intensos que el pepino salió entero junto con varios trozos de mierda con aspecto viscoso. De un momento a otro la puta simplemente se resbalo a traves de los brazos de Jerry, cayendo por el borde de la mesa.
«Verga, que putazote se metió el pinche mariquita este. Te dije que se iba a caer… hay que mantenerlo quieto, que no se pueda mover…».
«Ya había pensado en la manera de mantenerlo quieto, pero quería esperar a que tuvieramos a mi esclavo y al tuyo juntos».
«¿En serio…? pues vamos a cazar, Jerry! y me enseñas que putas tienes preparado».
Continuará…
Holaaa genial relato tienes tele? el mio es @Lcmendoza saludoosss
Que rico wey, ya quiero la segunda parte…. rico poder entrar a ese grupo en telegrm.
Supongo que es fantasía pero es una mierda de relato. Sádicos de mierda, sáquenle la etiqueta de «zoofilia» por favor.