El inspector Menot , capítulo séptimo , por Abel Torín
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
CAPÍTULO SÉPTIMO
El conductor del Peugeot V7 volvió a mirar , desconcertado , por el espejo retrovisor…de nuevo le hacía señas el viajero del coche posterior , como indicándole que se acercara al arcén…al mismo tiempo comenzó a notar unos ruidos raros que provenían como de la parte trasera de su coche…
Finalmente se decidió , puso el indicador luminoso y comenzó a acercarse al arcén . Por suerte , había una explanada a su derecha donde podía estacionar. Así lo hizo . Notó que el otro conductor hacía lo propio , aunque unos metros más adelante . Jules se bajó del coche y se dirigió a la parte trasera…Echó una maldición . Las dos ruedas estaban casi vacías . Eso era , probablemente lo que le estaba indicando el otro conductor que ya se acercaba hacia él
-Hola , buenas tardes – dijo campechanamente el recién llegado. Era un hombre canoso , cincuentón – Me llamo André Dorrette . Iba detrás de usted y observé… bueno..está claro…¡vaya!…pero si son las dos ruedas…menos mal que le ha ocurrido en esta carretera…si es más adelante , en la autopista hubiera sido más peligroso…
-Soy Jules Barnard – contestó el otro dijo el otro . Se agachó a inspeccionar las ruedas – ¡Maldita sea!…me lo han hecho adrede…fíjese en estas marcas…parece que lo hayan hecho con algo afilado
-¿Usted cree?- dijo Dorrette dubitativo. Inspeccionó un momento – Pues parece que tiene usted razón. Posee una vista excelente . Yo no me hubiera dado cuenta. Habrán sido niños . En todos lados hay gamberretes . ¿Qué piensa hacer?
-Si sólo fuera una rueda podría cambiarla , pero las dos es imposible. Hay un taller aquí cerca , como a diez kilómetros por la carretera de donde venimos.
-Tal vez pueda arreglárselas con la mía de recambio hasta el taller – dijo el otro – Por suerte no llevo ninguna prisa.
Jules Barnard miró hacia el Peugeot y negó descorazonado – No creo que podamos . Sus ruedas tienen el diámetro más grande
-Vaya , es verdad – reconoció André- siempre fallo en los detalles..pues no sé que podremos hacer.
-Si fuera usted tan amable de llevarme hasta el taller . Está a veinte minutos y ya allí me puedo arreglar . Les conozco y ellos me solucionarán el problema .
-Por supuesto – dijo Dorrette – Vamos a mi coche , pues . Deje el suyo bien cerrado o llévese lo que tenga de interés por si acaso…
Al entrar en el coche de Dorrette éste se disculpó – Lo siento , esto está lleno de cosas- quitó la revista de Judith que estaba encima del asiento y la lanzó hacia atrás – Estaba leyendo lo de la muerte de ese hombre de las revistas…vaya manera de morir…aunque creo que tenía cáncer o algo así.
-Sí – dijo Barnard ajustándose el cinturón – Eso tengo entendido. La mujer era de por aquí , de esta zona
-¿Ah , sí? – Yo creía que era de París
-No , Eve Stanny era oriunda de Marsella y se marchó a París muy joven . Yo la conocía – añadió Barnard
-¡Qué casualidad!- exclamó Dorrette – Aquí , en confianza, le diré que tengo algunas películas de ella…creo que las primeras han subido de precio una barbaridad..y es que la gente es muy morbosa…
El coche salió , despacio de la explanada y enfiló de nuevo en dirección a Marsella. André abrió la guantera y sacó unos caramelos – Soy un goloso – se disculpó- ¿quiere usted uno?…igual así endulza las penas… también tengo masticables , venga , cójalos sin compromiso…- Barnard tomó el caramelo que Dorrette le ofrecía , lo peló y se lo echó a la boca…André hizo lo mismo con otro
-Pues vamos allá – dijo André- Soy viajante de comercio y estoy pasando unos días con unos familiares en Rodans , pero mi tía es tan pesada que he salido con una disculpa a dar una vuelta…ya me dolía la cabeza de sus rollos…me gusta más el tema de esta señora…la verdad es que está buenísima y ahora será millonaria…las hay con suerte…
-Pues de cría no tenía donde caerse muerta – bufó Jules – Ella vivía con su madre cerca de mi casa . Ya de pequeña era una putilla . Incluso tengo algunas fotos que hice de ella con quince años en posturas algo comprometidas , ya sabe…
-¿Qué dice? – exclamó el otro – Los periodistas darían un pico por esas fotos
-Sí , la verdad es que lo he pensado durante estos últimos días . Las tengo guardadas en mi casa de Auverne . Son totalmente inéditas y creo que me las pagarían bien…oiga , no corra tanto…estoy medio mareado
– Oh , lo siento – dijo André – iré más despacio – Pues no lo piense más y no se deje convencer por el primer precio que le den…usted pida más que ya verá como se las pagan bien…oiga…¿le ocurre algo? le veo como un poco pálido
-Sí – dijo Jules con voz un tanto desfallecida – Debe ser el pescado que comí hace un par de horas…por favor deténgase donde pueda.
André así lo hizo , aprovechando un desvío de la carretera . Cuando se detuvo observó a su compañero de viaje…Jules Barnard estaba a su lado completamente dormido .
Dorrette pensó que el potente somnífero mezclado con el caramelo había hecho bien su trabajo. Calmosamente el que decía ser viajante de comercio sacó una bolsa de su guantera. De la misma extrajo una jeringuilla preparada. Pellizcó el cuello de su compañero dormido y muy despacio le introdujo todo el contenido de la misma .
Luego fue abatiendo hacia atrás el asiento de éste , haciendo que Jules Barnard quedara totalmente acostado . El que dijo llamarse André Dorrette pasó a la parte posterior del coche y abatió hacia delante los asientos traseros . Luego , con mucha calma fue tirando del cuerpo exánime de Jules hacia atrás hasta introducirlo en el amplio maletero .
Con las manos fue tentando en los bolsillos de éste hasta hacerse con la totalidad de su contenido . Examinó con detenimiento los dos llaveros que allí habían . Hizo un claro gesto de triunfo . Después volvió a poner los asientos en su posición habitual y se colocó de nuevo al volante .
A continuación cogió todos los caramelos que había preparado así como las cajas de cigarrillos Galoises que también había adulterado con el potente narcótico y lo metió todo en una pequeña bolsa de basura. No era cuestión de que cayera en manos de algún inocente.
Aún le faltaba al exinspector Jack Menot , alias André Dorrette , improvisado viajante de comercio , hacer una pequeña visita a la casa de Jules Barnard , en Auverne . Pero sabía exactamente cual era la dirección y confiaba en que una de las dos llaves de la marca Pilus encontradas en el cuerpo de éste fuera la de su casa .
Sabía que no había sistema de alarma y que a la hora a que iba a llegar no habría casi nadie por los alrededores . Para saber todo eso había estado durante cuatro días estudiando la situación . La dirección exacta de Jules Barnard tampoco le había sido difícil de conseguir directamente por los ficheros de la intranet policial de la Sureté a la que aún tenía acceso .
Incluso la marca preferida de los cigarrillos que fumaba Barnard no le era desconocida después de su prolija investigación. Y es que al exinspector Jack Menot no se le solía escapar ningún detalle de los casos que investigaba.
Nadie sabía que él había hecho la investigación ni que había investigado el historial de Barnard . Éste tenía una denuncia por violación de la que había salido de rositas por falta de pruebas . Y otra por intimidación a una turista alemana estando borracho . Esta vez tampoco había salido malparado. Menot sonrió pensando que a Jules Barnard se le había acabado la buena suerte.
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