Mono amaestrado II. Educando al mono
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por summoner.
Todo eso para conseguir algunas cuantas monedas al día, nada de lo que conseguía era para él, sino para su dueño, el hombre que lo había encontrado y lo había adoptado como una especie de mascota, y este gigante lo recompensaba poniéndolo a mamar su enorme miembro si llegaba con una buena suma de dinero o lo castigaba dándole una golpiza y una culiada que casi lo dejaban al borde de la inconsciencia, cosa que disminuía los ingresos ya que debía de dejarlo amarrado de pies y manos, encadenado con una cadena de perro que había comprado pensando en el, hasta que su salud mejorara un poco y nuevamente pudiera salir a seguir mendigando más dinero para su amo.
La existencia de aquel chico se había vuelto un infierno para él y un delicioso paraíso para Gerardo, en una ocasión intento escapar, había sido una noche, después de que aquel Gigante ebrio le había dado una tunda por solo haber traído unas cuantas monedas, -Estás pendejo, crees que con esta miseria voy a poder comer y comprarme mi botella, tú porque te tragas mis sobras pero yo si necesito comer imbécil- le propino unas fuertes cachetadas y empezó a desnudarlo, aquel chiquillo empezó a gritar intentando inútilmente pedir ayuda, , aquel chiquillo le pedía perdón le decía que se esforzaría mas y que traería dinero a la casa, -No por favor papá, prometo ya no volverlo a hacer- pero a aquel gigante no le interesaba, quería no solo que aprendiera su lección, deseaba torturarlo, disfrutaba hacerlo, disfrutaba ver su expresión de miedo, su llanto la forma en cómo le suplicaba, había entrenado a aquel jovencito a no llamarlo señor sino papá, cosa que al principio el jovencito no había querido pero después de una buena violada de culo había aprendido su lección, -Haber si con esto aprendes pinche pendejo- Gerardo que ya antes le había propinado unas buenas palizas se quito su calcetín, y con cinta adhesiva se lo coloco dentro de la boca y lo sello aquel chiquillo luchaba desesperadamente con brazos y piernas para poder impedir lo que se avecinaba pero la diferencia de fuerzas era monumental, aquel jovencito sudaba y derramaba lagrimas de imponencia para impedir que su captor lo desnudara lo amordazara y lo colocara boca abajo,
En cambio Gerardo con solo el poder de sus brazos lo movía a su voluntad como un pequeño muñequito, una vez que lo había puesto en aquel piso sucio tranquilamente se sentaba en la espalda de aquel chiquillo contemplando aquellas nalgas redondeadas y un poco flacuchas por la alimentación tan pobre a la que lo mantenía, aquel jovencito y no luchaba, sentía las enormes nalgas de aquel gigante en su espalda, aplastándolo, cortándole el aire, sentía como aquel hombre pasaba su miembro sobre sus glúteos, sintió la primer nalgada fuerte y rápida, sintió como aquella mano se aferraba a su glúteo derecho y lo apretaba con fuerza, intento moverse pero aquel hombre sentado sobre el dio un enorme brinco sacándole el aire, aquel chiquillo sabía que si intentaba escapar nuevamente volvería a brincar sobre el, la sensación de asfixia era desesperante, y no tuvo otra opción que dejarse nalguear, sus nalgas se ponían cada vez mas rojas, aquel gigante emitía gemidos e insultos, sintió como metía sus dedos en su ano, ya sabía que debía relajarse para evitar un dolor mayor, otra nalgada y posteriormente otra metida de dedo, oía como aquel hombre escupía y le embarraba saliva en su culo, aquel gigante se levanto de su cómodo asiento y tomo al jovencito de la cadera, y de una embestida le ensarto aquel enorme miembro, si bien aquel chico intentaba estar lo más relajado posible era imposible no ser desgarrado por aquel enorme miembro, aquel chiquillo gritaba mudamente mientras que aquel enorme miembro entraba en lo mas profundo de su colon, lo cogió solo 10 minutos antes de quedar dormido,
Aquel chico pensó que esa era su gran oportunidad, aun con la verga dentro de su culo se movió con cautela, un plop indico que se había separado de su captor en medio de la confusión vislumbro la puerta y se echo a correr para poder salir, se encontraba en la calle desnudo, no había nadie y corrió con todas sus fuerzas, volteo a ver aquella cárcel y se percato que aquel gigante venia tras el, intento quitarse la mordaza pero era inútil, corrió aun mas rápido pero aquel hombre lo alcanzaba sin el mayor esfuerzo, aquel chiquillo debería de haber visto solo hacia enfrente, pero aun así no hubiera podido escapar y una piedra interrumpió su camino, callo al suelo se levanto y echo a correr nuevamente, pero aquel hombre lo había alcanzado con una fuerte patada lo volvió a tumbar en el suelo, -crees que puedes escapar de mi puta, crees que te dejare ir tan fácilmente- le dio un puñetazo en la cara, y aprovecho que se encontraba denudo para apretarle aquellos pequeños testículos, se abalanzó sobre el y en medio de aquella calle empezó a bésalo, lamerlo y morder su cuerpo, se bajo la ropa interior y la coloco en la entrada de aquel culito, se la metió de una buena vez, así sin emplear saliva ni nada para lubricarle, después de todo ya debería de estar acostumbrado ese ano,
Se acerco a su oído mientras el enorme estomago de aquel hombre se posaba sobre el cuerpo de aquel chico y le dijo –nunca podrás escapar de mi, y te cogeré en la calle para que veas que nadie vendrá a ayudarte- comenzó con sus embestidas, fuertes, suaves, sacaba su verga y la volvía a meter, lo hacía tanto como para aumentar la excitación que sentía en su enorme verga como para causarle dolor y humillación a aquel chiquillo, a su monito amaestrado, aquel chico no entendía como nadie se podía percatar de lo que estaba pasando su rostro se lleno de lagrimas, y estas lograron que se desprendiera un poco el pegamento de la cinta que rodeaba su boca, pero aun así no era los suficiente como para lograr quitársela, Gerardo parecía poseído, cogía con fuerza aquel culito aquel pequeño ano hacia un anillo de carne alrededor de aquel miembro un anillo que salía cuando aquella verga se deslizaba hacia afuera y se escondía en aquel recto cuando se la metía, y después de varios minutos que parecían horas aquel miembro se contrajo y eyaculo una nueva dotación de semen a aquella cálida colita, aquel chico sintió cada una de aquellas contracciones uretrales y sintió como su ano volvía a llenarse de aquella tibia leche que lo alimentaba de vez en cuando,
Aquel gigante aparentemente había terminado, se levanto del suelo con aquel muchachito aun no había terminado, lo levando del piso y como si fuera su posición favorita se fue con el ensartado con su verga nuevamente a su dulce hogar, ahí lo volvió a coger nuevamente paracia que aquel hombre no tenia agotamiento, le arranco de un tiron la cinta que tenia aquel chiquillo y lo obligo a mamarle la verga, entre lagrimas y sollozos no tuvo otra opción que seguir ordenes, aquel muchachito se atragantaba con aquel enorme trozo de carne, era bastante grande y grueso, y era prácticamente sorprendente como podía entrar algo tan grande en aquellas pequeñas cavidades,
Su garganta se lleno de un liquido espeso y grumoso, sintió las mismas contracciones de aquel enorme animal en su boca –eso es puto mono, sigue mamandome la verga, que te voy a coger de aquí hasta que amanezca- aquel chiquillo no podría creer que aquella promesa fuera cierta, no quería que le volviera a meter, e instintivamente se la chuopo, pensando erróneamente que si eyaculaba en su boca, Gerardo disfruto de cómo aquel chiquillo intentaba desesperadamente ofrecerle placer, y lo dejo que creyera que mamándole la verga detendría sus cogidas, después de dos eyaculaciones mas en la boca de aquel chiquillo lo sento en sus piernas y le dijo –me encanta como me lo mamas, pero no hay nada que se compara a destrozarte tu rico y sabroso culo- le separo las piernitas y lo obligo a dar un sentón sobre su eternamente erecto miembro, aquel chiquillo volvió a retorcerse y a llorar, y para aumentar el dolor de aquel culito empezó a meterle un dedo con su verga adentro, como si el tamaño de aquel enorme miembro no fuera suficiente como para generar un enorme dolor en el culo de su victima, quería literalmente abrirlo en dos,
Y le hizo una promesa a su pequeña mascota, con aquella voz gruesa y srena –Mi hermoso culito, te prometo que cuando me canse de ti, te dare una cojida mejor que esta, y que te iras de este mundo con una buena dotación de leche en tu colita-, Gerardo no durmió en toda esa noche cogio a su pequeño mono mascota una tras otra, desde entonces cada vez que salía a algún sitio lo dejaba amarado y bien amordazado.
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