El SECUESTRO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Capítulo I. Daño Psicológico
Adrian es un chico normal, asiste a uno de los mejores colegios de paga, si bien no es el más brillante de su salón tiene la fortuna de tener un atractivo sobresaliente, una piel clara pero bronceada y unos ojos de un color gris espectacular, pues bien mis queridos lectores, si lo que querían era una historia de amor, están muy equivocados, sin embargo vamos a adentrarnos en la naturaleza misma de la humanidad, en uno de sus aspectos más delicioso y sutiles, tampoco crean que el protagonista de nuestra historia es este pobre individuo, no mis amigos, los verdaderos protagonistas son los hombres que lo vigilan, y el hombre que lo ha asechado durante dos largos meses, esperando la oportunidad para sacarle el mayor provecho.
Ya eran más de las 6 de la tarde, después de haber salido de la escuela, no estaba mal salir con sus amigos, apenas hacía dos meses habían comenzado las clases y aquel grupo de muchachos, en donde también se hallaba su nueva novia lo habían convencido de ir a un bar cerca de la zona, tal vez debería agradecer a sus nuevos camaradas la oportunidad de estar en ese lugar, ya que por su edad no podría pasar a aquel sitio sin ayuda, además sus rasgos faciales lo hacían aparentar una edad menor a la que tenia. No era la primera vez que tomaba, pero si era la primera vez que entraba en un establecimiento como ese, las horas transcurrieron y este pequeño tonto perdió las nociones del tiempo, para entonces su estado cognitivo ya se encontraba alterado por la cantidad de alcohol etílico en su sistema nervioso central, cuando por fin se percato de la hora, decidió retirarse son avisar a sus amigos, tal vez si les avisaba ellos lo tomarían a mal, además su casa no se encontraba muy lejos de aquel lugar y con suerte pasaría inadvertida su pequeña desobediencia. Al salir de aquel establecimiento sintió un leve escalofrió, la sensación de ser observado por alguien, sin darle importancia continuo caminando, pero, por el rabillo del ojo pudo observar que una camioneta negra y con vidrios polarizados, su miedo tomo forma en su mente cuando captó de donde provenía aquella sensación, ¡seria secuestrado!, en un momento de desesperación intento correr, claro, sin la coordinación que tendría de no haber tomado, la calle estaba casi vacía a excepción de unos cuantos peatones, el vehículo avanzo justo en su dirección adelantándose a sus pasos, y bajaron 4 hombres mientras un quinto se quedaba esperando a sus compañeros, vestidos de ropa oscura, lentes y gorra. Se dirigieron justo a su presa, el muchacho intento acelerar su marcha en dirección opuesta, pero su constitución física no estaba tan
preparada como la de aquellos hombres y rápidamente lo sometieron – ¡mas te vale que cooperes pendejo! – rugió uno de aquellos hombres mientras le mostraba un arma, y lo arrastraba hacia aquel vehículo. Sentía la dureza del arma contra su nuca, cerro fuertemente los ojos, una vez dentro del auto una bolsa de tela se encargo de asegurarse de que quedara falto de un sentido– Cierra la boca puto, si no aquí mismo te carga la chingado, me entiendes maricón – el sujeto que le había dicho esta advertencia lo sostenía fuertemente de los cabellos, casi como si quisiera arrancárselos de un solo tirón –s..ssiiii! – una sonrisa de satisfacción se asomó en el rostro de aquel criminal y con un movimiento rápido de su mano, dio un golpe firme y certero en la nuca de aquel muchacho, dejándolo inconsciente, ciertamente un golpe como éste podría haber ocasionado graves daños a nivel cerebral, una parálisis, un daño a la zona de la visión permanente, o incluso la muerte, aquel sujeto lo sabía perfectamente, sabía que podría matarlo de esa forma, pero la práctica había mejorado la forma en cómo noquear a su presa.
– Anda hijo de puta despierta – solo había oscuridad, era más que obvio que le habían cubierto la cabeza con una bolsa de tela.
–No me haga daño por favor – la frecuencia cardiaca se aquel chico aumentó al ser inundado su corazón con una dosis de adrenalina, aquella situación era terrorífica, su cuerpo temblaba de miedo, estaba a punto de llorar desesperadamente
– Mira pinche puto de mierda, si no nos obedeces aquí mismo te carga la verga – sintió nuevamente el sólido metal de un revólver en las sienes, esto lo llevo más allá de lo que podía soportar y termino mojando sus pantalones.
– Mira Garza, este pendejo ya mojó sus pantalones jajajajaja– esto pareció muy cómico a los cinco hombres, ocasionándoles un ataque de risa – pinche maricón, anda quítate tus pantalones pendejo de mierda, jajajajaja- el joven no tenía más remedio su vida estaba en manos de estos sujetos, con dificultad debido a las esposas que llevaba en las manos se quitó el pantalón, si no hubiese sido por la bolsa que le cubría el rostro, aquellos hombres hubieran disfrutado viendo los torrentes de lagrimas que bañaban, ahora el rostro del muchacho – jajajaja y los calzones también, ándale puto que esperas – al decir esta frase una fuerte patada dirigida en su rostro lo tumbó al suelo – anda maricón o has de querer que ahora mismo te mate a matadas ahí en el piso – con mucha mayor rapidez a como se había quitado los pantalones, se despojó de sus bóxers, sus testículos se habían contraído en respuesta al gran miedo que sentía, una respuesta natural que el ser humano ha desarrollado para proteger su progenie de un peligro inminente.
– Ahora para que entiendas las reglas maricón vas a tragar tus propios miedos – dijo el sujeto al que le llamaban el Garza, tomando al muchacho por la cabeza y levantando la bolsa solo lo suficiente para dejar descubierta la boca del chico, este pudo ver con claridad sólo los pies de sus secuestradores, botas militares o tal vez de policía, con un pantalón de mezclilla, después vio sus pantalones húmedos, y un pequeño charco de orina, al que fue conducido y en el que pusieron su boca – anda puto trágate tus propios miados – un fuerte zape lo obligo a seguir las ordenes que le impusieron y acto seguido sacaba la lengua y lamia sus propios orines como su fuera un perro – ya viste Gordo no tienes que ser tan rudo con este, no quiero que me lo mates como al otro –.
–jajajaja cierto pinche Gordo – dijo otra voz – tu si tienes la mano pesadita jajajajja –.
– Ya, ya ni que fuera para tanto, de todos modos nos pagaron el rescate o no – tal parecía que estos sujetos no les importaba en lo más mínimo la vida humana, los veían como simple mercancía, como cerdos que se dirigían al matadero, tal vez la vida de un cerdo tendría más valor entre estos cinco sujetos.
– Si Gordo tienes razón, pero el problema es donde echamos la basura que tiras, jejeje – todo lo que estos malvados decían, no hacían sino aumentar el miedo incrustado en el corazón del joven Adrian – además mira, tiene el culo de tu madre, jajajajaja – la mano del Garza acaricio el desnudo y blanco trasero del muchacho, y un dedo se introdujo en su ano – hasta huele como el coño de tu madre pinche Gordo –.
– pero este está más apretado que el de tu madre jajajaja – dijo una tercera voz acariciando las redondeadas nalgas masculinas, una cosa era ser secuestrado, saber que pudiera estar encerrado, tal vez con la posibilidad de ser torturado y asesinado, pero ser violado por aquellos cinco hombres destrozaban la pequeña estructura mental de nuestra pobre víctima, le llevaba a un infierno de desesperación, a una angustia indescriptible, – como que esta noche este pendejo se queda conmigo que dicen weyes – levanto al muchacho del suelo y lo pego a su cuerpo, juntando las nalgas de éste con la dura verga del hombre –.
– Pues por mi mejor Gato, yo tengo que ir a ver a mi familia, ya después será mi turno – quiero que entiendan una cosa mis estimados lectores, nuestros protagonistas son heterosexuales, todos tienen una vida “normal” pero disfrutan humillando a sus víctimas, es una parte de la naturaleza humana, es una forma en cómo nuestro cerebro primitivo conjuga nuestros instintos sexuales y nuestras emociones primitivas (la ira, el odio, la venganza) para desencadenar acciones que normalmente no haríamos por esa estupidez que el mundo llama amor, es
una forma en cómo la sociedad humano ha evolucionado para jerarquizar sus fuerzas dentro de un grupo, si se humilla y viola a alguien automáticamente este individuo se vuelve inferior a nosotros, por eso nuestros héroes villanos tienen sexo con otros hombres –.
– Ándale preciosa vamos a divertirnos un rato – si bien este sujeto no presentaba una estructura muscular tan exuberante como la de sus compañeros, si se llegaban a marcar los músculos contrastando con su apariencia delgada, mucho más fuerte que la del secuestrado – pero primero preciosura cierra los ojos, si los abres te meto un plomazo en los huevos – siguiendo las órdenes de su secuestrador cerro lo más fuerte que podía, después sintió como una cinta de aislar le cerraba permanentemente los ojos, – así está mejor putita, nos la vamos a pasar en grande esta noche, y quiero que grites mucho eso me excita, – la mano de el Gato se situaron justo en los testículos del muchacho y los apretó con fuerza provocando primero un quejido de dolor y luego un grito suplicante, rogándole que se detuviera que haría lo que él le ordenaba – me vas a hacer caso en lo que te pida putita – apretó nuevamente los dolidos testículos del joven –sssiii..iii, ar..eee lo que me mee pidaaasss –un nuevo apretón lo dejo prácticamente sin aliento – llámame papi, de ahora en adelante perra –.
Aventó al muchacho en un colchón en el piso mientras aquel hombre se quitaba la camisa, empezó a desabrocharse el pantalón sacando su miembro erecto, de no haber estado con los ojos tapados podría apreciar el grado de excitación de aquel hombre, al parecer el hecho de someter a alguien más le provocaba un gran placer, y eso era evidente en la cantidad de liquido preseminal que escurría en la punta de su verga –anda hermosa, quiero me hagas venir con una buenas mamadas – nunca en su vida Adrian había tenido relaciones sexuales con otro hombre, le gustaban las mujeres y el hecho de que lo obligaran a hacer algo en contra de su propia naturaleza lo llenaba de ira y de desesperación, – que esperas puto de mierda empieza mamarmela – con un puñetazo en su hermoso rostro entendió que debía hacer todo lo que aquel hombre le exigía y una gran cantidad de lagrimas inundaron sus ojos, un dolor agudo y pulsátil llego a su pecho, era el dolor que proviene de perder su propia identidad, de perder su virilidad a manos de otro hombre, o mejor dicho en la verga de otro hombre –tienes unos labios muy ricos maricón, y cuidado con esos dientes o te los tumbo a madrazos – la inexperta boca del joven hizo su mejor intento, sin embargo eso no importaba ya que su violador marcaba la velocidad de sus embestidas sujetándolo de las orejas, para no lastimar a su secuestrador y producir un mayor placer una de las cosas que hizo fue cubrir sus dientes con su propios labios lo que fue recompensado con un alago –valla puto, creo que si sabes mamarla, que me late que ya te gustaba la verga, jajajajaja – este comentario lleno de odio al joven, en
realidad detestaba la situación, deseaba que todo fuera una pesadilla y que pronto terminara, pero no era así, esto sólo era el comienzo de la tortura que le esperaba y que la llevaría marcada tanto físicamente como psicológicamente el resto de su vida.
El miembro de aquel sujeto no tendría la misma circunferencia que la de él, pero era tres o cuatro centímetros más largo, y además, la piel del prepucio mostraba que no había sido circuncidado, – que rico la mamas perra – y era una autentica afirmación, a diferencia de las ocasiones en las que su violador había tenido sexo con alguna mujer el hecho de que estuviera sometiendo a aquel muchacho acentuaba su excitación, el rose de su verga con las dulce cavidad bucal, tibia, suave, – así pendejo, métetela hasta la garganta– al decir esto el movimiento de las caderas de aquel hombre aumentó de velocidad, al tiempo que su respiración se aceleraba, el joven creyó que se vendría en su boca, como él lo había hecho ya con anterioridad eyaculando en la boca de alguna chica con la que había salido, – no puto aun no vas a tragar leche, anda voltéate –. Aquel muchacho obedeció a aquel hombre con total sumisión, se coloco como pudo con el culo dirigido hacia su violador, las lagrimas llenaban sus ojos y lograban desprender ligeramente la cinta que cubría sus ojos, sus sollozos empezaron a escapar de su boca desvirginada, si bien nunca había sido violado, sabía perfectamente que aquella situación era sumamente dolorosa, estos pensamientos en lugar de contribuir a aliviar aquel dolor, contraían los esfínteres anales, y ocasionarían aun más dolorosa la penetración.
Próximo capítulo: Inicia la tortura
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