Mercado de esclavos
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Aquella tarde mi ama me propuso realizar una fantasia: yo estaria expuesto en un mercado de esclavos, y ella me compraria y me llevaria a su casa para someterme a su ley. Convinimos que el dormitorio figuraria ser el mercado de esclavos.
1-En el mercado de esclavos
Asi que yo estaba en medio del mercado de esclavos, de pie, con las manos atadas a la espalda y llevaba puesta mi cadena de perro. Me hallaba totalmente desnudo, exceptuando un minusculo tanga negro que me apretaba bastante los huevos sin que apenas consiguiera tapar mis intimidades.
Entonces aparecio el ama, en busca de un esclavo para comprar. Iba vestida muy elegante, con un conjunto de chaqueta y falda de tweed de color gris, y llevaba un bolso negro de piel. La falda le llegaba hasta las rodillas, llevaba medias negras e iba calzada con unas preciosas botas de montar negras.
Estaba elegantisima, y con aquellas botas de caña tan alta y tan bien vestida su figura resultaba poderosisima. Cualquier hombre se doblegaria bajo una indicacion de sus adorados dedos.
Al contemplarla la polla comenzo a ponerseme dura y yo trate de controlarme para que parase aquella ereccion. El ama se acerco a mi estudiandome en silencio. Yo aguante firme procurando que mi miembro no me delatara en exceso.
El ama me contemplo detenidamente mirandome de arriba abajo. Me rodeo estudiando mi espalda y me palpo el culo: ella lograba que me sintiera un autentico objeto de su propiedad. Se coloco frente a mi y con sus suaves manos recorrio mi torso, apreto mis tetillas… Me bajo el tanga y dejo al descubierto mi pene erecto, que ya se hallaba con el glande algo mojado.
El ama aparento no impresionarse con mi ereccion y comenzo a tocarme la polla. Recorrio mi falo calibrandolo en su grosor y largura y cogio mis huevos apresandolos en la palma de su mano…. Tomo mi glande mojado y lo recorrio con sus dedos pulgar e indice, clavandome suavemente las uñas. Introdujo su dedo indice entre el glande y el prepucio y con la yema repaso toda la circunferencia de la base del glande, arrancandome gemidos de temor y placer. Acabo asi por retirar del todo la piel del prepucio y continuo tocando a conciencia mi glande, indiferente a mis breves gemidos, que yo debia tratar de ahogar, por respeto a ella.
Cuando dio por concluido su estudio de mi anatomia, pago por mi. Ya era mi ama: tirando de la cadena me dirigio hacia la calle.
2- En el camino
Salimos al pasillo, que en nuestra fantasia figuraba como si saliesemos a la calle.
Mi ama caminaba delante, tirando de mi cadena, y yo la seguia., contemplando su excelsa figura imponente y sus botas negras de montar. Yo me sentia terriblemente humillado, expuesto a su mirada con el cuerpo desnudo, tan atado y vulnerable. Llevaba los pies atados, y la cuerda que los unia solo me permitia separarlos unos 15 centimetros, con lo que me veia obligado a andar muy trabajosamente y dar pasitos muy cortos. Pero lo que mas me avergonzaba era que no podia ocultar que de mi polla enhiesta comenzaba a colgar un hilillo de semen que delataba el tremendo deseo que me producia la contemplacion de aquella mujer diosa caminando ante mi.
Mi ama acabo por sentirse molesta por mi falta de respeto:
– Vaya, parece que te has empalmado demasiado.
Sin darle mas importancia, extrajo de su bolso de cuero negro su cepillo para el pelo. Me bajo el tanga, y con la parte plana del cepillo comenzo a golpearme el glande. Eran golpes cortos y suaves, pero la repeticion de los mismos en el mismo lugar pronto comenzo a ser un castigo.
– Esta pollita estara muy dura para mi, pero solo cuando yo lo ordene – siguio golpeando – Voy a enseñarte a ser mi esclavo y a que me sirvas con adoracion y respeto.
Yo trataba de resistir los golpes, manteniendome en pie ante ella, ahogando los gemidos mezcla del dolor y placer que mi ama me producia.
– Sujetame el bolso, quiero estar comoda para seguir pegandote – coloco entre mis dientes las asas del bolso de cuero negro, que quedo colgando de mi boca- …y que no se te caiga.
Mi ama continuo pegandome en el glande, y yo apenas podia respirar, para no dejar escapar las asas del bolso. Cuando por fin se canso de pegarme, dio media vuelta y tirando de mi cadena continuamos el camino, hasta llegar al salon de su casa.
3- Amaestramiento
Una vez en el salon, mi ama me desato las manos y me ordeno quitarme el tanga. Mi ama se sonrio al observar mi pollita que ahora estaba flaccida debido al castigo en el glande. Se sento en el sofa.
Dio unos pasos sobre la moqueta, y se detuvo, permaneciendo en pie en el centro de la estancia. Me ordeno acercarme hacia ella caminando a cuatro patas.
– Esta es ahora tu nueva posicion ante mi. Y ahora comenzara tu amaestramiento. Voy a pasearme con mi perro, y quiero que tu sumision para conmigo quede patente-… y tiro de mi cadena.
Ella daba pasos lentos y solemnes, un ama paseando tranquilamente con su perro. Arriba y abajo, por todo el salon, de una esquina a la otra. Cuando le apetecia se detenia y me fustigaba el culo. Mi ama no tenia prisa en acabar el amaestramiento. Yo me esforzaba en complacerla caminando a gatas junto a ella en todo momento, y desde mi privilegiada posicion miraba con deseo y adoracion la caña de las botas de montar que subia por sus piernas, y sus adorables pies, tratando de mantener mi cara muy cerca de los mismos, intentando llenar mis pulmones con el aroma que se desprendia del cuero de sus botas de cuero negro y reluciente. Volvio a fustigarme el culo.
– Asi, muy bien, perrito, caminando como un buen perrito junto a su ama- y segui recibiendo otra tanda de fustazos.
Me condujo de nuevo al centro del salon, y por fin me ordeno besar y lamer sus botas. Pude finalmente disfrutar del maravilloso placer de besar sus botas delicadamente, abrazarlas con mis manos, y lamerlas, desde la punta, besando y lamiendo especialmente donde adivinaba que debajo se hallaban sus deditos del pie, lamiendo sus talones y los tacones, y finalmente subiendo por la caña de la bota que envolvia sus piernas.
Despues de esto, se sento en el sofa, y me ordeno que continuara adorando sus botas. Con adoracion y suavidad, pude volver a acariciar y tener sus botas entre mis manos, olerlas, besarlas y lamerlas, mientras mi ama me observaba descansando comodamente sentada en el sofa.
4- El castigo
– Quitame las botas, esclavo, quiero estar comoda para castigarte.
Un estremecimiento recorrio mi cuerpo al oir aquel mandato, en parte debido a la emocion de tener el honor de descalzarla y poder ver como eran aquellos pies divinos, y en parte por el anuncio de que se iba a iniciar un nuevo castigo.
Con sumo cuidado tome su bota derecha entre mis manos y le baje la cremallera. Extraje aquel pie maravilloso envuelto en seda negra y llego hasta mi su fragancia deliciosa e imposible de describir, fruto de la union de su divino sudor con el cuero de la bota. Sostuve respetuosamente ante mis ojos aquel pie, admirandolo y acariciandolo timidamente. Desee con todas mis fuerzas que mi ama me dejara besarlo, pero no fue asi. Ella podia comprobar el gran deseo que sentia, dada la enorme excitacion que se apodero de mi pene, y el semen que volvio a bañar todo mi glande. Pero en este punto decidio hacerme sufrir.
– Acaricia mi pie, y huelelo, pero no te dejo que lo beses, todavia no me has demostrado lo suficiente que eres mi buen esclavo.
Segui contemplando aquel pie y con fruicion trate de aspirar su olor maravilloso y pude acariciarlo un poco mas, hasta que me ordeno quitarle la otra bota., para repetir el mismo proceso.
– Voy a castigarte para mi placer.
Luego, me ordeno ponerle unas sandalias de vestir. Eran de diseño tremendamente elegante, de charol negro y tacon fino y muy alto. La puntera abierta dejaba ver unos dedos preciosos envueltos en seda negra, y la belleza de sus pies quedaba realzada al estar asi calzados. Hubiese deseado enormemente poder lamer el charol de sus sandalias, besar sus altos tacones y que me los introdujese en la boca, pero no me fue permitido.
Me ato las manos a la espalda y permaneci de rodillas ante ella.
– ..Nos lo vamos a pasa muy bien ..- comento con aire sarcastico
Cogio mis tetillas, y me puso unas pinzas en cada una. Solte un gemido de dolor, pero mi polla se puso dura como nunca, rezumando leche. Mi ama, indiferente a mi sufrimiento, me contemplaba retorciendome de dolor.
– .. Pobrecito…como sufren tus tetitas…a ver esta pollita…
Comenzo a tocarme el glande con sus dedos, me clavaba los tacones en el mismo y recorria la piel del glande indefenso con la punta de los tacones, causandome dolor y placer, mientras yo me debatia atado y arrodillado a sus pies intentando soportarlo y asi ser digno de ella.
Cuando se canso, por fin me libero de las pinzas, al tiempo que exhale un suspiro de alivio. Me ordeno levantarme y me ato los huevos con un cordel. Al ser atados, mis testiculos quedaron expuestos e hinchados
– Humm…estan como melocotones…- comento mientras me palpaba los huevos de uno en uno y separandolos entre si.
Se puso de pie. Me cogio los huevos y apreto fuertemente, hasta hacerme gemir de dolor. Sus uñas se clavaban ligeramente en la piel de mis testiculos. Volvio a apretarmelos, me hacia daño y yo trataba de contener los gemidos. Ella comenzo a caminar, atrayendome hacia si tirando de mis huevos. Yo la seguia dificultosamente, caminando encorvado, con su mano entre mis piernas agarrandome fuerte los huevos. Dimos un par de vueltas a la estancia.
– Muy bien, asi me gusta, vamos a dar otra vuelta – me decia
Yo tenia que seguirla como podia, ya que continuaba teniendo los pies atados, y ello me obligaba a dar pasitos muy cortos o saltitos, dependiendo de la urgencia de mi ama. Mi ama se detuvo:
– Creo que falta algo para que sea mas divertido
Mi ama saco de un mueble unos zapatos negros de tacon alto y fino, y me introdujo el tacon de uno en la boca, para que lo sujetara mientras me hacia andar de esta forma.
Seguimos paseando, tirandome ella de los cojones y manteniendolos siempre bien apretados. Repetimos este ejercicio varias veces.
– ¿Te gusta, esclavo?- me preguntaba, y me apretaba mas los testiculos. Y yo trataba de afirmar, entre gemidos, con la boca tapada por el tacon.
Todo mi cuerpo estaba empapado en sudor por el esfuerzo, intentando soportar el dolor de mis huevos apretados, y ademas debia concentrarme en que el tacon del zapato no se cayese de mi boca. Yo trate de estar a la altura de lo que mi ama requeria de mi, para ser digno de ella…El amaestramiento parecia interminable, hasta que mi ama dio por concluida la sesion. No me masturbo ni me permitio eyacular en ningun momento.
P.D: Me gustaria tener correspondencia con otros adoradores de la mujer como yo para intercambiar ideas y pensamientos. Por supuesto si alguna Domina quisiera escribirme me sentiria muy honrado.
Kenguerop kenguerop@yahoo.es
Autor: Anonimo
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