Mono amaestrado I. Un dulce culito ha llegado
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por summoner.
Gerardo es un vagabundo, o mejor dicho uno de aquellos sujetos que prefiere obtener dinero de manera gratuita y sin algún esfuerzo, si bien sabía hacer una variedad de trabajos rudos (albañilería, mecánica, fontanería, etc.) después de la rotura de su esposa había perdido el hogar que por años había tenido y ahora se encontraba en uno de aquellos lugares donde nadie presta atención a los hechos, una vecindad de cartón en alguna parte olvidada de la ciudad, siempre había sido un hombre alto, y a pesar de haber gozado de una constitución robusta durante su juventud, los años de matrimonio lo habían premiado con unos kilos de más, dando la pinta de un gigante, debido a que nadie en aquella pequeña vecindad lo conocía, las peticiones de trabajo mermaban y no veía ninguna otra forma de obtener sustento, de vez en cuando mendigaba en las calles pero lo que ganaba lo gastaba en alcohol y uno que otra botella de disolvente, su vida parecía perdida, y sin esperanza. Alcoholizado en ocasiones dormía en un parque donde la embriaguez lo dejaba al borde de la inconsciencia, pero para fortuna suya la vida le había preparado una gran sorpresa que aliviaría sus necesidades en más de una forma.
Cerca de las 11 de la noche el llanto de un chiquillo lo despertó de su sueño, con su mente un poco mas despejada se percato de lo que pasaba, aquel muchachito parecía perdido, lo llamó y le preguntó que le pasaba, y pudo confirmar sus suposiciones, aquel chiquillo estaba perdido, en lugar de conmoverse y hacer lo que mucha gente “buena” hubiese hecho en su lugar, una idea mejor le vino a la mente, la gente se conmueve mas por las familias, por los más indefensos, nadie supone que un hombre de 38 como el podría tener la necesidad de mendigar, pero un padre y su pequeño darían mas lastima, -Hey muchacho acércate tengo algo para ti, anda huele esto- tomo al chiquillo y sacando un trozo de tela empapado de disolvente lo coloco directamente sobre la cara del chiquillo-, al principio aquel chiquillo se esforzó para retirar aquella sustancia de su rostro, pero aquel hombre lo abrazo y lo sostuvo con fuerza, casi como si quisiera exprimirlo entre sus brazos, y le coloco con más fuerza aquel trozo de tela en la cara, después de un momento los movimientos del chiquillo se volvían más lentos y torpes, pero deseaba dejarlo bien dormidito, cuando por fin vio que no había ningún movimiento ni lucha por parte de su nueva mascota, decidió retirar el pedazo de tela, así pudo contemplar mejor las facciones de aquel muchachito, eran finas, delicadas, y su tez blanca lo hacían aun más atractivo, y una nueva idea surgió en su mente, no solamente se noto en la forma en como acariciaba las piernas de aquel chiquillo, o como metía su mano por debajo de su playerita para sobar su estomago suave y lampiño, sino también por la enorme erección que se le acababa de formar, coloco las nalguitas redondas de aquel chiquillo por sobre su miembro, y le dio un beso en la frente, después de unos minutos de caricias y de sobar aquel pequeño trasero por sobre su pantalón decidió partir con el chico a su casa, lo cocolo sobre su hombro y la noche los oculto de los ojos de los curiosos, parecía un enorme orco mitológico secuestrando a un enano de fantasía.
Casi al amanecer llegaron al hogar de Gerardo, coloco al chiquillo en un viejo tapete cubieto por cobertores viejos y de segunda mano, -Ahora si mi amor, estamos solos tu y yo- aquel chiquillo aun permanecía inconsciente, no porque los efectos de aquella sustancia hubieran durado tanto tiempo, sino porque cada vez que parecía despertar aquel gigante volvía a colocar el disolvente en el rostro de aquel chiquillo, durante todo el trayecto había mantenido su erección inicial, aunado a los días sin autosatisfacerse sus testículos parecían ansiosos por desparramar el semen contenido, empezó a desvestirlo, hasta dejarlo solo con su ropa interior, recorrió aquella tez blanca con sus manos, unas manos ásperas debido al trabajo rudo, y que parecían enormes pulmos rodeando aquel cuerpecillo semidesnudo, se bajo el pantalón y la ropa interior hasta las rodillas, y su miembro erecto, un pene bastante proporcionado, desde la base hasta la cabeza era bastante grueso, incluso la cabeza sobrepasaba la medida promedio de varios hombres, y la longitud alcanzaba los diecinueve centímetros, un hilo se semen brillo con la tenue luz de una bombilla alimentada por la energía de cables colgados clandestinamente, un leve quejido provino de aquel chiquillo, y esto éxito aun más a aquel gigante, como si aquel muchachito supiera lo que se aproximaba, como si deseara sentir aquel enorme miembro adentrándose en el, urgando su interior queriéndolo partir en dos, coloco aquel enorme miembro en los labios del chiquillo, abriéndole la boca con ayuda de su mano ya que la cabeza era del mismos tamaño que aquella cavidad, y al introducirla ésta lleno toda la boca del muchachito sin ni siquiera introducirla toda, poco a poco fue metiendo lo que restaba de su órgano sexual, y aquel chiquillo parecía ahogarse en medio de su inconsciencia, hacia pequeños movimientos con el torax, como queriendo sacar de su garganta aquello que se introducía y salía una y otra vez, asfixiándolo, tomo aquella pequeña cabeza y se acomodo sobre aquel chiquillo haciendo un 69, la complexión de aquel hombre se sobreponía a la de su amante, como si su cuerpo quisiera engullir al chiquillo, aquel hombre hacia movimientos lentos con su cadera, pues sabia que si se dejaba llevar por aquella sensación tan placido no podría disfrutar aquella boquita por mucho tiempo, y también para evitar el rose de aquellos dientes con la piel de su verga. Le retiro la ropita interior y le separo las piernas para contemplar aquel hermoso orificio, contrastaba con su piel, una pequeña abertura ligeramente mas morena que el resto de la piel, unos escrotos perfectos y un pene flácido y sin circundar, poco a poco aquel chiquillo tomaba mas conciencia de lo que sucedia y se movia con mayor fuerza, pero aun asi, debilitado por los efectos de la droga, aquel hombre colocó su rostro en aquellos hermosos genitales y recorrió con su lengua cada parte de ellos, incluidos los muslos, pero puso mayor énfasis en el ano, por mas precausion que tomo y lo lento de sus movimientos, al estar oliendo aquella pequeña zona erógena, sus ganas no pudieron contenerse y solto el chorro acomulado de semen que tenia, una gran parte llego hasta el estomago de aquel chiquillo alimentándolo después de un día sin consumir alimentos, por unos instantes aquel gigante dejo caer todo su peso sobre su presa, sus enormes muslos cubrieron la cara de aquel chiquillo, aquel gigante jadeaba mientras lamia las piernas de aquel chiquillo, con cada jadeo introducía un poco mas su verga en aquella cavidad, cuando sintió que el ultimo chorro de semen había quedado hasta las tripas del chiquillo se levanto, retiro su miembro de la boca del chiquillo y limpio su verga en el rostro de su nuevo mono quien balbuceaba y decía cosas sin sentido mientras sus ojos estaban en blanco, lo acomodo ahora boca abajo y paso su enrome verga por aquellas nalguitas, coloco la enorme cabeza en aquel dulce ano e intento introducirlo, pero el diámetro era tan grande que le costo trabajo introducirla, -me uele- dijo por fin el chiquillo, a lo que aquel gigante tomo en forma de burla –claro que te huele, es tu culo, como no te va a apestar, jajajaja- volvió a colocar su miembro en aquella pequeña abertura y ejerció mayor presión para poder introducirlo sin éxito alguno –me duele, me duele- empezaba a murmurar aquel chiquillo, -no mames lo tienes bien cerradito putito, ya verás que aunque te duela te va a gustar, además papi necesita una buena cojida- le escupió en el ano esperando que fuera más fácil de introducir, e hizo un nuevo intento con mayor fuerza, logrando introducir la mitad de la cabeza del pene, aquel chiquillo se quejaba sordamente, y sollozaba, mientras repetía una y otra vez un “no, por favor, papi ayúdame”, tomo a su mono de la cintura y lo arrimo más a su miembro, logrando deslizarlo por aquella pequeña y humeda cavidad, el chiquillo abrió los ojos de par en par e intento liberarse, alejarse de aquel intenso dolor, pero lo único que lograba eran movimientos reptantes, que aumentaban el placer de aquel hombre –Así mami, muéveme ese culo- si con la boca había guardado moderación con sus movimientos, no era el caso de esta delicada cavidad, novia sus caderas como loco, como si quisiera despedazar a aquel chiquillo solo con el poder de su verga, aquel chiquillo empezaba a tomar mayor conciencia y sus sollozos y quejidos de dolor aumentaban el volumen, -jajajja no grite, y aguante mi verga, ya se que le gusta pero moderese jajajajaja-, levanto al chiquillo y cargándolo mientras lo continuaba ensartando, busco una botella de disolvente, y lo hecho en uno de sus ropa interior, un calzoncillo usado y sin lavar de una semana, -ándele huélale pa que no chille y me deje acabar tranquilo- se lo coloco en el rostro para dejarlo nuevamente aturdido, pero no inconsciente. Sus embestidas eran duras, profundas, sin mostrar ni una sola gota de compasión, esta primer experiencia dejaría secuelas en los esfínteres de aquel joven ano, los lesionaría de tal manera que aquel chiquillo perdería la capacidad para cerrar su ano a voluntad, pero a aquel gigante poco le interesaba lo que pudiera sucederle a aquel hermoso culo la suavidad, la calidez y humedad eran perfectas, como si aquel culito hubiese estado destinado desde el nacimiento a su verga y esa idea aumentaba mas su morbo y la excitación que lo invadía
Decidió entonces no volver a drogar al chiquillo, para poder disfrutar mejor, aunque claro, su enorme miembro ya había hecho las cosas mas simples, dilatando aquel anito hasta su limite y mas allá, sacudia el cuerpo de aquel chiquillo de forma brusca, solo para que su verga rosara mejor aquellas nalgas, hasta que por fin el momento maravilloso sucedió, y una eyaculación, mucho mas larga y placentera que la anterior inundo las tripas de su muñeca sexual, le dio tres nalgadas, lo suficientemente fuertes como para dejar la marca de su mano en ellas, se quito la agujeta de sus viejos tenis y amarro las manos y pies de su mono, tomo un calcetín del mismo montón de ropa de donde había sacado su calzoncillo, y lo metió dentro de la boca para evitar que lo delatara, estaba satisfecho, casi orgulloso de lo que había hecho, pero el sueño lo invadía, se acosto con aquel chiquillo entre sus cobijas viejas, -Hoy me has hecho muy feliz, eso es lo que quiero de una putita como tu, y de ahora en adelante yo seré tu papi- acomodo a su mono con las nalgas en su verga y lo abrazo acercándolo a su enorme cuerpo, asi si tenia una erección lo penetraría una y otra vez hasta saciarse, y así sucedería.
Al día siguiente, volvería a mendigar con su nuevo hijo, pero esta vez la gente fue mas generosa que antes.
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