La travesti sumisa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Tenia 19 años y ejercia como travesti en la zona destinada a la prostitucion de mi ciudad. Siempre me habia gustado vestirme de mujer, y por mediacion de una compañera, pude acceder a todo tipo de hormonas que facilitaron mi transformacion a mujer. Mido 1.59 solamente y de mi cuerpo destaca mi culo, deposito de miradas de casi todos los que pasan por la zona. No he conseguido tener grandes pechos, al contrario los tengo muy pequeños y en forma de pera, pero eso tambien suele ser atractivo para mis clientes.
Desde hace un año aproximadamente y dado el flujo de travestis hacia esta zona, me especialice en los trabajos que casi nadie queria. Sado, lluvia dorada e incluso alguna vez, algo de scat. Soy muy sumisa, con lo cual suelo aguantar bastante bien los castigos por lo que ya tengo bastantes clientes fijos en ese campo. Me pagan tan bien que suelo quedarme en casa algunos dias para recuperarme de los desperfectos. Antes de contarles la historia que viene al caso, les contare que un cliente paga muy bien solamente por mearse dentro de mi.
Luego, despues de esa gran meada, me tapona el culo con un buttplug y me invita a que vaya con el a pasear. A proposito me tiene aproximadamente una hora paseando, sabiendo el que he llegado al limite y luego me lleva a casa para que lo vacie en la boca de su mujer que espera ansiosa nuestra llegada. Otro me lleva a su casa para que me folle su hijo, algo extraño, pero que llena con su enorme polla.
Cuando se harta de follarme, ayudado por su padre, me la mete hasta la garganta y alli eyacula. No me deja ni tirar ni tragar el semen, sino que con la boca llena, pasamos al salon y alli me folla el desesperadamente. Al final junta su leche con la de su hijo y despues de observarla mover en mi boca me obliga a tragar.
Todavia me suele aguantar un buen rato para asegurarse que no escupo nada ni me enjuago la boca. El cliente que mejor paga y es muchisimo dinero, me lo hace ganar. Me ata las manos en el techo de su sotano completamente desnuda y me azota en la espalda y sobre todo en el culo con un latigo de 3 metros, dejandome a veces inclusive heridas en los pechos, y en el pene. Luego me cura durante los dias siguientes. Normalmente tardo un mes en volver a trabajar.
Pero la historia que les voy a contar me paso con un supuesto practicante. Estaba de vacaciones en un pueblo de la costa. Habia ido con una amiga (mujer) y gran amante de la escatologia. Una semana antes, me habia hecho tragar parte de lo que habia depositado en mi pecho y no se si fue por eso que cogi una infeccion estomacal.
A los tres dias tuve que ingresar en una clinica por que tenia fuertes dolores de barriga. Me dijeron que habia cogido una gran infeccion y despues de unos dias controlada alli, me enviaron a casa, recetandome unas inyecciones que debia de ponerme 2 veces al dia.
Mi amiga, sin mas tiempo de vacaciones, debio de volver a nuestra ciudad y yo decidi quedarme alli hasta recuperame. Lo primero de todo debia de buscar un practicante y como no me apetecia que fuera uno de los cauces normales, dada mi condicion de hombre-mujer, decidi preguntar al encargado de los apartamentos, si conocia uno discreto.
Me envio a una direccion de las afueras, indicandome que era raro, pero en realidad buen practicante. Me dirigi a su casa y cuando me abrio la puerta me quede un poco parada del estado de la vivienda. Hacia bastante tiempo que no limpiaba nadie aunque eso a el no parecia importarle demasiado. Le explique lo que necesitaba y me dijo que no habia problema.
Mientras que se dirigia a recoger lo necesario para pincharme, por curiosidad mire dentro de la habitacion que estaba entreabierta cerca del salon. Aunque yo no suelo sorprenderme de nada, aquello me dejo un poco alerta.
Habia un muchacho de unos 15 años de edad, bastante delgado, tumbado boca abajo en la cama, y con las piernas abiertas. Su ano denotaba que habia sangrado profusamente, hacia relativamente poco tiempo y las manchas rojas se extendian por casi toda la sabana blanca, unica pieza de tela que habia en la cama.
Estaba procesando todo aquello, cuando su mano me toco por entero la nalga derecha. Casi me da algo con el susto. Me tranquilizo riendose, anunciandome que ya tenia todo lo necesario. Como yo segui mirando al muchacho, me informo que eran amantes y que esas cosas solian suceder.
Mi grito lo habia despertado y andando dificultosamente se dirigio a nosotros que ya saliamos al salon, le dio un beso en la boca con intercambio profuso de lenguas y le pregunto si iba a pincharme. Ante su respuesta dijo que iba a verlo si no me importaba.
Lo veia tan tranquilo que me hacia cruces, ¿Como estaba tan tranquilo y amoroso con el despues de haberle roto el culo? Recordaba las veces que me habia pasado a mi, al principio de mis relaciones y lo mal que estaba en los dias posteriores. El por el contrario y a pesar de mi presencia, le bajo el calzon y se metio su pene en la boca. Todavia tenia restos de sangre, esperma y excrementos.
No se que me mantuvo en aquella casa, pero alli permaneci sentada en el sillon, mientras el cargaba la jeringuilla con el inyectable y la boca del muchacho con su semen. Sin esconder el pene baboso todavia, le dijo al muchacho que me preparara. El chico tuvo que tragar el semen que retenia gustosamente en su boca para poder contestarle.
Me hizo levantar, y sin ningun tipo de miramientos subio mi falda dejando mi culo expuesto solamente con unas braquitas diminutas por detras, con lo cual podia perfectamente haberme pinchado asi, pero no, me las bajo hasta las rodillas y entonces me di cuenta de la ereccion que tenia. Cuando el muchacho me la vio, me la cogio y me la beso, pero se dedico a lo que tenia encomendado, o sea, preparar mi culo. Se permitio el lujo de abrir mis nalgas y ver sin disimulo mi ano y yo en vez de decir nada, me estaba poniendo cada vez mas cachonda.
El hombre se dirigio hacia mi, me sobo la nalga derecha y despues de frotarme un poco con alcohol, clavo la aguja.
El chico le suplicaba que le dejara inyectar a el y sin ningun consetimiento de parte mia, me aplico el el liquido. Saco la jeringuilla y la aguja, y se dedico a limpiarme con un algodon mientras con su otra mano me masajeaba el pene. No se si era el efecto de lo que me habian recetado o algo que habia añadido el, pero al cabo de unos segundos deje de tener control de mi cuerpo.
Me era imposible moverme, pero escuchaba todo a mi alrededor y sentia las manos del muchacho sobre mi culo y mi pene. El hombre me cogio en brazos y me llevo hasta la cama donde hacia un poco rato habia estado su amante. Alli procedio el joven a quitarme toda la ropa asombrandome de que mi ereccion no habia bajado un apice.
Estaba muy asustada, pero lo que de verdad me hizo tener miedo de verdad es cuando le dijo el maduro al chico, que ya sabia que su pene era demasiado pequeño, que me preparara como hacia con el. Arrimaron dos sillas al lateral de la cama y me pusieron las piernas por encima de los respaldos, sacando mi culo muy hacia fuera para permitirles actuar. El muchacho con una ereccion que ya no disimulaba, bastante mas importante que la de su amante, procedio a limpiarme el ano con el algodon que habia utilizado para la inyeccion, impregnado en alcohol.
No conseguia moverme pero el escozor del alcohol lo senti en toda su plenitud. Del cajon de la mesita que tenia yo a la vista, saco cuatro imperdibles del tamaño mediano y mis ojos se salian de las orbitas al verlos. Los dejo encima de mi vientre y cargo una jeringuilla de 10 mms. con solucion salina. El chico coloco un espejo de pie grande, aproximadamente de 2 ms de altura en una posicion que me permitia ver perfectamente mi ano expuesto.
Empezo acto seguido, el trabajo de clavar un poco de la aguja en mi ano e inyectar un poco de la solucion. No se los pinchazos que recibi, pero al cabo de un rato, la jeringuilla estaba vacia y mi ano parecia que habia quintuplicado su tamaño habitual. Lo notaba tirante al maximo y la piel a punto de estallar.
El chico me puso una almohada debajo de la cabeza para que pudiera ver mejor la siguiente parte. Visto el ano asi inflamado, parecia que se habia dividido en cuatro partes diferentes, como si de un trebol se tratara, y procedio a traspasar cada una de esas partes con un imperdible, procediendo luego a cerrarlo. La vision de los cuatro traspasandome la piel del ano me dejo anonadada. Me alucino el caso de que no habia sangrado apenas.
Me volvieron a poner boca arriba en la cama, ahora en la posicion normal, retiraron las sillas, y ambos se acostaron cada uno a un lado mio y empezaron a sobarme mientras se besaban efusivamente. Creo que paso cerca de una hora cuando se empezo a despertar mi cuerpo lentamente al mismo tiempo que el dolor en mi ano empezaba a ser mayor que el soportable.
Debieron de notarlo, porque el chico se fue rapidamente a por mas inyectable que me pusieron sin ningun tipo de preambulo. Otra vez senti mi paralizacion, cuando el chico, procedio despues de llevar mis piernas a mis hombros, dejandome expuesta, a retirar los imperdibles. Ahora si que sangre. Notaba como la sangre fluia por detras hacia mi espalda.
Una vez retirados todos y sin intentar restañar las heridas, sin variar mi posicion me penetro el practicante. La mezcla de todo ello, en vez de aplacarme consiguio que mi pene se pusiera todavia mas duro si cabe El muchacho le pidio turno y el hombre dejo mi ano para sentarse en mi polla que le entro hasta los mismos huevos de un solo envite, demostrando lo acostumbrado que estaba. La polla del muchacho si que me dolio.
Aparte de que era mas grande y larga, lo hacia con mas violencia, aunque tardo muy poco en correrse dentro de mi. Casi al instante hice yo lo mismo en el culo del hombre. Al no tener control de su cuerpo no pude aguantar y estuve eyaculando una gran cantidad de semen en su interior. El hombre no desmonto sino que empezo a masturbarse hasta que el joven puso su boca para que se vaciara su compañero. Veia como jugaba con el semen en su boca cuando el hombre le puso la cabeza en el borde de la cama y con la boca bien abierta para vaciar mi semen que retenia en sus intestinos.
El chico lo recibio con extasis y lo mantuvo en su boca durante mucho rato, momentos en los que ya empezaba a moverme con alguna soltura. Entonces trago, puesto que tenia que dedicarse a curarme el ano ensangrentado. Me lo curo con esmero, pero me dolian mucho las heridas. Una vez curada y aseada me beso en la boca, notando el sabor de semen que me paso a mi. Me vesti, me dirigi a la puerta, y les dije que a la tarde volveria a por la segunda inyeccion. No estoy muy segura porque pero estuve viviendo un mes y medio con ellos.
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