Esclavo por 48 horas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
ESCLAVO POR 48 HORAS
Había llegado el fin de semana que tanto esperaba, por fin podría cumplir mi sueño de poder ser esclavo durante todo un fin de semana. Me había concedido la oportunidad AmaMarga, tras conocerla iniciamos largas conversaciones y un día me brindo el honor de poder servirla durante 48 horas en su finca, me había dejado bien claro cual seria mi condición y a que debía atenerme, me advirtió que no sería nada fácil pero seria una experiencia única y de la que no me arrepentiría Unos días antes recibí un email en mi correo donde me indicaba la dirección a la que debía acudir el sábado por la mañana a primera hora, donde pasaría dos días y una noche como su esclavo, sometido a todos sus caprichos y mis obligaciones.
Tras unas horas de viaje llegue a mi destino, un pueblo muy tranquilo y aislado del ruido y de la ciudad, se respiraba aire fresco, sin duda era el lugar de descanso utilizado por la señora. Había fincas distribuidas por la zona y apartadas las unas de las otras, esta finca en concreto estaba algo escondida y tuve ciertos problemas para encontrarla pero al final di con ella. Aparque mi coche en la puerta de la finca y contemple sorprendido lo grande que parecía desde fuera, una vieja casa de grandes dimensiones rodeada por una gran valla metálica. En su interior había un gran terreno de tierra con un pequeño camino que conducía a la entrada de la casa. Anduve el camino hasta llegar a la puerta principal, toque el timbre y esperé impaciente a que me abriesen, aquí comenzaba mi fin de semana como esclavo a disposición de la señora.
En el umbral de la puerta apareció AmaMarga, una señora de unos 50 años de edad, de complexión corpulenta, cabello rizado corto y una mirada penetrante que casi me traspasaba. Su vestimenta consistía en un vestido negro con unas medias negras que cubrían sus anchas piernas que terminaban en unas enormes botas de montar que la llegaban hasta las rodillas. Sin duda su principal característica era su carácter, mujer muy dominante, carácter serio, estricto e incluso en momentos despiadada.
Con un gesto con su mano me invito a pasar el interior de su finca, cerró la puerta y la seguí por un largo pasillo que terminaba en un amplio salón, me invito a acomodarme en el sillón, ella se sentó también cómodamente frente a mi y saco una hoja de papel que colocó sobre la mesa a mi alcance:
– Este es el contrato de propiedad, léelo bien, si lo firmas serás completamente mío las próximas 48 horas, he de advertirte que no habrá vuelta atrás una vez empecemos, siempre termino lo que empiezo, puedes llorar, patalear o suplicar que hasta que no pasen las 48 horas que me perteneces no te dejaré marchar “– Su tono de voz era serio y sin lugar a replicas.
Estudie y Leí atentamente el contrato, básicamente indicaba que perdía mis derechos y que la pertenecía por completo, me encargaría de las labores domesticas, del cuidado de mi señora y comenzaría un proceso de disciplina para amoldarme a sus antojos y caprichos. Una vez leído estaba completamente deacuerdo ya que era mi sueño y sin ninguna duda lo firme, sabía que sería un adiestramiento duro y difícil pero era mi sueño y además de servir a mi señora me desarrollaría como esclavo. Mi Ama cogió el papel y lo guardo y me dio una última advertencia:
– Ahora me perteneces y puedo hacer lo que me plazca contigo, te recomiendo que me obedezcas en todo sin rechistar sino te aseguro que puede ser un fin de semana muy largo y convertirse en una autentica pesadilla – Las duras palabras de advertencia de mi ama me hicieron tragar saliva a modo de temor, debía estar atento y muy obediente a todo cuanto me indicará, conocía su fama de Ama estricta y autoritaria y sabía perfectamente que podría llegar a pasarlo mal sino cumplía sus ordenes. Una vez solventado el contrato y haberme declarado de su propiedad mi ama se levanto y se dirigió hacia mi, empezó a darme las primeras ordenes e instrucciones sobre mi comportamiento:
– De rodillas perro, así deberás estar siempre ante mí, tendrás que mostrarme respeto. Doy mucha importancia a la educación, me trataras con mucho respeto y hablaras solo cuando se te pregunte algo, nunca reprocharas una orden mía, aplaco la rebeldía rápidamente. Muy importante solo explico las cosas una vez, si tengo que hacerlo una segunda lo hago de otra manera que no se te olvidará. Si me haces enfadar incumpliendo alguna orden o desobedeciéndome te castigaré, si lo vuelves a hacer duplicaré el castigo y así sucesivamente hasta que aprendas a hacerlo, si es necesario puedo estar castigándote todo el fin de semana, no tengo ninguna prisa y disfrutaré haciéndolo, dame motivos y te prometo que lo haré. -.
Las normas de comportamiento habían quedado muy claras, debía prestar mucha atención y poner todo mi empeño en satisfacer a mi Ama, deseaba pasar un fin de semana agradable junto a mi Ama y no una autentica pesadilla como ella me amenazo si no la obedecía.Abrí bien los ojos, orejas y puse toda mi atención en mi señora, estaba preparado para todo cuando ordenase. Mi señora se levanto del sillón, yo estaba de rodillas con la cabeza agachada mirando al suelo, pude observar sus enormes botas de goma de montar acercandose a mi , un pisotón con sus botas podría ser terrible pensé en ese momento. Mi Ama agarró una bolsa de plástico que había sobre una silla y la dejó junto a mí:
– Dentro de esta bolsa esta tu vestuario, ante mi vestirás esta ropa, pontela ahora mismo ¡¡¡ – . Rápidamente obedecí su orden y comencé a sacar la ropa del interior de la bolsa, lo primero en sacar fue unas medias de liga negras y unas braguitas a juego, sin rechistar comencé a vestirme con la ropa interior femenina. Acto seguido saqué un traje de criada con su delantal , me puse mi traje de doncella y por ultimo unos altisimos zapatos de tacón, que fue lo que mas miedo me daba ya que yo no sabía andar sobre ellos. En un par de minutos estaba vestida de chacha, me sentía completamente humillado vestido de aquella forma, me postre de rodillas ante mi dueña y esperé nuevas instrucciones.
– A partir de ahora serás mi putita, te comportaras como tal, realizaras las labores domesticas y me satisfaceras en todo cuanto deseé, ¿has entendido puta? – me pregunto con un tono de voz serio y lo suficientemente alto para que pudiese oírlo bien y sentir temor de sus palabras.
– Si Señora – Contesté educadamente tal como me había enseñado.
– Bien, pues comenzaras por la casa, quiero ver los suelos completamente brillantes, continuaras por los baños, los quiero resplandecientes, después seguirás con la cocina, una vez limpia cocinarás para mí y me servirás en la mesa, no sin antes haber lavado mi ropa, planchado y doblada correctamente, también te he dejado calzado para que lo limpies a conciencia hasta que me vea reflejado en ellos. Una vez terminado revisaré todo, si te has portado bien te dejare comer de mis sobras y descansaras, en caso contrario tendremos que insistir hasta que lo hagas bien. A que esperas estupida, vamos¡¡¡¡¡ Yo ahora tengo trabajo, no me molestes salvo que yo te llame – . Mi señora me dio un sin fin de ordenes que trataba de memorizar. Me esforzaría en cada una de ellas para que estuviese orgulloso de su esclavo, me puse manos a la obra, tal como me había indicado.
Comencé por los suelos, de rodillas y con un trapo con jabón tal como me ordeno mi Ama fregué los suelos recorriendo toda la casa, mi esfuerzo me costó ya que la finca era muy grande, tenía muchos metros cuadrados y no veía nunca el final de la casa, según pasaba el tiempo las rodillas comenzaban a dolerme pero eso no me impidió que no cumpliera mi orden. En una hora deje completamente los suelos brillantes, estaba orgulloso conmigo mismo del trabajo que había realizado pero la sonrisa de la cara pronto se me borro. La señora me llamo desde el otro extremo de la casa, acudí enseguida y para mi sorpresa descubrí todo el suelo lleno de barro, mi dueña salió al exterior de la casa y al regresar al interior llevaba sus botas completamente embarradas y fue ensuciando el suelo a cada paso que daba. Fue un gran golpe ver como gran parte de mi trabajo no había servido de nada, estaba incluso peor que cuando comencé, fue una gran humillación de la que debía reponerme y comenzar de nuevo a fregar. La señora se quito las botas y las arrojo al suelo:
– Limpia enseguida estos suelos y mis botas, cuando estén relucientes me las llevas a mi despacho, date prisa estupida, que estas esperando¡¡¡¡- . Respondí educadamente y limpie sus botas con esmero, dejé relucientes sus grandes botas de goma y se las llevé a mi señora a su despacho para que pudiera ponérselas, se las entregue y con un gesto me indicó que me marchara y continuará con mis labores domesticas. . Yo proseguí con mis labores, debía volver a fregar una gran parte de los suelos, repuse mi ánimo y comencé de nuevo, no paré hasta que termine de nuevo. Traté de acordarme de todas mis labores y continúe con el baño, estuve otro largo periodo de tiempo limpiando a fondo el baño, una vez terminado continué con la cocina, limpiaba y fregaba sin parar. Comencé a estar cansado, la casa era muy grande para una sola persona y mis rodillas comenzaban a quejarse, llevaba toda la mañana con las labores domesticas y todavía me quedaban muchas cosas por hacer, tuve que darme prisa, improvisar algo de comer mientras limpiaba su calzado y a la vez las habitaciones que me faltaban, todo empezaba a precipitarse y se me iba de las manos, andaba de un lugar a otro corriendo y cayéndome al suelo constantemente por los tacones, comencé a ponerme nervioso y cometer muchos errores y olvidar ciertas labores, iba a contrarreloj, hacía todo cuanto podía pero no era suficiente, tenía el presentimiento que no iba a salir bien y comenzaba a precipitarme , estaba en lo cierto y pronto lo comprobé.
Desde el otro lado de la casa empecé a escuchar como me llamaba a gritos mi Ama, acudí de inmediato a su llamada, al entrar en el salón observé que estaba con un rostro muy serio y enfadada, se quedo fijamente clavándome su mirada, hubo un largo silencio y finalmente se dirigió a mi con un tono muy estricto:
– ¿Eres una estupita puta verdad?, no te dije que ante mi siempre de rodillas, pronto empiezas a desobedecerme…. – Hice algo que no debí de hacer, la interrumpí en ese momento para tratar de disculparme
– Lo siento señora, no la desobedecí, simplemente no me acorde y…. – ahora fui yo interrumpido con un grito de mi Ama.
– CALLATEEEE¡¡¡¡ te di permiso para habar? , me desobedeces y además hablas sin mi permiso mientras estoy hablando. Mira la casa esta echa un desastre, todavía hay barro, en el baño hay chorretones, las habitaciones sin limpiar, la mitad de mi calzado sigue sucio, y la comida? ¿Eso que hay en la cocina con un aspecto horrible pretentes que me lo coma? Creo que no te lo has tomado en serio, todo cuanto te dije te lo has pasado por alto, te lo advertí si me desobedeces yo te enseñaría a hacerlo, tendré que hacer que me tomes en serio, no esperaba que fuese tan pronto pero no me dejas otra opción,- .
Mi señora recrimino mi comportamiento y mi desastre en las labores domesticas, me ordeno que la siguiera, estaba muy enfadada conmigo y yo decepcionado conmigo mismo por haberla fallado. Había cometido muchos errores y comprendía y admitía que fuera a ser castigado aunque esperaba que fuera benévola conmigo, era la primera vez que la desobedecía pero mi a mi señora la da igual que fuera la primera o la segunda, no toleraba la falta de obediencia y la indisciplina, la castigaba duramente. Desconocía que tipo de castigo me esperaba pero en unos minutos tendría la oportunidad de averiguarlo. La seguí hasta el final de la casa donde aparecía una puerta metálica, la abrió y aparecieron unas escaleras que descendían hasta lo que parecía ser un sótano, no me equivoque, era un lúgubre sótano. Encendió la luz y ante mi vista apareció una pequeña sala con las paredes descorchadas, había mucha humedad y una temperatura fría que lo hacía más siniestro. En el fondo de la pared había una estantería llena de objetos e instrumentos, eché un rápido vistazo con la mirada y observé cadenas, cuerdas, fustas y mas elementos de castigo, estaba claro que aquello era la habitación de castigo, la sala preferida de mi Ama.
Ya no tenía remedio mi comportamiento, iba a ser castigado por mi conducta, mi dueña cumplía siempre las promesas o amenazas que advertía. Debía aceptar mi castigo como un buen esclavo y procurar que no volviese a suceder. Mi Señora me indico que me situara en el centro de la habitación, pronto averiguaría porque. Se acercó a la estantería del fondo del sótano y agarro un collar de perro grande, rodeo mi cuello con el y lo apretó a mi cuello cerrándolo con la hebilla. Sin mediar palabra continuó de nuevo hasta el estante y agarró más objetos, en una mano llevaba unas esposas de metal, me ordeno poner las manos a la espalda, al obedecerla ella esposo mis manos con fuerza a mi espalda, las apretó fuertemente, emití un gruñido a modo de queja porque estaban apretadas pero aplacó rápidamente mi quejido, tiró con fuerza de mi pelo hacia atrás:
– No quiero escuchar un solo quejido mas, hazlo y te prometo que no vuelves a abrir la bocaza – – Soltó mi pelo y yo obedecí quedándome completamente en silencio. Mi dueña continuó atándome sin ninguna prisa, tomándose su tiempo. En mis tobillos colocó unas tobilleras que mantenían mis pies juntos sin poder moverlos, comenzaba a encontrarme inmóvil, estaba atado de pies y de manos. Termino con un toque final e inesperado, agarró una cadena de metal, la paso por un aro de mi collar y para mi sorpresa la paso por una argolla que había en el techo justo encima de mi, tiró con fuerza tensando la cadena lo que me obligo a quedarme de pies puntillas con mi cuello atado al techo, colocó un candado para mantenerme en esa situación tan incomoda.Se guardo la llave fuera de mi alcance. Ahora si estaba completamente inmovilizado, por mucho que lo intentará no podría liberarme por mi mismo, estaba bajo el completo control de mi Ama, solo sería liberado cuando mi señora lo considerara oportuno.
AmaMarga se situó frente a mí con las manos en jarras y una terrible mirada que reflejaba su enfado, en tono serio y alto comenzó a hablarme y reprochar mi comportamiento:
– Como bien te dije no tolero la rebeldía ni la desobediencia, o estas sordo o bien no me tienes respeto, tendré que enseñarte lo que significa la palabra respeto, no voy a tolerar una sola falta mas, ahora pórtate bien y no me hagas enfadar mas – . Lentamente comenzó a andar hasta la estantería donde guardaba todos los objetos y cogió algo alargado y unos guantes, al acercarse de nuevo pude comprobar que era un cinturón de cuero fino y ancho de tamaño, pronto comprendí que era ideal para azotar, era su instrumento preferido de castigo, no había nada que la produjese mas placer que azotar hasta rendir a sus pies a sus esclavos hasta dejarlos mansos y obedientes. Una gota de sudor resbalo por mi cara, estaba atemorizado, había cometido mi primera falta e iba a conocer en primera persona los castigos de mi dueña.
En su otra mano llevaba unos guantes negros de goma, de una talla muy grande para sus fuertes brazos y manos, comenzó a enfundárselos en sus manos, la llegaban hasta el codo, tiro del extremo del guante y se ajustaron sus dedos a la perfección a la goma. Una vez se ajusto los guantes a sus manos de tal manera que tuviera una cómoda movilidad agarro el cinturón con firmeza, comenzó a dar pequeños azotes en la palma de su mano produciendo un pequeño chasquido al golpear el cinturón, pretendía intimidarme y lo consiguió con creces, se acercó lentamente y mirándome fijamente chasqueaba el cinturón suavemente contra la palma de su mano:
– Ahora vas aprender a obedecer, recibirás 50 azotes, tendré piedad por ser la primera vez, te servirá como aviso pero dame un solo motivo mas y te aseguro que recibirás el doble, no tengo prisa, puedo azotarte hasta mañana si es necesario – . El temor se apoderó de mi tras sus palabras, realmente era tan perversa y estricta como su reputación afirmaba, su palabra siempre la cumplía, no eran meras amenazas. Ando despacio hasta situarse detrás de mí, la perdí del alcance de mi vista. Al momento deje de verla y comencé a sentirla, mas bien a su cinturón, sonó un pequeño silbido y su cinturón se estrello contra mi culo, sentí el picor del fino cuero contra mi piel, reaccione ante el azote pero apenas me moví, sus ataduras eran firmes y limitaban mis movimientos por completo. Tras el primer azote comencé a recibir uno tras otro, la intensidad de los azotes era constante pero aun así cada azote dolía mas, mi piel se calentaba y producía que cada azote picara un poco más. Traté de aguantar la azotaina en silencio pero cuando llevaba algo más de 20 azotes no pude evitar emitir quejidos de dolor, mi dueña siguió azotándome sin importarla hasta que agote su paciencia. La azotaina cesó, sin decir nada mi señora se dirigió de nuevo hacía el estante del fondo, agarró algo en su mano enguantada y regreso de nuevo. Mis ojos se abrieron al observar que llevaba cinta de embalar en la mano.
– Te deje bien claro que no me gustan los quejidos, no los soporto pero tú te has propuesto desobecerme una vez tras otra, te dije que solo digo las cosas una vez, te cerraré tu estupita bocaza – . Mi Ama se bajo sus bragas por sus piernas y las recogió con una mano, las hizo un novillo apretándolas con la mano. Su mano se acercó a mi cara y me tapo la nariz con fuerza, al abrir la boca para respirar con su otra mano forzó sus bragas para que entrasen en mi boca, eran unas bragas grandes que poco a poco fueron llenando mi boca, no entraban por completo pero las forzó con sus dedos hasta llenarme la boca, una vez entraron por completo despegó el extremo de la cinta y comenzó a dar vueltas sobre mi boca con la cinta impidiendo pudiese escupirlas. Me amordazo por completo, no podía emitir el mas mínimo sonido de mi boca, estaba duramente amordazado, la señora tenía razón no volvería a abrir la boca.
– Ahora como me has desobedecido, serán 100 azotes, comienzo desde 0, puedes patalear, llorar, gritar, no te servirá de nada, siempre termino lo que empiezo, espero te sirva de lección sino lo vas a pasar muy mal te lo aseguro – . Mi dueña se situó detrás de mi de nuevo, se ajusto sus guantes y agarró de nuevo su cinturón, al momento comencé a recibir azote tras azote sin compasión, cada vez dolían mas y mas, mi culo comenzó a ponerse rojo y cada vez ardía mas. La azotaina estaba siendo muy dura, dolían y escocían mucho sus azotes, la mordaza amortiguaba mis quejidos, resignado aguante todos los azotes, se me hizo eterna la azotaina, los segundos se convirtieron en minutos, sufrí la implacable azotaina de mi Ama, un severo castigo que me enseñaría a obedecerla y no descuidarme más. No pude evitar que se me escapara una lágrima debido al sufrimiento del castigo, mi Ama sin piedad no paró hasta que recibí los 100 azotes uno tras otro. En ese momento comprendí la dureza de mi Ama, debía portarme muy bien y ser todo lo obediente posible, no podría soportar mas azotes.
La señora arrojo el cinturón al suelo y se colocó frente a mí, me miro fijamente a los ojos con una mirada que me traspasaba y de pronto me estrello dos tremendas bofetadas en el rostro que me hicieron ladear la cara de un lado a otro.
– Ten cuidado a partir de ahora, si es necesario te volveré a azotar de nuevo, te aseguro que lo haré hasta que aprendas a obedecerme, ¿has entendido? – Afirmé con la cabeza y agache la mirada, ella volvió a darme dos fuertes bofetadas con sus manos enguantadas que resonaron en la habitación.
– Mas te vale que sea así, la próxima vez te daré 200 azotes si es necesario “. Mis ojos mostraron el terror que me produjo sus palabras.
La señora se quito sus guantes, me abofeteo con la goma de sus guantes repetidas veces y finalmente se dio la vuelta indiferentemente tras burlarse de mí, se encamino hacia la puerta, la abrió y se dispuso a marcharse dejándome allí en aquella situación:
– Espero que reflexiones sobre tu comportamiento, cuando regrese te disculparas, espero que lo hagas bien o insistiré en tus modales – . Cerró la puerta y me dejo allí atado y encadenado a la argolla del techo con la mordaza en mi boca. Tuve mucho tiempo para pensar y reflexionar en aquella incomoda posición, el cuerpo comenzaba a dolerme y mi culo me ardía por completo. En el sótano a oscuras pude pensar sobre mi comportamiento, seleccionar mis palabras de disculpa para cuando regresara la señora. El tiempo pasaba y seguí atado y encerrado en el sótano, perdí el tiempo que estuve en aquella situación pero paso mas de una hora hasta que regreso de nuevo mi señora. La puerta se abrió y encendió la luz, se acercó hasta colocarse a unos pasos de mi , agarró sus guantes de goma y comenzó a ponérselos mientras me hablaba:
– Respeto, disciplina y obediencia. Estas tres palabras debes grabarlas en tu mente, si incumples una de ellas es cuando te tendré que enseñar a comprenderlas, utilizaré los métodos que sean necesarios, hasta mañana serás mío y si quiero puedo estar castigándote hasta entonces, no me supone ningún problema hacerlo . Ahora discúlpate y podrás continuar con tus tareas domesticas – . Mi Ama me quito la mordaza y sus bragas de la boca para que pudiese disculparme. Apresuradamente trate de disculparme con la mayor educación posible, estaba nervioso y tartamudeaba :
– Yo…. Lo siento Señora….. aprendido la lección No volverá a ocurrí…. He he…. – Fui interrumpido por una sonora bofetada en la cara.
– Como no te disculpes correctamente agarro de nuevo el cinturón, no me sirven esas disculpas – . La señora continuó mirándome fijamente mientras volví a intentar tratar de disculparme. Según me iba disculpando la señora continuó abofeteándome una y otra vez, fuertes y rápidas bofetadas se estrellaban en mi cara, la goma de sus guantes producía un sonoro ruido en la habitación al chocar con mi cara. Me disculpe muchas veces y de forma sincera pero no era suficiente para mi señora que continuaba estrellando su mano en mi mejilla. Recibí un gran número de bofetadas a la vez que me disculpaba, estaba siendo humillado y castigado duramente por mi Ama, ella seguía enfadada por mi comportamiento, mi dueña tenía mucho carácter y no se conformaba con unas simples disculpas. Aplicaba su disciplina hasta quedar satisfecha y convencida que habían aprendido la lección.
Finalmente mi Ama acepto mis disculpas, respiré aliviado no aguantaba mas bofetadas, mi cara me ardía de tantas bofetadas. Creí que mi castigo había terminado pero todavía quedaba una sorpresa más:
– Espero que a partir de ahora prestes mas atención a tus labores, ni se te ocurra volver a desobedecerme, si tengo que volver a castigarte te aseguro que no será nada en comparación con esto. Ah antes de terminar, me falta una pequeña cosa – La señora se marcho de la habitación y al minuto regreso con algo en la mano, al acercarse comprobé que era un plato de comida, exactamente la comida que había preparado deprisa y corriendo para mi Ama, mas bien el desastre de comida que preparé. Dejó el plato en el suelo y observé como sus poderosas y gigantes botas se plantaban en el plato, comenzó a triturar por completo la comida con sus botas, las piso repetidas veces con la suela de sus botas hasta triturarla por completo, su gran suela machacó la comida hasta dejarla echa pedacitos, una vez quedó bien triturada se agacho hasta el plato. Se puso en cuclillas sobre el plato e hizo algo inesperado, orino sobre la comida triturada, su orina empapó por completo la comida dejándola triturada y empapada en su orina. El plato era realmente repugnante, una autentica cerdada que pronto descubriría su función.
– Esta porquería la preparaste tú, ¿pensabas que iba a comerme esto?, ahora te lo comerás todo sin dejar nada, espero que a la noche tengas mas cuidado porque no será orina lo que eche sino- . La señora cogió el plato de comida, lo sujeto con una mano y con la otra metió su mano enguantada, removió bien todo el contenido del plato para que se juntara y con su mano agarro un buen puñado de la masa pegajosa, acercó su mano a mi boca y me ordeno abrir la boca, al hacerlo introdujo su mano y presiono con los dedos para que entrara todo bien, me ordeno que tragara. Era repúgnate el sabor, nunca había comido algo tan horrible, al poco tiempo comencé a guardar todo en mi boca sin tragarlo por lo repugnante que era. Este hecho enfado a mi ama, apoyo el plato en un lado y con su mano libre me tapo la nariz para que tragara mientras con la otra me introducía la comida, una vez en la boca no me soltaba la nariz hasta que tragaba todo, no tenía mas remedio que tragar por muy asqueroso que estuviese. Apenas me daba pausa para respirar, lo que tardaba en volver en meter la mano en el plato, coger un puñado y volver a introducirlo en mi boca. Tras un desagradable rato de humillación terminé todo el plato, mi boca me sabía fatal, había sido repugnante. Ella tenía mucha razón a la noche me esmeraría mucho mas a la hora de cocinar.
– Bien, espero hayas aprendido la lección, conmigo no se juega. Ahora terminaras tus labores y me obedecerás en todo, si vuelves a desobedecerme volveremos aquí y te prometo que pasarás el resto de tu instancia aquí conmigo hasta que lo aprendas –. Me liberó de mis ataduras y de la cadena y me ordeno continuar con mis labores no sin antes propinarme dos bofetadas a modo de recordatorio. Me apresuré a cumplir con mis obligaciones y tener cuidado de no volver a cometer errores.
Continuará……………
Para cualquier comentario: sumisso22@yahoo.es
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