Dos chicos secuestrados 2
La historia continúa en esta segunda parte.
Después de esa tremenda paja que ese extraño le había hecho, Alex quedó exhausto y sintió cómo todo su cuerpo se relajaba, mientras aún su pene sentía un pequeño cosquilleo. Se sentía super relajado que ni siquiera recordaba que estaba bien atado y amordazado. Alex ya había comenzado a masturbarse desde que tenía 11 años, pero esa era la primera vez que alguien más lo hacía. Sus sesiones de pajas no se debían precisamente al bondage, ya que era la primera vez que lo ataban, si no a su gran fetiches por las prendas brillantes, ya sean botas o ropa, especialmente shorts deportivos brillosos o trajes elegantes que tenía que usar para algún evento. Pero la mayoría de las veces cuando se encontraba en perfecta intimidad en su habitación, se desvestía y se ponía su atuendo de jockey, y por supuesto sus lindas botas, de hecho tenía varios pares de botas. Se sentaba frente a su espejo en posición fetal y comenzaba a acariciar sus piernas cubiertas por el material super brillante de sus botas, haciéndolas rechinar con sus dedos o frotándose ambas piernas, mientras su pequeña polla crecía lentamente. En ocasiones usaba guantes de cuero y le encantaba el contacto con su pene duro. Aún así, siempre quiso usar esos guantes de látex o goma super brillosos, lisos y elásticos que había visto en internet, pero no tenía valor para pedirlos a sus padres.
Por otra parte, para Scott todo era nuevo, desde estar atado y amordazado hasta excitarse al máximo con esas nuevas sensaciones. No sabía por qué sentía eso, nunca le había pasado y sin embargo le encantaba y estaba dispuesto a experimentar de nuevo. También era su primera paja. A pesar de todo, estaba un poco asustado. No sabía a dónde lo llevaban ni qué iban a hacer con su primo y él. Por el momento los secuestradores no les habían hecho daño y tampoco se habían mostrado agresivos con ellos, así que lo único que se le ocurrió a Scott era tener que cooperar en todo momento para evitar que le hicieran algo malo, y claro, aquellos hombres tenían un motivo por el cual se lo llevaron a él y a su primo, había visto la prominente erección de aquél hombre cuando lo masturbó. Estaba seguro de que lo había disfrutado tanto cómo ellos.
Después de lo que pareció una eternidad, el motor de la camioneta fue bajando de velocidad poco a poco. El hombre que los vigilaba tomó un pañuelo negro fino y le cubrió los ojos a Scott para posteriormente hacer lo mismo con Alex. Ahora no solamente estaba indefenso y sin la capacidad de hablar o gritar si no que tampoco podía ver a su alrededor, lo que aumentó al máximo todas sus sensaciones. Luego de eso sintió cómo era levantado por dos fuertes brazos y finalmente fue llevado sobre los hombros de uno de los hombres. Oyó un débil gemido y supo que Scott también había sido cargado. El hombre mientras tanto aprovechó ese momento para frotar lentamente el trasero marcado de Alex, cubierto por sus pantalones beige super ajustados. Alex sintió que su pene creció aún más, ya que durante todo el viaje no pudo evitar tenerla parada pues ver a su primo pequeño atado y amordazado y con esas botas brillantes era una tentación.
Pasados unos minutos fueron depositados en unos colchones super cómodos en el suelo del sótano de una vieja casa y los dejaron solos.
«Mmmppmmffm» gimió Scott, como preguntado por Alex.
«Mfmmp» dijo Alex despacio y comenzó a moverse hasta que sus manos tocaron lo que parecía ser el estómago de Scott. En ese momento se le ocurrió una idea pervertida y bajó lentamente hasta la entrepierna del chico y para su sorpresa tocó un bulto duro y un poco húmedo. La excitación de Alex fue en aumento y comenzó a usar sus hábiles dedos para soltar la hebilla del cinturón de Scott, luego desabotonó sus pantalones y finalmente tocó el miembro duro y palpitante de su primo de 10 años. Scott no se resistió ya que siempre tuvo confianza plena en Alex y éste no perdió tiempo en masturbarlo, aunque fuera un poco difícil teniendo sus muñecas fuertemente atadas. Después de unos 10 minutos Scott llegó a su segundo orgasmo y su pequeña polla soltó una pequeña cantidad de líquido transparente, manchando las manos de Alex.
«Mmmppmmffm» gimió Alex, indicando a su primo que se diera la vuelta y que le devolviera el favor. Al parecer Scott entendió, se dió la vuelta al mismo tiempo que Alex y comenzó a buscar con sus dedos el cinturón de Alex. Le costó un poco más que a su primo, pero logró desabrochar la hebilla, bajar la cremallera y los boxers de Alex y tocar su pene erecto y viscoso debido al precum que desde hacía rato había estado saliendo. Con el pene de Alex entre sus pequeñas manos, Scott comenzó a masturbarlo lentamente y luego subiendo el ritmo hasta que escuchó un par de gemidos sordos y sintió entre sus manos el tibio semen de Alex. Ambos quedaron exhaustos nuevamente y ni siquiera se preocuparon por meter sus penes dentro de sus pantalones. Así se quedaron con sus miembros flácidos fuera de sus pantalones.
Al poco rato uno de los hombres entró y al ver tremenda escena no perdió tiempo y comenzó a tocar el pene de Alex aún medio cubierto de semen hasta que estuvo erecto de nuevo. Alex se sorprendió pero no opuso resistencia. El hombre se agachó y metió el pene de Alex a su boca, como si fuera una pequeña salchicha y comenzó a chupársela mientras frotaba sus manos enguantadas en las botas super lisas y brillantes del chico. Luego de unos minutos Alex se corrió por tercera vez expulsando todo el semen dentro de la boca del hombre. Una vez flácido su miembro fue introducido en sus bóxers y sus pantalones fueron abotonados así como su cinturón. Finalmente fue el turno de Scott de recibir una mamada y se corrió al cabo de unos minutos.
El hombre se acercó a Alex, primero le quitó la venda de los ojos y le dijo.
«Eres un niño muy lindo, un príncipe»
Alex solo se le quedó viendo y el hombre le despegó lentamente el trozo de cinta microfoam de la boca y escupió el pequeño trozo de tela. A continuación hizo lo mismo con Scott.
«Los dejo para que platiquen un poco a solas, niños»
Ahora que se podían ver el uno al otro y ya no tenían la boca tapada, parecían cohibidos y no se les ocurría nada que decir. Tampoco había mucho por decir después de lo sucedido ya que sus entrepiernas estaban cubiertas de semen.
«¿Crees que nos dejen ir pronto?» Preguntó Scott.
«Espero que sí. Hasta ahora no nos han hecho daño» dijo Alex.
«Todo esto es un poco extraño»
«Lo sé, para mí también»
Alex quería decirle a su primo que todo eso le encantaba pero le daba un poco de vergüenza.
Ya habían pasado un par de horas y tanto Alex como su primo estaban hambrientos y para entonces sus padres probablemente ya se habían enterado de su desaparición. Al poco rato uno de los secuestradores entró con una bandeja de sándwich y dos vasos de jugo de naranja. Los chicos fueron liberados momentáneamente de las cuerdas que ataban sus muñecas y comenzaron a engullir la comida hasta quedar satisfechos.
«Muy bien, niños. Es hora de pedir el rescate y para eso necesitaré un par de fotos para mostrarles a sus padres» dijo el hombre mientras sacaba un ancho rollo de cinta adhesiva plateada y comenzaba a atar las muñecas de Alex y luego las de Scott. Finalmente arrancó dos anchos trozos de esa cinta y amordazó a los dos niños.
Alex miró a su primo y nuevamente le encantó lo que veía, el trozo de cinta cubría desde debajo de su nariz hasta su barbilla, con sus labios bien marcados y la cinta bien pegada, sin burbujas de aire ni nada. Y la sensación de tener sus labios sellados e incapaz de decir una palabra lo excitó nuevamente. El hombre tomó el celular y comenzó a tomar fotos, luego les dijo a los chicos que intentaran gritar a través de su mordaza pidiendo ayuda para un vídeo. Ambos chicos hicieron lo que les pidieron hasta que el hombre terminó de filmar.
«Bueno, si tienen suerte y sus padres cooperan, mañana mismo estarán de vuelta en sus casas, niños. Ahora, creo que es hora de una ducha antes de irse a dormir, creo que alguien no huele muy bien»
Alex se sorprendió mucho, ya era de noche y ni cuenta se había dado.
El hombre los desató y les quitó la cinta de la boca, luego los llevó arriba hasta el baño, ahí les dijo que se quitaran toda la ropa y se metieran a la bañera. Ambos chicos estaban un poco asustados pero tuvieron que desnudarse a regañadientes.
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