Dominación sexual
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
La historia comienza con un chico de 20 años. Todas las tardes iba a la piscina a practicar natación entrenaba para unos campeonatos era un chico delgado, pero definido, con algo de vello. Muy guapo de cara, aunque algo aniñado tenía mucho éxito con las chicas. En el vecindario lo conocían muy bien, era todo un rompecorazones. Un día, al salir de la piscina, notó que alguien lo seguía, pero no le dio importancia. De camino a casa tomó un atajo porque esa misma tarde había quedado con una chica, supuestamente a estudiar, pero él no sabía que nunca llegaría a esa cita…
Cuando entró por un camino que había en un descampado, junto a unas casas abandonadas, notó que alguien tiraba de él. Sin que tuviera tiempo de reaccionar le cubrieron la cara con un trapo y ya sólo recordó haber perdido el conocimiento.
Lo primero que vio cuando despertó, fue la oscuridad. Se sentía aturdido, y desorientado, no sabía dónde estaba, pero sí podía notar que hacía frío y que había humedad. Notaba que su ropa estaba húmeda. Trató de moverse, pero no podía, ya que al intentar levantarse se sintió mareado y volvió a caer al suelo. Empezó a gritar desde el suelo, pero parecía que nadie le oía, pero tras un rato, y cuando ya empezaba a notar que no podía gritar más. De repente oyó un ruido, se abrió una puerta. Entre la oscuridad se vio una luz y le areció ver una silueta humana. Cuando intentó levantar se volvió a caer. Ahí fue cuando notó que tenía una cadena atada a uno de sus tobillos. Aquella persona se acercó sin decir nada. No pudo verle la cara, pero creía que sería un hombre. Le dio un poco de agua y luego dejó caer la botella al suelo, que se rompió. Tenía tanta sed, que se arrodilló en el suelo para beberla. Mientras estaba haciéndolo, de nuevo una mano se apoderó de él y sólo recuerda volver a quedar dormido.
La siguiente vez cuando despertó, no le dolía tanto la cabeza y al abrir los ojos pudo comprobar que estaba en una habitación, acostado sobre una cama. La cama estaba en el centro de la habitación, justo encima había una gran lámpara y todo alrededor con ventanas, pero no se veía nada. Estaba tapado con una sábana. Cuando se levantó de la cama se cayó. Entonces se dio cuenta de que otra vez, alguien lo había atado, para que no pudiera escapar. Además, al levantarse, se cayó la sábana que llevaba, y se percató entonces de que estaba completamente desnudo. Sintió vergüenza, porque aquella habitación estaba llena de ventanas espejo, de forma que desde dentro no se veía nadie pero desde fuera se veía todo. Así mismo, se dio cuenta que de alguien lo había afeitado completamente, pues no tenía nada de vello, ni barba. Además pudo verse reflejado en el espejo: le habían afeitado la cabeza también. Tan sorprendido quedó, que no se dio cuenta de que un hombre había entrado a la habitación y estaba mirándole fijamente. Cuando se dio cuenta, avergonzado, se acurrucó en el suelo tratando de tapar sus genitales con la sábana. De repente, el hombre dijo:
-"Tranquilo, no temas, si obedeces irá todo bien".
Pero el chico empezó a gritarle de todo, e incluso trató de agredirle, aunque al alcanzar la longitud de su cadena el hombre se apartó y no pudo golpearle. Entonces el señor, le golpeó con un hierro fuertemente en los genitales cuando el chico trató de incorporarse y el chico cayó al suelo retorcido de dolor. El señor, empezó a reírse y dijo:
-" Necio, debes obedecerme, o sino, será peor".
El chico dijo:
-" Esto de qué coño va?".
Siendo golpeado por el hombre de nuevo.
-"Modera tu lenguaje".
Y empezó a hablarle:
-"Todo esto tiene fácil solución, si me satisfaces y cumples, seré condescendiente contigo, sino te expondrás al peor de los castigos"
-"Si yo no tengo dinero"- respondió el chico
-"No es el dinero lo que busco, chico"
Entonces empezó a contarle una historia:
Desde aquel momento el chico empezaría a trabajar para él, en casa, sin salir de allí, a cambio de techo y comida. El chico, de primeras no aceptó, y se mostró totalmente rebelde e insumiso. Por todo ello, las primeras semanas recibió la ira del señor.
El señor, que se hacía llamar señor doctor, era un hombre alto, delgado, de pelo gris, con pose masculina, de corte clásico y muy dominante.
Como pudo comprobar el chico en primera persona, las primeras semanas apenas recibió comida, fue maltratado y torturado. Al cabo de unas semanas, el chico decidió, rendirse y aceptó la propuesta del doctor, pues no tenía más remedio. A partir de aquel momento, el chico podía salir al resto de la casa, aunque tenía que ir siempre desnudo o con poca ropa. Por las mañanas se dedicaba, mientras el doctor estaba en su consulta a realizar todo tipo de tareas domésticas y por la tarde/noche a saciar a su doctor.
Éste le inició en las prácticas sexuales entre hombres. Al principio, y por la negativa del chico, el doctor, psiquiatra de profesión, empezó a tratarle con medicamentos que le hacían ser más sumiso y receptivo al sexo. Poco a poco, el doctor consiguió que el chico se homosexualizara, desde pequeñas prácticas, como una felación o tocamientos a la penetración anal. El chico, gracias a la influencia del doctor empezó a a olvidar su anterior vida y a entregarse, cada vez más, de forma voluntaria a su doctor, dado que éste le estaba anulando por completo.
Con el tiempo las medicinas hicieron que el chico fuera totalmente sumiso, pues tal y como le aclaró el doctor, el chico no podía tener ni un sólo ápice de placer. Ya nada quedó de aquel chico masculino que tuvo tanto éxito con las chicas. Acabó siendo un chico muy delgado, frágil e impotente, con un pene que nada tenía que ver el que tenía, puesto que la medicación se lo redujo al mínimo. Aún así, el chico no era infeliz, porque servía a su amo, quien todas las noches le hacía de todo en sus sesiones.
Conforme fueron pasando los meses, el chico acabó sirviendo a amigos del doctor y participaba en orgías grupales. Con el tiempo, el doctor, fue convirtiéndose en un hombre más y más vicioso. El chico ya estaba completamente anulado, era un chico sin voluntad que sólo hacía lo que le pedían, sin rechistar. Era alquilado a todos los hombres más adinerados de la ciudad, quienes le solicitaban al doctor cada vez una escena distinta. Sin embargo, había un hombre, el más rico y conservador de la ciudad quien estaba dispuesto a pagar una fortuna a cambio de una cosa: que el chico se fibrara y pudiera tener a su Hércules. Entonces el doctor tuvo que suministrar todo tipo de anabolizantes para que el chico aumentara de volumen. Cuando lo consiguió, tras muchos meses de esfuerzo, el doctor trajo al chico a casa del hombre rico. Éste pertenecía a una sociedad secreta que practicaba el sexo indiscriminado con chicos muy jóvenes. Al llegar todos vestían con túnicas, estando en una gran sala puestos en fila, dejando un pasillo, por donde pasaba el chico, quien llevaba una túnica como los demás, pero dado su volumen corporal le venía más ajustada que a los otros miembros. Estaba completamente drogado para poder participar en tal juego. Al llegar al fondo de la sala había un altar, frente al que se paró. Entonces un hombre se acercó al chico y de un tirón arrancó su túnica, quedando completamente desnudo frente al público. En ese instante, el dueño de la casa se acercó y presentó a su nuevo miembro diciendo:
-"Estimados hermanos, hoy tenemos un hermoso ejemplar de macho que se incorporará nuestra sociedad como esclavo…".
Y tras acabar su discurso el resto de hermanos gritaron vitoreando a su señor. Tras ello, colocaron al chico en el centro de la sala, en una especie de aro gigante que se movía hacia adelante y hacia detrás, hacia izquierda y hacía derecha. El joven quedó maniatado de pies y manos, en alto. A partir de aquel momento estuvo totalmente expuesto a las voluntades del señor.
Su cuerpo se veía fuerte, perfecto, firme, brillante por el sudor, sin un ápice de vello. Tenía unas nalgas bien prietas. Su ano estaba ya muy dilatado por el uso excesivo al que lo sometían el doctor como sus clientes, sin embargo su miembro se había reducido aún más, apenas a 5 cm, siendo impotente y no habiendo sido usado desde el fin de semana anterior a su secuestro. El chico, además había sido esterilizado. Su cara era todo un poema, dado que ya ni sentía ni sufría, sólo tenía la mirada perdida, mirando al fondo y esperando cumplir su servicio.
El aro empezó a bajar al tiempo que todos los hombres empezaron a quitarse las capuchas. Sin duda algunos se sorprendieron pues en la fiesta estaban algunos de los hombres más poderosos del país. Entonces uno a uno se acercaron: tenían cinco minutos para follarle la boca al chico. Éste empezó a probarlas de todos los tamaños y formas. Aunque al principio de su secuestro no le gustaba, acabó aceptándolo con resignación. Atrás quedaba aquel tiempo en el que las felaciones se las hacían a él. Ante la falta de respuesta de su miembro, el chico, cada vez que se excitaba, empezaba a notar un cosquilleo intenso en sus nalgas y en su ano. Mientras estaba incorporado hacia adelante y mamando, algunos miembros empezaron a juguetear con su ano, pues estaban todos impacientes.
Tras acabar el último miembro en ser felado, el dueño de la casa, por derecho propio empezó a follarle el culo duramente. Sin embargo, el joven no sentí nada, por su dilatación natural y porque el doctor le había suministrado un dilatador anal. Mientras tanto el doctor empezó a follarle la boca, no quería dejar pasar la oportunidad de unirse al grupo. El chico, permanecía inmóvil, con la mirada perdida. Solo de cuando en cuando interrumpía la respiración por el atragantamiento que le producía el pene del doctor o un ligero gemido por la penetración del señor. Al terminar de follarle, el chico estaba tan débil que no se sostenía en pie. Lo desataron del aro y cayó al suelo, pero aún quedaba la parte…
El joven estaba todo sudado. De su culo brollaba lefa de distintos hombres, así como de su boca. Dado que seguía bajo el efecto de las drogas, ni tan siquiera se preocupaba de limpiarse. Lo dejaron tirado en el suelo. Los dos lacayos del señor lo llevaron en brazos al altar. Allí quedó tendido. Algunos hombres se acercaron y empezaron a jugar con su cuerpo, lo toqueteaban. Incluso llegaron a penetrarlo y otros le hicieron la lluvia dorada, dentro de su boca incluso. El chico ya no tenía voluntad de nada, pues estaba muy agotado.
Con el paso de la noche, algunos miembros fueron abandonando la velada. Sin embargo, algunos se quedaron y empezaron a practicar juegos sádicos con el chico:
Tortura, pinzas, cera, azotes. Por último, el hijo del dueño, que era el más joven y activo del grupo, le infringió el castigo más severo: dejó al chico con los brazos colgando en el aire, sin poder apoyar los pies en el suelo y un enorme palo de madera metido en su ano, que era lo único que lo sostenía al suelo. Lo tuvo así durante horas, hasta que el joven, ya sin efecto de las drogas empezó a gritar de dolor. Entonces el doctor exigió que lo soltaran, pues el castigo estaba llevando demasiado lejos e iban a dañar su "herramienta de trabajo". El señor ordenó descolgar al joven, pagando al instante 20000 euros al doctor. No obstante, el chico tuvo que pasar semanas en cama, por las lesiones que le generaron, hasta que se recuperó y siguió siendo alquilado de nuevo, para todo tipo de fiestas.
Desde aquel momento, el joven aprendió a recibir todo tipo de prácticas, siendo convertido en una máquina sexual, dejando atrás los tiempos de chico rompecorazones, tiempos en los que él era quien practicaba el sexo para para a convertirse en un mero objeto sexual que recibía todo tipo de vejaciones, humillaciones, y por supuesto, penetraciones
Me gustaría la contestación de este relato… muy bueno