Le di una lección.

Una mujer asquerosa..
Hace una semana un amigo me contó todo esto:

Hace dos meses estaba una mañana sentado en un banco a la sombra de un árbol leyendo un libro. Se acercó una mujer y me saludó y le devolví el saludo cortésmente. Me pidió permiso para sentarse en el banco diciéndome que no había encontrado ningún otro a la sombra. Yo le dije que era libre de sentarse y así lo hizo. Era una mujer morena, muy guapa y con un cuerpo bonito y atrayente. Nada más sentarse a mi lado me llegó a la nariz el apestoso e insoportable aroma de sudor rancio que desprendían sus axilas. Le eché un vistazo más detenido y vi que sus axilas y sus piernas estaban sin depilar. Yo estaba por abandonar el lugar y ella me dijo algo que me sorprendió grandemente. Me dijo que estaba buscando un esclavo sexual y que yo le había gustado. Yo no estaba dispuesto a tal cosa, pero me quedé a indagar sobre el tema. Puse a grabar discretamente  en el teléfono la conversación. Le pregunté en qué consistía exactamente eso de ser su esclavo sexual. Le pedí que me diera todos los detalles sin omitir ninguno para así poder valorar el prestarme a ello. Antes de darme los detalles me preguntó si estaba interesado y, siguiéndole la corriente para obtener la información, le dije que muchas veces había pensado en someterme a una mujer. Me dijo que tendría que quedarme desnudo y que me pondría un collar de perro con una correa de perro enganchada. Yo le dije que había oído hablar de eso y que me excitaba mucho. Me dijo que me haría caminar a cuatro patas mientras me azotaba el culo bien fuerte hasta ponérmelo rojo como un tomate y que después me metería de golpe una gran polla de goma por el ojete para reventármelo y hacerme sangrar. Yo le dije que me estaban gustando mucho las cosas que me haría y le dije que ninguna mujer me había dejado metérsela por el culo y que ya que ella me iba a follar el culo a mí me gustaría mucho hacérselo a ella y me dijo que el esclavo sería yo y que además ella nunca ha permitido ni permitirá jamás que la sometan a la humillación de ser enculada. Le di mi conformidad para seguir indagando y le pregunté qué sería lo siguiente. Me dijo que me azotaría fuerte en los huevos hasta que me desmayara por el dolor y le dije que eso era lo que más me había gustado de todo lo que me había dicho poniendo cara de mucha felicidad. Lo siguiente sería orinarme en la boca y tendría que bebérmelo y tragármelo y absorber toda la orina que quedara en su vello púbico. Yo le dije simulando una gran emoción y relamiéndome: ¿qué más, qué más? Y ella ya, muy confiada en mi total sometimiento, me dijo que después me cagaría en la boca y tendría que comerme toda su mierda. Yo le dije que estaba deseoso de hacer todo eso cuanto antes y me cité con ella para ir a mi casa a las cinco de la tarde. Le dije que se alimentara abundantemente para tener mucha “materia prima” que ofrecerle a mi boca y estómago. En todo momento me “mostré” ante la mujer como un hombre débil e influenciable para engañarla.

Mientras que llegaba la hora de la cita les comenté a unos amigos lo ocurrido con la mujer y nos pusimos de acuerdo. La mujer y yo iríamos a mi supuesta casa, que en realidad es la casa de un amigo que tiene montada en el sótano una sala dedicada al sado, cosa que no practico. Allí estarían esperándonos 7 amigos míos.

Llegamos “a mi casa” y directamente bajamos al sótano. Cuando entramos a la sala sado a ella se le cambió la cara completamente, de felicidad a miedo pavoroso cuando vio a mis 7 amigos con la cara tapada por un pasamontañas. De inmediato intentó huir, pero ya era tarde para ella. La sujeté y mis amigos le metieron un trapo en la boca y la amordazaron y a continuación la desnudamos completamente y la suspendimos en el aire. Para eso le pusimos unas muñequeras y unas tobilleras con argollas para enganchar una cadena y un cinturón, también con una argolla para una cadena. Sujeta de pies y manos y puesta boca arriba tensamos las cadenas tirando de sus extremidades hasta elevarla y para mantenerla en horizontal sujetamos la cadena del cinturón al techo. En esa posición procedimos a bañarla hasta tres veces para quitarle toda la peste de su mal olor corporal y le depilamos las axilas, las piernas y el coño. Le pusimos un enema para que se cagara y le dejamos los intestinos limpios de mierda. Le pusimos unas pinzas con cadenas en los pezones y las anclamos al techo, tensándolas al máximo para estirarle los pezones y las tetas hacia arriba hasta el límite. Mi amigo el “sado” cogió un ramo de ortigas y le golpeó las tetas y los pezones con él. La mujer gritaba y gritaba, pero sus lamentos eran ahogados por la mordaza de su boca. Sus tetas se pusieron muy rojas y con muchas erupciones en la piel. Después le azotó el coño totalmente abierto con las ortigas produciéndole un dolor insoportable. Después añadió otra cadena a las tobilleras y las sujetó al techo y otra cadena al cinturón por debajo y la sujetó al suelo tensándola. Tensó las cadenas sujetas al techo y a los tobillos y destensó la cadenas laterales de los tobillos convenientemente hasta poner las piernas de la mujer en un ángulo de 90 grados y abiertas y perfectamente inmovilizadas. Entonces le dije: querías reventarme el ojete, ¿no? Pues ahora te vas a enterar… Le quitamos la mordaza y el trapo de la boca y ella gritaba: no por favor, no por favor. Yo le dije que eso no era negociable y que tendría que tragarse todo el semen de mis amigos y el mío sin rechistar o habría consecuencias… Nos pusimos un preservativo, cualquiera podría saber que enfermedades podría tener una mujer de semejante calaña… Mi amigo “el polla grande”, mote que hace justicia a su enorme y grueso miembro,  fue el encargado de romperle el ojete a la mujer, sería la primera enculada de la mujer en su vida. Ella intentaba resistirse, pero estaba totalmente inmovilizada. Mi amigo le embistió el ojete sin lubricar con su enorme polla, clavándosela entera y de golpe y rasgándoselo y le sangró abundantemente mientras él se lo follaba sin piedad. Antes de correrse se la sacó y se quitó el preservativo y se pajeó un poco para correrse en la boca de la mujer y ella se lo tragó todo con resignación y llorando desconsoladamente. En eso, ya tenía a otro de nosotros enculándola sin piedad. Así los 8 le dimos por culo y le soltamos nuestro semen en la boca para que se lo tragara.

Pudimos darle más tormento, pero nos pareció suficiente para que no volviese a intentar humillar a un hombre de esa forma tan asquerosa.

Es increíble que existan personas que disfrutan con la mierda, no hay cosa más asquerosa.