Esteban y el sádico pt 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Estaba sentado al borde de la cama con mi pene aún erecto pues me pedía más, quería disfrutar al máximo de ese gordito sumiso cuyo apetito voraz se extendía también al sexo (como iría descubriendo conforme pasaba el tiempo) y al verlo en el suelo, aun llorando y con la respiración agitada, mi mente empezaba a imaginar más torturas, unas muy sencillas como pinzas en sus tetillas, otras más fuertes como el atravesarlas con una aguja y unas que seguramente me meterían en problemas pues, sé de primera mano, son ilegales.
Él empezó a moverse torpemente y buscaba ponerse de pie, pero esa no es la forma de caminar que debe tener frente a mí estando a solas.
A: ¿Qué haces? No me digas que quieres caminar un poco, darte una ducha y descansar, es que apenas estamos empezando. Él asiente lento con los ojos muy abiertos e intentando balbucear alguna súplica o petición que no es de mi interés y asumiendo una posición de perrito se acerca a mí y lo detengo colocando mi pie en el centro de su cara firmemente.
A: Ahora vas a ir al baño, haz todo lo que debas hacer, toma una ducha y regresa limpio y perfumado a mis pies y tan pronto terminé de hablar, se dio vuelta y se fue hacia el baño andando como un perrito. Una vez que estaba listo regresó donde yo estaba y se acostó bajo mis pies, curiosamente, aún tenía la cinta en su boca. Eso me causó curiosidad, se la arranqué de un solo tirón y le pregunté por qué no se la había quitado y me respondió que no estaba dentro de las órdenes que le di, aunque su respuesta me alegraba mantuve una expresión firme y austera. ESO ME MOSTRÓ QUE TIENE MUCHO POTENCIAL, SOLO HAY QUE SABER EXPLOTARLO.
En un rincón del cuarto, aparentemente olvidados, estaban los demás instrumentos que le pedí y decidí que era hora de subir más el nivel, de ver cuánto estaba dispuesto a aguantar. El primero en aparecer fue el pequeño tazón; normalmente no permito que mis sumisos eyaculen masturbándose, me gusta entrenarlos a que lo hagan con el placer de la penetración pero en este caso hice una excepción
A: mastúrbate y eyacula dentro del tazón, no preguntes nada.
Empezó un show que jamás olvidaré: tomaba un dedo de su mano izquierda, lo mojaba en su saliva y se penetraba su culito al tiempo que con su mano derecha se empezaba a pajear, a un ritmo casi frenético, quería llegar rápido al clímax –por darme gusto y lo estaba logrando – mientras se daba placer, yo me acerqué al bowl y escupí dentro y le anuncié con tono severo “todo lo que quede dentro de este pequeño recipiente lo vas a beber sin rechistar, si veo la más mínima muestra de asco en tu cara, el castigo que te espera será el peor que me haya inventado”.
Unos minutos después empezó a gemir y a acelerar su masturbación anunciando su inminente orgasmo y así fue, eyaculo dentro casi seis chorros, el último no fue tan abundante pero su semen, blanco y espeso me dejaron con ganas de un poco para mí y ahora pienso que debí haber tomado un poco, lo felicité y mezclé mi saliva con su semen con el dedo índice de mi mano derecha y luego se lo di para que me lo limpiara con la lengua.
Como estaba aburrido le dije que me animara haciéndome una mamada y por primera vez habló sin que le preguntara algo, me molestó su rebeldía pero lo que me dijo hizo que atenuara mi frustración
E: Gracias por todo, acepté el beso sin saber lo que vendría después pero me siento pleno, siento que es lo que mi mente pide y espero poder seguir sirviéndole.
A: Gracias por tus palabras y tu entrega, pero lo que pienses, lo que sientes, lo que te duela, lo que te cause placer NO ES IMPORTANTE. De ahora en adelante tu función es atenderme a mí, de la forma y en el momento que YO diga y poco a poco irás perdiendo tu voluntad. No me hagas perder más tiempo y empieza a chupar.
… continuará si les gusta…
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