Dos chicos secuestrados
Alex es un chico de 12 años fetichista que es secuestrado y descubre el placer del bondage junto a su primo.
Dos Jockey boys secuestrados.
Alex era un niño de 12 años muy guapo, de hecho las niñas ya se habían fijado en su belleza y en su escuela habían varias locas por él. El chico era delgado y de estatura promedio, con cabello castaño y ojos azules y una piel impecable. Lo más notable de él era su radiante sonrisa de mini galán de telenovela. Sus padres eran dueños de una enorme hacienda llena de caballos, y era por eso que el chico era amante de la equitación, amaba montar a caballo. Pero había otra razón también, y es que desde hacía un par de años, Alex se había dado cuenta que tenía un extraño fetiche por el vestuario que usaba para montar a caballo. Pero lo que más le gustaba además de sus ajustados pantalones color beige, eran sus brillantes botas de cuero ajustadas. Le fascinaba como se veían sus piernas dentro de ese magnífico material brillante, y más aún, le excitaba ver a otros chicos usando las mismas botas. Siempre lustraba sus botas con mucho cuidado para que brillaran más, también le gustaba el sonido que hacían cuando frotaba sus piernas, era placentero para él.
Ese día, un domingo, sus padres se habían ido a la iglesia y en la hacienda solo habían quedado unos empleados. Alex esperaba a su primo Scott para ir a dar un paseo a caballo y ya casi se encontraba listo para salir. Se miró al espejo y admiró su delgada silueta y sus bonitas botas negras brillantes, sintió que su lujuria creció más y se agachó y comenzó a frotar con las manos sus botas. De pronto alguien llamó a la puerta y Alex se puso de píe de inmediato, sin darse cuenta que una erección debajo de sus ajustados pantalones había aparecido.
—Alex, ¿estás ahí? Date prisa, ya estoy listo —gritó Scott.
—Bajo en momento, tú espérame en los establos —respondió Alex.
—Ok —dijo Scott y se retiró.
Alex respiró aliviado y esperó un par de minutos hasta que su erección desapareció. Luego bajó hasta sala y luego se dirigió hacia los establos. Al llegar notó que todo estaba muy silencioso, pensó que su primo estaría esperándolo junto a su yegua pero el niño de 10 años no estaba por ningún lado. Alex supuso que Scott se había ido sin él hasta que escuchó unos débiles gemidos o gruñidos provenientes del granero que estaba al lado de los establos. Guiado por la curiosidad fue hasta ahí y se llevó una sorpresa al llegar. Su primo Scott estaba ahí, atado y amordazado, gimiendo como loco y tratando de soltar sus manos que al parecer estaban atadas detrás de su espalda con cuerdas blancas, había más cuerda alrededor del pecho y estómago de Scott, sujetando sus brazos a su torso para que sus movimientos fueran más restringidos. El niño estaba sentado en el suelo, porque sus tobillos, así como sus muslos y rodillas estaban fuertemente atados con bandas de cuerda blanca. Sus gemidos se debían a que tenía la boca tapada con una ancha tira de cinta adhesiva microfoam que marcaba a la perfección sus lindos labios. Scott era un niño de cabello negro azabache bien peinado, ojos marrón claro y piel blanca. También era delgado y un poco bajo de estatura. Llevaba puesto su típica vestimenta de jockey, una camisa polo de color negro con cuello blanco, pantalones ajustados color beige y botas negras super lustradas y ajustadas a sus delgadas piernas.
Alex se quedó petrificado al ver a su pequeño primo todo indefenso. Pero su mirada iba de la boca perfectamente amordazada de Scott a sus lindas botas apretadas por las bandas de cuerda que las sujetaban. Y nuevamente sin darse cuenta su pene comenzó a crecer rápidamente.
» ¡¡Mmmppffffmmm. Mmmppmmffm!!! Gemía Scott agitandose de un lado para otro, mientras la tira de cinta sobre su boca se arrugaba. Alex no le prestó mucha atención, estaba hipnotizado, pero de pronto un par de fuertes brazos como de gorila se enroscaron alrededor de su delgado cuerpo y una enorme mano enguantada le cubrió la boca. Eran tres hombres, uno lo mantenía sujeto a su cuerpo y el otro le tapaba la boca.
—Rapido, amarrenlo y tapenle bien la boca como a éste para que no pueda gritar por ayuda —ordenó el tercer hombre encapuchado.
El hombre que le tapaba la boca a Alex quitó su mano pero de inmediato un pequeño trozo de tela doblado fue introducido en su boca y a continuación sellado con un ancho trozo de cinta adhesiva microfoam. Alex sintió que el trozo de tela inutilizaba su lengua y que la cinta tiraba de su piel pero mantenía bien pagados sus labios, además que se sentía tan suave como una segunda piel. El chico parecía estar en estado de shock debido a al excitación que todo aquello le provocaba, tanto así que no se resistió en ningún momento y terminó bien atado y amordazado como su primo. El hombre que lo sostenía, se dió cuenta de la visible erección de Alex y comenzó a frotarla con su mano enguantada.
—Vaya, vaya, niño. ¿pero qué tenemos aquí? Un amante del bondage también —susurró el hombre mientras Alex soltaba un gemido y ponía ojitos de cachorro, lo cual lo hacía verse todavía más lindo.
—Ya nos divertiremos luego. Ahora vámonos —ordenò el jefe.
Los otros dos hombres cargaron a Alex y a Scott sobre sus hombros y los sacaron del granero hasta una camioneta negra estacionada en la parte trasera de la hacienda. Los hombres colocaron a los dos niños en la parte trasera de la camioneta y uno de ellos se quedó para vigilarlos durante el viaje mientras que los otros dos iban en la parte de adelante.
Cuando la camioneta arrancó, Alex y Scott intercambiaron miradas de confusión mientras en sus bocas la cinta adhesiva se arrugaba y Alex disfrutaba la sensación de las cuerdas alrededor de sus muñecas. Su vista tampoco se apartaba de sus botas apretadas por la cuerdas. Forcejeó un momento sólo para darse cuenta de que no tenía opción de escape, las cuerdas estaban bien ajustadas pero cómodas.
Mientras tanto el hombre se dió cuenta de la mancha húmeda en los pantalones de Alex y de su potente erección y se acercó a él, desabrochó el cinturón de cuero y bajó la cremallera de los pantalones de Alex, luego bajó sus bóxers para revelar su arma erecta y húmeda. Alex abrió los ojos cómo platos y gimió un poco cuando el hombre tomó su pequeño sexo con su mano enguantada y comenzaba a masajearla de arriba hacia abajo.
—Shhh, pequeño, tranquilo, estoy aquí para darte placer. Ya verás que se sentirá tan bien. Y tú no te preocupes niño, luego es tu turno —dijo el hombre mientras su velocidad aumentaba y miraba a Scott cuyos ojos estaban fijos en la escena y también su polla se había puesto erecta.
Finalmente Alex se corrió y un pequeño chorro de semen salió de su pene, mientras su respiración se normalizaba lentamente y su polla todavía bombeaba un poco más de su leche de preadolescente. El hombre luego se dirigió a Scott y repitió el mismo proceso hasta que del pene del pequeño Scott solamente salió una pequeña cantidad de líquido transparente y viscoso. El hombre luego tomó un trozo de toalla húmeda y limpió las pollas de los dos niños antes de colocarlas bien dentro de sus pantalones.
Y ese día, Alex y Scott descubrieron el placer y la masturbación. Lo cual les serviría 3 años después….
Alex ya tenía 15 y Scott 13 y ambos se habían puesto aún más guapos. Los dos adolescentes estaban muy bien atados y amordazados y usando su vestimenta favorita para sus juegos, camisas polo, pantalones ajustados color beige y las hermosas botas negras de cuero brillantes. Alex se había encargado de atar con cuerdas a su primo y luego amordázarlo con una tira ancha de cinta adhesiva plateada, luego se encargó de bajar la cremallera de los pantalones de Scott y ponerle un condón en su pene. Después de eso Alex tomó un trozo de cuerda y comenzó a atarse los tobillos y las rodillas, después cortó un trozo del ancho rollo de cinta adhesiva plateada y se le pegó sobre los labios, saboreado la deliciosa sensación de tener la boca bien tapada y el olor de la cinta. Después de eso, Alex sacó su polla y se colocó su condón antes de enganchar unas esposas en su mano izquierda y luego unirla con su mano derecha detrás de su espalda. Ambos chicos se colocaron uno frente al otro, de modo que sus penes pudieran frotarse entre sí, mientras los condones evitaban cualquier accidente. Alex miró a su primo y al ver su boca tapada con ese material plateada le dieron ganas de unir sus bocas en un beso amordazado y así lo hicieron, los dos juntaron sus bocas tapadas y comenzaron a frotarlas al igual que sus penes hasta que el chorro de placer llenó sus condones.
Buff que rico, los nenes jockeis con su ropita brillante y atados para ser usados, siguee
Gracias. Tengo una secuela en proceso
Hot y lindo a la vez. Espero la Secuela.